• Se espera la respuesta de la petición que se introdujo el pasado 3 de marzo en el Vaticano para abrir la causa de beatificación 

Actualmente Venezuela cuenta con tres beatas religiosas (Madre María de San José, Madre María Candelaria de San José y Madre Carmen Rendiles y un laico (José Gregorio Hernández) que fue beatificado el 30 de abril de 2021. Pero, desde el primer trimestre de 2021, el compás de posibilidades se abrió para contar con más modelos de santidad en el país. 

El 3 de marzo de 2021, el administrador Apostólico de Caracas, cardenal Baltazar Porras, se reunió en Roma con el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos de la Santa Sede, cardenal Marcello Semeraro, y le entregó la petición “Nulla Osta” para la causa de beatificación de José Alí Lebrun, quien en vida fue el segundo cardenal que tuvo Venezuela (nombrado por el Papa Juan Pablo II el 2 de febrero de 1983) y quien fungió como presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela en dos periodos.

En ocasión del centenario de su nacimiento (1919-2019) se recogieron numerosos testimonios sobre su vida tanto de clérigos y religiosos como de laicos. Surgió de muchos de ellos la propuesta de dar a conocer su vida como modelo de vida cristiana, y por qué no, de abrir su causa de beatificación. Se consultó a la asamblea episcopal y al clero caraqueño. La opinión unánime fue positivau0022, explicó desde Madrid cardenal Porras para El Diario.

Actualmente, Venezuela, no posee ningún santo, promovido por la fe popular y reconocido por la Iglesia Católica. De aceptarse su causa, Lebrún sería el primer cardenal en iniciar su proceso de beatificación.

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“Estamos en la etapa previa de recolección de datos, testimonios, y la conformación de un equipo de personas en unión con la Vicaría de la Santidad de la Arquidiócesis de Caracas. Se ha designado postulador en Roma y vicepostulador en Caracas para comenzar a dar los pasos exigidos por la Congregación para la Causa de los Santos”, señaló Porras.

El cardenal Baltazar Porras entregó la petición "Nulla Osta" para la causa de beatificación del cardenal José Alí Lebru
Foto: Cortesía

Aunque no se han develado nombres, destaca, por ejemplo en Roma, la abogada ítalo-argentina Silvia Correale, quien ha sido la responsable de las causas de beatificación y canonización de Rendiles y Hernández.

El camino a la santidad. Para que una persona con fama de santidad sea proclamada santo, debe superar, al menos, tres etapas: siervo de Dios, venerable y beato.

“Al cardenal José Alí Lebrún ya se le abrió un proceso por la Arquidiócesis de Caracas. Primero viene la fase diocesana y se abre donde la persona murió, después de cinco años de la persona ya fallecida. De aprobarse en El Vaticano, sería el primer cardenal venezolano que se le abre un proceso”, resalta el Padre Pedro Pablo Aguilar, director de prensa de la Conferencia Episcopal Venezolana.

El proceso del cardenal José Alí Lebrún

Venezuela cuenta actualmente con al menos 20 causas de beatificación abiertas. Resaltan al menos 18 venezolanos con el título de “siervo de Dios” y dos con el de “venerable”. Pero antes de ostentar dichos títulos, fue necesario que en Roma se acepte la solicitud y se abra la causa de beatificación de la persona con fama de santidad.

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Recientemente, cardenal Porras emprendió un viaje a Roma, por lo que se espera que existan avances o novedades sobre la petición hecha meses atrás.

“El Vaticano tiene expertos para llevar a cabo esta causa; pero es un proceso sumamente lento y riguroso. ¿Qué fue lo que llevó cardenal Porras? Un informe sobre la vida y las virtudes del candidato. Entonces, se postula la causa ante la Santa Sede. Después que ellos revisen esa biografía, ese informe amplio, donde también se resaltan sus virtudes, la comisión establece que él sea declarado siervo de Dios. ¿Qué quiere decir esto? Que la Congregación para la Causa de Los Santos examina el informe y emite un decreto que se llama ‘Nulla Osta’. Es decir, que no existe impedimento para abrir la causa. En este momento estamos en ese proceso: que le contesten a su eminencia que no hay impedimento”, señala la historiadora y  profesora de la Universidad Católica Andrés Bello, María Mestas.

Para el Administrador Apostólico de Caracas, en América Latina, en general, no se han ocupado con constancia en promover modelos de vida cristiana. Por eso, según señala, el calendario universal tiene pocos santos latinoamericanos. 

“El papa Juan Pablo II en ocasión del jubileo del año 2000 impulsó el que se dieran a conocer modelos de vida cristiana de nuestro tiempo. En Venezuela, en los últimos años del siglo pasado y en lo que va de este tercer milenio, se han abierto causas de obispos, sacerdotes, religiosas y laicos. Suman unas quince procedentes de varias diócesis: Caracas, Cumaná, Los Teques, Valencia, Maracaibo, Calabozo, San Cristòbal, Mérida. Es un trabajo que exige dedicación y constancia”, explica, desde Madrid, el Administrador Apostólico de Caracas, cardenal Baltzar Porras. 

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No obstante, hace la salvedad que tiene el conocimiento que, con anterioridad, monseñor Jesús Manuel Jáuregui Moreno a comienzos del siglo XX le había propuesto a monseñor Antonio Ramón Silva la apertura de la causa de monseñor Zerpa, sacerdote merideño, pero no se concretó.

“No es asunto de ángeles”

José Alí Lebrún Moratinos nació el 19 de marzo de 1919 en Puerto Cabello (Valencia, estado Carabobo). Fue el mayor de cinco hermanos y, según refieren los historiadores, siempre manifestó su vocación para seguir a Dios como sacerdote. 

José Alí Lebrún
Foto: Cortesia

“Fue un hombre profundamente espiritual que se interesó mucho por los necesitados, los desasistidos y por formar familias católicas, cristianas. Fue un gran defensor del matrimonio”, señala la historiadora Mestas. 

Lebrún estudió en el colegio de los Hermanos de La Salle y luego en la Universidad Gregoriana de Roma. Por razones de la Segunda Guerra Mundial, terminó sus estudios en Bogotá, Colombia.

Fue ordenado sacerdote el 19 de diciembre de 1943 en Valencia y desde entonces destacó en los distintos cargos que asumió en Valencia, Maracaibo y Caracas. También fungió como director del periódico El Carabobeño, entre 1943 y 1956. 

Era un hombre piadoso y humilde, con una confianza ilimitada en Dios y una fe inquebrantable en la Iglesia como madre y maestra. Fue un hombre humilde y sencillo quien puso siempre por delante el bien del otro al suyou0022, recalca Porras.

Por su edad, renunció al gobierno pastoral de la arquidiócesis el 27 de mayo de 1995 y falleció el 21 de febrero de 2001 como consecuencia de un ataque al corazón. En ese entonces, el papa Juan Pablo II lo recordó públicamente por su compromiso pastoral de la renovación de la Iglesia. Dos décadas después, la Iglesia Católica venezolana lo impulsa como modelo de santidad.

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En ese sentido, Porras recuerda que en cada ser humano habita Dios y que, por ende, en cada uno de nosotros hay un grado de divinidad. “La santidad no es asunto de ángeles sino de seres humanos con carne y hueso con virtudes y defectos, pero en los que sobresalen los primeros. Siempre podemos rezar por nuestros difuntos y pedirles favores. No tiene que ser exclusivo de quienes están en proceso abierto de beatificación. Al contrario, la buena fama y la solicitud de favores son una puerta a la consolidación de cualquier causa de beatificación”, dice Porras.

En ello coincide la profesora Mestas quien sostiene que el llamado a la santidad es para todos. u0022Podemos tener albañiles, padres de familia, religiosas, parteras, por qué no, un cardenal camino a los altares, si se prueba que vivió una vida de santidad y que vivió lo que se llama las virtudes en grado heróicou0022.

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