• Conocida por la gente del estado Lara como Doña Dori, la dirigente de Acción Democrática fue protagonista de la evolución en la lucha de las mujeres por sus derechos políticos en Venezuela. De participar en el movimiento sufragista, se convirtió en una de sus primeras congresistas y en la primera gobernadora en la historia del país

Para el pueblo larense el nombre de Dori Parra de Orellana evoca la nostalgia de mejores tiempos. Una figura popular cuyas risas y abrazos todavía se pueden sentir en algunos caseríos de ese estado, en las memorias de sus habitantes mayores. Es el recuerdo de una dirigente que marcó un precedente en la forma de hacer política desde las regiones.

Para el partido al que dedicó toda su vida, Acción Democrática (AD), fue prácticamente una prócer. Una dirigente que luchó por el voto femenino y contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, resistiendo el acoso, cárcel y torturas. También fue la primera mujer en ocupar cada uno de los cargos que ejerció a lo largo de su carrera política: diputada, concejal, senadora y gobernadora del estado Lara. 

Parra fue el ejemplo perfecto del poder que ha tenido la lucha de las mujeres por lograr una mayor participación en los espacios políticos del país. De lo que se podía hacer y alcanzar, incluso como un temprano asomo del enorme potencial que yacía en las regiones, y que no se explotó hasta la descentralización en 1989. 

Primera diputada

Mujeres en la política venezolana: Dori Parra de Orellana
Foto: Igor Salazar

Elena Dorila Parra Pinellaux nació en Barquisimeto, estado Lara, el 25 de julio de 1923. Nieta de inmigrantes franceses, su madre falleció cuando tenía 9 años de edad. Desde su adolescencia comenzó a militar en AD y se convirtió en una importante activista en su región por el sufragio femenino y los derechos políticos de las mujeres.

En su vida personal, contrajo matrimonio a los 16 años de edad con Miguel Ángel Escalona, con quien tuvo un hijo. La relación duró poco, y ya para  finales de la década de los cuarenta se volvió a casar con el médico Fortunato Orellana Anzola.

En 1945, el gobierno de Isaías Medina Angarita reformó la Constitución para permitir a las mujeres votar en elecciones de concejos municipales. Sin embargo, sería con la Junta Revolucionaria que tomó el poder a finales de ese año que las mujeres podrían participar en cualquier tipo de elección no solo como electores, sino también optar a cargos públicos. Así, para la Asamblea Constituyente de 1946, resultaron electas, por primera vez en la historia, 21 diputadas (13 principales y 8 suplentes). 

La nueva Constitución aprobada en 1947 consagró esto como un derecho, aunque en las elecciones generales de ese año, solo cuatro mujeres lograron ser electas al Congreso. De ese primer grupo de parlamentarias surgidas del voto popular, dos entraron a la Cámara de Diputados: Carmen Moreno de Gimenez y Dori Parra de Orellana, quien para entonces tenía apenas 24 años de edad.

Lucha y prisión

La labor legislativa de Parra duró poco. El 24 de noviembre de 1948, el presidente Rómulo Gallegos fue derrocado en un golpe de Estado y se instauró una Junta Militar encabezada por Carlos Delgado Chalbaud, Luis Llovera Páez y Marcos Pérez Jiménez. El 4 de diciembre se ordenó la disolución del Congreso, y Parra pasó a dirigir desde Lara la oposición contra el nuevo régimen. 

El 12 de febrero de 1951, Parra fue detenida por agentes de la Seguridad Nacional durante una actividad por el Día de la Juventud en Barquisimeto. En su ficha policial, fue acusada de incitar a los estudiantes que manifestaban en la plaza Bolívar de esa ciudad “a la huelga y al desorden”. No obstante, el récord de su prontuario judicial deja registro que desde 1950 estaba bajo vigilancia de los cuerpos de seguridad por orden del Ministerio de Defensa.

En este periodo de prisión, la dirigente de AD fue torturada durante los interrogatorios. La periodista Milagros Socorro refiere en una nota para el portal Prodavinci que Parra pasó 72 colgada de brazos a una viga en el techo y fue obligada a ver cómo torturaban a su primo hermano. Aun así, posteriormente declaró con orgullo que no colaboró con las autoridades ni les dio la información que buscaban. Aun así, durante toda la dictadura de Marcos Pérez Jiménez (1952-1958) fue objeto de vigilancia y hostigamiento por la Seguridad Nacional, mientras que su hogar sufrió varios allanamientos.

El expediente también deja constancia de que volvió a ser detenida el 13 de abril de 1953, por su presunta vinculación con “un movimiento terrorista descubierto en Caracas”. Posteriormente rindió declaración sobre su rol distribuyendo “propaganda subversiva” de Acción Democrática y fue enviada a una cárcel pública de Barquisimeto. La liberaron el 29 de mayo con una orden de abandonar el estado Lara, por lo que se residenció brevemente en Valencia (Carabobo) hasta que le levantaron la restricción en 1954.

Doña Dori

Mujeres en la política venezolana: Dori Parra de Orellana
Foto: cortesía

El régimen de Pérez Jiménez cayó el 23 de enero de 1958, y Parra se sumó de inmediato para construir, desde lo local, la recién conquistada democracia. Resultó electa como concejala del municipio Iribarren (Barquisimeto) en las elecciones de ese año. Se mantuvo en ese cargo durante 10 años, llegando a ser la primera mujer en presidir esa cámara municipal. 

En paralelo, desarrolló una importante trayectoria como líder de Acción Democrática, hasta convertirse en la secretaria general del partido en el estado Lara. Se volvió bastante querida por su cercanía con la gente, que la reconocía como Doña Dori en cada comunidad o caserío que visitaba. Esa popularidad le permitió regresar al Congreso en 1968, ahora como senadora. 

El liderazgo y respeto de Doña Dori en su tierra no pasó desapercibido a los ojos del gobierno nacional. Al terminar su periodo legislativo, el presidente Carlos Andrés Pérez la nombró gobernadora de Lara. Esto marcó un hito no solo en ese estado, sino que se convirtió en general en la primera gobernadora en la historia de Venezuela, cuando el cargo todavía corría por designación del Poder Ejecutivo. 

Su gobierno destacó por sus programas sociales y ayudas a las poblaciones más vulnerables, además de firmar un decreto que penaba con 48 horas de cárcel las infracciones de tránsito, lo que redujo los accidentes viales en la entidad. Durante su gestión también se otorgaron permisos para la construcción de las Torres de El Sisal, un proyecto de vivienda masiva que inició su construcción en 1976, pero que fue paralizado y actualmente es lugar de múltiples leyendas urbanas. 

Tras entregar la Gobernación en 1977, continuó su actividad partidista al frente de AD en Lara. Posteriormente, en las elecciones generales de 1978 volvió a ser electa como senadora hasta 1983.

Dignidad

Doña Dori fue toda una figura pública de Lara, conocida por su cordialidad y carisma, pero también por enfrentar con dignidad las injusticias. Esto fue su mayor rasgo durante los tiempos de dictadura, pero también razón de choques incluso con su propio partido. Milagros Socorro recoge una anécdota de la activista Yuyita Ríos de Chiossone, quien cuenta que a principios de los años noventa Parra ya no era la cabeza de AD en Lara, pero aún tenía su oficina en la sede del partido. En una ocasión, tras discutir con el secretario estadal Gastón Vera Cárdenas sobre el aspirante que apoyarían en las primarias para la candidatura presidencial adeca, este la corrió de su despacho. 

Esa misma tarde, Parra recogió sus cosas y se despidió de “La Pechocha”, como llamaban la casa de AD, y en la que ella había trabajado por décadas. Nunca más pisó ese lugar. Incluso poco antes de su muerte, el 21 de marzo de 2007, dejó instrucciones para que su cuerpo no fuera velado en la sede del partido. A pesar de esto, no militó en ninguna otra organización en lo que le restó de vida y siguió asistiendo, al margen, a las celebraciones de aniversario de la tolda blanca.

En sus últimos años trabajó como presidenta del Club Leones de Barquisimeto, una filial de la organización humanitaria Lions International. Durante el gobierno de Hugo Chávez, Doña Dori se mantuvo desde su inicio como parte de la oposición, dirigiendo marchas y protestas en su ciudad. 

Este artículo fue hecho como parte de las Mentorías Editoriales del Semillero Violeta de la Red de Periodistas Venezolanas

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