• El incendio en East Palestine provocó la liberación en el aire de sustancias altamente tóxicas, como fosgeno y cloruro de vinilo. Aunque las autoridades afirman que la situación está bajo control, la preocupación latente recae en las consecuencias que podría tener sobre el medio ambiente en el futuro

Mientras en el norte de Estados Unidos, muchos de sus habitantes miran al cielo en busca de ovnis, en East Palestine, un pequeño pueblo al este del este de Ohio, lo hacen con preocupación. Una enorme columna de humo cubrió la zona a principios de febrero, luego de que incendiara la carga de un tren accidentado. Pero más allá del riesgo, ya superado, de una explosión, hay un temor latente por la consecuencia que dejó: la contaminación con sustancias altamente tóxicas.

Aunque todavía no se ha podido cuantificar su magnitud, varios medios de comunicación ya consideran lo ocurrido en Ohio como uno de los mayores desastres ambientales que ha sufrido Estados Unidos en los últimos años. La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) y la Agencia de Protección Ambiental (EPA) ya iniciaron una investigación para determinar el alcance del accidente y las respectivas responsabilidades.

Por el momento, EPA reconoció que ya el incendio en el tren fue controlado, pero en el proceso se liberaron químicos nocivos como el cloruro de vinilo. Muchos investigadores temen que esto pueda tener consecuencias en el futuro para la población, así como para la fauna, flora y cuerpos de agua locales. Sin embargo, la agencia aseguró que los niveles de toxicidad en el aire están dentro de los parámetros normales.

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¿Qué pasó?

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Foto: Cortesía

La noche del 3 de febrero, un tren de la empresa Norfolk Southern, transportaba químicos y combustibles desde Madison (Illinois) hasta Conway (Pensilvania). En el trayecto, se descarriló cerca de East Palestine, un pueblo de alrededor de 5.000 habitantes, pero que está a 80 kilómetros de la ciudad Pittsburgh, y cerca de la frontera entre Ohio y Pensilvania.

De acuerdo con la agencia AP, de los 150 vagones del tren, al menos 50 se salieron de la vía, chocando entre sí y quedando completamente destruidos. Unos 20 de esos vagones estaban cargados con cloruro de vinilo, mientras los otros llevaban acrilato de butilo, residuos de benceno y combustibles. 

La mezcla de gases produjo un fuerte incendio con riesgo de provocar una explosión. El gobernador de Ohio, Mike DeWine, declaró el lugar en estado de alerta y las autoridades comenzaron la evacuación de los habitantes de todas las áreas residenciales cercanas. De hecho, por lo que se puede apreciar en las imágenes del accidente, los vagones se descarrilaron a tan solo unos metros de una calle transitada.

¿Cuál fue su impacto?

Para prevenir una explosión, las autoridades decidieron realizar una fuga controlada de los gases contenidos dentro de los vagones. Así, estas sustancias fueron liberadas en la atmósfera, con aparente supervisión de los organismos estatales. De allí la inmensa columna de humo que, durante días, se vio en el cielo del poblado.

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Mientras se realizaban los trabajos de extinción del incendio, la EPA inició las labores de prevención ambiental. Esto implicó cubrir los arroyos cercanos para evitar que los químicas precipitaran en el agua. También mantener un monitoreo constante de los niveles de contaminación en el aire, casas y árboles. Por otro lado, se alertó a los reservorios de agua que se alimentan de cauces cercanos a la zona para que evaluara su pureza antes de pasar al consumo humano o industrial.

La labor era a contrarreloj. No solo por la cantidad de partículas liberadas en el aire, sino también por su impacto económico. East Palestine es un punto clave para las rutas ferroviarias, el cual conecta con diferentes ciudades como Pittsburgh, Madison o Lisbon. Aunque en su momento contó con varias industrias, actualmente el pueblo se mantiene principalmente por la agricultura, siendo reconocida como ciudad verde por la Fundación del Día Nacional del Árbol.

Daño ambiental

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Foto: Cortesía

En esa nube de humo producida, la EPA reconoció la presencia de cloruro de vinilo, un gas incoloro y altamente inflamable. Este es uno de los componentes fundamentales para la elaboración de policloruro de vinilo (PVC), un material común para la construcción. Sin embargo, en ese estado, es altamente inestable y tóxico. Su exposición prolongada puede producir alteraciones en el sistema circulatorio, nervioso, piel, hígado y bazo, además de ser un potente cancerígeno.

Pero no fue el único químico liberado. Se detectó la presencia de fosgeno, el cual se emplea para la creación de plásticos y pesticidas. Aunque por sí solo es un gas venenoso que se usó como arma en la Primera Guerra Mundial. También cloruro de hidrógeno, un gas corrosivo, tóxico y denso. Además, la quema prolongada de combustibles produjo emisiones de otros gases como butilo, acrilato de 2-etilhexilo y éter monobutílico de etilenglicol.

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El 12 de febrero, EPA hizo una inspección del aire en East Palestine y locaciones cercanas, afirmando que era respirable. Indicó que no se habían encontrado rastros de cloruro de vinilo ni cloruro de hidrógeno. Solo advirtió a los residentes que podrían seguir percibiendo olores extraños por algunas semanas.

Aun así, las preocupaciones siguen latentes. La decana de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Washington, Lynn Goldman, declaró a AP que el problema no está tanto en los vapores de la quema, sino en las partículas que permanecen suspendidas en el aire. Indicó que estas podrían provocar a largo plazo problemas respiratorios si no se toman medidas.

Todo bajo control

Aunque en redes sociales se ha llamado al incidente de East Palestine como “el Chernobyl estadounidense”, las autoridades afirman tener todo bajo control. Durante el proceso de extinción del fuego, además de liberar el gas, el resto de químicos condensados se desviaron a una zanja, donde posteriormente fueron recogidos y quemados de manera segura.

El mismo 12 de febrero, la empresa filial de American Water en Virginia Occidental, la cual abastece de agua a 24 estados, aseguró que no había hallado rastros de ningún químico tóxico en sus reservas. Estas provienen del río Ohio, el cual fue monitoreado al igual que otros ríos y quebradas que pasan por la zona. De acuerdo con The New York Times, por seguridad, la empresa habilitó un reservorio secundario en el río Wyandotte para evitar el agua del Ohio durante la crisis.

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En Pensilvania, el gobernador Josh Shapiro había ordenado la evacuación preventiva de varios sectores en el condado de Beaver, aunque ya se autorizó el regreso a casa. En East Palestine, EPA inspeccionó hasta el 13 de febrero 290 viviendas, sin encontrar residuos tóxicos, aunque todavía faltan otras 181 por analizar. Se estima que al menos 2.000 personas fueron evacuadas, algunas con miedo ahora de volver a sus hogares.

En redes sociales, algunos habitantes del pueblo compartieron fotos y videos de animales muertos, como aves y ranas. Les preocupa que la situación no esté contenida del todo y en los próximos meses se puedan ver efectos secundarios en sus cultivos y seres queridos. Aun así, EPA indicó que los trabajos en la zona no han terminado. Luego de la emergencia, corresponde la limpieza y una inspección mucho más exhaustiva. También la determinación de la responsabilidad de la empresa Norfolk Southern, que hasta ahora ha gastado 1,2 millones de dólares en cubrir los gastos de las familias afectadas.

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