• El presbítero Josiah K’Okal había salido el 1° de enero de su congregación en Tucupita. Líderes warao de la zona, reunidos en asambleas, exigieron a las autoridades una investigación “transparente” del caso

Funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) encontraron el 2 de enero el cuerpo sin vida del sacerdote keniano, Josiah K’Okal, quien estaba desaparecido desde el día anterior. El hallazgo ocurrió en una zona boscosa de la carretera que atraviesa la isla de Guara, en el estado Monagas. 

De acuerdo con el portal Tanae Tanae, el cadáver se encontraba colgado de un árbol, presumiblemente ahorcado, por lo que las autoridades iniciaron una investigación para determinar si se pudo tratar de un homicidio. El lote de tierra donde lo encontraron estaba a pocos kilómetros de la frontera entre Monagas y Delta Amacuro, estado donde K’Okal vivía y realizaba su actividad religiosa.

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K’Okal salió en bicicleta el 1° de enero de la casa de la Congregación Misioneros de la Consolata, en el sector Paloma de Tucupita (Delta Amacuro). El portal indicó que no le avisó a nadie a dónde se dirigía, aunque acostumbraba hacer ejercicio por las mañanas, así que no despertó inquietudes hasta la tarde, cuando sus compañeros se percataron de que no había regresado.

En su recorrido, visitó la comunidad indígena de Janokosebe, y luego continuó por la misma carretera en la que más adelante aparecieron sus restos. La última que se le vio fue al cruzar la alcabala de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) con dirección hacia Monagas. 

Exigen justicia

Hallaron muerto en Monagas al sacerdote keniano desaparecido
Imagen referencial de indígenas warao en Delta Amacuro. Foto: Cortesía

Tanae Tanae reseñó que luego de que los miembros de la congregación reconocieran el cuerpo del padre K’Okal, se realizaron en las poblaciones indígenas aledañas varias monikatas, es decir, asambleas de líderes waraos para discutir un tema urgente. Participaron las comunidades de Yakerawitu, Villa Daniela, Janokosebe, 23 de Febrero, El Palomar y Los Cedros.

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Allí, los representantes indígenas expresaron su duelo por la muerte del sacerdote, que consideran ocurrió en “circunstancias extrañas”. Por lo mismo, pidieron a las autoridades una investigación “limpia, pulcra y creíble” del caso. De igual modo, exigieron un pronunciamiento por parte de los gobiernos locales.

De hecho, el portal recordó los asesinatos de Irma García y Luciana Moreno, que también provocaron conmoción en la comunidad warao. El cuerpo de García apareció a principios de febrero de 2023 cerca del Paseo Manamo, en Tucupita. Posteriormente Moreno, de 18 años de edad, fue encontrada en un terreno pantanoso del sector Gusina, en la misma ciudad. 

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Ambos cuerpos presentaban golpes y señales de una posible agresión sexual. Sin embargo, hasta la fecha los cuerpos de seguridad no han mostrado avances en ninguno de los casos, lo que provocó que organizaciones indígenas se manifestaran. En su reunión, los líderes waraos expresaron su temor de que ocurra lo mismo con el caso del padre K’Okal.

En otras tierras

Hallaron muerto en Monagas al sacerdote keniano desaparecido
Foto: Cortesía Tanae Tane

Josiah K’Okal nació en Kenia, y en 1993 se unió a los misioneros de la Consolata. En 1997 llegó a Venezuela, donde vivió ocho años en la comunidad warao de Nabasanuka, en el municipio Antonio Díaz de Delta Amacuro. Allí aprendió su idioma y cultura, dedicando su carrera no solo a la evangelización, sino también a la investigación y defensa de los derechos de los indígenas. 

De acuerdo con sus redes sociales, el presbítero realizó cursos de Derechos Humanos en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), además de estar certificado como docente por el Ministerio de Educación. También estudió Antropología en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, en Ecuador.

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En 2020, K’Okal viajó a Boa Vista, Brasil, para realizar un trabajo de campo sobre la migración warao y de otras etnias a ese país debido a la emergencia humanitaria compleja venezolana. En una entrevista para la revista SIC, el sacerdote denunció la situación de hacinamiento e insalubridad en los campamentos indígenas de varias ciudades brasileñas en plena pandemia de covid-19. Además de la inseguridad alimentaria que padecían no solo waraos, sino también pemones, kariñas y eñepas. 

Posteriormente regresó a Venezuela, donde retomó su actividad misionera en Tucupita. Era conocido como “Bare mekoro” (“Padre negro”, en warao). Tanae Tanae destacó que K’Okal era un personaje “sumamente popular y carismático”. Acostumbraba visitar las comunidades indígenas en bicicleta o caminando, ya que había sido maratonista durante su juventud en Kenia.

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