• José David Chaparro vive en Kiev desde hace una década. Recientemente decidió unirse a la resistencia militar para defender a esa nación de la invasión rusa. Contó para El Diario cómo viven estos momentos de tensión

José David Chaparro llegó por primera vez a Ucrania en 1989, allí conoció a su esposa y, si bien su profesión como jurista internacional lo obligaba a viajar con frecuencia de un lugar a otro, siempre estuvo ligado a ese país y hace una década decidió asentarse en la capital, Kiev, definitivamente. En la actualidad, participa activamente en la defensa del territorio ucraniano y forma parte de la resistencia ante la invasión rusa. 

Por motivos de seguridad para él y las personas a su cargo, no puede explicar abiertamente cuáles son sus funciones en estos momentos; sin embargo, revela que es parte de los grupos civiles organizados que vigilan las zonas donde habitan y tiene a su cargo un número definido de personas entrenadas y especializadas para actuar en pro del espacio territorial que resguardan. 

“Estoy colaborando muy abiertamente con una causa justa para mí”, explicó José David para El Diario.

Otra de sus funciones radica en entablar comunicación permanente con otros líderes como él, determinar puntos de vigilancia y supervisar a las personas que se movilizan por su sector. Solo dejan pasar a quienes viven en el perímetro.

“Tenemos contabilizados a los niños, adultos, tercera edad y enfermos (…) tenemos organizada nuestra defensa”. 

También ubican y distribuyen el acceso a los alimentos, medicamentos, agua potable y demás insumos necesarios para su supervivencia.

“Aquí nadie va a ganar”

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Para José David lo que ocurre en Ucrania es un desastre y un hecho inaudito en el año 2022. Estimó que, para Rusia, las pérdidas materiales en el ámbito militar superan los 300 millardos de dólares y las bajas del Ejército rondan las 12.000.

“Van unos 300 o 400 tanques destruídos, más de 1.000 carros blindados y unos 50 aviones”, dijo Chaparro.

Cuestiona que mientras se lanzan cohetes al espacio exterior para descubrir nuevos planetas o propiedades de los ya existentes, casi en paralelo se origine un conflicto como el de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). No obstante, reconoció el trabajo del Ejército y la población ucraniana al respaldar y defender su nación. 

“Lo que ellos iban a hacer en 72 horas se les ha acumulado mucho más (…) tienen gastos inmensos y no han cumplido con su objetivo principal de derrocar al gobierno. Cada día que pasa es un día ganado para nosotros y uno perdido para ellos”. 

Pero el Ejército ruso sí ha destruído zonas casi en su totalidad. Pueblos enteros -como Járkov o Bucha- fueron reducidos a escombros y cenizas debido a la guerra.

“Te lo digo con conocimiento de causa, han arrasado con muchos (pueblos) en un 80 o 90 %, algunos los han borrado del mapa”, aseguró Chaparro.

Para él es inútil pensar en las pérdidas incalculables, tanto del lado ucraniano como del ruso. Asegura que más allá de lo material, el daño físico, emocional y espiritual de los desplazados, los que perdieron seres queridos, los que forman parte de la resistencia, el Ejército y los líderes que luchan en la defensa de su país es aún peor.

“Aquí nadie va a ganar, esto es una guerra, una invasión y los traumas van a quedar por generaciones. Esto se trata de un rompimiento de la evolución del ser humano”, enfatizó José David.

¿Por qué quedarse en Ucrania?

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A José David y su esposa nunca les pasó por la cabeza la idea de huir de Ucrania. De hecho, ambos decidieron quedarse defendiendo la nación, mientras el resto de su familia salió del país hacia un lugar más seguro para ellos. 

“Solamente estamos mi esposa, mi suegro y yo. Mi suegro tiene 82 años de edad y está postrado en una cama, es imposible evacuarlo, ya prácticamente está en su lecho de muerte y lo atendemos entre mi esposa y yo”, contó Chaparro. 

El suegro de José David ya había vivido los estragos de una guerra. Nació en 1945 y sufrió las secuelas de la Segunda Guerra Mundial. Su familia era hebrea y prácticamente todos fueron asesinados en manos de los nazis, así que se trata de un tema bastante sensible para él y que conoce en amplitud.

“La decisión de quedarnos se tomó entre mi esposa y yo (…) ahorita estoy pasando por un periodo bastante interesante en mi vida, siento que me estoy realizando como hombre, como ser humano en estos momentos de guerra”, aseveró.

Chaparro se siente protagonista e identificado con todo lo que está viviendo. De alguna manera le recuerda al año 2014 en Venezuela, cuando luchó por la democracia de su país. De hecho, concluye que ambas naciones en donde ha vivido escenarios similares tienen un factor común: Rusia.

“Rusia ha jugado y juega un papel muy importante en la política venezolana porque ya sabemos el apoyo que le ha dado al gobierno”, expuso Chaparro.

A su juicio, Rusia ha usado a Venezuela como su patio trasero para explotar minerales y aprovechar sus riquezas, cosa que busca hacer con Ucrania en estos momentos y que intentan evitar. 

“Ese es como el punto que me une con Ucrania, es como un triángulo que se ha formado en mi vida, porque cuando salí de mi país estábamos empezando el sometimiento con Rusia y aquí en Ucrania me encuentro con este escenario que, de alguna forma, ha influido en mi vida”, dijo Chaparro.

Cada día se esfuerza por dar lo mejor de sí, salir adelante y preservar la integridad de quienes están bajo su cuidado en este escenario bélico. Estos tiempos lo han enseñado a valorar -aún más- a su familia, al prójimo y todo lo que lo rodea. Lo vive como un momento para recapacitar, corregir y mejorar.

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“No puede ser que nuestro valor sea el odio y la destrucción”, puntualizó. 

Pese a estar consciente de ello, tiene claro que si llega el momento de empuñar un arma en defensa de sus ideales y su segunda patria, lo hará. 

“Nos defenderemos pero con la convicción de que el mayor arma que tenemos es nuestra mente”, admitió José David.

Es inevitable sentir miedo. En varias oportunidades han detonado explosivos cerca de donde se resguarda y el temor aparece a flor de piel. En esos instantes pierde el sentido, duda sobre si quedarse fue lo correcto o no, pero luego vuelve la calma, respira y se centra en lo que debe hacer y cómo debe actuar. 

“El piso debajo de ti vibra,  los cristales se rompen, se revientan los tímpanos, caes al suelo y, aun así, debes levantarte y disparar o salir arrastrándote rápidamente (…) todos los días pasa algo que te marca, esto es horrible”, precisó.

El papel de Zelenski

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Para José David, el hecho de que Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, no sea político (pues su carrera estuvo fijada durante un tiempo en la comedia y la actuación) es la razón principal por la que el conflicto armado tiene un giro más humano. De lo contrario, ya se hubiese resuelto con acuerdos o negociaciones. Su modo de actuar lo ha llevado a obtener reconocimiento en todo el mundo, incluso la prensa internacional lo ha catalogado como “héroe” en distintos titulares, principalmente por su decisión de quedarse en el país y la forma en que ha manejado la situación.

“Él (Zelenski) tiene las características, los rasgos y los hechos para ser un héroe, pero yo creo que ese título debemos dejarlo para después de este problema porque todavía queda mucha tela que cortar”, explicó Chaparro.

De momento, prefiere dejar de lado los sentimientos, emociones y actuar en función de lo que está ocurriendo en el país hasta que la situación mejore y cuando todo esto haya pasado -asegura- habrá tiempo de pensar qué tipo de reconocimiento merece la primera autoridad de Ucrania. 

Respecto al futuro, José David asegura que es incierto. Para él resulta difícil divisar un panorama incluso a corto plazo, pues cada día ocurren acontecimientos que cambian la dinámica y el objetivo. En estos momentos, está centrado en la supervivencia de la población civil y la fuerza militar. Aunque, claro está, anhela que el fin de la guerra esté próximo.

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