- Las creencias y tradiciones para honrar a los difuntos es variada, aunque coinciden en visitar el lugar de descanso de los restos de seres queridos
El Día de los Muertos se celebra cada 2 de noviembre en países de América Latina como una forma de rendir homenaje a quienes se han ido de este mundo, con rituales y creencias propias.
Venezuela no escapa de las tradiciones de este día que coincide con el Día de los Fieles Difuntos en el calendario católico. Las familias venezolanas suelen reunirse en los cementerios para visitar las tumbas de sus seres queridos y rendirles homenaje.
“Es un momento de conexión emocional y respeto hacia aquellos que ya no están físicamente presentes, pero que siguen viviendo en los corazones y recuerdos de sus seres queridos”, explicó a El Diario el sociólogo Eduardo Quintero.
Agregó que aunque no se celebra como en México, donde realizan fiestas con comida y bebida debido a la creencia de que este día se les permite volver a compartir con quienes dejaron, en Venezuela también tienen sus formas de conmemorarlo.

“Uno de los rituales más comunes durante el Día de los Muertos en Venezuela es la decoración de las tumbas. Las familias llevan flores, velas y otros objetos simbólicos para embellecer y honrar los lugares de descanso eterno de sus seres queridos”, añadió Quintero.
Misas y rezos durante el Día de los Muertos
Los católicos, además de la decoración de las tumbas, mandan a hacer misas y rezos en las iglesias para pedir por el descanso eterno de las almas. Las familias se reúnen para compartir momentos de reflexión y oración.
“Todos los años, este día mandamos a hacer una misa y rezamos un rosario en casa. Además tratamos de visitar el cementerio para que nuestros familiares sepan que no los olvidamos”, contó Egle Salazar, quien cada año recuerda a sus padres y hermanas.
Otra de las actividades que se realizan en Venezuela es la construcción de altares dedicados a los difuntos.
Estos altares, conocidos como “ofrendas”, se ponen en los hogares y se adornan con fotografías de los seres queridos fallecidos, así como con flores, velas, comida y bebidas favoritas de los difuntos.

“Muchos no conocen lo que se denomina velorio de cruz. Esta es una tradición que se lleva a cabo durante la primera semana de noviembre en algunos estados, se coloca una cruz decorada en el lugar de descanso final de los difuntos. Las familias se reúnen alrededor de la cruz para rezar, cantar y compartir recuerdos de sus seres queridos”, señaló el sociólogo.
Salazar también enfatizó que durante todo el 2 de noviembre se enfocan en recordar a quienes ya no están en este plano terrenal.
“Es un día de recogimiento y oración básicamente, en la casa prendemos una vela en su nombre para guiarlo en el camino a la luz, si es que no lo ha alcanzado. Es difícil saber si consiguieron la paz o si están penando”, detalló.
Tiene la firme convicción que con las misas, rezos y velas pueden ayudar a los difuntos a conseguir el perdón de sus pecados, debido a su fuerte creencia católica.

Origen de estas creencias
Los orígenes del Día de los Muertos se remontan a las antiguas civilizaciones indígenas de México y América Central, como los aztecas y los mayas. Estas culturas creían que la muerte no era el final de la vida, sino más bien un tránsito hacia otro plano de existencia. Para ellos, era una ocasión para honrar a los difuntos y mantener viva su memoria.
En países como Estados Unidos el Día de los Muertos coincide con Halloween, a pesar de que ambas son dos festividades que involucran la celebración de los difuntos, tienen diferencias significativas en cuanto a su origen, tradiciones y enfoque.
El Día de los Muertos, celebrado principalmente en México y algunos otros países de América Latina, es una festividad profundamente arraigada en la cultura y la religión. Mientras que Halloween tiene sus raíces en la cultura celta y se celebra principalmente en países de habla inglesa y se centra más en la idea de asustar y disfrazarse.
La festividad del Día de Muertos fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 2003.
Para esta organización, la celebración por los difuntos representa el encuentro anual entre los pueblos indígenas y sus ancestros, y cumple una función social al reafirmar el papel del individuo dentro de una sociedad.