- El reporte de la Red de Mujeres Constructoras de Paz indicó que, a pesar de haber mejorado la disponibilidad de anticonceptivos en las farmacias, la mayoría no lo usa, bien sea por desconocimiento o falta de recursos económicos. Una situación similar ocurre con los productos de higiene menstrual
En Venezuela, además de los problemas comunes de toda la población, las mujeres presentan serias dificultades para llevar una vida sexual y reproductiva saludable. También se encuentran bajo un contexto en el que carecen de recursos para la gestión de su menstruación ni cuentan con herramientas de educación sexual integral. Estas fueron algunas de las conclusiones a las que llegó la Red de Mujeres Constructoras de Paz, organización promovida por el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), en su más reciente trabajo.
En su reporte Mujeres que resisten: Sobrevivir a una Venezuela en crisis, publicado a comienzos de noviembre de 2022. Allí analizan la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran las venezolanas en temas como salud sexual y reproductiva, estereotipos y violencia de género. También la participación de las mujeres en la política y acceso a la educación. Para ello, realizaron una encuesta a 936 mujeres en 13 estados del país.
El estudio reveló que solo el 26,6 % de las venezolanas tiene acceso a anticonceptivos. Esto contrasta con los datos de 1998, donde el 84 % de las mujeres tenía acceso a estos fármacos. 67 % los compraba en farmacias, mientras el 17 % los obtenía gratuitamente en instituciones públicas.
Sin existencias
Los datos de la encuesta sugieren que al menos 70 % de las mujeres venezolanas no utiliza ningún método anticonceptivo. Si bien la responsabilidad de cuidarse debe tomarse conjuntamente con la pareja, esto pone a muchas mujeres en riesgo de un embarazo no deseado o contraer alguna infección de transmisión sexual (ITS).
Del grupo más joven, de 18 a 24 años de edad, 6 de cada 10 encuestadas indicó que toma medidas para evitar embarazos. En el segundo grupo, de 25 a 44 años de edad, 39,6 % usa anticonceptivos. De las mayores de 45 años, solo el 6,6 % dijo usarlos todavía. Por región, en el oriente y occidente venezolano es donde las mujeres tienen menos acceso, mientras que en los Andes y el centro hay un poco más de disponibilidad.
El estudio contextualiza este poco acceso a los anticonceptivos en el marco de la escasez general de medicamentos que sufrió Venezuela a partir del año 2014. De acuerdo con la Federación Farmacéutica de Venezuela, el desabastecimiento de anticonceptivos fue de 45,2 % en 2015 y llegó al 90 % en 2017. “El problema trasciende la disponibilidad de anticonceptivos. La falta de una política integral para la atención sexual y reproductiva es lo que realmente afecta a las mujeres”, aclara.
Pobreza menstrual
En muchos países, el acceso a productos para las personas menstruantes debe estar garantizado. Escocia fue pionero en legislar para volverlos gratuitos, mientras otros como Canadá, Nueva Zelanda o México contemplan exonerarlos del impuesto al valor agregado (IVA). Sin embargo, autoridades como Unicef advierten que las mujeres de países con niveles socioeconómicos bajos son propensas a sufrir dificultades para mantener su higiene, lo que se conoce como pobreza menstrual. Venezuela es uno de esos casos.
“Muchas mujeres durante su fase menstrual llegan a la disyuntiva de elegir entre comprar alimentos o adquirir un producto para gestionar su sangre menstrual”, acotó.
Debido a la precariedad de los métodos utilizados, los cuales no están diseñados para contener el flujo menstrual, muchas mujeres son vulnerables a sufrir discriminación y burlas por esa situación. Esto hace que algunas decidan no ir a la escuela o al trabajo cuando están en esa fase de su ciclo.
Falta de educación
A pesar de que en la actualidad el 45 % de las encuestadas reconoce que los anticonceptivos se pueden conseguir fácilmente, la brecha entre esa cifra y las mujeres que no los utilizan sigue siendo abrumadora. Esto en parte por la pérdida de poder adquisitivo que impide comprarlos aunque estén disponibles, pero también ocurre por factores culturales y educativos.
La encuesta indicó que el 70 % de las mujeres admite haber recibido algún tipo de educación sexual en algún momento de su vida, principalmente de familiares o conocidos. Sin embargo, acotaron que jamás vieron programas gubernamentales sobre la materia y que complementen la información básica impartida en la escuela. Tampoco es despreciable el 30 % que dijo jamás haber recibido ningún tipo de educación sobre cómo prevenir un embarazo o ITS.
“Si las mujeres no cuentan con una educación sexual de calidad, difícilmente podrán conocer cuál método anticonceptivo se adapta a su realidad y es mejor para su planificación”, advirtió.
Esto no solo se limita a su salud sexual. En muchos casos, las mujeres no reciben un acompañamiento adecuado de ginecólogos y obstetras que les permitan comprender los procesos de su embarazo y parto. Por otro lado, muchas tampoco disponen de herramientas para actuar en caso de sufrir o presenciar un acto de acoso o violencia de género. En resumen, para el Estado venezolano hay una enorme deuda con las mujeres, que representan el 50,84 % de la población.