• El columnista de ética de The New York Times Magazine reflexiona sobre un trabajo alternativo, relacionado con la industria del sexo, y su impacto. Ilustración: Tomi Um

Esta es una traducción hecha por El Diario de la nota I Just Learned My Son Is a Webcam Model. Should I Be Troubled?

Mi hijo, que está en sus primeros veinte años, es estudiante universitario. Vive por su cuenta, con un presupuesto modesto pero suficiente. Acabo de enterarme de que es “modelo” en un servicio de transmisión pornográfica. Mi reacción inicial fue de sorpresa, repulsión y vergüenza. Pero mientras más lo pienso, más me pregunto, ¿realmente existe algo inmoral o incorrecto en lo que está haciendo? Lo hace desde la privacidad de su hogar, solo, y parece ganar una cantidad sustancial de dinero. Si le gusta lo que hace, ¿hay alguna razón para que yo me sienta alarmada, avergonzada, culpable o preocupada? —R.P.

El columnista de ética responde:

Si a tu hijo le estuvieran pagando por tocar el piano, dar clases de baile o recitar poesía por streaming —otras formas de usar su cuerpo— nadie frunciría el ceño ni torcería los labios. Sim embargo, el sexo se percibe como algo especial. Viviana A. Zelizer, socióloga y autora de The Purchase of Intimacy (la compra de la intimidad, en español), argumenta que muchas personas han adoptado o bien un modelo de “mundos hostiles”, en el cual el ámbito de intercambios comerciales y el ámbito de la intimidad están inherentemente en conflicto, o un modelo de solo negocios, afirmando que, en algún nivel, toda intimidad es transaccional. Ella es escéptica de ambas opiniones y tiene una perspectiva más refinada y flexible. Entonces, ¿cómo deberíamos pensar sobre el camming (transmisión en vivo), algo que no es prostitución en persona ni pornografía tradicional, pero tiene características de ambas?

Hasta donde puedo ver, tu hijo no está siendo explotado ni explota a otros. Algunos sostienen que el acto sexual por dinero está mal, pero sería necesario un argumento separado para demostrar que la exhibición sexual de este tipo esté mal. Incluso cuando no hay preocupación por la explotación, algunos críticos sociales, centrándose en la parte “sexual” del trabajo sexual, hablan de déficits de autenticidad y reciprocidad. Más importante es la parte “trabajo”. ¿Es un espectáculo de observación digital la forma más completa e íntima de la sexualidad humana? Nadie dijo que lo fuera. Es una actuación, que es una actividad asimétrica. Lo que realmente está sucediendo en la mente de los intérpretes no es asunto del público; lo que importa es cuán convincentes son en lo que están fingiendo sentir. Una representación de Romeo y Julieta no necesariamente mejora si los dos actores principales están realmente enamorados; los sentimientos reales bien pueden interponerse en el camino de actuaciones convincentes.

Si estamos de acuerdo en que la transmisión en vivo de tu hijo no está mal, ¿qué explica tu sentido inicial de repulsión? Parte de tu respuesta puede surgir de la incomodidad intrafamiliar sobre revelaciones sexuales. Entonces, esa respuesta podría haber estado relacionada no con lo que él estaba haciendo, sino contigo, como su madre, al saberlo. (Podrías haber reaccionado de manera muy diferente si hubieras descubierto que era un amigo suyo quien tenía este trabajo secundario).

Pero también puedes tener preocupaciones prudentes. ¿Cómo afectarían sus perspectivas si se filtrara la información sobre su trabajo en la cámara web? Las transmisiones en vivo se pueden grabadas y subir a la web. Incluso si piensas que la transmisión erótica en vivo no es ni incorrecta ni vergonzosa, es natural, como padre, preocuparte por cómo podrían reaccionar los demás.

Sin embargo, es probable que tu hijo tenga alguna noción de los riesgos y recompensas aquí; habrá investigado al respecto en Reddit u otro sitio similar. La mayoría de las personas que trabajan de forma independiente en la industria del sexo logran compartimentar la actividad, como explica la socióloga Angela Jones en su libro Camming, mediante el uso de identidades fabricadas; participan en “gestión del estigma” no porque piensen que está mal, sino porque no quieren ser expuestos al escarnio o acosados. Las trabajadoras sexuales pueden estar en riesgo de perder sus empleos, viviendas e incluso hijos si son identificadas como artistas sexuales en la vida real. Y luego, cuando están en el espacio de trabajo ordinario, el reino de las hojas de cálculo de Excel y las revisiones de desempeño trimestrales, simplemente pueden no querer que los perciban como artistas sexuales.

No hay nada hipócrita en compartimentar un trabajo como modelo en cámara. Prácticamente todas las culturas, y subculturas, tienen ideas sobre modestia, privacidad y discreción, y comprenden en qué contextos es apropiada la exhibición erótica o simplemente la desnudez. Me viene a la mente la antigua (y sin duda apócrifa) historia sobre un grupo de profesores de Oxford que tomaban el sol desnudos a lo largo de una curva protegida del río Cherwell reservada para ese propósito, cuando de repente apareció una embarcación llena de mujeres. Todos los profesores se apresuraron a cubrirse con toallas alrededor de la cintura, excepto uno, que la colocó alrededor de su cabeza. Cuando sus colegas le preguntaron por qué lo hizo, él explicó: “No sé ustedes, caballeros, pero en Oxford me conocen por mi rostro”.

Los lectores responden:

La pregunta del artículo anterior de un lector que se preguntaba si debería contarles a los compañeros de viaje de su mejor amigo que este es malo con el dinero. Él escribió: “Mi mejor amigo tiene un historial de ruina financiera. Tiene préstamos impagos de la universidad a los 50 años de edad. Si tiene una tarjeta de crédito, la agota hasta el límite tan pronto como sea posible. Tuvo un negocio que quebró después de dos años, dejando a los inversores con las pérdidas. Tiene un salario de seis cifras, consumido por los pagos de sus deudas. Ahora me está diciendo que planea unirse a un grupo de amigos muy adinerados (él cubre sus gastos con su enorme carisma y buena apariencia) para visitar varios países de Europa este verano. Viajará solo con efectivo. Debido a su mal historial crediticio, no tiene tarjeta de crédito. ¿Debería intentar convencerlo de hacer lo prudente y declinar el viaje?… ¿o debería advertirles confidencialmente a sus compañeros de viaje —su mejor amiga (no romántica) también está en ese viaje— que podría tener problemas financieros, o al menos ser una molestia con sus transacciones de pagos ‘especiales’?”.

En ese entonces, el columnista de ética señaló: “Tu amigo tiene un serio problema que debería abordar. Un terapeuta financiero, que combina el asesoramiento sobre cómo manejar las finanzas con la psicoterapia para tratar de erradicar estos malos hábitos, podría ser de ayuda. Deberías seguir intentando ayudarlo también. Dado que sabes tanto sobre las desventuras financieras de tu amigo, supongo que has hablado con él al respecto y le has ofrecido sugerencias de apoyo para solventar la situación. Entonces, dile que si puede permitirse unas vacaciones europeas lujosas, también puede permitirse unas sesiones con un terapeuta. Y sí, puedes preguntarle si es de sabios gastar tanto dinero cuando tiene deudas que pagar. Si no se desanima, puedes instarlo a que les diga a sus compañeros —al menos a aquellos, como su amiga, que son cercanos— que viaja sin tarjeta de crédito, así habrán sido prevenidos si terminan teniendo que acudir en su rescate. Pero piensas ¿advertirles a los potenciales compañeros de viaje a sus espaldas? Así no es como debería comportarse un buen amigo”. (Vuelve a leer la pregunta completa y la respuesta aquí).

Estoy bastante de acuerdo con el columnista de ética, excepto que yo sería aún más directo: no es trabajo del remitente chismear sobre los demás, ni es su trabajo ser la niñera de estos otros adultos que presumiblemente tienen criterio y deberían poder cuidarse solos. Además, el remitente dijo que su amigo “cubre sus gastos con su enorme carisma y buena apariencia”, así que está pagando sus propios gastos. Caso cerrado. —Steve

El remitente de la carta necesita dejar de ser tan crítico. Cuando las personas no tienen herencias u otras ventajas de su pasado, es posible que se endeuden por necesidades, no solo por lujos. —Linda

Me temo que suena como si este “amigo” estuviera más interesado en exponer las malas decisiones de su compañero que en ayudarlo o proteger a los compañeros de viaje. Si sienten que su compañía es lo suficientemente valiosa como para subsidiarla, eso no es asunto de nadie más. Y, francamente, esa dinámica no es inusual en situaciones sociales. —Robbie

Estoy de acuerdo con la mayor parte de la respuesta del columnista de ética. Sin embargo, si el remitente de la carta está cerca de alguien en el grupo, tiene la responsabilidad de advertir a esa persona. —Jonathan

Deudores Anónimos es un programa de 12 pasos que aborda los problemas del mejor amigo. He sido miembro de esta comunidad durante más de 20 años y, a través de ella, me he vuelto responsable con el dinero. Es más económico que la psicoterapia y al menos tan propenso a mejorar la situación, si el amigo del remitente de la carta está dispuesto. —Larry

Traducido por José Silva

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