- Este trastorno afecta a pequeños en edad preescolar y se puede controlar con terapias conductuales
Muchos niños en el mundo padecen de mutismo selectivo, que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) es un trastorno de ansiedad que puede aparecer durante la etapa preescolar.
Esta afección se caracteriza por la inhibición del habla en determinadas situaciones sociales, sin ninguna causa orgánica que lo justifique. Es decir, a pesar de tener las capacidades de comunicación verbal, los niños con mutismo selectivo son incapaces de comunicarse en ciertos momentos o con determinadas personas.
Es fundamental distinguir el mutismo selectivo de la timidez extrema, ya que este trastorno está asociado a la ansiedad y puede llegar a ser muy limitante, afectando diversas áreas de la vida del niño, mientras que la timidez es un rasgo de personalidad.
De acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, el mutismo selectivo tiene ciertas características:
– Incapacidad de hablar en situaciones sociales, lo que afecta el rendimiento escolar
– Se prolonga por al menos un mes
– No se debe a la falta de conocimiento del lenguaje
– No tiene relación con algún trastorno de la comunicación o mental
Consecuencias para los niños
El mutismo selectivo puede tener consecuencias en el desarrollo y futuro del niño afectado, ya que suelen ser tímidos, inseguros y propensos a la ansiedad.
En entornos seguros y familiares, los pequeños son capaces de comunicarse con normalidad, mientras que en otros contextos sociales se bloquean y pierden la capacidad de hablar debido a la ansiedad intensa que experimentan.
La psicóloga clínica Celia Rodríguez Ruiz explicó en el medio WebConsultas que el niño no elige dejar de hablar para evitar la interacción social, sino que no puede hacerlo debido a la ansiedad que le genera.
Agregó que el bloqueo y la falta de comprensión hacia el afectado con mutismo selectivo puede empeorar su situación, ya que se sienten observados y juzgados lo que puede aumentar sus temores.
Si este trastorno no se trata adecuadamente, podría afectar el desarrollo del niño y dejar secuelas en su adolescencia. La experta considera que podrían convertirse en adolescentes con baja autoestima y dificultades para relacionarse con los demás.
Causas comunes del mutismo selectivo
Las causas del mutismo selectivo son principalmente psicológicas y están asociadas a la ansiedad, de acuerdo con la OMS.
Los niños con este trastorno experimentan ansiedad en determinadas situaciones sociales percibidas como amenazantes. Les preocupa ser juzgados o no dar respuestas adecuadas, lo que origina el bloqueo del habla.
De acuerdo con el Child Mind Institute de Estados Unidos, el mutismo selectivo es un comportamiento que surge de la combinación de una predisposición genética a la ansiedad y el proceso de aprendizaje durante los primeros años de vida.
En otros casos, este trastorno puede ser reforzado por las conductas de los adultos cercanos al niño, como prestarle más atención, evitar las situaciones que le generan ansiedad o sobreprotegerlo.
Tratamiento para los afectados
El niño con mutismo selectivo debe ser evaluado por un especialista que diagnostique el trastorno y posteriormente indique el tratamiento adecuado para ayudarlo a superar las dificultades que provoca.
El terapeuta puede enseñar estrategias al pequeño para que aprenda a comunicarse de manera efectiva en entornos sociales.
También se pueden utilizar técnicas de automodelado, donde el niño se graba a sí mismo realizando conductas que quiere mejorar y luego las revisa junto con el experto.
De acuerdo con la psicóloga Rodríguez Ruiz, el entrenamiento en habilidades sociales es el principal tratamiento en estos casos. En este tipo de terapias se enseñan habilidades sociales básicas, como hacer y responder preguntas, iniciar y mantener conversaciones y expresar emociones.
Estas habilidades suelen practicarse en sesiones individuales y se refuerzan en contextos reales.
Estos son otros enfoques terapéuticos para tratar el trastorno del mutismo selectivo:
– Terapia cognitivo conductual: cambiar los pensamientos negativos y distorsionados del niño para desarrollar una actitud más positiva y realista hacia las situaciones sociales.
– Técnicas de relajación: controlar la ansiedad para reducir el miedo y la tensión.
– Apoyo en la familia: es fundamental para el éxito del tratamiento que los padres, hermanos y allegados aprendan estrategias para fomentar la comunicación y la participación del niño en su entorno social.