- En lo que va de agosto, tres personas, incluido el venezolano Francisco Caldera, han muerto por las boyas antimigrantes del río Grande
Los familiares del venezolano Francisco Javier Hernández Caldera, de 31 años de edad, quien fue hallado en el área de boyas y cerco de alambre instalado por el gobierno de Texas en el río Grande (también llamado río Bravo) el 7 de agosto de 2023, solicitaron al gobierno de EE UU y al régimen de Venezuela que agilicen el trámite para la repatriación de los restos.
La información sobre el deceso fue suministrada a su familiares en Venezuela días después de su deceso, cuando su hermano y compañero de viaje, Ramón Hernández Caldera, pudo comunicarse con ellos.
Sin embargo, la familia Hernández desconoce el paradero del cadáver y solo pide a los gobiernos involucrados que les colaboren para traer a Venezuela los restos de su hermano.
Con este hallazgo se confirmaron al menos tres decesos en menos de un mes tras la implementación de esas barreras físicas migratorias del gobernador, Greg Abbott, reseñó El Diario Ny.
El tercer intento de migrar
De acuerdo con su familia, este fue el tercer intento de Hernández Caldera de migrar en los últimos dos años.
El primer país al que migró fue Ecuador. Ahí permaneció hasta diciembre de 2022 y decidió regresar a Venezuela por no haber logrado una buena estabilidad económica. Luego, viajó a Portugal. Sin embargo, tampoco le funcionó.
Asimismo, contó que su hermano Ramón Hernández permanece recluido en el Centro de Detenciones de El Valle, en Texas, Estados Unidos. Hasta ahora, tampoco le habían informado sobre la ubicación del cadáver de su hermano.
¿Qué sucede con las boyas antimigrantes?
El gobernador de Texas y dirigente republicano, Greg Abbott, recientemente aseguró que el único fin que tienen las boyas que mandó instalar en el río Bravo para contener el cruce, y prevenir un aumento en el flujo migratorio e ilegal.
De acuerdo con documentos oficiales publicados por el diario The Dallas Morning News, las autoridades de Texas ignoraron advertencias sobre la ilegalidad de la instalación de boyas en el río Grande, en la frontera con México, que han acabado con la vida de algunos migrantes que intentaron cruzar a Estados Unidos.
Migrantes se niegan a abandonar un campamento en el río Bravo
Migrantes en la frontera norte de México se niegan a abandonar su asentamiento junto al río Bravo, pese a los crecientes riesgos en el afluente y un incremento en el flujo migratorio.
Autoridades y activistas de Matamaros, Tamaulipas, ciudad fronteriza con Brownsville, Texas, trasladaron a un albergue a unos 500 migrantes que habitaron por meses en la orilla del río Bravo, pero cientos más se negaron a dejar el campamento junto al afluente.
La presidenta de la asociación Ayudándoles a Triunfar, Gladys Cañas Aguilar, explicó a EFE que los migrantes que han rechazado acudir al nuevo lo hacen porque tienen miedo de que suceda alguna tragedia como en Ciudad Juárez, donde murieron 40 migrantes en marzo pasado en un incendio en un centro del gobierno.
El secretario del Ayuntamiento de Matamoros, Carlos Ballesteros, declaró este 16 de agosto de 2023 que el Instituto Nacional de Migración (INM) tiene un plan para invitar al campamento a quienes se quedaron junto al río Bravo, pero no explicó en qué consta.
Por su parte, en Matamoros, otros extranjeros y mexicanos desplazados por la violencia sí abordaron autobuses para ir al nuevo refugio, que antes era un hospital público y ahora opera con financiamiento del gobierno de Tamaulipas bajo la coordinación de la Casa del Migrante “San Juan Diego”, además de la participación de organizaciones civiles.
El borde del caudal fue por meses el sitio donde habitaron miles de venezolanos y centroamericanos.
El espacio cuenta con un reglamento que deberán cumplir los integrantes y tiene una capacidad de 1.200 personas, además estará vigilado por agentes estatales.
Con información de EFE