- Ramón Cristaldo, especialista en psicología deportiva, explicó para El Diario que cuando un pelotero actúa de forma violenta no se debe a un impulso o una reacción del momento, sino que se produce una situación que trae consigo una historia previa
Inhabilitados durante el resto de la temporada de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP) quedaron Alex Romero, jardinero de las Águilas del Zulia, y Ángel Nesbitt, lanzador de los Caribes de Anzoátegui, luego de protagonizar una de las dos reyertas que se produjeron en el Juego 5 de los Playoffs, disputado el 8 de enero en el estadio Alfonso “Chico” Carrasquel de Puerto La Cruz.
Mientras se lleva a cabo el proceso sancionatorio del Código de Ética y Disciplina del circuito, en el que también se abrió una investigación contra el resto de los jugadores y técnicos que intervinieron en las dos trifulcas, entre el séptimo y el octavo inning, se determinó que Leonardo Nieves, umpire principal del encuentro, no volverá a desempeñarse como oficial en lo que resta de postemporada.
La pizarra indicaba 13-1 a favor del combinado aborigen. Mientras la cuenta indicaba 3 bolas sin strikes en la parte alta del octavo episodio, Nesbitt le pegó un bolazo a Romero, quien perdió los estribos y le pegó con el bate al receptor Gabriel Lino. Las bancas se vaciaron y se generó una batalla campal.
Por las Águilas, fueron expulsados Romero, Yosmany Guerra y Jairo Pérez, mientras que por los orientales botaron a Nesbitt, Lino Valera, Williams Astudillo, Dennis Phipps y el manager Jackson Melián. Previamente, los árbitros habían hecho warning- advertencia-, luego de que, en la parte alta del séptimo episodio, el lanzador zuliano Rómulo Sánchez golpeara a Cesar Valera, quien encendió los ánimos de los peloteros.
Ramón Cristaldo, entrenador con diplomado en psicología aplicada al deporte, sostiene que el beisbol es uno de los deportes más estructurados del mundo y que cuando un pelotero actúa de forma violenta no se debe a un impulso o una reacción del momento, sino que se produce una situación que trae consigo una historia previa, como un intercambio de palabras, una provocación o un pelotazo.
Indica que, a ciencia cierta, no es fácil determinar cuál es la causa por la que un deportista, en este caso un pelotero, actúa con violencia. En vista de que “cada deporte tiene su propio idioma” y cada acción se ejecuta de manera distinta, considera que la mayoría de las acciones violentas se generan por situaciones que se propician a medida de cada jugada que se va produciendo.
“Hay deportistas que, de repente, son muy pacíficos, que no son tan agresivos a la hora de jugar, pero terminan siendo hasta más violentos que el resto cuando caen en provocaciones o situaciones que se generan en su contra. En el caso del fútbol, que es un deporte de contacto, es más sencillo darse cuenta cuando el ambiente se va calentando”, complementa.
Comenta que muchas personas tienden a confundir la agresividad con la violencia, puesto que esta u00faltima tiene que ver con cualquier acto que se produzca dentro o fuera dentro del terreno de juego, donde se busca lastimar o agredir al adversario al margen de las reglas o las normas del deporte.
“La agresividad en el deporte es un factor o una cualidad que desarrolla un atleta en cualquier disciplina. Esta es primordial para hacer cualquier tipo de movimiento o ejecutar las acciones, sin caer en un acto violento. En el beisbol, si un pelotero batea la pelota con una actitud pasiva esta no llegará a su destino; debe conectarla con la fuerza necesaria para superar al rival”, agrega.
Las peleas en el beisbol existen desde los tiempos más añejos. Aunque atentan contra la dinámica del juego y empañan el espectáculo, forman parte del mismo. A propósito del encontronazo que hubo entre Águilas del Zulia y Caribes de Anzoátegui en Puerto La Cruz, en El Diario hicimos un recuento de las 5 trifulcas más impactantes en la LVBP:
Leones vs. Tiburones | 19/12/2018
Quizás es una de las reyertas más frescas en la memoria de los seguidores del beisbol criollo, por ser una de las más recientes. Corría la parte baja del noveno inning el 19 de diciembre de 2018. Tiburones de La Guaira apaleaba 6-0 a Leones del Caracas en el estadio Universitario de la UCV.
En su segundo lanzamiento, Jorgan Cavanerio enviaba la pelota hacia la espalda del cubano Félix Pérez e, inmediatamente, este último se dirigía de forma efusiva hacia el montículo, impactaba su casco contra el serpentinero y se formaba la tángana. Hasta los aficionados formaron parte de la misma en las tribunas.
La terna arbitral decidió desterrar a Severino y a Pérez del terreno de juego. Por el lado melenudo, Jesús Guzmán y Wilfredo Tovar fueron expulsados, mientras que por los escualos José Gregorio Martínez, Anthony Concepción y Yonathan Daza se marcharon a los vestuarios.
La junta directiva de la LVBP suspendió a seis jugadores de La Guaira. Cavanerio fue penalizado con cuatro encuentros, mientras que Rafael Cova, Julio y Ricardo Pinto, Jhoan Quijada y Héctor Sánchez con dos. Por el lado capitalino, a Pérez le cayó una multa de cuatro juegos, y Jeffrey Báez dos.
Navegantes vs. Bravos | 12/12/2015
Otra tángana en épocas decembrinas. Navegantes del Magallanes y Bravos de Margarita empataban 4-4 en Nueva Esparta, el 12 de diciembre de 2015. El marcador indicaba la parte baja del séptimo capítulo. Bruce Rondón, desde la lomita, y José Osuna, desde la primera base, intercambiaron ofensas. Las bancas comenzaron a vaciarse y los peloteros terminaron yéndose a los puños. Los dos fueron expulsados.
En cumplimiento con los artículos 33 y 34 del Código de Ética y Disciplina de la LVBP, el organismo expulsó a cuatro peloteros de Bravos: Bruce Rondón (ocho juegos de suspensión), Carlos Maldonado (cuatro) Jean Machí (tres) y Jesús Sucre (dos); y a cinco del Magallanes: José Osuna (seis), Eliézer Alfonzo (cuatro) Edgar Durán, Omar Bencomo Jr (tres) y Luis Ramírez (dos).
Tiburones vs. Leones | 05/01/2014
Una de las más recordadas, principalmente por los nombres de los protagonistas. Empezaba a caer la tarde en el “Coloso de los Chaguaramos”. Tiburones de La Guaira y Leones del Caracas igualaban 1-1 en la parte alta del tercer episodio el 5 de enero de 2014, época del Round Robin.
Armando Galarraga impactaba la pelota contra la humanidad de Álex Cabrera, quien caminaba hacia la primera almohadilla y le manifestaba al umpire su disgusto por lo ocurrido. Cuando se percibía una tensa calma en el diamante, el “Samurai” seguía expresando su molestia.
Galarraga volteó, los dos se encararon y se terminó formando la riña. Posteriormente, ambos fueron expulsados. Abel Nieves fue colocado en sustitución de Cabrera en la inicial. En tanto, Víctor Gárate —hoy manager del Caracas— entró a lanzar por Galarraga.
Cardenales vs. Navegantes | 23/01/2013
Otra pelea en enero. La Serie Final de la temporada 2012-2013, entre Cardenales de Lara y Navegantes del Magallanes, empezó con los ánimos caldeados. En el Juego 1, disputado el 23 de enero en el estadio José Bernardo Pérez de Valencia, ocurrió un impase entre Yangervis Solarte, Deolis Guerra y Carlos Maldonado.
Cardenales derrotaba 4-2 a la “Nave Turca” en la parte alta del séptimo inning. La cuenta marcaba 2 bolas y 2 strikes, con 1 out. La fanaticada valenciana pedía el ponche, y así se dio: Guerra despachaba a Solarte con una recta hacia adentro y un gesto de provocación. Al jugador de los “Pájaros Rojos” no le gustaba la situación.
Mientras se vaciaban las cuevas de las novenas, Maldonado intentaba dialogar con Solarte, quien lo tomó del peto, este se molestó y, en un parpadeo, los dos se fueron a los golpes. En aquel entonces, el Magallanes se tituló campeón en siete desafíos.
Leones vs. Cardenales | Final 1997-1998
Este es, sin duda, uno de los encontronazos más memorables en la historia de la LVBP, en vista de que se trataba una las finales más disputadas en la década de los 90: Leones del Caracas contra Cardenales de Lara, quienes, en esta ocasión, se enfrentaban para definir al campeón de la campaña 1997-1998. De hecho, fue bautizada como “La final de la trifulca”.
Con un empate a dos juegos, la serie se trasladó al Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto. En la parte baja del octavo capítulo, Ugueth Urbina se erigía en la lomita y lanzaba, con toda intención, un bolazo contra la espalda de Alex Delgado, quien, sin pensarlo dos veces, pagó los platos rotos contra la protección del receptor Wiklenman González.
Era el segundo pelotazo que Urbina le propiciaba a un jugador de Cardenales en el partido, el primero fue a Jesús Azuaje. Las bancas se vaciaron sobre el ring de grama y tierra improvisado, con Robert Pérez disfrazado de Mike Tyson y Miguel Cairo como el mediador. El altercado duró más de tres minutos. Al final, Cardenales se alzó con el título en seis cotejos.
¿Alguna medida para evitar estos hechos?
La junta directiva de la LVBP considera que la conducta de Alex Romero y Ángel Nesbitt violenta las disposiciones de las Reglas Oficiales del Beisbol, las Condiciones de Campeonato 2019/20, el Código de Ética y Disciplina, el Manual de Árbitros 2019 y el mismo espectáculo.
Ramón Cristaldo considera que la medida principal para evitar que se produzcan estos hechos viene desde el vestuario, con los managers y los entrenadores, quienes son líderes del equipo, de llamar a conciencia al jugador y tratar de controlarlo, debido a que el equipo sale perjudicado,
A pesar de que la intencionalidad en un pitcheo es incomprobable, a menos de que se trate de una confesión o que el envío sea dirigido hacia un miembro del dugout, el especialista hace énfasis en que la mayoría de los bolazos en el beisbol son premeditados.
“Cuando los árbitros, los managers o los mismos jugadores no saben controlar estas situaciones de conflicto, que a la larga se van poniendo más intensas, se terminan produciendo hasta focos de pelea. Pero, insisto, son muy pocas las veces que esos pelotazos se dan de forma fortuita. Hay equipos que lo hacen como estrategia, que usan ese juego sucio para sacar al rival de concentración”, argumenta.
A criterio de Cristaldo, si en el transcurso del juego de pelota empieza a construirse una situación violenta, independientemente del contexto, tiene que haber un trabajo preventivo en cuanto a la concentración de jugadores, y así evitar se vuelva a repetir otra reyerta. “No es una labor física, ni técnica, sino mental”, concluye el entrenador deportivo.
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