• Para los expertos, las instituciones en Venezuela, como el Estado o la Iglesia, impiden que haya algún cambio trascendental sobre la postura del poliamor en la sociedad. Los consultados por El Diario indicaron que esta cultura colabora a desarrollar áreas como la empatía o el trabajo en equipo. Para comprender la dinámica del poliamor, ocho venezolanos cuentan sus historias de éxitos y fracasos viviendo bajo esta manera de relacionarse dentro y fuera del país. Diseño de portada: Mayerlin Perdomo

La primera vez que Andrea Chourio escuchó sobre una relación no monogámica fue cuando vio la serie de HBO Big Love (2006-2011), que aborda la historia de una familia mormona fundamentalista practicante de la poligamia. Se sorprendió tras ver unos cuantos capítulos, ya que ella tenía una noción “tradicional” sobre las relaciones y el amor. Fue luego cuando conoció y se halló como una persona poliamorosa. Al igual que ella, muchos venezolanos han conocido y aprendido sobre distintos tópicos a través de películas y series disponibles en plataformas de streaming, publicaciones en redes sociales, programas de televisión y medios de comunicación. Eso ocurre ya que, al igual que la educación sexual y de género, se ofrece poca información al respecto en los colegios, que suelen estar marcados por la educación sexual monógama y en algunos casos religiosa, enfocada en el hombre, la mujer y vista desde una perspectiva únicamente biológica, desligada de lo social, según comentó un grupo de personas consultadas por El Diario. 

Pero lo que se ve a través de una pantalla puede no ser acertado, aunque genere risa o luzca como certero. Para muchos, parte de los contenidos que se exponen en Internet o los medios tradicionales suelen tener una visión estereotipada o prejuiciosa sobre lo que debe ser, por ejemplo, el poliamor. Así ocurre en las telenovelas y los programas de comedia, donde se habla sobre cómo es “idealmente” una persona homosexual o racializada. Junto con las instituciones como el Estado y la Iglesia, en conjunto, colabora a crear conceptos en cada individuo de la sociedad que pueden ser catalogados como “irrespetuosos” para un sector de la población.

“En la década de los noventa existía RCTV (Radio Caracas Televisión) y tenía el programa Radio Rochela, un conjunto de sketches. Uno se llamaba ‘La gente de la noche no ve la luz’, protagonizado por un vampiro que era ‘pargo’ y fue tan poderoso, que hizo legítimo que a todas las personas que tuviesen una alternativa fueran llamados así. Se crea una tipificación: la institución legitima una expresión y esa expresión puede ser erosiva para la personalidad de otras personas. Los medios de comunicación también pueden crear tipificaciones que evitan que reflexionemos sobre las cosas”, señala el sociólogo Erly Ruiz, quien estudia desde 2006 el amor y las relaciones en el país. Para él, si bien las tecnologías permiten conocer más sobre ciertos temas, también colaboran a reenganchar programas como el de RCTV, que en la actualidad, desde la perspectiva moderna, pudieran ser vistos irrespetuosos para varias personas.

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El poder de la web 3.0 para aprender sobre el poliamor

Ruiz explica que gracias al poder que se le dio a la Iglesia, muchos colegios venezolanos confiaron su educación a una visión religiosa de la vida, que en gran medida determinó los parámetros para relacionarse en el país. Con la televisión, se pasó a aprender aún más sobre el amor de pareja y a idealizar el “amor romántico”. Para él, en la actualidad, el último giro sobre ese tema tiene que ver con la existencia de la tecnología móvil, con la web 3.0, que brinda distintas herramientas donde también se obtienen significados sobre cómo amar, aunque no son abiertamente pedagógicos, destaca. De hecho, la búsqueda de la palabra “poliamor” en Google ha incrementado en la última década en el país y deja ver cierto interés en conocer más sobre el tema.

De acuerdo con Google Trends, que mide las tendencias de búsquedas de Google, el buscador más usado del mundo, Cuba, Argentina, Paraguay, Colombia y México son los países donde se hicieron más búsquedas de la palabra “poliamor” desde 2004 hasta la actualidad. En ese mismo periodo, Venezuela se ubicó entre los 30 países que más indagaron sobre el término, en la posición 21. Las dudas más buscadas relacionadas con el tema son: qué es el poliamor o su significado. Desde 2018 ha habido un incremento en la búsqueda de ese término en todo el mundo, siendo 2020 y 2021 los años con mayor frecuencia de búsqueda, con un 100 %, el valor máximo que da la herramienta de Google. En el país, los estados Miranda, Carabobo, Anzoátegui, Táchira y Bolívar son los que más buscaron sobre esa palabra en los últimos años, principalmente desde 2021.

Esa experiencia de aprender y dar a conocer sobre el poliamor se ve reflejada en la creciente creación de productos audiovisuales, como videos de TikTok o podcast sobre el tema, como el chileno Las Raras Podcast, creado por Catalina May y Martín Cruz. Ellos dedicaron un espacio para hablar sobre el tema en la tercera temporada. Desde su experiencia, Michael Hernández invita a quienes deseen conocer o emprender una relación poliamorosa a indagar sobre el tema. Lo que vivió le permitió llegar a la conclusión de que encontrar un balance de tiempo, gustos, responsabilidades y aspiraciones en una relación poliamorosa es “complicado”. Para él, es como incrementar la “intensidad” de una relación monógama, algo que puede ser abrumador para algunos.

El amor trasciende muchas cosas, más allá de lo tradicional. Nos enseña a generar tolerancia y respeto y elimina la discriminación de decir que para que una relación funcione tiene que abrirse a cometer fallas o infidelidades. Hay personas que consideran que su amor, el que sienten o que pueden sentir, puede abarcar a otras personas, entonces sí pueden tener una relación poliamorosa”, reflexiona Michael Hernández, quien indica que asimila las exigencias de las relaciones poliamorosas junto con las de la población LGBTIQ+, ya que en cualquiera de los casos se busca no ser discriminados e igualdad ante la ley.
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Superar la posesividad y la violencia

Chourio, por su parte, ha aprendido sobre el poliamor viviéndolo y equivocándose en el proceso. Señala que parte de sus experiencias poliamorosas las conocieron sus dos mejores amigas y sus tíos, quienes ayudaron con su crianza, así como su mamá, a quien le ha costado entender la dinámica. Ella ha decidido mantener bajo bajo perfil esa área de su vida, porque está consciente de que la gente la juzgaría y señalaría. En su lugar, se esfuerza por dar lo mejor de sí, ya que sabe que sus parejas necesitan respeto y apoyo.

Hay que entender que, estas son cosas que no deberían manejarse en la adolescencia, porque eres muy inestable y para esto se necesita estabilidad. Para mí, esto es algo que tiene que suceder con el consentimiento de todas las partes y mientras exista eso, nadie debe opinar. Para luchar contra la discriminación hay que entender que es una manera diferente de relacionarse entre adultos. No es algo que destruirá a la sociedad”, agrega Chourio, quien destaca que gracias a sus experiencias pudo madurar.

A diferencia de Chourio, Dariana Castellano decidió no ocultar esa parte de su vida. Ella hace activismo feminista y busca promover formas de relacionarse menos violentas, como el poliamor. Su visión concuerda con la del sociólogo Erly Ruiz, quien destaca que los venezolanos tienden a ser posesivos, una actitud que puede generar, a su juicio, exclusión. Castellano indica que parte de los hechos de violencia hacia la mujer están relacionados con el concepto de “amor posesivo”. Con su experiencia  poliamorosa y su vida, ha organizado conversatorios para hablar sobre los modelos de relación no monogámicos éticos. En su círculo de amigos existe mayor curiosidad que prejuicios para conocer sobre el poliamor.

Tiene que haber una ética humana que incluya la empatía, responsabilidad afectiva, que debe existir en cualquier relación. Tiene que existir el interés en el cuidado del otro y en ti mismo, basado en los ‘no negociables’. El amor comienza por uno mismo. Si uno no se observa a sí mismo, difícilmente podrás observar a otros y te vas a silenciar, con el tiempo, eso pasa factura”, dice Castellano.

Las relaciones son un complemento, según señala la psicóloga Layeiré Flores, por lo que explica que una relación saludable también debe promover que cada implicado pueda crecer en ella, sin perder su identidad y sus gustos, y complementar ese proyecto personal con el de la o las parejas. El poliamor, con base en las experiencias de los venezolanos consultados por El Diario, puede ser una forma de percibir la vida o una manera de relacionarse, una cultura capaz de retar la norma y desprenderse de las nociones tradicionales establecidas por la Iglesia.

Al normalizar la posesividad con la pareja, la estás viendo como algo que se posee y eso genera círculos de violencia. Se ve principalmente en el hombre, pero también pasa con algunas mujeres. Se nos ha enseñado a competir. La posesividad es una consecuencia de ese fenómeno. El poliamor y otros modelos relacionales ejercitan la deconstrucción de la ética relacional en la sociedad. Al ser poliamorosos, en vez de competir y construir muros, tendríamos más tendencia a construir puentes y trabajar en equipo, ser más solidarios y eso es una lección invaluable”, destaca Castellano.
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Aprender a deconstruirse

Aunque existen herramientas y experiencias para hablar sobre el poliamor y llevar el tema a la sociedad, no todos están dispuestos a asumir esa conversación. El sociólogo Erly Ruiz señala que las personas que se educaron en décadas anteriores pueden no cambiar su manera de percibir el mundo. A ello se le suma que las instituciones más importantes del país no están adaptadas a la relación de poliamor, ya que se decantan a favor de la monogamia. Una acción que podría marcar el quiebre de esa dinámica es que el poliamor se vincule a otras instituciones y luchas.

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“El sistema político venezolano puede llegar a ser muy conservador. Lo ideológico es conservador, mientras que la utopía es transformadora. Lo que determina el gobierno actual es lo ideológico, es la conservación. Somos conservadores, por la influencia de la Iglesia, por el gobierno que se hace llamar ‘revolucionario’, pero es por su instinto de autopreservación. En la actualidad el poder evangélico está avanzando mucho en Venezuela. Ahora no solo son solo los católicos, sino también los evangélicos”, subraya Ruiz.

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“Te estás engañando a tí mismo”, “quieres tirar con todo el mundo”, “usas el poliamor como excusa”, son algunas de las voces discriminatorias más comunes de la sociedad venezolana respecto al poliamor, comenta Arlette Montilla. Ella invita a las personas a cuestionarse cada ámbito de la vida para conocer más sobre las posibilidades de amar. Eso sí, destaca que empezar una relación poliamorosa no debe ser excusa para ser infiel. Recomienda a quienes ya han incursionado en ese tipo de relaciones a revisar periódicamente los acuerdos. En ese proceso de aprendizaje constante logró el bienestar que buscaba.

Esa misma experiencia de Montilla la vivió aparte Víctor Abache, quien siendo poliamoroso entendió que las relaciones no monógamas colaboran a promover el amor propio, el respeto hacia el otro, mejorar la empatía, promueve la sensibilidad y la responsabilidad afectiva. Él fue uno de los que se desligó del “morral de prejuicios” que muchos cargan a lo largo de sus vidas. En su opinión, es decisión de cada quien adaptarse a los cambios en las sociedades. Ese acción de soltar los prejuicios en ese viaje del conocimiento propio y externo lo explica Alexandra Sanabria como “deconstruirse”.

El amor es libre, pero dentro de los parámetros legales y reglas sociales. La gente puede hacer lo que quiera, no hay que meterse en la vida del otro y respetar, entender que hay gente que ama a su manera y que una persona tenga una relación poliamorosa no es problema de nadie. No hay que emitir opiniones sobre relaciones ajenas. Las personas poliamorosas no buscamos jugar con los sentimientos o emociones de nadie, solo queremos amar y ser amados”, sentencia Alexandra Sanabria y dice que para combatir la discriminación sobre el tema hay que visibilizar las buenas prácticas.
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Cuestionarse la vida para entender el poliamor

Castellano señala que en entrevistas previas ha recibido comentarios violentos sobre su manera de ser y relacionarse. En su experiencia, en la sociedad venezolana hay una constante condena social a lo desconocido. Aunque ha observado avances, todavía ve que hay personas discriminando y rechazando las formas alternativas de existir y de relacionarse. Ella se queda con la postura de quienes deciden cuestionarse la vida, ya que para ella todo empieza por allí, haciéndose preguntas sobre lo desconocido, estando abiertos para escuchar experiencias y construir nuevos conocimientos desligándose de cualquier noción ideológica y religiosa.

Amen, sin prejuicios, con fidelidad, con honestidad, con respeto, con comunicación, con negociación y aunque suene contradictorio, amen con desapego. Estos son los valores de las relaciones poliamorosas que tiene que tener cualquier relación para ser estable y duradera. La fidelidad no se puede ver desde la perspectiva monogámica. Deben ser honestos y sinceros con las personas con las que se están relacionando. Siempre tiene que haber acuerdos y parámetros. Cuando hablamos de desapego, no es estar en una relación sin apegarse a la otra persona, sino saber que tu pareja no es tuya, tu pareja decide estar contigo, cuando entiendes eso, puedes abrir la relación o involucrar a más personas”, recomienda el psicólogo Jorge Blanco.

A lo largo de sus vidas, Arlette Montilla, Dariana Castellano, Alexandra Sanabria, Víctor Abache, Andrea Chourio, Michael Hernández, Leandro Viloria y Jesús Gutiérrez han logrado encontrar su bienestar viviendo como personas poliamorosas o con relaciones no monogámicas éticas. Según comentan, para llegar a ese punto de sus vidas tuvieron que atravesar un mar de voces cargadas de prejuicios y experiencias que les dejaron un sabor dulce amargo.

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Sus experiencias y las opiniones de expertos consultados dejan ver que para descubrir el poliamor en Venezuela hay que darle un vistazo profundo a la sociedad que permita comprender su realidad, que puede ser más compleja de lo que se piensa. Para ellos, quizás a través de esas experiencias pudieran hallarse algunas claves para avanzar como país. Ellos pudieron superar las adversidades y sanar heridas del pasado a través del amor, ese que les dejó aprendizajes y anécdotas y que se expande más allá del tabú.

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