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- A propósito del estreno de su colección primavera-verano 2022, el diseñador de moda ítalo-venezolano conversó en entrevista exclusiva con el equipo de El Diario sobre su vida, su historia, los momentos que marcaron su carrera profesional y sus proyectos a futuro
Colores, círculos, estampados y texturas posan en distintos modelos. Sobre el escenario de la Quinta Esmeralda, en Caracas, desfilan vestidos de lentejuelas, chifón y seda. Es la colección primavera-verano 2022 Canto a Caracas. Las miradas posan sobre los 120 modelos. Los observan personalidades del entretenimiento venezolano. Del fondo del recinto sale vestido de traje blanco y azul el creador de las piezas: el diseñador de modas Giovanni Scutaro.
Esa es la más reciente de sus 268 colecciones, las cuales ha presentado a lo largo de sus más de 35 años de trayectoria profesional. Su firma ha estado en 16 países, con presentaciones continuas por siete años consecutivos. Giovanni Scutaro “sabe bien dónde está parado”. Su estampa y su sello han quedado plasmados en la historia del país y en momentos que gran parte de los venezolanos mantienen consigo en el imaginario colectivo de las décadas de los años 1990 y 2000.
Detrás de esa figura sonriente y aplaudida por la multitud se esconden historias. Para la nostalgia también hay cabida. Sus padres fueron, en vida, las primeras personas que le aplaudían en primera fila durante sus desfiles. La familia, la religión y las “energías” marcan su vida y su día a día. Del seno de su familia italo-venezolana heredó una serie de buenas prácticas y costumbres que no ha abandonado con el tiempo. Scutaro se considera una persona sencilla y humilde: “no me siento más que nadie”, destaca.
Los primeros bocetos de Giovanni Scutaro
Tuvo una abuela que fue “implacable”. Ella le decía: “cuando usted sienta que los pies no están en el piso, busque tocar el suelo. Eso es muy importante, estar aterrizado todo el tiempo”. Nació en San Cristóbal (Táchira) y de niño se mudó a Caracas. En esa ciudad, que vivía una etapa de pleno apogeo económico y democrático, creció Giovanni Scutaro.
Vivió en una familia de clase media. De su infancia conserva tres juguetes que le quedaron: un perro, un gato y un caballo. Una anécdota viene a su mente al hablar de esos años. “Siempre me gustaba que me disfrazaran en carnavales y toda la vida quise un traje de Superman. El día que lo estrené, lo rompí por lo gordo que era; siempre lo recuerdo. Era un niño de siete años de edad y lloré muchísimo con mi traje roto, que luego tuvieron que coser. Es un traje que aún conservo”, narra Giovanni Scutaro.
Su niñez transcurrió entre viajes y miradas hacia lo que ocurría a su alrededor. La moda del momento lo inspiró y de allí nacieron sus primeros bocetos. Scutaro siempre trataba de andar “de punta en blanco” con algunos diseños hechos por él mismo.
Bordando un futuro
“¡Muy difícil!”, así catalogó su juventud luego de que decidiera dedicarse de lleno a la confección y el diseño de modas. “Fue difícil porque soy el único hijo varón y en esa época decir que ibas a ser diseñador de moda implicaba que fueras gay. Para mi papá eso fue una condena. Él me dio la espalda”, sentencia en entrevista para El Diario.
En su adolescencia, impulsado por los consejos de sus padres de formarse en un área “productiva”, estudió Administración en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Egresó a los 21 años de edad. Luego de graduarse, se fue a hacer un máster en Finanzas en Milán (Italia); pero no lo hizo.
En su lugar, se puso a estudiar Diseño de Modas, que era lo que verdaderamente le gustaba, en el Instituto Saint Michelle. En una ocasión, su padre llegó a visitarlo y se encontró con sus bocetos. Él intentó convencer a Giovanni de regresar a Venezuela, pero este se negó. Desde entonces debió emprender su vida de adulto en solitario. Sin la ayuda económica de su familia.
“Aprendí a que hay que educar. A mí me tenían que querer por lo que yo era y no por lo que querían que fuera. Y así fue”, agrega Scutaro. Su papá aceptó su carrera y su vida en el momento en que la firma Giovanni Scutaro se hizo famosa y reconocida. “Allí me dijo, quiero que regreses a la casa”, comenta el diseñador.
La incesante búsqueda de la perfección
De esa juventud Giovanni conservó la alegría, los buenos momentos y el carácter de su abuela. Ahora busca la perfección en cada pieza. “Con mi trabajo soy muy estricto. El primero en castigarme soy yo. El primer crítico de mi trabajo soy yo. He mandado a desarmar vestidos que no me gustan. Eso me ha ayudado mucho porque sé dónde debo estar parado y aprendí muchísimas lecciones”, destaca Scutaro.
Su día a día comienza en el gimnasio. Comenta que, luego de haber pesado hasta 120 kilos, su prioridad es él mismo y su bienestar. “Llegó un momento que no hacía más que trabajar y descubrí que no tenía tiempo para mi. ¿Y yo para cuándo?”, se cuestiona. Luego va al atelier, chequea lo que está en producción y revisa lo que está pendiente por entregar.
De su familia, profundamente católica, heredó la manía de rezar y agradecer cada vez que puede. Giovanni Scutaro cree en “la energía” y se considera “rezandero”. Es devoto de santos como San Miguel Arcángel y Santa Bárbara, dos de sus protectores. Con su hermana, una “angeóloga”, ha podido canalizar sus energías en días de tempestad. Luego de un día como este 24 de mayo, donde las energías de las personas en la noche andan de un lugar a otro, llega a su casa, se baña en sal marina, prende incienso y “limpia su aura y su cuerpo”.
Vestir al presidente Carlos Andrés Pérez, el despegue de la firma Scutaro
En el año 1988, en Venezuela, con dos títulos en mano, Giovanni Scutaro estaba listo para iniciar su carrera. Empezó con la moda masculina. Sus flux entraban en un mercado demandante en el que predominaba el formalismo como forma de vestir. Por recomendación llegaría a crear una línea de chaquetas durante la campaña de un político adeco que buscaba un segundo mandato.
En ese momento, en que la fama tocaba su vida, fue que recibió el perdón de su padre, comenta el diseñador. Giovanni continuó su tarea de educar, en un contexto marcado por el machismo, la religión y el sectarismo político. “Desde ese momento mi papá se hizo mi fan número uno. Ya mi papá se fue pero él estaba en primera fila en mis desfiles. No decía nada pero recortaba todas las notas de prensa de mí y las colgaba en su oficina”, completa.
De a poco fue ahorrando, lo que le permitió abrir sus boutiques en la década de 1990 en el Centro Comercial Ciudad Tamanaco (CCCT) y el Centro Comercial Sambil. “A mi nadie me dio nada”, sentencia Scutaro. Su sueño era tener una tienda de dos pisos. Y lo cumplió.
El Sambil y el inicio de la moda femenina
“Luego de montar la tienda en el Sambil me digo: ‘qué hago aquí porque esto es muy grande’. Pensé y decidí que el primer piso sería de dama. Arranqué haciendo la sastrería para ellas, pero eso no tuvo éxito. Descubrí que la mujer quería un traje de fiesta, un vestido. Al ver esto, retiré todo lo que estaba haciendo y comencé a hacer todo lo que hacían mis colegas, trajes de novia, cócteles y de boda”, explica.
Giovanni Scutaro se dio cuenta de que tenía un mercado creciente que solo poco más de cuatro diseñadores tenían copado. Entendió que “las mujeres son las que más gastan” y a esa idea se le unió la de crear una musa a la que todos miraran con sus diseños.
De jurado a diseñador del Miss Venezuela
En los años 1990, Scutaro se topó con Osmel Sousa. Ese hacedor de misses lo llevaría al certamen de belleza más importante del país. En 1992 fue jurado del Miss Venezuela. A su lado estuvo la cantante cubana Celia Cruz. “No lo podía creer, me sentía en las nubes. Nos hicimos súper panas, era una señora encantadora, echadera de broma”, recuerda.
Desde entonces y, ante los buenos ratos, le agradaba acudir a seleccionar a la soberana de la belleza nacional. Scutaro menciona que es el único diseñador que estuvo 10 veces de jurado. Y en la primera década de los 2000 empezó su línea de damas y comenzó formalmente a vestir a candidatas al Miss Venezuela.
Recuerda esos años como una época de glamour, en el que “el Poliedro se vestía de gala” para grandes eventos. “Hoy en día ya no es nada de lo que era antes. Fue una época bellísima, de luces. Ahora no es lo mismo, por eso en estos últimos años no me ha interesado estar en el certamen”, relata. En total, estuvo cerca de 25 años relacionado con el Miss Venezuela.
Vestir a Hugo Chávez, “el presidente de todos los venezolanos”
A finales de la década de 1990 llegó, persuadido por José Vicente Rangel, a vestir al presidente Hugo Chávez. “Tienes que ayudarme porque es el presidente de todos los venezolanos”, le decía el político de izquierda. Scutaro se negaba al comienzo, pero luego de la insistencia, aceptó. “Le dije, bueno, tienes razón, fue a quien eligieron, hasta mi familia”, revela.
En su momento, cuando vistió a CAP, Giovanni Scutaro se sentía cómodo, pues estaba consciente que iba a ganar. Con Chávez fue distinto, pero al final, al igual que una parte de los venezolanos de la época, cayó atraído por la cercanía con la que le hablaría el mandatario militar.
Trabajó dos años para Chávez, los dos primeros años de su gobierno, pues al ser militar, le interesaba poco “andar bien vestido”. Contra eso trató de luchar el diseñador, para que el mandatario estuviera presentable en sus giras internacionales, por ejemplo. El presidente debía demostrar que representaba al país y no solo a una persona. Al final lo entendió.
En una de esas breves jornadas de trabajo Scutaro aprovechó para brindarle sus buenos deseos ante el presidente que buscaba dar un giro en la manera de hacer política en el país. “‘Ojalá lo hagas tan bien, porque mucha gente está creyendo en tu proyecto’. Yo no creo en él, se lo dije de plano, pero mucha gente sí. Me dijo: ‘dame la oportunidad’, y ya sabemos lo que pasó después”, le dijo Giovanni Scutaro a Hugo Chávez.
La llegada del nuevo siglo y la materialización de sus musas
Recuerda a Dayana Mendoza, Miss Venezuela 2007 y Miss Universo 2008, como una de las misses favoritas a las que ha vestido. Su musa en carne y hueso. “Osmel me dice: ‘de dónde sacaste a esta niña’. Yo le dije que ella era modelo, trabajó en Milán y estuvo cinco años trabajando conmigo haciendo campañas”. Scutaro estaba consciente de que cuando Osmel “le ponía el ojo a una candidata, era porque iba a ganar”.
A pesar de que a Mendoza no le gustaba ese mundo de fijador, maquillaje y vestidos, la convenció y ganó. “Ella para mí fue una reina emblemática porque era renuente a todo ese mundo”, así recuerda Giovanni Scutaro a Dayana Mendoza, a quien considera una “muy buena amiga”. Al igual que las reinas de belleza y los mandatarios nacionales, Scutaro también ha vestido a otras personalidades del entretenimiento en la región.
En todo momento busca trabajar en proyectos que lo hagan “soñar y crear”. Así nacieron sus últimas colecciones, Esperanza y Canto a Caracas que presentó este año 2022, las cuales ha catalogado como dos de las más exitosas de su carrera. Su logro más importante ha sido el obtener el “respeto de la sociedad”.
Ahora que está cosechando su éxito, espera poner en marcha otra colección de ropa para niños, que espera estrenar a mediados de 2022, así como el estreno de un perfume. Su enfoque de trabajo, por ahora, es social, por lo que busca crear espectáculos junto con organizaciones benéficas, como Fundavida.
El diseñador de moda considera que, a diferencia de cómo era la dinámica de trabajo en la industria en su juventud, ahora cree que hay mayor sinergia y mayores oportunidades de trabajo. A pesar de eso, la labor de Giovani Scutaro no ha terminado. “Siempre hace falta algo, el día que no haga falta nada estaré muerto”, dice. A pesar de que ha dado pasos fuera del país, su firma y su vida están arraigadas a Venezuela, el país que resguarda con regocijo su historia y trayectoria profesional.
Ese hombre sonriente que posa entre las misses ya hizo su trabajo. Pasadas las 10:00 pm los aplausos por su colección primavera-verano inundan la Quinta Esmeralda. Giovanni Scutaro se retira, no sin antes agradecer y persignarse ante un nuevo éxito. “Yo creo que el diseñador nace en el momento en que tú sin ver la marca lo reconoces. Yo he logrado eso, que cuando la gente se ponga un vestido de mi firma diga que es Scutaro”, resalta el diseñador.
