Ya estamos casi a mediados de año y Donald Trump, presidente de Estados Unidos, enfrenta el reto más grande de su corta carrera política (quizás también el de su vida), conducir a la primera potencia del mundo dentro de esta pandemia, y la segunda, conseguir la reelección en medio de ella.  

Joel Prakken, economista jefe de IHS Markit, pronosticó una caída anualizada de 37% en el PIB para el trimestre actual. La caída trimestral más pronunciada durante la gran recesión fue de 8.4% a principios de 2009. De modo que, si el país entra en recesión y destruye gran parte de la economía, Mr. Trump estará en la necesidad de buscar un comodín para fortalecer su postura e imagen de cara a la contienda electoral. 

La historia nos revela que varios ex presidentes, Ronald Reagan, Bill Clinton y George Bush, recurrieron a la opinión pública para activar lo que se denomina como objetivo de la guerra preventiva, que es la de calificar políticas de otro Estado como amenaza para la nación y, de esta manera, crear una narrativa que sirva para aumentar los índices de popularidad antes/durante la campaña electoral. 

Para conseguir situar a un Estado dentro de ese marco de la guerra preventiva hacen falta tres aspectos fundamentales: el primero, que esté virtualmente indefenso; el segundo, que sea lo suficientemente importante para justificarlo; y finalmente, hay que encontrar la forma de presentarlo como el mal supremo y un peligro inminente para la humanidad. 

Venezuela, presunto comodín, sin duda cumple al menos  con los dos primeros aspectos ya mencionados; sin embargo, no queda claro que represente una amenaza para EE UU, al menos no por el hecho de tener un gobierno autoritario que viola derechos humanos o que mantenga secuestrado los poderes del Estado, sino, en todo caso, que pudiese inclinarse mas bien por el tema del narcotráfico. 

Uno de los factores que mueve a la gente a votar es el miedo, y de esto se han aprovechado ex presidentes de Estados Unidos para ayudar a fortalecer su campaña electoral o índices de popularidad durante su mandato por medio del objetivo de la guerra preventiva.

En 1985 Reagan declaraba emergencia nacional, ya que consideraba que las políticas de Nicaragua atentaban contra la seguridad de la nación. Clinton y Bush hicieron lo propio con Irak, el primero en 1998, con la ayuda de Tony Blair, y el segundo en 2002, quien asomaba a Irak no solo como una amenaza nacional, sino mundial. Ahora, ¿podría Trump usar a Venezuela como un comodín electoral, y hacer ver al gobierno de Nicolás Maduro como un peligro inminente para la humanidad?

Para mediados de marzo ya la pandemia mostraba su crudeza. Un enemigo letal que  arremetería fuertemente contra todos los Estados, y que, por supuesto, debilitaría sensiblemente la economía americana. Por esos mismos días, surgió un acontecimiento interesante que vale la pena destacar, y es que el Departamento de Justicia de los Estados Unidos puso precio a la cabeza de Maduro y a unos cuantos miembros de su gabinete.

Varios voceros de la Casa Blanca expresaron declaraciones en las que se nota un cambio en el discurso. Por primera vez en mucho tiempo, Trump se desliga un poco del tema político nacional y se centra de lleno en delitos y actividades que comprometen la seguridad de la nación, particularmente el narcotráfico. De hecho, el secretario de Defensa de la Casa Blanca, Mark Esper, señalaba que ya habían empezado con una operación antinarcóticos en el Pacifico Oriental y en el Caribe. Se sugería que los carteles de la droga habían intensificado su actividad durante la pandemia, lo cual comprometía en gran medida los intereses del gobierno y el pueblo americano, por lo que pedía a sus aliados internacionales prestar atención a este problema. 

Este hecho puede relacionarse con una nueva medida de presión para el régimen de Maduro, en el sentido de comprometerlos ante el mundo como unos criminales; o como una prueba piloto de lo que podría ser un posible elemento para la campaña electoral: Trump y su lucha contra el narcotráfico.

La política es dinámica, aún queda mucho para las elecciones de noviembre y varios temas por atender, como el económico y el tema del racismo, por ende, en el hipotético caso de que Trump tomara como bandera la lucha contra el narcotráfico, es importante mencionar algo vital de la Teoría de la Elección Racional, y es que al partido político y al gobierno le mueven sus intereses, por lo que harán cualquier cosa que sea necesaria para obtener votos. 

¿La amenaza creíble de adelantar acciones militares contra Venezuela podrá servir de comodín para que Trump obtenga el favor de los electores? ¿Las acciones contra Venezuela servirán de catalizador de los votos necesarios para que Mr. Trump se imponga en las elecciones de noviembre? Habrá que esperar.

Artículos relacionados del autor