• Los migrantes que cruzan la frontera suelen hacerlo por las dificultades económicas en sus países de origen, pero la pandemia ha ampliado ese círculo. Foto: Reuters

Venezuela es una herida abierta tanto para quienes aún la viven como para aquellos que la dejaron atrás. Sus habitantes huyen en masa, cruzan fronteras nevadas, terrenos áridos y atraviesan ríos con el propósito de llegar a un destino menos hostil, que les permita tener la calidad de vida que en su país es imposible.

Recientemente las imágenes del cruce fronterizo entre México y Estados Unidos, tradicionalmente realizado por centroamericanos, ha cubierto las portadas de los medios estadounidenses al mostrar bebés en brazo, ancianos cargados y adultos provenientes de Venezuela que solo huyen del destierro al que nos ha llevado como sociedad el chavismo.

A pesar de que las fronteras están cerradas por la pandemia del covid-19, los inmigrantes ilegales siguen llegando a territorio estadounidense, cruzando en masa por todos los espacios posibles, que incluyen desiertos y caudalosos ríos con afluente que cubren la cintura de un adulto promedio.

De acuerdo con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) en lo que va del año fiscal 2021, 724.984 personas han cruzado ilegalmente alguno de los pasos fronterizos con México.

De este grupo, 323.457 personas son mexicanas, 136.689 hondureñas, 127.680 guatemaltecas, 39.824 salvadoreñas y 97.334 de otras nacionalidades, entre los que se cuentan los venezolanos.

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Existen diez condados en tres estados (California, Arizona y Texas) por los que los migrantes sin papeles cruzan de México a territorio estadounidense, aunque donde se han visto las imágenes más dramáticas de venezolanos atravesando ríos han ocurrido en la ciudad Del Río, en Texas.

La última semana, a través de la cobertura de periodistas en terreno, se pudo observar a un hombre cargando a una señora mayor, ambos provenientes de Maracaibo, una de las ciudades más afectadas por la emergencia humanitaria compleja de Venezuela.

De acuerdo con información recabada en las redes sociales, el hombre se llama César Andrés Padrón Rincón, un prospecto del beisbol venezolano que en el pasado estuvo en el roster de las Águilas del Zulia, aunque nunca jugó en campo, y pasó una temporada en los Orioles de Baltimore. La señora, en edad avanzada, se llama Irma.

Más de 3.500 venezolanos cruzaron la frontera sur de Estados Unidos en abril
Foto: Reuters

30% de los migrantes no provienen de Centroamérica

Según datos oficiales de CBP publicados la primera semana de mayo, el 30% de todas las familias encontradas a lo largo de la frontera en abril provenían de países distintos de México y los países centroamericanos de Guatemala, Honduras y El Salvador, en comparación con solo el 7,5% en abril de 2019, durante el último año.

De acuerdo con un reportaje del The New York Times “en marzo se encontraron más de 12.500 ecuatorianos, frente a los 3.568 de enero. Casi 4.000 brasileños y más de 3.500 venezolanos fueron interceptados, frente a solo 300 y 284, respectivamente, en enero. Se espera que las cifras en los próximos meses sean mayores“.

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Por su parte, Washington Examiner asegura que más de 6.000 venezolanos cruzaron ilegalmente la frontera sur y fueron detenidos por la policía federal. Solo 265 fueron devueltos al sur de la frontera o devueltos a Suramérica, mientras que 5.770 fueron detenidos.

Nunca antes habían llegado tantos venezolanos a la frontera por cruces ilegales. Los datos federales revelan que se encontraron de 20 a 80 venezolanos en la frontera cada año entre 2007 y 2018. Incluso en 2019, en medio del aumento de familias y niños de Centroamérica que creó una crisis humanitaria, solo unas 2.200 personas de Venezuela atravesaron la frontera durante todo el año.

Desde la India y otras partes de Asia, se embarcan en viajes de Phileas Fogg. Algunos tomaron autobuses en sus lugares de origen a ciudades como Mumbai, donde abordaron aviones a Dubai y luego se conectaron a través de Moscú, París y Madrid, y finalmente volaron a la Ciudad de México. Desde allí, se embarcaron en el viaje en autobús de dos días para llegar a la frontera con EE UU.

Muchos de ellos están ingresando a Estados Unidos a través de amplias aberturas en el muro fronterizo cerca de Yuma, evitándolos de las rutas riesgosas a través de regiones desérticas remotas, donde los migrantes con frecuencia pierden el rumbo, o por el Río Grande en Texas, donde los migrantes ocasionalmente se ahogan.

La Ley de Asilo de EE UU otorga protección a quienes sufren persecución debido a su raza, religión, nacionalidad, opinión política o pertenencia a un grupo social en particular.

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La mayoría de los migrantes están siendo liberados para esperar audiencias de inmigración que podrían demorar años, y si no obtienen el asilo, muchos pueden terminar quedándose de todos modos, lo que se suma a los millones de inmigrantes que viven en los Estados Unidos sin permiso.

El gobernador de Arizona Doug Ducey ante la migración masiva de ilegal declaró el estado de emergencia en varios condados el mes pasado y desplegó la Guardia Nacional a lo largo de la frontera.


Aunque el gobierno estadounidense intenta enviar rápidamente de regreso a los migrantes que cruzaron ilegalmente la frontera bajo la orden de salud de emergencia conocida como Título 42, que promulgó Donald Trump el año pasado (esta norma no tienen nada que ver con disposiciones legales migratorias), México se ha negado a aceptar a muchos migrantes de América del Sur, Asia y el Caribe.

En muchos casos, esos migrantes terminan siendo liberados en territorio estadounidense con un aviso para comparecer más tarde en un tribunal de inmigración.

Migrantes cruzan fronteras por el efecto de la pandemia

La Administración de Joseph Biden ha tenido que lidiar en su primer semestre de gobierno no solo con los efectos que ha causado el covid-19 en territorio estadounidense, sino con una migración masiva producto de los efectos que ha generado en la economía mundial.

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Solo en abril, la Patrulla Fronteriza encontró a 178.622 personas, el número más alto en 20 años. En los últimos meses, agentes fronterizos han detenido a ciudadanos provenientes de más de 160 países, y sus nacionalidades coinciden con la peor devastación del virus.

Más de 3.500 venezolanos cruzaron la frontera sur de Estados Unidos en abril
Familias de Venezuela cruzando el Rio Grande el 26 de mayo. Foto: REUTERS / Go Nakamura

La mayoría de los migrantes siguen siendo de origen centroamericano, que huyen de la violencia de las pandillas y los desastres naturales. Pero los últimos meses también han traído una ola de migración muy diferente que la Administración Biden no estaba preparada para abordar: los refugiados pandémicos.

Son personas que llegan en cantidades cada vez mayores desde países lejanos donde el Coronavirus ha causado niveles inimaginables de enfermedad y muerte, que han visto diezmadas sus economías y calidad vida. Si antes de la pandemia, ganarse la vida era un desafío en esos países, ahora se ha vuelto casi imposible.

Los migrantes que cruzan la frontera de Estados Unidos suelen hacerlo por las dificultades económicas en sus países de origen, pero la pandemia ha ampliado ese círculo. Aunque no existen registros en la frontera sobre las razones por las que han elegido salir de sus naciones, funcionarios de la Patrulla Fronteriza y operadores de refugios, sugirieren que el colapso laboral provocado por el virus, está impulsando gran parte de esta nueva oleada.

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