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- En entrevista para El Diario, el candidato del partido Voluntad Popular habló sobre los principios que rigen su pensamiento político y cómo influirían en su potencial gobierno
Las primarias opositoras del 22 de octubre serán la oportunidad para que quienes se identifiquen con la oposición elijan no solo a su candidato para las elecciones presidenciales de 2024, sino también el rumbo que quieren ver en esa dirigencia. Si bien los 13 aspirantes tienen como objetivo común derrotar a Nicolás Maduro en las urnas y promover una redemocratización de Venezuela, cada uno cuenta con sus propias propuestas, ideas y principios que serán determinantes durante la próxima campaña.
De allí la importancia de conocer cuáles son las posturas que definen a cada uno de los candidatos dentro del espectro ideológico, y cómo esto podría influir en su toma de decisiones en el futuro. Como parte del seriado Elecciones primarias en Venezuela, El Diario busca presentar cuáles son las ideas políticas de cada uno de ellos, para que el votante sepa quiénes se ajustan mejor a sus propios principios para lograr esa identificación política.
En entrevista para El Diario, el candidato del partido Voluntad Popular, Freddy Superlano, compartió sus posiciones acerca de diferentes temas de interés público. Durante el debate Hablan los candidatos, el político se definió a sí mismo con postura ideológica de su organización, de centroizquierda y de tendencia progresista y socialdemócrata.
Estas son las ideas que perfilan su candidatura a las primarias:
¿Quién es Freddy Superlano?
Freddy Superlano es un político, docente e ingeniero venezolano de 47 años de edad. Luego de graduarse de bachillerato en la mención Construcción Civil, lo que le permitió trabajar desde los 18 años de edad, emprendió estudios informáticos y posteriormente completó las equivalencias para optar por el título de Ingeniero de Sistemas. Amplió su formación estudiando Educación Básica y Gerencia Pública.
Debido a que sus padres fueron dirigentes de Acción Democrática, Superlano incursionó en el ámbito político en su juventud. La mayor parte de su carrera política ha transcurrido en Barinas, su estado natal. Por más de una década fue coordinador de Voluntad Popular en la entidad y luego, en 2022, fue electo como coordinador político de ese mismo partido y responsable encargado dentro del territorio venezolano.
También es diputado de la Asamblea Nacional electa en 2015 por ese circuito y ha sido dos veces aspirante a gobernador. En su segundo intento consiguió ganar durante las elecciones regionales de 2021, aunque los resultados fueron luego anulados por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
Tamaño del Estado
—De ser presidente, ¿promovería usted una reducción del Estado?
—El Estado está reducido hoy en día. Más allá de la carga burocrática con la que se caracterizó a lo largo de estos veintitantos años, hoy en día existe una reducción que se ha dado natural, producto del éxodo, pero también producto de la deserción de funcionarios públicos que no han podido subsistir, sobrevivir con ese salario y han emigrado, no solamente del país, algunos que se han quedado en el país ya no están en la Administración pública. Así que es bastante reducido como tal.
Habría que evaluar qué ministerios pudieran fusionarse, que están cumpliendo una función burocrática exclusivamente y que pudieran fusionarse también unos con otros. Tal vez eso se evaluaría, pero ya hoy el Estado es bastante pequeño, no solamente en su carga de talento humano, del recurso humano, como se conoce, sino también inclusive dentro de su propio esquema presupuestario.
—¿Cuántos ministerios cree usted que debería tener el Poder Ejecutivo y con cuáles se quedaría?
—Mantendría los básicos, que tienen que ver con el tema energético, con el tema de la salud, con la educación, que creo que serán los que son vitales para el Estado como tal. Hay otros que revisaría, por ejemplo, el de las comunas, en qué nos beneficia todo esto, entre tantas otras cosas. Es decir, si esto ha sido solamente una manera de despilfarrar el dinero sin justificarlo ante otros órganos contralores, para qué ha servido como tal.
He manifestado esto en otras oportunidades. Nosotros no sabemos ni siquiera hoy en día con qué nos vamos a encontrar, y por razones básicas, no hay publicación del Banco Central de Venezuela sobre números reales de cómo está funcionando el Estado, ni en ningún otro ministerio. No se conoce la memoria y cuenta cuando es presentada, en este caso por el presidente fáctico Nicolás Maduro. De manera tal que hoy en día es muy complicado hablar acerca de lo que piensas hacer cuando no tienes la información real, pero sí estoy completamente convencido de que hay algunos ministerios allí que no tienen ningún tipo de funcionalidad para darle respuesta al ciudadano.
—¿Hasta qué punto cree que el Estado debería intervenir en la economía?¿Cree que se podría volver a ese modelo de Estado empresario que había en la democracia?
—Creo en el libre mercado, pero también creo en un Estado que tenga la capacidad de proteger y ejercer algunos controles. Por ejemplo, si abres hoy el libre mercado y abres la economía venezolana para que el empresario extranjero venga a invertir sin proteger al nacional, tienes una complicación. Y te coloco ejemplos muy básicos: ¿cómo pueden competir nuestros productores de papa con los productores de papa de Colombia? Se puede decir que si se abre al libre mercado eso significa que se pueda tener una competencia igual, pero es muy difícil, porque hay una competencia desigual. Es decir, toda nuestra infraestructura empresarial, industrial, agrícola, pecuaria, agroindustrial, está vendida por el suelo.
Nuestros empresarios no tienen la misma capacidad para competir. De manera tal que se tiene que reevaluar dónde puedes generar políticas de libre mercado, dónde tienes que hablar de libre importación y exportación, en este caso que sea lo que más nos pudiera beneficiar, pero también dónde tienes que tener una política que pueda ayudar a auxiliar a nuestros pequeños y medianos empresarios también.
—¿Cree que el Estado debería recaudar más o menos impuestos?
—El Estado hoy en día recauda un impuesto importante, pero se está centralizando, es decir, mucho de lo que hoy en día se recauda y que va a la Hacienda pública no se traduce en respuesta a los servicios públicos, no se traduce en respuesta a las exigencias que hacen desde las municipalidades. Nosotros hemos planteado en nuestro plan 2024 que parte de ese impuesto que logra recabarse en algunos de estos municipios, pueda quedar un porcentaje de eso en los municipios.
En el pasado existían unas leyes que beneficiaban a estados como el Zulia con la explotación petrolera y había una regalía allí que quedaba en el estado. Hoy en día, por ejemplo, el estado de Bolívar pudiera estar saliendo desde allí de manera ilegal, que no pasa tampoco por el Estado venezolano por su erario, aproximadamente unos 5 mil millones de dólares. Eso no se representa en el estado de Bolívar, cuando tú visitas esa entidad consigues carreteras que están completamente intransitables.
No basta entonces con que hoy se tenga ya una política tributaria, donde ya el ciudadano entiende que tiene que pagar algún tributo, que tiene que pagar por los servicios, sino que eso tiene que al final del día traducirse en mejor calidad en los servicios. Entonces yo creo que lo que tenemos hoy es revisable, inclusive algunas cosas pudieran mantenerse, pero de que esto vaya de verdad a la inversión como tal. Descentralizaría parte de lo que se está haciendo en la actualidad.
—¿Su gobierno buscaría solicitar préstamos a las instancias multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI)?
—No lo puedes descartar, pero tampoco puede ser la primera política. Es decir, el FMI también te daría una receta, y tú no puedes aplicar una receta ante una economía de la cual hoy en día no tienes conocimiento. Primero hay que hacer algunas cosas, lo primero es regresar la autonomía al Banco Central de Venezuela (BCV), y si vas a una política de libre mercado de manera gradual, como te decía anteriormente, que tiene que ir con algunos mecanismos de protección a nuestros pequeños y medianos empresarios, entonces tienes que tenerla ahí como una posible evaluación.
El FMI tiene represado o contiene en este momento cerca de 5 mil millones de dólares que eran para países afiliados que estaban relacionados con el tema de la pandemia. Eso hoy en día no lo hemos tocado. Nosotros hemos planteado tocar ese fondo que está allí para invertirlo en lo que nosotros hemos llamado nuestro plan Vale Familia, que es una transacción directa a 2,5 millones de hogares venezolanos. Para que esto pueda ir sustituyendo la política del CLAP.
Decir que acudir al FMI u otra instancia a lo inmediato, pues vamos a lo mismo que te estoy diciendo desde un principio, no se conoce realmente con qué se puede contar. Ahora bien, a lo mejor una entidad financiera es un mecanismo al cual se va a tener que echar mano, no lo descartaría pero no va a ser nuestra primera acción como tal.
Nuestra primera acción al llegar (a la presidencia) tiene que ver con cambiar toda la estructura económica en el caso de las leyes para poder tener una apertura, por así decirlo, sobre todo en el tema energético. Y después, si se hace necesario, recurrimos a él. Por hoy en día nuestras deudas son de 165 millardos de dólares aproximadamente, asumir entonces otra deuda como tal de manera inmediata, creo que no es la salida en este momento.
—¿Cuál es su posición ante la posibilidad de la reelección indefinida en Venezuela?
—Hay que acabar con eso. Nuestra posición es que no exista más nunca reelección presidencial. Que tengamos un periodo de seis años y que sea más que suficiente para que un presidente tenga la posibilidad de dejar su proyecto avanzado.
Por eso hemos hablado nosotros de un acuerdo político en lo sucesivo, que vaya más allá de lo político y de lo económico, es decir, con unos parámetros fundamentales. No se puede pensar en tener un proyecto de 12 años, y por una razón, en cualquier otra nación se habla de reelecciones de periodos de cuatro años y de una reelección de ocho años. En otros tal vez de diez, pero en este país donde tenemos 23 años con el mismo modelo, donde hay tanto temor por el tema de la reelección, tenemos que acabarlo de tajo.
Tal vez en 30 o 40 años exista algún tipo de reforma que permita que esto se haga, pero en la actualidad, para hablar de un periodo de transición en Venezuela en la situación en la que estamos no es solamente un periodo de 4, 5, 6 años, tal vez sea mucho más por el nivel de destrucción que tenemos en la actualidad. No debe haber ninguna reelección, hay que tener una sola elección con seis años y que más adelante, si la sociedad venezolana ha superado todas las calamidades que tenemos hoy y si nuestra sociedad política también ha tenido mucha más madurez de acuerdo con lo que hoy en día tenemos, pues seguramente pudiéramos hablar de eso.
Pero una de las primeras reformas del Estado que se debe hacer tiene que ver con acabar con la reelección presidencial. En las municipales y en los otros espacios que son de Poder Ejecutivo, tanto municipales como regionales, dejaríamos una sola reelección.
Privatización vs. Estatismo
—¿Estaría usted de acuerdo con que empresas del Estado que no sean productivas o necesarias sean privatizadas?
—Por ejemplo, Petróleos de Venezuela (PDVSA) no puede pagar ni siquiera sus operaciones más básicas, pero ¿quién te va a comprar PDVSA? Una empresa que tiene una deuda bastante grande, pero además eso tiene demandas en el exterior. Entonces no creo que exista un capitalista interesado en esto. Lo que se tiene que hacer con el tema energético y hablando de PDVSA, es que la inversión pueda ser 100 % privada en la explotación. Por eso se tiene que reformar la Ley de Hidrocarburos.
Hay otras empresas también que seguramente pudieran generar algún tipo de atractivo para la inversión privada. Por ejemplo, lo que tiene que ver con la energía eléctrica, entre tantas otras cosas. Otras que fueron expropiadas se tendría que evaluar si sus antiguos dueños quisieran que le regresaran su empresa y que se le pagara algún tipo de indemnización. Pero eso va a depender del servicio que se preste, cuál era la vocación económica que tenía esa empresa, qué garantías hay de su recuperación como tal, para ejecutar acciones de privatización.
—¿Cree que sería sano para la industria petrolera abrir el mercado a empresas extranjeras y promover la competencia con PDVSA?
—Claro que sí, es necesario. Si es verdad que tenemos las reservas más grandes de hidrocarburos, de petróleo, es nuestro subsuelo, también es verdad que son las de un petróleo con unas características donde el costo de producción de barril es más alto que el de producir un barril de petróleo liviano. Por ende, entonces, no todo el mundo tampoco está interesado en hacer una inversión. Entonces, tienes que hacer tan atractivo el negocio para el capital extranjero para que tengan la inquietud de venir a invertir en Venezuela.
Nosotros no tenemos hoy en día cómo hacerlo, de manera tal que se tiene que tener una política bastante amplia. Lo he dicho varias veces, el tema de la producción de petróleo en Venezuela o el negocio petrolero en Venezuela no tiene que ver con privatizar una empresa que es del Estado. Tiene que ver con el modelo de negocio, la modificación de la ley de hidrocarburos para que empresas de capital extranjero puedan tener más del 50 % en el negocio de la producción y exportación de petróleo. Por ende, es necesario para poder nosotros producir en un corto tiempo, entendiendo de que los lapsos hoy, producto de los objetivos que se han planteado en el desarrollo sostenible, sustentable en los próximos años, ya hay países con políticas hacia la menor producción de gases de efecto invernadero.
Tenemos muy poco tiempo para producir lo más que podamos nosotros de petróleo y para eso es necesario el capital extranjero.
Asistencia social
—Ante el estado actual de los hospitales y demás centros asistenciales, ¿cree que sería viable una privatización parcial o total del sistema de salud?
—Ese es un tema que nosotros defendemos y tenemos una política más proteccionista, si cabe el término. Ante una sociedad que tiene un salario hoy día de 5 dólares mensuales, no tienes capacidad para ir a ninguna clínica. Es decir, nuestra población hoy en día es mucho más chica. Nuestro HCM que tenían antes los empleados públicos y privados también, que era como un desahogo y que iba hacia la asistencia médica privada, hoy en día no ayuda con la salud pública que está totalmente colapsada.
Nosotros hemos planteado dentro de nuestro plan 2024, también en lo que es todo este tema energético, es la creación de un fondo, inspirado por cierto en otros países que han tenido éxito, por ejemplo, como el noruego o entre tantos otros, que es un fondo que se crea con las regalías del petróleo, con el impuesto sobre la renta, entre tantas otras cosas, que pudiera destinarlo a la creación de un fondo que atienda el tema de la salud en Venezuela. Es algo que pudiéramos hacer gradualmente.
Se puede permitir que la inversión privada también empiece a invertir en el tema de la salud, como antes sucedía, pero como Estado se tiene que garantizar al grueso de la gente atención médica de calidad, salud de calidad, para los que no tienen la posibilidad de pagar. Hay grandes ejemplos en otros países que no tienen una economía petrolera como la nuestra, pero que han podido desarrollar políticas públicas en función de la asistencia médica sostenida, en este caso por el Estado, y que sea también de calidad para los ciudadanos.
—¿Qué modelo aplicaría para mejorar el sistema de pensiones y recuperar el poder adquisitivo de los jubilados y pensionados?
—En el fondo que acabo de plantear hablamos de pensionados, jubilados y de salud. Es decir, es la creación de un fondo donde la persona después de tantos años pueda tener inclusive acceso a él. Por supuesto, de haber cumplido con ciertos requerimientos, en este caso cotizaciones, como establece la ley.
Ese es un fondo que en las primeras de cambio lo crearíamos para que ya en los próximos 3 o 4 años, apenas se genere el cambio político en el país, podamos tener acceso a él, pensionados y jubilados que tienen hoy en día una asistencia muy pírrica por parte del Estado, pero que el Estado en la actualidad, con la capacidad que tiene de producción, recaudación, no tiene posibilidades ciertas de poder, y no es que estoy justificando al gobierno fáctico venezolano, sino es a donde nos han llevado en la actualidad.
Uno de los productos internos brutos más pequeños, más chicos del continente, es el venezolano; estamos al mismo nivel tal vez de Haití, incluso algunas veces hasta por debajo. Si nosotros incrementamos nuestra capacidad y nuestro poder adquisitivo, también tendremos la posibilidad de crear políticas de Hacienda, de recaudación, además de todo lo que va a entrar al fisco, como ya te hemos dicho, por el tema del petróleo, por el tema del gas también, incluso también por el tema de la explotación minera, que tiene que ser regulada, tendremos más capacidad de crear un fondo también que ayude en este caso que pueda dignificar a lo que son los pensionados jubilados del país.
—¿Seguiría su gobierno con programas de asistencia social como Misión Milagro, Madres del Barrio o Amor Mayor?
—No tengo allí ningún complejo, decir que por política nosotros vamos a eliminar una misión o una asistencia social que es beneficiosa para la gente. ¿Dónde yo metería el ojo? en los CLAP, que se ha convertido en el gran negocio de una pequeña cúpula corrupta que se ha beneficiado, pero que no ha llegado a los sectores más necesitados, es decir, o no llega de calidad.
Hay algunas de estas misiones que nosotros podemos mantener si vemos que tienen un beneficio hacia el pueblo venezolano, sin ningún tipo de complejo ni purito. Así como también sacaríamos de circulación a aquellas que solamente estén beneficiando un pequeño sector o una pequeña cúpula corrupta.
—¿Y cuál sería su posición respecto al Sistema Patria y los bonos que otorga el Estado venezolano?
— Nosotros tenemos que pasar de la bonificación a un tema ya de salario como tal. La bonificación no tiene ningún tipo de incidencia en lo que deberían ser hoy en día lo que antes se conocía como el arreglo, cuando después de trabajar tanto tiempo tenías tú un arreglo económico y hoy en día eso no pasa. Es muy poco, hoy en día personas no se quieren jubilar después de haber cumplido ya sus 30 o 35 años de servicio porque simplemente con eso que ganan no pueden sostener a su familia, ni mucho menos.
Nosotros pasaremos, en compañía y en acuerdo con los sectores de los trabajadores, sindicales y con los gremios, de la bonificación al salario como tal. No es cualquier cosa, nuestra economía tal vez hoy en día no soporte eso, pero se tiene que ir pensando ya en esa transición hacia allá, hacia la dignificación del salario público.
A medida del sistema, de la plataforma, tal vez optimizar lo que se puede optimizar y mantener lo que sea beneficioso o que nos genere información más rápida, en este caso, al próximo gobierno.
—¿Cree que debe ser responsabilidad del Estado incluir en el sistema de salud pública servicios de salud mental, anticoncepción, salud sexual y dotación de medicamentos?
—Con el tema de salud mental y sexual, creo que el aspecto educativo nos puede ayudar mucho. Si ya pasas del Estado docente a la sociedad educadora, que es nuestro planteamiento en nuestro plan 2024, ayudas también a descargar parte de esta carga en el sector educativo, que tiene la capacidad no solamente de llegar a gran parte de la población. Para eso tienes que insertar de nuevo a 3 millones de jóvenes que están en edad escolar que no están insertados hoy en día en el sistema educativo venezolano.
Hay otros que no, que tal vez deban asumirlo la misma sociedad, la empresa privada y otros que seguirán siendo acompañados por el próximo gobierno.
—¿Consideraría como un derecho el acceso de las mujeres a productos de higiene menstrual?
—Por supuesto, pero no hemos pensado en una política pública para esto y nada que se le parezca. La pregunta nos abre a nosotros varios interrogantes al respecto sobre cosas que tenemos que seguir discutiendo.
Seguridad
—¿Cree que planes del régimen como la Operación Liberación del Pueblo (OLP) han contribuido a reducir los índices de inseguridad en el país?
—Todo lo contrario. Lo que hay es una gran negociación, siempre permanente, con un Estado que es incapaz de resguardar nuestro territorio nacional y se lo entrega a bandas. Para nadie es un secreto lo que pasa no solamente en el Arco Minero, en las fronteras nuestras con Brasil y con Colombia. Conozco esto por lo que he visto en mi estado sobre todo y lo que pasa también aquí en algunas barriadas y lo que sucede inclusive en las cárceles.
Es decir, un gobierno que no es capaz de mantener el orden en algunos metros cuadrados, entonces es muy difícil que lo pueda hacer inclusive en todo el continente. No estoy de acuerdo con las políticas que han sostenido en los últimos años que le das poder a la delincuencia para que se organice, para que se active, para que sea tu socio político incluso en esos sectores, pero donde dejas desguarnecidos al ciudadano.
—¿Y qué medidas tomarían en materia de seguridad?
—La primera tiene que ver con la administración de justicia, no es un tema que solamente sea unilateral, va de la mano también con lo que hoy en día tenemos. Hoy en día tenemos un andamiaje de impunidad, te hablo de administración de justicia, de nuestros jueces del Tribunal Supremo de Justicia, los que pueden existir en las regiones y municipios, de la propia Fiscalía y los que se dicen ser defensores.
Hay una total impunidad, el litigio se acabó en este país y ahora se convirtió en una transacción. Si hay impunidad no puede haber justicia y para que pueda haber justicia tienes que hablar de prevención, y eso va acompañado también con el tema del sector educativo.
Nuestros órganos también tienen que depurarse. Ya basta de que se tengan órganos de represión que solamente existan para el matraqueo, pero no para al final del día aplicar justicia. Nosotros eliminaríamos las FAES, por ejemplo, de una vez por todas, no solamente porque es un violador de los derechos humanos, sino porque se ha convertido al final del día en un parásito del Estado. Y los nuevos órganos o los órganos ya existentes tienen que ser depurados.
Hay que acabar con la corrupción dentro de los órganos porque para poder combatir a la delincuencia tienes que combatir primeramente a lo interno. Esa sería una de nuestras principales medidas y después, por supuesto, emplear todo plan de seguridad que haya sido exitoso en alguna otra parte del mundo o inclusive tenemos nosotros personas capacitadas, expertos que pudieran implementar cualquier medida de seguridad en lo sucesivo. Todo comienza por la depuración de los propios órganos de seguridad del Estado y esto pasa inclusive por la Guardia Nacional.
—¿Qué acciones tomaría usted para reformar el sistema judicial y el penitenciario?
—Tiene que existir una reforma del Estado y eso pasa desde la administración de Justicia, como ya lo he dicho, y creo que ha sido una de nuestras principales interrogantes inclusive que hemos planteado en su momento. Nosotros tenemos que hacer una reforma dentro de la Constitución, dentro de nuestras leyes, porque lo que tenemos hoy no le sirve para sostener al Estado y mucho menos si no existe tampoco separación de poderes en este país. Se tiene que hacer hoy en día una gran reforma desde lo económico porque tienes que desmontar todo el andamiaje económico de leyes que se han creado y leyes que contravienen el este caso el Estado de Derecho, como la Ley de Extinción de Dominio, que no te da posibilidad al derecho no solamente a la defensa, sino a lo que los abogados le llaman a la presunción de inocencia. Y bueno, tienes que hacer una reforma, aparte del problema que tenemos nosotros hoy en día, para que pueda venir la inversión que no ha venido porque no brindamos seguridad jurídica.
Para que exista equilibrio en una nación, se tiene que comenzar por reestructurar toda la administración de Justicia venezolana, ese sería el primer paso que estaremos dando nosotros en relación con las reformas del sistema judicial.
—¿Cree que el rol de las prisiones debería ser el de reeducar a los presos para que puedan reinsertarse en la sociedad al cumplir su condena?
—Es lo que establece el sentido común. No tiene sentido que una cárcel sea para que exista hacinamiento y violación de derechos humanos. Tampoco que no exista ninguna reingeniería, por así decirlo del punto social, en estas personas que por haber cometido un delito no tengan el derecho de ser reinsertados el día de mañana a la sociedad.
Nuestro sistema carcelario tiene que ir acompañado también de un profundo proceso educativo, de acompañamiento, de adiestramiento también en muchas de sus capacidades, para poderlos reinsertar el día de mañana apenas paguen su condena a la sociedad activa y productiva venezolana.
—¿Cree que el Estado debería invertir más en programas de formación y empleo para exconvictos?
—Creo que podemos hablar hasta de privatización de algunas cárceles, porque yo creo que el Estado tiene que descargar ciertas responsabilidades que existen en el sistema penitenciario venezolano en la empresa privada. ¿Y eso en qué? creo que hay que discutirlo, desde el tema de seguridad hasta el de alimentación. Pero que se le ponga una atención más cercana inclusive a ese venezolano, a ese ciudadano, a ese ser humano que está inmerso en medio de este ecosistema, pero que tenemos nosotros la responsabilidad como Estado de poderlo reinsertar en la sociedad productiva venezolana.
—¿Apoyaría usted la implementación de la cadena perpetua en el país?
—Yo lo tendría en debate. Incluso todos los lunes venía haciendo algún tipo de controversia y una de nuestras primeras era ¿qué opinas de la pena de muerte? Y esto trae un debate incluso religioso.
Con el tema de la cadena perpetua, creo que hay delitos en los que la pena de 30 años es muy poca incluso. Hemos visto atrocidades en el pasado, donde las personas cumplen cierta cantidad en la pena y nuestro código orgánico procesal penal les permite acceder a algunos beneficios. Revaluaría y colocaría en el tapete, en la discusión, en el centro del debate también preguntas como esas sobre la cadena perpetua y la pena de muerte.
Seguramente esto trae un conflicto, pero creo que como sociedad tenemos que hacerlo. Hoy en día discutimos sobre las cosas más básicas, que es comida, techo, salud, y no estamos en la discusión global que existe que tiene que ver con muchos de estos temas.
—-Ante la presencia de mega bandas como el Tren de Aragua, carteles de narcotráfico y grupos guerrilleros que controlan territorios enteros del país, ¿cree que será necesario el combate armado contra estos grupos?
— Por supuesto, en territorios que son nuestros y que están siendo controlados por bandas de la delincuencia armada y organizada, en muchos de estos casos hay que combatirlos con la fuerza. Ese debe ser el papel primordial también de la Fuerza Armada, no solamente resguardar territorios, sino resguardar a los propios ciudadanos.
Es increíble lo que pasa en muchos estados del sur del país, controlado en grandes territorios, o bien sea por la incidencia de las FARC o el ELN, o por otros grupos armados que han creado intereses económicos venezolanos para mantener allí alguna explotación sobre lo que están haciendo. Creo que el papel fundamental de la Fuerza Armada, la de resguardar la Constitución, tiene que ver también con resguardar nuestro territorio nacional y también a nuestros ciudadanos.
El ciudadano no se siente protegido por la Fuerza Armada porque es inexistente en muchas partes de su territorio. Todo lo contrario, cuando ven un alcabala ven una amenaza también. Pero creo que hay efectivos militares que creen en la institucionalidad, en la Constitución y ellos tendrán, pues seguramente, el rol fundamental de reinstitucionalizar de nuevo la Fuerza Armada y que se reinserte en su principal rol como lo establece la Constitución.
Medio ambiente y sostenibilidad
—¿Cree que, más allá de las razones económicas, Venezuela debe buscar alternativas a la producción de petróleo para contribuir con el medio ambiente?
–El turismo es uno. Puedes hacer turismo y también puedes hablar de protección del medio ambiente. Cuando hablamos de la producción y explotación 100 % petrolera de capital extranjero, parte del rol que debe tener el Estado tiene que ver con la protección del ambiente y ahí tenemos que ser bastante rigurosos en todo esto.
Por eso hay que hablar también de creación de energías alternativas, distintas a las que producen los gases de efecto invernadero. Aquí hubo un parque eólico, por ejemplo, que se perdió en el estado Falcón. Nosotros tenemos que pensar de nuevo en eso, además de la energía solar y entre tantas otras cosas que nos permitan también rescatar e ir hacia energías alternativas en función de la protección del ambiente. La misma Fuerza Armada acompañada con la maniobra del Estado puede ayudar bastante en la protección del ambiente venezolano, que en los últimos años hemos visto cualquier tipo de barbaridades.
—¿Qué medidas tomaría para frenar el ecocidio que se registra actualmente en el Arco Minero del Orinoco?
—Control y aplicar la ley. Eso ya lo establece la ley, la Constitución, hay muchas cosas allí que no se tienen que inventar, solo se tiene que aplicar la ley. Que existan instituciones que tengan separación de poderes que puedan aplicarlas sin ningún tipo de contemplación, compañerismo o compadrazgo mucho menos ideológico o político. Solamente aplicar la ley.
Para eso tienes que tener un Estado fuerte que esté comprometido también con el ambiente, en este caso en nuestro territorio venezolano y que tenga que aplicar las medidas que existen. Se puede seguir explotando el Arco Minero porque existen algunas regulaciones ya establecidas allí, inclusive cuál es el área con la que puedes hacerlo para producir el menor impacto a ese ambiente donde se encuentran estas riquezas.
—¿Qué opina usted sobre el cambio climático?
—Ya hay varios países que están insertados en esa discusión y en esa dinámica. Venezuela tal vez es uno de los que menos pueda estar en este momento en plena discusión, por lo que tenemos que insertarnos en ese camino porque es que el planeta es de todos al final del día. Por más que seamos un país con las reservas de petróleo más grandes del mundo, por más que tengamos nosotros la necesidad de explotarlos en lo inmediato, también tener mecanismos que nos permitan controlar que esto no se nos salga de las manos como ha pasado en el pasado o como sigue sucediendo en la actualidad.
—¿Contempla usted planes de reforestación en ciudades y bosques?
—Si, lo contemplamos. Tenemos grandes reservas en este momento que han sido deforestadas. Además que tenemos que verlo también con la posibilidad de negocio, es decir, muchos son los países que viven en este momento de la tala de árboles porque es planificada. Es decir, siembra gran cantidad de hectáreas, donde hay gran cantidad de pulmones vegetales y se planifican en el tiempo y en el espacio para poder seguir produciendo madera y sus derivados pero sin que eso signifique un ecocidio.
Tenemos nosotros una gran extensión en el país para poder comenzar de nuevo una reforestación a lo largo y ancho de Venezuela. Hay 5 millones de hectáreas en este momento que pudieran, parte de ellas, ser redireccionadas en esto.
—¿Considera que se debería decretar la creación de más parques nacionales y reservas naturales?
—Sin duda alguna. Se puede realizar con doble propósito y el turismo juega un papel fundamental en esto. Venezuela tiene grandes extensiones que pudiera protegerla en este momento y que pudieran utilizarse para el tema del turismo. Este es uno de los principales dividendos que pudiéramos nosotros generar así como otros países del mundo, su divisa o su producción petrolera o su oro no es negro, sino que se convierte en el turismo.
Tenemos las capacidades y potencialidades para esto. De esto se ha hablado muchas veces, pero el Estado nunca ha tenido una política como tal de inversión en este sector que nosotros estaremos dispuestos a hacer.
—¿Cree necesario actualizar y discutir leyes para proteger las reservas de agua dulce del país?
—Lo creo. Aunque tenemos reservas de agua dulce importantes en el mundo, tenemos que preservarlas. Y para eso hablábamos de un plan de reforestación o el tema de los parques nacionales, que son otra cosa que también es la protección del Estado en grandes extensiones de terreno donde creemos que hay fauna que proteger, pero que también ayudan a que las reservas de agua dulce, en este caso en otro país, se vean lo menos amenazadas posible. Entendiendo que esto también forma parte de una política global.
–-¿Qué acciones tomaría para que Venezuela pueda transitar hacia el uso de energías limpias y renovables?
—Tenemos que tener un plan de inversión también para ello. Cuando hablaba anteriormente de la capacidad energética que tenemos nosotros, no solamente desde el punto de vista de hidrocarburos, sino también de otros tantos. Te hablo también de otras potencialidades que tenemos para poder producir energías limpias, como algunos le llaman.
Tenemos que desarrollar políticas públicas para ello y en nuestro plan de desarrollo energético también lo hemos contemplado. No solamente estamos hablando de esto, sino que tenemos también un proceso en este momento de discusión con la academia al respecto.
Reivindicaciones sociales
—¿Usted está a favor de la despenalización del aborto?
—También lo coloqué entre una de las preguntas en el debate. Considero que la mujer tiene aquí un papel fundamental, porque se trata también de su cuerpo. Y si bien es cierto que nuestra Constitución, nuestras leyes, tienen algunas leyes ya que hablan al respecto, creo que hay que profundizarlas. Ese debate debe abrirse y nosotros estaremos dispuestos a, como Estado, podamos apuntar y desarrollar cualquier tipo de acción que vaya al respecto, para mejorar sin que esto vaya en menoscabo o violación de los derechos humanos.
—¿Cuál es su postura sobre el feminismo?
–En este momento es un tema sobre el cual se viene hablando, sobre todo en los últimos años. Muchas personas de las nuevas generaciones lo tienen como bandera, inclusive política. Creo que nos estamos insertando en esa discusión, pero también creo que los extremos son malos.
—¿Está usted a favor de la eutanasia?
—La evaluaría. Tengo convicciones religiosas también, pero creo que hay unas que son muy humanas. En algún momento debe ser considerada y esto tiene que ir acompañado de los pasos legales. Pero también estaría dispuesto a generar ese debate para hablar acerca de esto, porque hoy en día es una realidad, es algo que pasa todos los días.
Hoy en día no está completamente claro, es un debate que nos trae de nuevo a la discusión religiosa como tal, pero yo no sería esquivo con ella. Por los testimonios que uno va recogiendo, hoy en día me muestro mucho más abierto a estas posibilidades.
—¿Apoyaría que se incorporen temas como diversidad sexual y de género en los programas de educación sexual en las escuelas?
—Tendría cierto cuidado, porque este es un tema que es muy álgido. Todo lo que tiene que ver con la educación de nuestros jóvenes siempre despierta o pisa cualquier tipo de callo, sin que esto signifique exclusión, todo lo contrario.
No sé si esto deba ser insertado en una etapa donde el niño está en plena formación y en desarrollo o en una etapa donde está llegando ya más a su adultez tal vez. Creo que forma parte del debate que hay que dar. Los padres y representantes tienen que ser activos en el desarrollo de esta discusión.
—¿Está usted a favor del matrimonio igualitario y el derecho a la adopción homoparental?
—Creo en los derechos civiles, no sé si la palabra sea matrimonio como tal, pero sí creo en los derechos civiles. Nuestro lema siempre ha sido todos los derechos para todas las personas. En eso creo y esa discusión hay que darla en profundidad.
Un paso a la vez, no hemos empezado a caminar y ya queremos correr. Nuestra sociedad tiene que adaptarse de manera progresiva a estos temas. Creo en el tema de los derechos civiles que tenemos que ir ya hacia un proceso de igualdad en este caso. Ese sería el primer paso.
—¿Está usted a favor del reconocimiento de la identidad de las personas transgénero?
—Tenemos un ejemplo, hoy en día quien también es precandidata, Tamara Adrián Hernández, fue diputada transgénero por este partido (VP). De manera tal que es un tema que para nosotros no es ningún tipo de tabú, todo lo contrario, son personas que han asumido su responsabilidad no solamente ante la sociedad, sino para consigo mismo, quienes somos nosotros entonces para quitarles ese derecho.
—¿A partir de qué edad consideraría usted adecuado el cambio de género?
—Ahí sí hay una discusión que habrá que dar. Creo que eso involucra también a una sociedad científica. Más allá de aquellos que están a derecho a favor o en contra de manera automática, hay un debate más profundo que hay que dar donde pueden entrar otros sectores. La academia también pudiera entrar en plena discusión acerca de esto.
—A pesar de sus posiciones personales, si la AN aprueba (o rechaza) cualquiera de estos puntos, ¿lo apoyaría desde el gobierno?
—Si estamos de acuerdo, han sido suficientemente discutidos, tiene apoyo de los sectores, hay opiniones a favor y si creemos que estamos ya en el momento oportuno para esto, lo haríamos.
—¿Cree que Venezuela puede considerarse como un Estado laico actualmente? Esto considerando el apoyo que se da a las festividades religiosas católicas o el papel que juegan iglesias y grupos religiosos en la discusión de leyes.
— He recorrido el país y he estado en distintas celebraciones religiosas. Tenemos un país profundamente religioso y no estoy hablando de religión solamente católica, hay distintas expresiones en las cuales yo he podido asistir y ser testigo de ellas. Yo profeso la fe católica pero eso no significa que no conozca que existen otras religiones hoy en día en el país.
Sin duda, creo que la que más tiene ascendencia en Venezuela son aquellos que nos catalogamos como cristianos, creyentes en Cristo, y eso incluye a protestantes y católicos como tal. Creo que hay mucho de laico en nuestra sociedad, pero no sé si catalogarla como tal, porque no tengo el estudio de valor que eso me lo indique, no hay un censo reciente que te pueda estipular qué porcentaje se cataloga entre este tema de las religiones. Pero sí sé que somos un país de profundas raíces religiosas, sobre todo direccionadas hacia el cristianismo.
