• El analista político chileno Alfonso España explicó para El Diario las características de los candidatos presidenciales en ese país. Aunque a ambos los suelen acompañar los adjetivos “ultraderechista” y “ultraizquierdista”, considera que no son tan extremistas como otros dirigentes de las coaliciones que integran. Foto principal: Getty Images.

Por primera vez desde el retorno de la democracia en 1999, Chile deberá elegir el próximo 19 de diciembre a un presidente que no representa a los partidos tradicionales de centro-izquierda y de centro-derecha. La actual campaña presidencial chilena gira en torno a dos candidaturas que rozan los extremos: por la derecha, apoyado por los sectores más conservadores y defensores de la dictadura militar de Augusto Pinochet, está José Antonio Kast; por la izquierda, en coalición con el Partido Comunista y los grupos que alentaron muchas de las manifestaciones violentas de 2020, está Gabriel Boric.

Con esas cartas de presentación, no son pocas las personas que consideran que Kast representa a la “ultraderecha”, una especie de “Bolsonaro chileno”, caso similar al de Boric, a quien tildan de “ultraizquierda”. Sin embargo, ¿son cada uno de ellos unos “ultras” de sus espacios ideológicos, como se acusan mutuamente? El politólogo chileno Alfonso España lo explica para El Diario. De su análisis se desprenden tres aristas para caracterizar a las candidaturas: el funcionamiento del sistema ideológico de los partidos en Chile, las coaliciones que las integran y las propuestas propias de los candidatos.

En cualquier caso, de acuerdo con España, el surgimiento de Kast y de Boric responden a una misma causa: el hartazgo de la política tradicional.

Radiografía de José Antonio Kast:

Chile: ¿Qué tan “ultras” son los candidatos presidenciales José Antonio Kast y Gabriel Boric?

La nueva derecha

El programa de gobierno de José Antonio Kast está lejos de ser moderado. El también exparlamentario promete, entre otras cosas grandilocuentes, cavar una zanja en la frontera para detener a los migrantes, oponerse al aborto y recortar impuestos. Asimismo, ha sido y es un seguidor confeso del gobierno de Pinochet, al que no define como una dictadora, sino como un gobierno militar.

Sin embargo, a juicio de España, nada de esto lo convierte necesariamente en “ultraderechista”.

“Yo no diría que José Antonio Kast es particularmente de ultraderecha. Lo que sí es que hay personas en su partido que sí lo son y eso hace que el candidato, por su equipo, quede catalogado. Pero él particularmente no es de ultraderecha. ¿Qué lo haría de ultraderecha? Si es que lo observamos de la línea de izquierda-derecha donde la izquierda es igualdad y derecha es libertad, lo que lo pondría en la más ultraderecha sería desde su dimensión económica”, opinó España.

El candidato de derecha radical asegura que con “paz, seguridad y orden” aumentarán las inversiones del sector privado en el país.

Esas últimas tres promesas, precisamente, son el eje central de su candidatura y, paradójicamente, son también los aspectos en los que Kast demuestra sus “rasgos autoritarios”, según el politólogo chileno.

Sobre ello, España refiere que Kast propone aumentar las atribuciones que tendría el Poder Ejecutivo durante el Estado de excepción constitucional; que los policías y militares, en caso de que hagan uso excesivo de la fuerza, no sean juzgados; sacar a Chile del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU); que un presidente pueda llamar a elección de gobernador regional, que es una autoridad recientemente electa, en el plazo de dos años; así como disminuir la cantidad de diputados y senadores.

Todo eso, al final, lo que hace es darle mucho más poder al ejecutivo, pero particularmente en la dimensión de seguridad y de control de los gobiernos regionales. Esos para mí son rasgos que calzan o que se aproximan a un Poder Ejecutivo mucho más autoritario que el actual”, comentó el politólogo chileno.

El voto pinochetista

Pero el principal temor de buena parte de la población chilena con respecto al autoritarismo de Kast pasa por su relación con el pinochetismo. Como recordó España, el candidato militó en el partido Unión Demócrata Cristiana (UDI), una formación de derecha vinculada con la dictadura de Pinochet.

“Kast, de hecho, renuncia a la UDI después de que estos cambiasen sus principios y su valoración frente a la dictadura. Comienza a percibir que esa derecha es una derecha blanda y se ve en la necesidad de fundar esta derecha dura, la derecha sin miedo, como le llama él, en el Partido Republicano. Él, efectivamente, apela al electorado que apoyó a la dictadura y que cree que la dictadura fue buena y necesaria para Chile. También apela a las mismas fuerzas del orden de Chile que también se encuentran desafectadas del actual gobierno, que es de centroderecha”, consideró.

No obstante, España señala dos aspectos por los cuales, a su juicio, esta relación de Kast con la dictadura no lo hace de “ultraderecha”. La primera, comentó el politólogo, es que el pinochetismo era algo “normal” en la derecha chilena hasta no hace mucho tiempo. Asimismo, dentro de los defensores de la dictadura hay quienes justifican la violación de derechos humanos, algo que, apunta, no ve en Kast.

“Eso a él particularmente no lo volvería más extremo que algunas posiciones que ya se encuentran reflejadas en el sistema de partidos chilenos. Pero sí hay personas que lo llevan a otro extremo, casi al punto de justificar la violación de los derechos humanos y allí he escuchado a José Antonio Kasta hacer la diferencia”, aseveró España.

Antiderechos y antiinmigración

Caso similar ocurre con las propuestas sobre los derechos de las mujeres y de la comunidad LGBTIQ+. Kast, un conservador y defensor de lo que llama la “familia tradicional” (papá, mamá e hijo o hija), se opone al matrimonio igualitario, a la despenalización del aborto, y promete poner fin al ministerio de la Mujer. Por otra parte, destaca su rechazo a la inmigración irregular.

Para el politólogo chileno, no obstante, esto solo responde a una postura tradicional de la derecha chilena y latinoamericana en general, con arraigo en el cristianismo o catolicismo. Argumentó que de ganar la elección presidencial, Kast ha dicho que no derogaría una eventual ley de matrimonio igualitario.

Sobre las acusaciones de xenofobia contra el candidato derechista, España aseveró que no cree que “quiera generar un odio contra una población específica”. Sin embargo, reconoció que “hay gente de su partido que tiene discursos así”

En junio de 2019, en medio de una oleada de venezolanos que ingresaban a Chile, Kast propuso al gobierno de Sebastián Piñera “revisar regulaciones y reforzar los controles fronterizos para evitar ingresos ilegales y aumentos explosivos en la población migrante”. Y en septiembre de 2021, después de ataques violentos a inmigrantes venezolanos en la región de Iquique, amenazó con expulsar a los inmigrantes a su país de origen.

“Que eso abre la puerta (a la xenofobia), efectivamente”, dijo España.

Radiografía de Gabriel Boric:

Chile: ¿Qué tan “ultras” son los candidatos presidenciales José Antonio Kast y Gabriel Boric?

El lastre del comunismo

Alfonso España caracteriza a Boric y a su formación, el Frente Amplio, con una ideología “más a la izquierda” que los partidos tradicionales de la llamada “Concertación” –la coalición de partidos políticos de izquierda, centroizquierda y centro, que gobernó Chile durante cuatro administraciones, hasta 2010-. Tan a la izquierda, de hecho, que entre sus aliados está el Partido Comunista.

No obstante, al igual que con Kast, España considera que Boric no es de “ultraizquierda”.

Boric se encuentra en una coalición extrema, pero él particularmente no es tan extremo como su coalición. ¿En qué se observa esta radicalidad de su propuesta? Uno, en su proyecto político, que es tremendamente estatista en término de empresas estatales, de dirección de la economía, de elevación de impuestos, de casi implementación de un Estado de bienestar. Y también la dimensión social. Es un programa muy feminista, proLGBTIQ+. Entonces tanto en la escala económica como en la escala valórica, se encontraría incluso más a la izquierda que los partidos tradicionales de centroizquierda”, comentó el politólogo.

No obstante, y allí otro aspecto que no haría de “ultraizquierda” un eventual gobierno de Boric, España resalta que el Partido Comunista no sería tan determinante en su gabinete de gobierno. Los cargos técnicos, dijo el analista chileno, quedarán en manos del Frente Amplio ante la inexistencia de estos perfiles en la formación comunista.

“Para poder sacar adelante su proyecto, el eventual gobierno de Boric va a tener que negociar con los partidos de la centroizquierda y de la centroderecha, y para ello va a tener que moderar sus posiciones. Para tales efectos, el Partido Comunista no va a ser de gran ayuda. Entonces la influencia que alcanza a tener yo no creo que se produzca en el nivel institucional, en el nivel de relación política dentro del gabinete, sino que se va a producir más desde afuera, extrainstitucionalmente, en manifestaciones u otras formas de presión que van a obligar a Boric a tomar decisiones presionado”, opinó.

Violencia y relación con regímenes

Si algo acerca a Boric a una línea extremista, comenta España, es su relación con hechos de violencia en los últimos años. Boric, parlamentario y exlíder estudiantil de 35 años, encarna los reclamos del estallido social de fines de 2019.

De acuerdo con el analista político chileno, tanto Boric como el Frente Amplio han legitimado y justificado el uso de la violencia en las manifestaciones de 2019 y fue necesaria para llegar a los cambios que se concretaron con la aprobación de un proceso constituyente en 2020.

“Lo que lo vuelve extremo a él y a su coalición, particularmente, es la legitimación de la violencia que manifestó durante ese complejo proceso que vivió Chile. Es una legitimación de la violencia que lo vuelve un partido que no reconoce las vías institucionales para generar los cambios políticos, sino que se encuentran dispuestos a utilizar medios informales, extrainstitucionales e incluso violentos para asegurar los cambios que estimen convenientes”, afirmó.

Asimismo, si algo lo aleja de la ultraizquierda es su perspectiva sobre las dictaduras y los regímenes autoritarios de izquierda en la región. Mientras que los comunistas todavía manifiestan su respaldo a la dictadura de Miguel Díaz-Canel en Cuba, a la de Daniel Ortega en Nicaragua y a la de Nicolás Maduro en Venezuela, Boric ha moderado su postura en los últimos años.

Así, mientras que en 2013 publicó tuits llamando a profundizar “la revolución bolivariana” y diciendo “Fuerza Maduro, carajo”, recientemente cuestionó a Maduro por “no estar a la altura” en el respeto “irrestricto” a los derechos humanos. Por otra parte, y contrario al apoyo del Partido Comunista, catalogó como “fraudulentas” las recientes elecciones presidenciales que organizó la dictadura nicaragüense.

¿Quién atrae más?

Ante estos dos candidatos que rozan los extremos, uno de los aspectos clave que determinará quién ganará la elección presidencial pasa por ver quién atrae los votantes del economista Franco Parisi, quien en una sorpresiva elección obtuvo el tercer lugar, con casi 12,8 % de los votos.

Parisi todavía no manifesta su apoyo público ni a Kast ni a Boric. En cambio, ha atizado contra los dos candidatos. Sobre el primero ha dicho que no podrá gobernar porque en Chile “no hay cabida para la extrema derecha”. Sobre el segundo, aseveró que su modelo económico llevaría a una conversión entre el modelo de Argentina y de Venezuela.

El politólogo España considera que es más probable que la mayoría de los votos de Parisi vayan a Kast, lo que, a su juicio, lo perfilan como el ganador de las elecciones. Argumentó que la mayoría de los votos de Parisi fueron en la zona norte de Chile, debido a su discurso duro con la inmigración, similar al de Kast. Asimismo, son unos votantes que, en su mayoría, se inclinan hacia una prosperidad económica más relacionada con el candidato de derecha.

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