- La asociación de Partería y Medicinas Ancestrales de Tijuana ofrece atención a mujeres deportadas o víctimas de violencia | Foto: EFE
Parteras con técnicas ancestrales en la frontera norte de México se han convertido en protectoras de mujeres migrantes, a quienes acompañan tras los abusos sexuales que muchas veces las llevan a embarazarse, contraer enfermedades de transmisión sexual como VIH e, incluso, a perder sus gestaciones.
En medio del alto flujo migratorio, la asociación de Partería y Medicinas Ancestrales en Tijuana (México) se ha convertido en protectora de las migrantes que sufren violencia durante su trayecto hasta llegar a esta ciudad, fronteriza con California.
“Desafortunadamente, (la violencia sexual) es algo que se repite de manera constante y a la que están expuestas todas las mujeres que emigran”, lamentó Ximena Rojas García, directora de la organización, en una entrevista con la agencia de noticias EFE.
Abuso sexual, el mayor temor de las migrantes
En el norte de México, el 60 % de las migrantes perciben la violencia sexual como el principal riesgo, según un estudio del Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés).
Mientras que un 29 % de los migrantes en general reporta haber sufrido violencia física, psicológica o sexual durante su paso por México, según un informe del Instituto Nacional de Salud Pública, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
“La ruta migratoria está llena de diferentes violencias y durante la migración muchas mujeres o personas con capacidad de gestar sufren asalto sexual”, indicó Rojas García.
En este contexto, la activista fundó en 2016 su organización para atender a migrantes, refugiadas, deportadas y personas vulnerables.

Para la activista, ese trayecto resulta muy complejo porque las mujeres hacen todo lo posible por estar protegidas y cuidarse con anticonceptivos, pero afrontan vulnerabilidad.
“Las sobrevivientes de estas violencias tratan de hacer lo mejor para estar protegidas, llegan acá y a veces la noticia es que no tienen un embarazo, pero sí una enfermedad de transmisión sexual o incluso VIH”, advirtió.
Reconoció además que, como acompañantes de estas mujeres, “es muy difícil o devastador” encontrarse con sus casos porque, muchas de ellas ya han vivido situaciones “muy complejas” en sus países de origen y en el camino afrontan nuevas dificultades, en las que muchas veces están involucradas las autoridades migratorias y de seguridad.
¿Qué es la vacuna “anti-México”?
Psyche Calderón, coordinadora de la Alianza para la Salud de las y los Refugiados, dijo a EFE que, ante estas violencias que viven las mujeres migrantes en sus trayectos, recurren a un anticonceptivo al que han bautizado “la vacuna anti-México”.
“Las mujeres migrantes que van a cruzar México de sur a norte se ponen anticonceptivos inyectables de tres meses, a los que llaman la vacuna ‘anti-México’ porque saben que van a ser abusadas. Hay estadísticas que dicen que 1 de cada 3 mujeres adultas es violada en La Bestia (un tren que cruza el país)”, detalló.

Agregó que para las migrantes el tramo más difícil es México y, por ello, se corre de voz en voz la recomendación de usar este anticonceptivo.
“Es muy triste, porque las mujeres salen de casa sabiendo que van a ser violadas en el camino y es otra forma de violencia para ellas”, manifestó.
Al respecto, Rojas García agregó que cuando las reciben en Tijuana, para no revictimizarlas, evitan preguntarles detalles sobre sus casos.
Según la investigación, en la partería acompañan a quienes, pese al abuso sexual, quieren continuar su gestación, por lo que atienden partos y pospartos.
“Llevamos también el acompañamiento de los cuidados de los recién nacidos y acompañamos a menores que tengan alguna situación de problemas de menstruación ya que, debido a tanto estrés por las situaciones en el camino, muchas veces la menstruación se detiene”, concluyó.
Con información de EFE.