• Con su documental CAP inédito: conversaciones desde la soledad, el cineasta Carlos Oteyza vuelve a visitar la historia de uno de los personajes más controversiales de la Venezuela democrática, esta vez con un enfoque más personal y humano. En entrevista para El Diario, cuenta cómo fue filmar la vida del expresidente en su laberinto: solo y repudiado por sus antiguos aliados, con un nuevo juicio abierto y, aun así, motivado por participar las elecciones generales de 1998

Para 1998, mucho se podía contar sobre el destino del expresidente venezolano Carlos Andrés Pérez. Destituido en un fugaz juicio político en 1993 y tras un año en prisión, permaneció recluido en la quinta La Ahumada, su residencia ubicada en una apartada urbanización del municipio El Hatillo, Miranda. Allí estuvo aislado, pero al tanto de los cambios convulsos que sufría el país, hasta que finalizó en 1998 su condena por malversación genérica agravada.

Lejos de tomar lo ocurrido como un retiro forzoso, CAP quiso volver al ruedo postulándose para las elecciones legislativas de ese año. Esta vez sin el apoyo de su histórico partido Acción Democrática (AD). Este intento de resurgir de las cenizas llamó la atención del equipo de Bolívar Films, a cargo del director e historiador Carlos Oteyza. Durante meses acompañaron al exmandatario durante su campaña y en la intimidad de su hogar. Sin embargo, todo ese material, a pesar de documentar el ocaso del líder adeco en pleno ascenso del chavismo al poder, por años quedó en enlatado, sin concretar su propósito original.

24 años después, esas grabaciones salen a la luz para una nueva generación de venezolanos. El contexto de la celebración del centenario del nacimiento de Carlos Andrés Pérez fue la ocasión más propicia para revelar el documental CAP inédito: conversaciones desde la soledad. Dirigido por Oteyza y con Yoselin Fagúndez en la producción general, la nueva cinta de Siboney Films se estrenó el 8 de diciembre en las salas de cine del país. También contó con un lanzamiento por streaming a través de Ticketplate, además de funciones especiales en ciudades como Miami (Estados Unidos).

“El propósito original era tener un registro testimonial de un momento difícil que vivía Carlos Andrés Pérez en el año 98. Por ser un presidente perseguido, expulsado de AD, preso en casa, y nos parecía importante que pudiese dar su opinión de lo que le estaba pasando personalmente y sobre la política. Quisimos registrar eso en aquel momento para hacer un documental que luego no se pudo terminar”, dijo Oteyza en entrevista para El Diario.

Un nuevo comienzo

Al ser un hombre libre, lo primero que hizo CAP fue retomar aquello para lo que fue bueno desde los 14 años de edad: hacer política. Sin miedo a comenzar de cero, y sin más credenciales que su propio nombre, fundó de inmediato el partido Apertura para postularse como senador. Su plan tenía quizás dos objetivos: uno era obtener inmunidad parlamentaria ante nuevos intentos de enjuiciarlo; pero también era un intento de demostrar que aún le quedaba algo de la chispa que brillaba en sus tiempos de saltar charcos y arrasar elecciones.

Para volver a estar en el centro del movimiento político, el expresidente se separó de su familia y de la casa en la que estuvo encerrado por cuatro años para mudarse a un apartamento en La Castellana, y posteriormente a un casa en Los Palos Grandes. Nuevamente volvería a estar en el foco de la prensa y de los ataques de los adversarios que alguna vez fueron compañeros. 

“Parece que (Bill) Clinton ya está por salir de su aprieto”, dice CAP jocosamente detrás de un periódico abierto en una escena. Con esa referencia del juicio político que también enfrentó (aunque exitosamente) el presidente de Estados Unidos tras un escándalo sexual, se puede tener clara la imagen del contexto histórico que atravesaba el mundo en ese momento. También en la computadora que, a sus 75 años de edad, el político aprendió a manejar para leer los más de 60 correos electrónicos que recibía diariamente. 

Una mirada inédita al ocaso de Carlos Andrés Pérez
Foto: Cortesía Siboney Films

Enlatado

A lo largo de sus 74 minutos de duración, la película es una cápsula de tiempo de una Venezuela irreconocible. Sobre todo para los nacidos en tiempos de la revolución bolivariana. Un país con una institucionalidad que ya agonizaba, pero cobijaba formas diferentes de hacer periodismo y campañas políticas. También de desahogar el descontento popular con los partidos tradicionales. Un país que parecía aún dar segundas oportunidades, incluso a presidentes defenestrados.

Sobre por qué el material inédito nunca salió después de filmarse, Oteyza ha dado la misma respuesta en diferentes ruedas de prensa. “Todavía no era el momento. En ese entonces la gente odiaba a CAP y no quería saber nada de él”, afirma. No obstante, todo ese tiempo que permaneció guardado, incluso después de la muerte de Pérez en 2010, sirvió para que fuera añejando en la medida que el curso de la historia venezolana avanzaba. 

De este modo, las imágenes se pueden juzgar ahora desde la objetividad de la distancia, acompañada del testimonio de figuras clave en el proceso como la hija de CAP, Martha Pérez, o Coromoto Rodríguez, quien fue su jefe de seguridad. También de expertos como el historiador Pedro Benítez, la politóloga Colette Capriles o la productora de cine Claudia Lepage, quien estuvo en el equipo original de filmación.

En privado

Una mirada inédita al ocaso de Carlos Andrés Pérez
Foto: Cortesía Siboney Films

Uno de los aspectos más llamativos de CAP inédito es que, más allá de su valor testimonial, deja también un registro sobre qué tipo de persona era Carlos Andrés Pérez. Con la respuesta y comentario preciso para cada situación, con una extrema serenidad del marinero que ha sobrevivido a varios naufragios en su vida. Por supuesto, en gran parte impulsado por la necesidad de promoción de un candidato en apuros. Pero también como una genuina disposición de descubrir al ser humano detrás del político.

Oteyza confiesa que si bien el documental estaba planeado para mostrar ciertos aspectos de la intimidad de CAP, el hecho de pasar tanto tiempo en su casa por su arresto domiciliario permitió grabar de forma orgánica su cotidianidad. Desde sus hábitos de sueño, en los que dormía menos de cuatro horas y se levantaba a las 5:00 am para hacer ejercicio; hasta sus largas audiencias con periodistas, políticos y empresarios en su despacho. Incluso documentaron su rutina de desayuno, normalmente un plato de avena con agua y jugo; y la cena, en la que decía que no comía “nada que saliera de la vaca”.

“Él se abrió con nosotros y nos permitió grabarlo. Quizás estaba ávido de que alguien viera que seguía estando políticamente activo y pensó que esto podría dar una imagen más real de lo que le sucedía”, aporta Oteyza.

Solo

Una escena que ilustra bien la posición en la que se encontraba CAP es la de su fiesta de cumpleaños. Allí los mariachis y la torta se mezclaron con la propaganda a tan solo tres meses de las elecciones. Más que felicitarlo, los reporteros le preguntaban por los rumores sobre la posible renuncia del candidato presidencial de Apertura, Miguel Rodríguez Fandeo, los cuales negaba rotundamente. Poco después el aspirante llegaría como en un acto de campaña, pero quedaría inmediatamente eclipsado por el verdadero protagonista de la fiesta. 

En esas imágenes, a pesar de verse rodeado de familiares y los pocos amigos sinceros que le quedaban, se le ve una sonrisa discreta y una actitud retraída para un político caracterizado por su carisma. Tanto el director como los expertos coinciden en que en ese momento echó de menos a sus colegas de partido, a la simbología de la tolda blanca que alguna vez asumió como parte de su propia identidad. En ese momento, se podía ver su soledad.

El director y guionista reconoce que hasta ese momento no conocía a Carlos Andrés Pérez, pero la experiencia del rodaje le hizo sentir una mayor cercanía a ese lado humano que rara vez se veía en los noticieros. Aun así, aclara que su contacto fue exclusivamente laboral, por lo que tampoco llegaron a hacerse amigos.

“Me pareció, sobre todo, una persona que guardaba poco rencor y quería que la democracia en Venezuela se mantuviese. Hizo todo lo posible para que la democracia no declinara. Fue un hombre sincero en relación a su defensa permanente de las instituciones”, afirma. 

Inédito

Una mirada inédita al ocaso de Carlos Andrés Pérez
Foto: Cortesía Siboney Films

Sobre la caída de CAP en 1993, producto del escándalo de corrupción de las partidas secretas, existe una amplia documentación. Una de las más importantes es el libro La rebelión de los náufragos (2010), de Mirtha Rivero, que se publicó el mismo año de la muerte del expresidente. Oteyza también abordó el tema en su documental CAP 2 intentos. Allí analizó la Venezuela saudita de su primer gobierno, entre 1974 y 1979. También la Venezuela azotada por la crisis económica, El Caracazo y dos intentos de golpe de Estado, en su inconcluso periodo 1989-1993.

Pero qué ocurrió con CAP después es algo que muy poco se cuenta en su historia. Salvo un par de escenas utilizadas para CAP 2 intentos, Oteyza señala que todas las entrevistas y grabaciones de la película habían permanecido completamente inéditas. El director aclara que, si bien ambos documentales se pueden ver como una suerte de bilogía, nunca consideró usar el material archivado para su primera entrega. Siempre mantuvo un carácter completamente independiente con cada una. 

Otro aspecto importante es que ofrece una perspectiva única sobre la aparición de Hugo Chávez, vista desde los ojos de CAP. Muestra las impresiones del expresidente sobre el militar que alguna vez intentó derrocarlo (y posiblemente asesinarlo), ahora convertido en un candidato outsider. Contra todo pronóstico, le dio la razón en muchos temas sobre la decadencia política institucional del país, pero también soltó una advertencia. “La democracia tiene una virtud, que a veces es un grave defecto. Admite en su seno hasta a quienes pretenden destruirla”.

Género en riesgo

Además de su serie sobre los gobiernos de Carlos Andrés Pérez, Oteyza se ha dedicado a producir documentales que registran la historia reciente de Venezuela. Uno de sus primeros trabajos fue Mayami nuestro (1981), donde irónicamente retrata la fiebre consumista que experimentaron los venezolanos durante la bonanza del primer gobierno de CAP. También la historia de la industria petrolera con su trilogía de El Reventón, entre otros trabajos.

Pero uno de los principales intereses de su investigación es analizar el nacimiento y muerte de la democracia venezolana. En siglo XX lo hizo con sus precursores, con documentales como Rómulo Gallegos: Horizonte y Caminos (1984); Isaías Medina Angarita: Soldado de la libertad (1992) y Eleazar López Contreras: La Transición (1997). En tiempos más recientes ha sido reconocido por Tiempos de Dictadura, tiempos de Marcos Pérez Jiménez (2012), El Pueblo Soy Yo (2018) y Rómulo Resiste (2021).

“Estoy seguro de que no tengo que ser yo el único que hable de los presidentes del país. También vendrán nuevas generaciones a las que apoyaremos para que hagan los otros periodos presidenciales, que también son importantes. En todo caso, seguiremos haciendo este tipo de trabajos siempre que las condiciones lo permitan, porque creo que es de interés para todo los venezolanos, y sobre todo para los jóvenes”, acota.

Oteyza reconoce que el documental no es un género popular en la industria cinematográfica, y sobre todo en Venezuela. Aunque sus obras y otras películas recientes como Érase una vez en Venezuela (2020), de Anabel Rodriguez han tenido éxitos moderados en las salas de cine, admite que la falta de canales de divulgación de obras más pequeñas e independientes impide que el público conozca la vasta producción documental que tiene el país.

“En este momento el cine está atravesando una crisis, no solo del género documental, sino de ir al cine. La crisis económica no permite que los venezolanos puedan acceder con facilidad a las salas. Podrá ser en un futuro, pero en este momento no hay chance. La crisis del cine en general y el problema económico hace casi imposible que los documentales ganen espacio”, explica.

Ocaso

Una mirada inédita al ocaso de Carlos Andrés Pérez
Foto: Cortesía Siboney Films

No hay spoilers en lo que ya es historia conocida. Al final, Carlos Andrés Pérez consiguió su escaño en el Senado, pero la victoria de Hugo Chávez en las presidenciales cambió por completo sus planes. Miguel Rodríguez, el candidato apoyado por CAP, logró poco más de 19.600 votos, apenas el 0,30 % de la totalización. La situación no le fue mejor a AD y Copei. Si bien lograron la mayoría en las cámaras, esta sería efímera. El Congreso disuelto ese mismo año para dar paso a una Asamblea Nacional Constituyente. La quinta república y la revolución bolivariana ahora estaban en marcha.

Pérez intentó entonces postularse para ser constituyentista por el estado Táchira, pero fue derrotado. Con el triunfo del chavismo, algo había cambiado en el país. La ruptura con la política del puntofijismo y el descontento popular ahora se había convertido en abierta hostilidad contra todo lo que representara el pasado. Lo supo cuando un día, de visita a un pueblo en el que siempre era recibido con fiestas, un grupo de simpatizantes del nuevo presidente lo bañó en cerveza y corrió del lugar entre insultos.

También la razón por la que buscaba la inmunidad parlamentaria se volvió realidad. Ya en 1998 había resurgido un antiguo escándalo por unas cuentas bancarias secretas manejadas por la amante de CAP, Cecilia Matos. Tras su derrota electoral, el caso se convirtió en investigación de la Fiscalía. Para cuando un tribunal ordenó su detención en 2001, ya había huido a República Dominicana. En 2003, viviendo ya en Estados Unidos, sufrió un accidente cerebrovascular que terminó de alejarlo del foco público.

Aunque ya la política lo había exiliado de su partido y de la grandeza en 1993, ahora el destierro físico y su satanización en la narrativa oficialista terminaron de sepultar su resurgimiento, de la misma manera que sepultó después a la democracia.

Reivindicado

Una mirada inédita al ocaso de Carlos Andrés Pérez
Foto: Cortesía Siboney Films

Poco después de su derrota, se acordó finalizar el acompañamiento del equipo de Bolívar Films a CAP. Fue la última vez que Oteyza habló con él y no lo volvió a ver hasta que sus restos fueron repatriados en 2011. Aunque reconoce que hay una fuente interesante de investigación en cómo vivió sus últimos años de exilio, dice que no cuenta con material como para hacer otro documental. Para el director, su ciclo sobre el presidente que moldeó la política venezolana moderna ya puede darse por finalizado.

A 100 años de su nacimiento, 12 de su muerte física y 23 de su muerte política, Oteyza nota que la imagen de CAP en el imaginario venezolano ha cambiado radicalmente. Asegura que la distancia del tiempo y lo vivido en las últimas décadas ha hecho que la gente se libere de la emocionalidad que los invadía en esa época y esa caricatura del gran villano adeco. Cree que ahora, con un juicio más racional y pausado, han aprendido a reconocerlo con todas sus luces y sombras.

“Al momento en que nosotros entrevistamos a Carlos Andrés Pérez, era un hombre que había sido renegado por muchos venezolanos y amigos políticos. Era lo que se llama un perdedor. Pero el tiempo ha ido permitiendo a los venezolanos medir qué fue lo que se hizo con él y cuánta responsabilidad tuvo realmente en la crisis que vivió Venezuela en el siglo XX. Hoy en día me imagino que la mayoría ha ido teniendo una imagen de CAP más cercana a la realidad”, asegura.

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