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- El equipo de El Diario conversó con Ginette Hernández, la productora del proyecto audiovisual que cuenta la historia de un héroe andrógino y “no tan brillante”. El proceso inició en diciembre de 2021 y en marzo de 2022 inició el diseño de las animaciones
El talento venezolano continúa destacando en el mundo. Sin embargo, en Venezuela aún hay profesionales que apuestan al país desde sus áreas de trabajo. Los creadores audiovisuales Ginette Herández y su esposo, Adrián Díaz, dan fe de ello con su proyecto Kam Bur, una serie animada para niños hecha por mano de obra criolla, en Caracas.
Ginette Hernández, la productora de Kam Bur, conversó en entrevista exclusiva sobre el proyecto. La serie está en fase de desarrollo, se está creando el capítulo piloto y buscando alianzas que financien la producción independiente. Su objetivo es crear una temporada de 10 episodios de entre 5 y 10 minutos y que se puedan ver en línea, a través de un portal web o una plataforma de streaming.
Además de encargarse de la producción, Ginette es quien le da forma al guion. También funge como manager del proyecto y guía de las personas que han colaborado en la elaboración de Kam Bur. Stop, un cortometraje nacido en la empresa de la pareja, Wambo Lab, fue la antecesora de la serie animada.
Kam Bur inició en diciembre de 2021, cuando sentaron formalmente la idea en un guion, y se extendió hasta mediados de marzo de 2022, momento en el que empezó el proceso de producción y diseño. La animación es de tipo 2D put out, que no es la tradicional, pero es una especie de híbrido con la 3D. Es similar a algunas producciones de Disney y Cartoon Network.
Los orígenes de la serie Kam Bur
El animador 2D Adrián Díaz fue el promotor de la idea original del proyecto. Junto a Hernández estuvo desarrollando por años una serie de ideas para abordar la historia y llevarla al lenguaje gráfico; así nació Kam Bur. Es un proyecto que, además de destacar el talento venezolano, apuesta a la inclusión.
Subraya que la historia se desarrolla en el futuro en el planeta tierra, sin especificar si se trata de Venezuela u otro país. Los fondos donde se ubica Kam Bur dejan ver que vive en un espacio como la selva amazónica. El capítulo piloto aborda el tema de un niño que quiere bailar en una competencia y su padre no lo deja, es allí donde entra el personaje principal de la historia y lo salva.
Algunas de las referencias para crearla es El increíble mundo de Gumball (2011) por el estilo gráfico y visual, y las temáticas que trata. Kam Bur es de género comedia y el nombre de la serie vino del trato que tiene Adrián con sus amigos, ya que entre ellos le ponen nombres a sus acciones.
“El ponch de la serie y de lo que puede llamar la atención es que el personaje principal es andrógino, que no necesariamente es hombre o mujer, tiene una personalidad versátil. No se define nunca si es de algún género. No definir eso nos ayuda a generar inclusión”, destaca la productora del proyecto.
Un héroe no tan brillante
Kam Bur es una palabra que usa regularmente Díaz, por lo que quiso ponerle ese nombre al personaje principal. “A él se le ocurrió a un personaje que tratará de hacer las cosas pero quizás no es la persona más brillante del mundo”, indica Ginette sobre la torpeza del protagonista.
En audio y doblaje hay palabras que se incluyeron en guion de la jerga venezolana, pero usa una mezcla entre jerga venezolana y un español neutro, que no necesariamente es venezolano del todo. Ginette Hernández adelantó que al final del piloto hace referencia a una reconocida serie venezolana. “Se le siente el sabor venezolano, pero no es que esté explícito”, subraya.
“Quisimos ponerle ese nombre también porque solo los venezolanos le decimos así a la fruta”, completa. La referencia al cambur -que se conoce en otros países como banana- no es la única, existen otros elementos como palabras y el lenguaje que dejarán ver rasgos del país. Kam Bur está en su etapa de desarrollo de animatic y de layout, y elaboración de personajes.
Una labor compartida
Kam Bur representa la consolidación de un proyecto personal. Ginette Hernández es productora audiovisual y de animación desde hace cinco años. Es licenciada en Artes, mención Cine, de la Universidad Central de Venezuela (UCV). “No empecé como tal en la producción y animación, aprendí trabajando y empecé haciendo videos en Caracas. Ahora estoy trabajando con una empresa que está en México”, explica.
Su experiencia profesional se resume en trabajar en microproyectos. De resto hemos estado haciendo publicaciones para Instagram que pudieran ser piezas para redes sociales que colaboran a incrementar la experiencia en el área.
“Nosotros -Ginette y Adrián- hacemos este tipo de cosas desde hace mucho tiempo. Somos freelancers. Yo trabajo en la producción y en proyectos de animación con empresas y él es animador 2D, por su lado trabaja proyectos independientes. Nuestros trabajos en conjunto salen con Wambo Lab. Hemos ido haciendo una especie de laboratorio de ideas que se nos han ocurrido y las estamos desarrollando de manera espontánea y orgánica entre los dos”, resalta.
Pasos agigantados por la industria venezolana de la animación
Comentan en exclusiva que esperan tener el piloto a finales de 2022 y que la inversión que han hecho en el proyecto proviene de los ingresos de ambos. Buscarán financiamiento en 2023 para producir el resto de la serie, que está dirigida para niños de entre 7 y 12 años de edad.
El uso de colores, estética y otros elementos se manejan con lo que está “en tendencia” con otras series animadas infantiles en el mundo. Buscan que sea algo “comercial” para poder tener más alcance. “Queremos que sea una serie a la que los niños les llamen la atención, tanto como Gumball”, destaca Ginette.
Una vez desarrollen los próximos episodios esperan incluir ciertos elementos que tengan que ver con los venezolanos, pero que también puedan ser universales. En Venezuela ya se han hecho otras series animadas, como La isla presidencial (2010), con contenido adulto y Samuel y las cosas (2009), de corte infantil, sin embargo, el país continúa sin tener referentes en el área, ya que, a juicio de los creadores audiovisuales, es una industria poco explorada en el país.
“Uno siempre sueña. Nosotros hemos dado pasos, el primero sería terminar el piloto. El otro paso sería hacer la serie completa y que esta se convierta en una referencia de lo que se puede hacer en el país y que se genere más producción e inversión de animación en el país. Si esta serie contribuye a ser el primer prototipo para que haya industria de animación en el país, con eso ya ganamos”, concluye Ginette Hernández.
