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- En entrevista para El Diario, la candidata de Vente Venezuela habló sobre los principios que rigen su pensamiento político y cómo influirían en su potencial gobierno
Las primarias opositoras del 22 de octubre serán la oportunidad para que quienes se identifiquen con la oposición elijan no solo a su candidato para las elecciones presidenciales de 2024, sino también el rumbo que quieren ver en esa dirigencia. Si bien los 13 aspirantes tienen como objetivo común derrotar a Nicolás Maduro en las urnas y promover una redemocratización de Venezuela, cada uno cuenta con sus propias propuestas, ideas y principios que serán determinantes durante la próxima campaña.
De allí la importancia de conocer cuáles son las posturas que definen a cada uno de los candidatos dentro del espectro ideológico, y cómo esto podría influir en su toma de decisiones en el futuro. Como parte del seriado Lo que propone tu candidato, El Diario busca presentar a cada de ellos en sus ideas políticas más básicas, para que el votante sepa quiénes se ajustan mejor a sus propios principios para lograr esa identificación política.
En entrevista para El Diario, la candidata María Corina Machado, compartió sus posiciones acerca de diferentes temas de interés público. Durante el debate Hablan los candidatos, la líder del movimiento Vente Venezuela se definió a sí misma como de “centroliberal”, lo cual se alinea con el pensamiento de su partido, marcando además distancias del conservadurismo o la derecha radical con la cual se le ha intentado asociar desde el oficialismo y algunos sectores opositores.
Estas son las ideas que perfilan su candidatura a las primarias:
¿Quién es María Corina Machado?
Nació en Caracas el 7 de octubre de 1967. Es ingeniera industrial egresada de la UCAB, con una maestría en Finanzas del Instituto Superior de Estudios Administrativos (IESA). Inició su carrera en la década de los noventa como presidenta de algunas fundaciones sociales como Atenea y Oportunitas. Entre 2002 y 2010 fue la presidenta fundadora de la asociación civil Súmate.
Esta organización fue la encargada de promover el referendo revocatorio contra el entonces presidente Hugo Chávez en 2004. Luego de ejercer como presidenta de Súmate y activista por los derechos humanos, se postuló en las elecciones parlamentarias de 2010 por la circunscripción 2 del estado Miranda (municipios Baruta, Chacao y El Hatillo). Ganó con el 85,28 % de los votos, siendo la diputada más votada en la historia electoral venezolana. Además fue precandidata en las elecciones presidenciales de 2012, donde participó en las primarias de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), quedando en tercer lugar.
En el marco de las protestas de 2014, la Asamblea Nacional, entonces de mayoría oficialista, acusó a Machado de promover actos de desestabilización y se aprobó el allanamiento de su inmunidad parlamentaria. Esto permitió a la Contraloría General de la República inhabilitarla políticamente por un periodo de 12 meses. En el marco de su postulación para las primarias opositoras, el 30 de junio de 2023 la Contraloría anunció una segunda inhabilitación en su contra.
Tamaño del Estado
—De ser presidenta, ¿promovería usted una reducción del Estado?
—Absolutamente. Nosotros necesitamos un Estado al servicio del ciudadano, no un Estado dueño del país, con el ciudadano a su servicio. Necesitamos un Estado fuerte que pueda asegurarse que cumple su rol, que para mí es proveer los bienes públicos. Estoy hablando de seguridad, defensa, justicia y desde luego, que existan aquellos bienes públicos indispensables para que la sociedad pueda superarse y crecer. Salud, educación, formación técnica, protección social.
No significa que el Estado es el que provee estos servicios, sino que se asegura que todo venezolano tiene acceso a ellos. Pero yo no quiero un Estado, ni creo que sea eficiente, que haga alpargatas, areperas, antenas, televisores, camiones ni aluminio. Ni siquiera petróleo.
—¿Cuántos ministerios cree que debería tener el Poder Ejecutivo para funcionar eficientemente?
—Nosotros hemos estado pensando cómo racionalizamos esto, porque además hay que reducir los gastos del Estado. Entonces tú a veces tienes un poco de ministerios, desde el ministerio de la felicidad, de la verdad, de todas las cosas que el socialismo utiliza de banderas, pero que al final terminan siendo verdaderamente cínicas. Yo creo que esto hay que racionalizarlo y hemos estado trabajando en la agrupación de áreas que tienen competencias similares o que son sinérgicas entre sí.
Estamos alrededor de unos 15, 18 ministerios, donde obviamente tienes viceministerios. Por ejemplo, en el área de energía, tú metes todo lo que tiene que ver con energía, electricidad, energías nuevas, renovables. Y así en cada uno de los distintos sectores.
—¿Hasta qué punto cree que el Estado debería intervenir en la economía?¿Cree que se podría volver a ese modelo de Estado empresario que había en la democracia?
—Yo creo que zapatero sus zapatos. Nosotros no hemos conocido una Venezuela viviendo un modelo de desarrollo liberal, no lo hemos conocido. Antes de Chávez había socialismo, un socialismo que yo le digo vegetariano, pero socialismo al fin. El Estado seguía siendo quien decidía por ti, quien tomaba las decisiones, educaba a los niños, quien decía cuánto valía la moneda, dónde se invertía, quién podía producir y quién no. Es decir, todo sometido a la voluntad de quienes estaban en el poder, creando unos incentivos perversos.
Yo creo en todo lo contrario, en una economía absolutamente abierta, con reglas de juego muy claras e iguales para todo el mundo, y donde el Estado se convierte en un facilitador. No es el que te pone un obstáculo..
Entonces, necesitamos un Estado que se encargue de tener las cuentas claras, el país macroeconómicamente estabilizado, con una moneda fuerte, donde la meta tiene que ser llevar a cero inflación. Ese es el objetivo. ¿Cómo bajamos la inflación? ¿Cómo aumentamos el ingreso? De manera que tú puedas vivir bien con tu trabajo, ganar bien competitivamente con cualquier otro país del mundo, y cómo ampliamos la clase media a punta de trabajo productivo.
—¿Cree que el Estado debería recaudar más o menos impuestos?
—Ojalá recaude mucho más, con menos tasas. Es decir, hacer la torta mucho más grande. Donde nosotros tenemos mucha más gente, haciendo mucha más plata, y donde a todos les vamos a cobrar impuestos menores. Ojalá, para que la gente tenga mayor incentivo de invertir en Venezuela y no en otro país.Pero al final te queda más como Estado, porque la actividad económica crece.
Por eso nosotros llamamos la estabilización expansiva de la economía. Eso pasa por reconocer que hay que hacer una inversión en infraestructura enorme en Venezuela. Y eso va a ser infraestructura pública y privada. Nosotros tenemos que modernizar nuestras vías de comunicación, nuestras carreteras, nuestras autopistas, nuestros puertos, nuestros aeropuertos. Tenemos que modernizar nuestras comunicaciones.
—¿Durante su gobierno buscaría solicitar préstamos a instancias multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI)?
—Mira, todos sabemos que el desorden y el saqueo, el caos que estos criminales han hecho en nuestro país, en nuestras cuentas macroeconómicas y en todo lo que ha sido el manejo de los recursos del Estado es de tal magnitud que hoy en día tú tienes una deuda que se estima, porque nadie tiene los números exactos, que son 160 mil millones de dólares. Eso, según el FMI, va a terminar siendo a finales del año que viene 200 % del PIB. Nadie te presta un centavo con este desorden y con esas cuentas.
Entonces lo primero que hay que hacer es poner orden, así como cuando se pone orden en la casa hay que poner orden en Venezuela. Y entonces hay que sentarse con el FMI para que nos dé su certificación de cómo va a ser todo el proceso de manejo de la deuda para poder ir a un proceso de reestructuración. El que te diga que no, créeme que no entiende de lo que está hablando.
Si nosotros no vamos a un proceso de reestructuración de la deuda transparente, justo, que sea como yo digo win-win (ganar-ganar). Es ganar los venezolanos, y también que puedan ganar los potenciales inversionistas y acreedores. Porque para este proceso de inversión enorme que vamos a necesitar en todos estos sectores vamos a tener que tener acceso a financiamiento internacional. Pero sobre todo para los privados que van a venir a invertir en Venezuela.
—¿Qué posición tiene acerca de la reelección indefinida?
—A mí me gusta el modelo que nosotros teníamos: un mandato de 5 años cada 10 años. También entiendo que hay ventajas en un modelo de cuatro años con la posibilidad de una reelección. En general yo estoy en contra de la reelección para todo. Yo creo que el país y América Latina han sufrido con procesos de reelección en todos los ámbitos, ¿sabes? Yo creo que siempre hace falta sangre nueva, y generar incentivos correctos, porque así la gente no está pensando en qué tengo que hacer para que me reelijan, sino en dejar un legado y hacer las cosas bien en este periodo para el que me eligieron.
Privatización vs. Estatismo
—Usted ha mencionado que ha estado a favor de la privatización de aquellas empresas que no son indispensables para el Estado. ¿Qué pasaría con aquellas estratégicas, como por ejemplo, CANTV, Corpoelec o las hidrológicas?
—¿Qué significa estratégica para el Estado?¿Sabes qué es estratégico? Que la señora que vive en Palmarito, Mérida, o que viva en Santa Fe, en Sucre, abra el chorro de agua y le salga agua limpia 24 horas al día, 7 días a la semana. Eso es estratégico. Estratégico es que no se te vaya la luz nunca. ¿Sabes qué sería estratégico? Que tú tengas gas por tuberías en tu casa y no tengas que estar zanqueando una bombona de gas. ¿Eso lo puede hacer el Estado? No. Eso solo es posible eliminando monopolios, estimulando la competencia y la inversión.
Nosotros tenemos que traer las mejores inversiones, las mejores tecnologías y ponerlas a competir para que los venezolanos tengan Internet que vuela, la telefonía celular más barata, agua limpia y electricidad en su casa.
—¿Y en el caso de aquellas industrias como la CVG y PDVSA?
—Habla con los trabajadores de Sidor. Algunos trabajaron un tiempo con la Sidor privatizada, antes con la estatizada y hoy con la destruida. Pregúntales dónde prefieren trabajar. Todos me contestaron a mí en una empresa privada. En ese proceso de privatización, a los trabajadores les dieron acciones de la compañía, las famosas acciones clase B. Me decían que ganaban más dividendos por sus acciones de lo que les pagaban en el sueldo. Y su sueldo era 10 veces lo que ganan hoy.
Y vamos entonces al tema del petróleo. Nosotros tenemos hoy petróleo para 600 años al ritmo que estamos produciendo hoy. ¿Cuánto tiempo se estima en el mundo que el petróleo se va a seguir usando? 50, 60 años, porque viene una transición energética. Entonces, ¿qué hacemos?¿Nos vamos a quedar con 550 años de petróleo que pudo haber sido riqueza para los venezolanos?¿Cuánto cuesta sacarlos y convertirlos en bienestar y riqueza?
¿Lo invertimos en el sistema de salud, en el sistema de educación, en un sistema de justicia o lo invertimos en aumentar la producción de petróleo? Para lo primero, tú no vas a conseguir plata privada. Habrán algunos aportes en programas de cooperación, pero fundamentalmente es responsabilidad del Estado. Para lo segundo, inversión en petróleo, en gas, hidroelectricidad, en hidrógeno verde y azul, para eso sí hay inversión y capital extranjero, que viene, que invierte y tú le cobras regalías e impuestos.
Entonces, aquí se acabó el populismo. Aquí no hay plata para todo. Los que dicen que ellos quieren quedarse con PDVSA porque es del Estado, es decir, de los políticos de turno, sepan que no van a poder invertir en todas las demás áreas. No van a poder pagar la deuda laboral que hay con los pensionados. Yo sí, nosotros sí.
—¿Y cree que el Estado debería eliminar el subsidio a la gasolina y sincerarse con su precio?
—Nosotros tenemos que lograr una economía donde la gente gane bien, donde con tu sueldo puedas pagar tus servicios, y eso sí, exigir que sean de calidad. ¿Qué termina pasando con el tema de la gasolina regalada?¿Quién es el que consume más gasolina? Generalmente, el sector de la población que tiene más ingresos, que tiene más carros, que no se mueve en el transporte público. Entonces, es un subsidio regresivo. Se lo estás dando a quien más tiene. Eso no tiene sentido.
Entonces, que pueda haber apoyo para el transporte público y progresivamente tú vas disminuyendo esos subsidios,eso es perfectamente instrumentable. Pero eso sí, tú estás focalizando el apoyo en quienes más lo necesitan.
—¿Cree que podría ser peligroso girar tan bruscamente hacia el libre mercado con un aparato productivo tan deprimido?
—¿Qué queremos, socialismo en pequeñas cuotas?¿Vamos a seguir ahorcando al país, pero no de una, sino poco a poco? No. Es como que tú dices que un país que ha pasado hambre no lo podemos llevar a full nutrición. Todo lo contrario, unos niños que han estado yendo solo dos días a clases, ¿entonces vamos a llevarlos poco a poco a que vaya de tres a cuatro días?¡No! Si me preguntas a mí, yo quiero a los chamos siete días a la semana en clases, con deportes y actividades culturales los fines de semana. Pero tiene que ser una inyección de conocimiento, y lo mismo tiene que ser en la economía. Tú tienes que dar señales inequívocas de que esto es distinto. Tú no quieres un poquito de confianza, tiene que ser full confianza y tenemos que convencer a los actores económicos de que esta transformación es sostenible y no se va a revertir.
—En ese caso, ¿tomaría su gobierno medidas de protección o priorización de los productores nacionales sobre los extranjeros?
—Y creo que quienes están hoy en Venezuela ya tienen un pie adentro, eso es una ventaja, y ya conocen el país. Te aseguro que un empresario venezolano que ha sobrevivido estos años de persecución, maltrato y hostigamiento, tiene una fortaleza y una capacidad de flexibilidad, adaptación y creatividad que no tiene otro. Quizás tienen falta de capital, y allí es donde hay que asegurar que puedan haber inversiones y financiamiento.
Pero sabes que yo no veo como unos contra otros. Aquí va a haber oportunidades para todos. Si en algo yo creo y tuve experiencia en mi etapa de trabajo gerencial en el sector privado, es en las joint venture, alianzas entre empresas nacionales y transnacionales que tienen tecnología, capital y mercado.
Asistencia social
—Ante el estado actual de los hospitales y demás centros asistenciales ¿cree que sería viable una privatización parcial o total del sistema de salud?
—Nosotros necesitamos un nuevo sistema de salud público que garantice universalidad, cobertura universal, pero sobre todo basado en darle valor al paciente. El sistema de salud pública en Venezuela está en ruinas, y eso lo sabemos. Ahora, para poder garantizar que tú tienes atención digna, necesitas una inversión que ni remotamente hoy en Venezuela existe.
Entonces, yo creo que el Estado tiene que garantizar que nosotros tenemos un sistema de salud que pueda además trabajar preventivamente en todo lo que es la parte epidemiológica, la parte de vacunación, y a través de mecanismos con las empresas prestadoras de seguros, progresivamente que el ciudadano tenga la posibilidad de tener acceso al tipo de servicio que desea con su seguro, bien sea que lo provee un actor privado o que lo provee un actor público.
Entonces, yo lo que veo es una alianza sinérgica entre proveedores privados y el Estado, que nunca pierde su responsabilidad en el sentido de tutelar y de garantizar la calidad de la atención. Pero si hay un sector donde la tecnología va a transformar la calidad del servicio, es precisamente el sector salud, donde, entre otras cosas, tenemos que tener las historias médicas digitalizadas de manera que cada quien pueda tener acceso en tiempo real, cada uno, a toda la información de su vida médica.
—¿Qué modelo aplicaría para mejorar el sistema de pensiones y recuperar el poder adquisitivo de los jubilados y pensionados?
—Yo siento que es una de las deudas más grandes que tenemos como sociedad. Nosotros tenemos que garantizar que todo venezolano pueda, al final de su vida, tener una vejez digna. Ahora, ¿de dónde sale eso? Los modelos previos que teníamos, donde el Estado asignaba los recursos, pero manejaba los fondos de pensión, han resultado ser una estafa. Basta con ver dónde están.
El Estado nunca le puede poner la mano para el gasto corriente. Yo creo que hacia eso es que debemos de ir. Son unos fondos de pensiones con administración privada o pública, lo que cada persona quiera, y donde el Estado obviamente garantiza unos niveles de control y de seguridad que protejan al ciudadano.
Y en el periodo en que vamos instrumentando este proceso tiene que haber un programa de atención a quienes trabajaron toda su vida y este régimen chavista los arruinó. Ya no tienen tiempo para hacer un proceso de capitalización individual. Y parte de la necesidad de la privatización de muchas empresas, y el uso de los fondos, van a ir dirigidos a atender durante el resto de los años de vida a estos venezolanos que fueron robados por el chavismo.
—¿Seguiría su gobierno con los programas de asistencia social a pesar de que ya no tengan el nombre que tienen ahorita de emisiones?
—El problema con estos programas es que no solamente lo malo es el nombre. Es que buscan perpetuar la dependencia del Estado. El ciclo es brutal, un ciclo vicioso. Yo destruyo el empleo, acabo con la empresa privada, acabo con la moneda, de manera que los sueldos son írritos de hambre y hago a la persona dependiente del Estado a la cual le doy o le quito dependiendo de cómo se porte. Esto es monstruoso. Es una especie de esclavitud moderna.
Este ciclo hay que romperlo. Nosotros tenemos que lograr que todo venezolano pueda ser autónomo, ahora, ¿cómo llegamos allí? Cuando evidentemente tenemos una generación de niños que están creciendo sin educación, sin salud y sin mamás. Entonces, hay que atender esta emergencia y desde luego hay que construir programas muy eficientes dirigidos a atender a la familia, proteger a la familia. Sí, durante un buen tiempo vamos a tener que darles apoyo y protección para tener una sociedad productiva y que pueda ser independiente. La sociedad sostiene al Estado, no el Estado a la sociedad. Pero el Estado rinde cuentas, por supuesto.
—¿Cree que debe ser responsabilidad del Estado incluir en el sistema de salud pública servicios como salud mental, anticoncepción y el derecho del acceso a las mujeres a productos de higiene menstrual?
—Yo creo que esas deben ser las opciones que tienen todos los ciudadanos, desde luego. Y además, creo que es un tema de justicia, porque hoy en día unos tienen acceso y otros no.
Seguridad
—¿Cuál sería su postura con respecto a los despliegues policiales que actualmente se desarrollan como la Operación Liberación del Pueblo (OLP) u otros programas del Estado?
—Estamos claros que esos son, más que programas, despliegues de arrase en el cual se violan los derechos humanos y en la cual más bien hay ajustes entre bandas. Pero en el fondo, nosotros hemos tenido los últimos diez años, son los dos años más violentos de la historia de Venezuela.
—¿Cree que el rol de las prisiones debe ser el de reeducar a los presos para que puedan reinsertarse en la sociedad después de cumplir sus condenas?
—Creo que tienen que haber los incentivos correctos en las prisiones para que aquellos que han cometido faltas graves tengan sanciones. Para que a toda la sociedad le quede además muy claro que aquí en Venezuela el malandro va preso, el que matraquee va preso, el que viole la ley va preso, producto de un sistema de justicia donde se le garanticen sus derechos.
Ahora, indiscutiblemente hoy en día las cárceles venezolanas se han convertido en depósitos humanos, o inhumanos, y donde además hay mucha gente inocente o que ha cumplido la pena en exceso. Esto es brutal. Entonces desde luego tenemos que convertirlos en centros donde quien ha cometido una falta, además de enfrentar a la ley, efectivamente tenga la oportunidad de reinsertarse nuevamente y no volverlo a hacer.
—¿Estaría usted de acuerdo en la implementación de la cadena perpetua o de la pena de muerte?
—No estoy de acuerdo con la pena de muerte. Y aumentar las penas de cárcel podría ser algún mecanismo de desestimular el delito, pero creo que hay otros que son más efectivos.
—Ante la presencia de megabandas como el Tren de Aragua, cárteles de narcotráfico, grupos guerrilleros que controlan porciones completas de territorio, ¿cree que será necesario el combate armado contra estos grupos?
—Bueno, el Estado tiene que tener el monopolio de la violencia, sin lugar a dudas. Pero esto tiene que ser a través de cuerpos de seguridad civiles y militares debidamente entrenados, bien dotados, capacitados, con tecnología y con inteligencia. Desde luego, estos grupos habrá que desmontarlos con fuerzas de seguridad muy bien armadas, mejor de lo que están estas bandas criminales hoy, que están haciendo estragos en buena parte del territorio nacional.
Medio ambiente y sostenibilidad
—¿Qué opina usted sobre el cambio climático?
—Que es una realidad, pero que no se puede convertir en una bandera política, y que no es verdad que el uso de las energías se contrapone a un manejo eficiente y responsable del ambiente. Yo creo que es perfectamente factible combinar ambas, y en el caso de Venezuela, evolucionar, avanzar la transición energética haciendo uso adecuado de nuestros hidrocarburos con mecanismos de captura de dióxido de carbono, de reinyección en los pozos petroleros y además teniendo la energía más limpia del mundo, que es la energía hidroeléctrica.
—¿Contempla planes de reforestación de ciudades y bosques y si piensa que es necesario decretar más parques nacionales y reservas naturales?
—Tenemos muchísimos parques naturales, lo que pasa es que hoy en día están siendo devastados, entre otras cosas, por gente que está haciendo mucha plata asociada al régimen. Los parques naturales, además, son una fuente de generación de empleo y también de riqueza. Yo creo en el turismo ecológico, por ejemplo. No son parques nacionales para que se queden ahí y nadie los disfrute, todo lo contrario, ¿cómo los incorporamos a una economía limpia?
—¿Cree que será necesario actualizar y discutir las leyes para proteger las reservas de agua dulce del país?
—Es que no es tanto un tema de hacer nuevas leyes, sino de entender el valor estratégico que tiene Venezuela siendo el décimo reservorio de agua dulce del planeta. Esto es una maravilla. Es que el futuro es el agua, además el agua es energía. Entonces, ¿cómo vamos a aprovechar, cuidar, mantener nuestras cuencas para generar, a su vez, un beneficio ambiental, ecológico y desde luego un impacto económico positivo? La producción de hidrógeno, el caudal del Orinoco, el propio Orinoco a tal efecto, es una cosa que se pierde de vista.
Reivindicaciones sociales
—¿Su posición con respecto a la despenalización del aborto?
—Bueno, yo he sido muy clara en ese sentido. Para mí el valor superior es la vida, y por lo tanto yo no estoy de acuerdo con el aborto. Creo que el aborto es una situación trágica para la madre y desde luego es la pérdida de una vida. Sin embargo, entiendo que hay situaciones extremas que requieren acciones extremas, y las he dicho claramente.
Cuando la vida de la madre está en riesgo, cuando tú tienes un feto que no es viable, cuando una niña o muchacha ha sido objeto de una violación, o sea, hay circunstancias extremas que pueden justificar una acción que desde luego no es deseable y que para muchas personas tienen implicaciones en sus creencias y sus valores religiosos. Lo que yo sí le garantizo a los venezolanos es que yo nunca voy a imponer mi visión, mis valores o mis creencias religiosas desde la presidencia de la República. Hay temas que ameritan, desde luego, amplios consensos nacionales.
—¿Está usted a favor de la eutanasia?
—Exactamente la misma respuesta que la pregunta anterior.
—¿Apoyaría que se incorporen temas como la diversidad sexual y de género en los programas de educación sexual de las escuelas?
—Mira, yo creo que el rol fundamental en esta materia debe ser la familia. Yo creo que el Estado no debe imponer una visión en esta materia desde la educación preescolar básica, sino que debe ser una orientación a nivel de la familia. Y de hecho, en nuestra visión del nuevo sistema de educación para Venezuela, si algo creemos, es en la libertad de los padres para escoger la educación de sus hijos.
—¿Está usted a favor del matrimonio igualitario y el derecho a la adopción homoparental?
—En ese sentido también he sido muy clara: yo creo en la unión civil entre personas del mismo sexo.
—¿Está usted a favor del reconocimiento de la identidad de las personas transgénero?
—Este es un tema que amerita una reflexión muy profunda. Cada quien tiene derecho a tomar sus propias decisiones sobre su cuerpo y elecciones sobre sus preferencias. Pero antes debemos evaluar, ampliar y discutir con mucho respeto las implicaciones que una decisión de esta naturaleza tendría para nuestra sociedad.
—¿Y cuál es su postura acerca del feminismo contemporáneo?
—Yo soy feminista contemporánea. ¿Qué creo yo? Que todos tenemos derechos y que no puedes tener obstáculos por tu género, tu raza, religión, o por tus preferencias políticas. Ahora, lo que yo creo es que las mujeres, así como tenemos que darles oportunidades, tenemos que demostrar que somos buenas y mejores. No aspirar a cuotas por ser mujeres, sino por ser mejores.
—¿Cree que en Venezuela actualmente se respeta el principio del Estado laico?
—Yo creo en el Estado laico y sí creo que en Venezuela ha existido en las últimas décadas esta visión y yo creo que además es algo que la sociedad entiende y quiere. Lo cual no significa que el Estado reconozca el enorme rol y la gran contribución que pueden hacer las iglesias en muchas áreas que ameritan una atención urgente, desde la nutrición, la salud, la educación.
Creo que las redes religiosas en Venezuela han tenido un papel fundamental de cohesión, de orientación y de protección en estos años y yo creo que las iglesias serán un gran aliado en esa reconstrucción de una nueva Venezuela.
