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- Un psicólogo explicó que la autoexigencia se podría deber a una experiencia en el pasado | Foto: Pexels
La vida cotidiana de las personas está llena de metas personales y profesionales que pueden tener un alto costo para la salud mental. El exceso de autoexigencia que se impone no solo para cumplir las propias expectativas, sino también las demandas de otros, puede ser perjudicial.
El psicólogo Raúl González, experto en terapia de tercera generación de la Facultad de Psicología de la UNAM, señaló en una entrevista para Infobae que las exigencias a las que se somete una persona pueden volverse insostenibles, lo que aumenta el riesgo de padecer depresión
El especialista mencionó que la sobreexigencia o autoexigencia en una persona podría tener relación con alguna experiencia pasada en la escuela, núcleo familiar o en el trabajo. Enfatizó que la repercusión de algún hecho en la vida de la persona podría obligarla a perseguir metas que al final no logran producir satisfacción.
Agregó que los resultados de algunos de estos hábitos conducen al individuo a padecer una ansiedad social, lo que le produce un intenso y persistente temor a ser observado y juzgado por su entorno.
Algunos expertos en psicología de la Clínica Mayo de Estados Unidos, alertaron que en algunos casos extremos se podría ver afectado el rendimiento laboral y profesional, como también una baja autoestima, hipersensibilidad a las críticas e incluso sentimientos de vergüenza.
Lo efectos en la salud
González mencionó que otros de los efectos que puede generar la sobreexigencia en una persona son las alteraciones en los ciclos de sueño y de alimentación. Comentó que en su experiencia como terapeuta ha identificado a los pacientes debido a “las distorsiones cognitivas y las creencias personales”.
El especialista argumentó que en la mayoría de los casos las percepciones personales sobre lo que se debería lograr repercuten más en las personas que los resultados obtenidos por una acción.
Dio como ejemplo la situación de una persona que se sobreexige para ser reconocida por sus jefes de trabajo, en vez de enfocarse en la calidad y resultados de lo presentado.
“Metas como recibir elogios y aprobaciones a nivel personal son el camino más corto hacia este problema”, resaltó González.
Qué son las distorsiones cognitivas
Las distorsiones cognitivas son patrones de pensamiento que pueden dar como resultado malos entendidos y provocar emociones negativas en una persona.
El psicólogo explicó que entre las distorsiones cognitivas se encuentra el “filtraje”, que es lo que hace que las personas se enfoquen solo en el aspecto negativo de una situación.
Otra distorsión sería el “pensamiento polarizado”, que pone al individuo en una posición extrema y opuesta frente a una misma situación, como juzgarse a sí mismo como bueno o malo, exitoso o fracasado.
Las “falacias de control” también pertenecen al grupo de distorsiones cognitivas, en las que el sujeto cree poder manejar todo su entorno.
“Tener la idea de que yo puedo manejar todo lo que está a mi alrededor bajo mi control, o que todos los errores son por culpa mía”, agrega González. Mencionó que en estos casos las consecuencias podrían llevar a la persona a deslindarse de sus responsabilidades o, en un entorno laboral, aceptar más de ellas.
En el caso de los “etiquetaje globales”, se refiere al hecho de tomar en cuenta un único aspecto de la persona y etiquetarlo de forma negativa. El especialista lo atribuye a que algunos centros de trabajos son inflexibles respecto al aspecto físico y personalidad de los empleados. Por ejemplo, la exigencia de códigos de vestimenta.
Cómo evitar estos trastornos
González resaltó que lo primero para enfrentar la autoexigencia es aprender a identificar las distorsiones cognitivas y errores que se cometen en la vida laboral. Esto implica asistir con un profesional en el área de psicología, especializado en terapia conductuales, para que ayude a reconocer cuándo un paciente enfrenta sobreexigencia en su vida.
Además, destacó la importancia de incluir la relajación como hábito. Recomendó el método de Mindfulness, una técnica de meditación que ayuda a conectar la mente y el cuerpo para desarrollar una mayor conciencia. A través de esta práctica, las personas aprenden a reconocer sus pensamientos, creencias y sentimientos de manera más consciente.
Otra de las recomendaciones para salir de la sobreexigencia es trazar objetivos reales según las circunstancias profesionales o personales.
