• Las autoridades de la Alcaldía ordenaron el cierre del centro médico ubicado en Las Acacias, parroquia San Pedro, Distrito Capital. Una empleada comentó al equipo de El Diario cómo fue el procedimiento. Aunque esperan respuesta de las autoridades, presumen que utilizarán la clínica para atender contagios de coronavirus, a pesar de que no está acondicionada para eso

El jueves 16 de julio un grupo de funcionarios que dijeron ser de la Alcaldía de Caracas ingresaron al anexo 2 de la Clínica Jiménez Muñoz, ubicada en el sector de Las Acacias, en la capital. Era entre las 9:00 am y 10:00 am. Sin identificación, los hombres pidieron a la recepcionista los papeles y las llaves del lugar para hacer una inspección. Intimidada, sin saber bien qué hacer, ella cedió. Consultorio por consultorio, los hombres hicieron un inventario de todos los bienes, al mismo tiempo que sacaban cuentas. “Aquí caben dos personas”, decían. Luego del vistazo, se retiraron de la clínica y ordenaron su cierre. Hasta hoy el lugar sigue cerrado.

El argumento que dieron los funcionarios para ordenar el cierre de la clínica fue que incurrieron en una infracción ambiental, aunque no dieron más especificaciones. Para solventar la situación, el dueño del centro de salud debía acudir el martes 21 de julio a la sede de la Alcaldía. Pero, al llegar, su sorpresa fue casi la misma que la de los empleados: nadie sabía para qué estaba allí. La solución fue más temas burocráticos; le pidieron llevar más papeles. Dos días después, el 23 de julio, una notificación en las afueras del anexo 1 de la clínica, también en Las Acacias, esclareció las intenciones de la orden: “cerrado temporalmente por especificaciones de seguridad para la pandemia del covid-19”.

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Clínica Jiménez Muñoz
Foto: Esteninf Olivarez

Aunque todavía permanecen en la espera de saber cuál será el futuro del centro médico, los empleados y vecinos del sector ya se preparan para lo que es un secreto a voces. Ellos presumen que el gobierno del Distrito Capital y la Alcaldía de Caracas expropiarán la Clínica Jiménez Muñoz para ingresar a pacientes con coronavirus, violando el derecho a la propiedad privada.

Todos los bienes inmuebles de los consultorios siguen retenidos dentro de la clínica, por lo que ninguno de los dueños y empleados pueden acceder a ellos, según comentó para El Diario Ginelly Cardona, asistente de ortodoncia que labora en este centro. Temen represalias de las autoridades si ingresan al lugar para recuperar sus herramientas de trabajo. En algunos casos, como en el de Cardona, han tenido que buscar empleos temporales en otros centros médicos para poder obtener algunos ingresos económicos. Para otros, en cambio, supuso la imposibilidad total de trabajar.

“Por razones de seguridad, el doctor nos puso a trabajar solamente lunes y miércoles en la mañana. Entonces es muy fácil agarrar la clínica. Mi esposo está discapacitado totalmente. Tengo una hija que mantener que tiene ahorita una fractura, tengo dos hermanas que pasan hambre. ¿De dónde voy a sacar dinero para mantenerlos a ellos?”, dijo Eneida Briceño, trabajadora de la Clínica Jiménez Muñoz, en una protesta en las afueras del lugar este 28 de julio.

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El anexo 2 de la clínica, ubicada en una quinta, solo cuenta con 13 consultorios, de varias especialidades: medicina interna, odontología, ginecología, entre otros. En total son 30 los empleados, quienes temen quedarse sin empleo por la eventual expropiación, comentó Cardona. “Como está dentro de la urbanización, es como el lugar predilecto de la comunidad de aquí. Son consultas privadas”, dijo.

Ocupación de espacios para el covid-19

Desde que inició la pandemia, y el posterior confinamiento en Venezuela, el régimen de Nicolás Maduro ha dispuesto de espacios como hoteles o lugares públicos para atender los contagios de covid-19. Aunque sería la primera vez que tomaran un lugar privado, ya han empleado la fuerza para desalojar a personas de un sitio y destinarlo como centro de atención. nnEl pasado 24 de julio, a las 11:30 pm, funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) irrumpieron residencia estudiantil Livia Gouverneur, ubicada en Sabana Grande, Caracas, por supuestamente ser un foco de covid-19. Luego de hacer pruebas rápidas a los inquilinos hasta la madrugada, determinaron que 13 de los 70 residentes a los que se les hizo la prueba, dieron positivo. Sin embargo, los estudiantes denunciaron que no los dejaron ver las pruebas. Luego de eso, se inició una disputa que terminó con la PNB desalojando por la fuerza a los residentes.nnAsimismo, en la capital, el régimen de Maduro dispuso del Poliedro de Caracas para atender hasta a 900 personas.

Sin condiciones para atender

En la noche del 27 de julio los vecinos de Las Acacias organizaron una protesta contra lo que suponen será la decisión de convertir la Clínica Jiménez Muñoz en un centro para contagios de covid-19. Indignados, pintaron las paredes y el piso en las afueras del lugar. También colgaron algunas pancartas. “Los vecinos nos oponemos”, “No hospital covid-19 aquí”, “Comunidad en alto riesgo, de la 3era edad”, dicen algunos de los grafitis.

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Y es que, además de violar el derecho a la propiedad privada, la eventual toma de la clínica para atender a pacientes con covid-19 tampoco funcionaría desde el punto de vista sanitario, según denuncian. De acuerdo con Cardona, dentro de las instalaciones no cuentan con camas, aunque sí con camillas; tampoco tienen oxígeno, ni quirófanos, ni terapia intensiva. Otros empleados coinciden.

Esta quinta tiene más de 50 años en la zona, por tanto tiene problemas de filtración, de agua, la luz que se va. Si queremos darle beneficios a los pacientes, pues vamos a dárselos como debe ser, pero que no sea así improvisando” denunció una de las doctoras en la protesta de este 28 de julio.

Por todo esto, los vecinos temen que al no contar con las medidas de seguridad necesarias, y al ser una zona residencial, se propague el virus en la comunidad. A eso se le agrega otra característica riesgosa: los habitantes de la zona son, en su mayoría, personas de la tercera edad.

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“Al lado de la clínica hay una casa, o sea que estaría afectando a la familia que está al lado. Allí tienes una familia con nichos y una persona de la tercera edad que padece una cardiopatía. Lo estás exponiendo mucho más dado a su condición”, dijo Cardona. Otra de las vecinas agregó: “Esta parroquia es de mucha gente mayor. Yo pienso que pueden habilitar otros lugares que están vacíos, porque aquí no están las condiciones dadas”.

Entre el miedo a la pandemia y a la incertidumbre por saber cuál será el futuro de la Clínica Jiménez Muñoz, tanto vecinos como empleados piden parar la decisión. Solo así, dicen, podrán vivir más tranquilos. 

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