En la reunión del XX Consejo Presidencial Andino se realizó la transferencia de la Presidencia pro tempore de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), de Bolivia, a cargo de la presidenta Jeanine Añez, a manos del mandatario de Colombia, Iván Duque Márquez. Todo lo anterior con la presencia de los presidentes de Ecuador, Lenín Moreno; de Perú, Martín Vizcarra, y con la novedad de la presencia del presidente de la Asamblea Nacional y presidente Encargado de Venezuela, Juan Guaidó.

Esto constituye una suerte de relanzamiento de la Comunidad Andina de Naciones, luego de la salida de Venezuela del organismo de integración ordenada por Hugo Chávez en el año 2006, motivada a partir de dos elementos.

1. Por razones de oposición a la firma de TLC por separado de los Estados miembros de la Organización con los Estados Unidos.

2. Por tener mayores solidaridades ideológicas con los presidentes que gobernaban Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay en ese entonces, en el marco de la política exterior de proyección del “socialismo del Siglo XXI, que sustituyó la idea de interés nacional desarrollada desde 1958 a 1999.

Venezuela comparte la frontera más viva y una de las más amplias de América Latina con Colombia, cosa que hizo que la balanza comercial binacional fuera superavitaria mientras que existió cooperación y convergencia entre ambos países en cuanto a valores, principios, prácticas y normas e instituciones. El corto circuito se generó a partir de la inclusión del elemento ideología a ambos lados de la frontera: un modelo liberal del lado de la nación neogranadina, donde se pusieron en marcha políticas de fortalecimiento del Estado-nación para la lucha contra los grupos irregulares (FARC-EP y ELN), a través del Plan Colombia; la política de seguridad democrática y una fuerte alianza de Cooperación Antidrogas con los Estados Unidos de América; mientras que del lado venezolano se fue desarrollando una alineación y reconocimiento de los grupos irregulares colombianos como “grupos beligerantes”, -cosa que en Relaciones Internacionales le otorga un reconocimiento e igualdad ante el Derecho Internacional a estos grupos-, y todo en el marco de la solidaridad ideológica con estos grupos subnacionales en el ámbito del “socialismo del Siglo XXI.

La cooperación es un proceso en el cual dos o más países se otorgan mutuos beneficios y ventajas para la satisfacción de sus necesidades nacionales “sin la cesión de soberanía”, mientras que la integración es un proceso elevado y complejo de cooperación internacional donde dos o más Estados, a través de principios como: regionalismo abierto, flexibilidad, convergencia y focos dinámicos múltiples, se comprometen a cumplir con una serie de políticas de beneficio mutuo que llevarán en un momento dado a la transferencia de competencias a instituciones comunes.

Tomando las palabras del presidente de Colombia, Iván Duque, que asume la presidencia con el propósito de fortalecer el proceso de integración y trabajar en una agenda en materia comercial, agrícola, tecnológica, de comunicación, movilidad, y de lecciones para enfrentar el covid-19 en la región andina”, la integración ni intra subregional en la CAN ni frente a Mercosur en el marco de la convergencia regional será posible hasta que no haya un consenso en cuanto a un proyecto político y de desarrollo continental; fortalecimiento institucional de los Estados en procura del cumplimiento de reglas de juego que generen confianza, paz, bienestar y progreso; y finalmente pero no menos importante, se elimine de plano del debate político del continente, tanto la ideología como el populismo, la demagogia y la corrupción.

Para realizar esta afirmación, nos apoyamos en el libro Por qué fracasan los Países de Daron Acemoglu y James Robinson, quienes, en el debate sobre qué debe privar sobre que en la procura del desarrollo integral de cualquier país: ¿lo económico sobre lo político o viceversa?, ellos se decantan por la segunda opción, cosa que compartimos, ya que desde la política, y desde un sistema democrático es que se pueden garantizar el Imperio del Estado de derecho, de la constitucionalidad, de la división, autonomía y equilibrio de los poderes públicos y la garantía de las libertades –tanto individuales como colectivas- como el libre comercio, el libre mercado y la libre iniciativa, la libertad de expresión, información y pensamiento-, en el marco de un resguardo permanente a los Derechos Humanos y a la dignidad de los ciudadanos.

Creemos que la integración subregional andina y la integración regional en general es hoy más que nunca necesaria en nuestro continente, que, si bien tiene un componente técnico alrededor de materias como aranceles, cláusulas de origen, programas de liberación, etc., no será para nada posible ni factible si no hay un entorno político seguro y confiable que sea terreno fértil para la integración.

Debería trabajarse intensamente en acabar con los autoritarismos que evolucionan negativamente a totalitarismos; debería trabajarse en temas que nos unan –como por ejemplo en la atención de las necesidades de nuestros ciudadanos en términos de políticas públicas, con acuerdos de gobernabilidad a mediano y a largo plazo a partir de continuidades en políticas públicas y en fortalecimiento institucional del Estado- y no en asuntos que nos separen como lo es la ideología y el populismo, que está más que demostrado, que solo generan pobreza y exclusión. Por ello, y tomando como referencia los efectos de la emergencia humanitaria compleja venezolana que se convierte en una amenaza a la seguridad de toda la región, creemos que un relanzamiento de la Integración en la subregión andina, debería partir del lanzamiento de una suerte de alianza andina por la defensa de la democracia, el bienestar y el progreso, porque solo en un entorno político de paz, de estabilidad y de confianza es que florece la cooperación, el crecimiento económico y el desarrollo sustentable, borrando nuestras fronteras y acercándonos a la gran patria americana que una vez Simón Bolívar soñó, y donde ya América no sea un continente del cual emigrar, sino que por el contrario, sea tierra fértil de equidad, de oportunidades y de explosión de las capacidades y talentos de todos.                        

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