• Los golpes de calor tienen una tasa de mortalidad relativamente alta. De hecho, quienes se recuperan pueden enfrentar problemas de salud en el futuro | Ilustración: George Wylesol para The Washington Post

Esta es una traducción hecha por El Diario de la nota How our brain tries to beat the heat — and why heatstroke is dangerous, original de The Washington Post.

Nuestro cerebro trabaja arduamente para coordinar y regular la temperatura de nuestro cuerpo. Sin embargo, las temperaturas elevadas y la humedad nos hacen cada vez más susceptibles al golpe de calor, especialmente cuando nos ejercitamos.

“Cuando sobrecalientas tu cuerpo, básicamente puedes cocinar tus células, y eso causará la muerte y disfunción celular de las mismas”, dijo Rebecca Stearns, directora de operaciones del Instituto Korey Stringer, una organización sin fines de lucro ubicada en la Universidad de Connecticut que se dedica al estudio y prevención del golpe de calor en atletas.

Es importante conocer los riesgos del golpe de calor y tomar eso en serio. No solo el golpe de calor tiene una tasa de mortalidad relativamente alta, sino que aquellos que se recuperan aún pueden enfrentar problemas de salud en el futuro, explicó Orlando Laitano, profesor asistente de fisiología aplicada y kinesiología en la Universidad de Florida. “Ahora creemos que el golpe de calor es casi como una conmoción cerebral”.

En un estudio reciente, Laitano y sus colegas descubrieron que el golpe de calor en ratones podía alterar el genoma y crear una mayor susceptibilidad a futuras enfermedades relacionadas con el calor y el sistema inmunológico.

En la actualidad, aproximadamente el 30 % de la población humana está expuesta a un peligroso calor ambiental durante al menos 20 días al año, según un estudio reciente. Este número podría aumentar hasta el 74 % de la población mundial para el año 2100 si el cambio climático antropogénico continúa sin cesar.

“Frente al calentamiento global y el cambio climático, eso se convierte, sin ánimo de hacer un juego de palabras aquí, en un tema caliente”, dijo Laitano, quien coescribió una revisión reciente sobre el golpe de calor.

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El golpe de calor y las enfermedades relacionadas con el calor

Cualquier persona puede desarrollar una enfermedad relacionada con el calor, aunque los adultos mayores y los niños pequeños son especialmente vulnerables. La alta humedad, la actividad física intensa y las noches sofocantes consecutivas también aumentan el riesgo.

Las enfermedades relacionadas con el calor pueden variar en gravedad, desde una leve insolación hasta un golpe de calor que pone en peligro la vida. La insolación es más común y puede presentar síntomas como mareos, fatiga, náuseas o dolor de cabeza, pero no un aumento drástico de la temperatura corporal.

El golpe de calor se define típicamente como tener una temperatura corporal central por encima de 104 o 105 grados Fahrenheit (unos 40 grados centígrados), lo que provoca una disfunción grave del sistema nervioso central, incluida la confusión, el mareo y la pérdida de conciencia. Esto puede provocar lesiones multiorgánicas y mucho más.

Sin embargo, puede haber diferencias significativas en la tolerancia individual al calor y hay personas que colapsan por debajo de este umbral, según Laitano.

Otro desafío potencial es que las enfermedades relacionadas con el calor pueden distorsionar el juicio, y la persona afectada puede no ser consciente de que está frente a un problema.

Cómo nuestro cerebro coordina la regulación de la temperatura

Las células de nuestro cuerpo funcionan correctamente solo en un rango relativamente estrecho de temperaturas, que se regula para estar entre 98 y 99,5 grados Fahrenheit (36,7 y 37,5 grados centígrados) en un humano sano. El calor extremo daña nuestras células, degrada las proteínas y daña el ADN.

“Cuando tienes eso, verás la cascada de efectos que provoca el cierre de funciones y daño a tu cuerpo”, dijo Stearns.

Nuestro sistema nervioso central trabaja arduamente para coordinar el control de la temperatura corporal y prevenir daños. Los sensores de temperatura en nuestra piel y órganos internos, llamados termorreceptores, están especialmente sintonizados a diferentes rangos de temperatura y envían señales a la corteza táctil de nuestro cerebro, lo que nos permite percibir el calor y responder a él, como salir del sol y dirigirse al interior.

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También tenemos un termostato interno ubicado en el hipotálamo de nuestro cerebro, llamado área preóptica. Al percibir nuestra temperatura corporal central, puede activar sistemas autónomos automáticos para comenzar a enfriar el cuerpo cuando alcanza una cierta temperatura, como mediante la sudoración y la dilatación de los vasos sanguíneos.

La forma principal en que nos enfriamos es a través de la sudoración de nuestras glándulas sudoríparas. A medida que el sudor se evapora, enfría nuestra piel. Esta refrigeración por evaporación representa aproximadamente el 80 por ciento de nuestra capacidad de enfriamiento durante el ejercicio, según Stearns.

Sin embargo, la sudoración es una “espada de doble filo”, dijo Laitano. “Es muy importante porque te ayuda a termorregular, pero también lleva a la deshidratación”.

El termostato interno de nuestro cerebro también activa el sistema nervioso simpático, lo que hace que los vasos sanguíneos de nuestra piel se dilaten. Nuestro corazón más que duplica su rendimiento para satisfacer la mayor demanda y bombea sangre caliente desde el núcleo de nuestro cuerpo hacia la superficie, donde debería enfriarse, si el aire exterior no está más caliente.

Los días calurosos y húmedos son particularmente peligrosos para el golpe de calor porque desafían nuestras habilidades naturales para termorregular. El aire caliente eleva la temperatura de nuestra piel en lugar de reducirla, y cuanto mayor es la humedad, más difícil es que nuestro sudor se evapore y nos enfríe.

Los dos tipos de golpe de calor

Existen dos tipos de golpe de calor: el golpe de calor clásico y el golpe de calor por esfuerzo físico.

El golpe de calor clásico es causado por el calentamiento pasivo del entorno externo, como durante las olas de calor. Por lo general, afecta a niños y adultos mayores que tienen una capacidad reducida para regular su temperatura corporal. En los niños pequeños, las glándulas sudoríparas pueden no estar completamente desarrolladas. Y con la edad, comenzamos a perder la capacidad tanto de percibir la sed como de termorregular de manera efectiva.

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El golpe de calor por esfuerzo físico ocurre cuando nos esforzamos físicamente con actividad intensa en clima caluroso. La actividad física calienta nuestros músculos esqueléticos cuando consume energía. Cuanto más intensamente se contrae el músculo, más calor se produce, lo que calienta nuestro cuerpo desde el interior además del calor ambiente del entorno.

El golpe de calor por esfuerzo físico puede afectar a cualquier persona que realice actividad física, pero es más probable que afecte a adultos jóvenes, especialmente atletas y personal militar.

“En la vida cotidiana, no vemos mucho fuera de escenarios competitivos porque las personas son inteligentes y se detendrán si no se sienten bien, antes de llegar al punto de sufrir un golpe de calor”, dijo Stearns.

Pero las personas en contextos deportivos y militares pueden estar motivadas para superar sus límites termorregulatorios. El golpe de calor por esfuerzo físico es la tercera causa principal de mortalidad en atletas durante la actividad física, solo por detrás de los problemas cardíacos y los traumas en la cabeza o el cuello.

Se estima que la tasa de mortalidad del golpe de calor por esfuerzo físico podría alcanzar alrededor del 27 %, mientras que la mortalidad en el golpe de calor clásico podría ser mucho mayor debido a su predominio en personas ya vulnerables.

Cómo el golpe de calor puede dañar el cerebro

Datos preliminares muestran que entre el 10 y el 28 % de los pacientes que sobreviven al golpe de calor pueden sufrir daños cognitivos o neurológicos a largo plazo, especialmente disfunción del cerebelo, una región cerebral importante para coordinar nuestro movimiento.

Las imágenes cerebrales meses o años después de un golpe de calor también han encontrado daños en las células del cerebelo y otras áreas cerebrales, incluyendo el hipocampo, el mesencéfalo y el tálamo.

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“Esto va a sonar muy triste. Es muy raro tener a alguien que tenga daños a largo plazo por un golpe de calor y sobreviva”, dijo Stearns. “La mayoría de esos casos, desafortunadamente, perecen. Pero hay muchos casos que requieren atención de por vida que están ahí afuera”.

Cómo prevenir y tratar el golpe de calor

Dedica tiempo para aclimatarte al calor y mantente hidratado. “Los primeros 10 a 15 días en los que alguien realiza una nueva actividad en un entorno cálido son realmente importantes para hacerlo de manera progresiva y gradual. Porque le das tiempo a tu cuerpo para adaptarse”, dijo Stearns.

No hagas ejercicios al aire libre solo y aprende a reconocer los signos de golpe de calor en ti mismo y en los demás. Salir del calor, incluso durante unas horas, te proteje durante las olas de calor. El aire acondicionado y los ventiladores eléctricos pueden ayudar, pero no siempre están disponibles, como durante un corte de energía. Mojar la piel con agua puede ser una alternativa efectiva.

Si te sientes mal, débil, confundido o agitado, todos esos son “indicadores de alerta”, advirtió Stearns. Tropezar, desmayarse o tener incapacidad para coordinar el movimiento también son signos que debes considerar tanto tú como quienes te rodean.

Busca bajar tu temperatura de inmediato, incluso antes de un diagnóstico completo si sospechas de un golpe de calor, según los expertos. “Existe una gran asociación entre la rapidez con la que enfríes a alguien y el pronóstico, es decir, cuál será el resultado”, dijo Laitano.

Puedes aplicar hielo envuelto en toallas en el cuello, la ingle o las extremidades. La inmersión en agua fría, donde se sumerge todo el cuerpo de la persona en agua helada, es el tratamiento de primera línea para el golpe de calor.

Con una mejor educación, una mayor conciencia pública y un tratamiento rápido, “el golpe de calor no tiene por qué ser mortal”, puntualizó Stearns.

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