• El infante, de cinco años de edad, pasó cinco días atrapado en un pozo cavado hace años por su padre, en una búsqueda sin éxito de agua. A pesar del colosal esfuerzo de los rescatistas, su cuerpo no resistió. Ahora cientos de personas acudieron a su funeral, en una región con acceso limitado a los servicios más básicos. Foto: EFE

Durante cinco días el mundo se preocupó por el destino de Rayan. El niño, de cinco años de edad, cayó en un pozo en la población de Ighran, Marruecos. Tras una exhaustiva labor de rescate, el 5 de febrero lograron sacarlo del agujero de 32 metros de profundidad en el que se encontraba. Pero el desenlace de la historia estuvo lejos de ser feliz. Este lunes 7 de febrero cientos de personas se reunieron para su funeral.

Su muerte fue confirmada por los funcionarios al llegar al hospital. A pesar del esfuerzo de los rescatistas, y los aplausos que celebraban el aparente éxito de la operación, su cuerpo no resistió. La historia que generó en redes sociales miles de mensajes con la etiqueta #SaveRayan concluye en el cementerio de Ighran, en medio de la plegaria musulmana del mediodía.

El silencio es terrible esta mañana en el pueblo. Todo el mundo rezaba para que saliera con vida, todo el mundo lloró”, declaró un habitante el domingo a la agencia AFP.

El rey de Marruecos, Mohamed VI, expresó sus condolencias por la tragedia. Incluso el papa Francisco, durante el Ángelus del domingo, destacó la forma con la que todo el país se unió para ayudar al pequeño. “Ellos lo intentaron. Lamentablemente no sobrevivió, pero qué ejemplo dieron”, dijo. Mientras tanto, de acuerdo a la agencia EFE, los padres de Rayan se encuentran en la capital marroquí, Rabat. El resto de familiares está en una casa apartada del foco de los periodistas, recibiendo el pésame en privado.

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Gran despliegue

El 1° de febrero de 2022 Rayan estaba con su padre, quien reparaba el pozo de la casa, que estaba seco. En un momento que le quitó la vista de encima, el niño se asomó y cayó a través del estrecho orificio, directo hasta el fondo. De inmediato, vecinos llegaron para ayudar, y poco después funcionarios de Protección Civil de la provincia de Chefchaouen.

El último adiós a Rayan, el niño marroquí que murió tras caer en un pozo sin agua
Para rescatar el cuerpo de Rayan se requirió cavar una zanja paralela al pozo con una excavadora. Foto: EFE/EPA/Jalal Morchidi

En los primeros días hubo varios intentos por parte de los socorristas para descender con una soga, pero resultó imposible. También se evaluó la posibilidad de abrir más el diámetro del agujero, pero la naturaleza del terreno, entre rocoso y arenoso, lo volvió inviable, al existir el riesgo de que las paredes colapsaran, cayendo tierra y rocas sobre el niño. Finalmente, optaron por cavar un túnel paralelo al pozo, y luego acceder con picos hasta donde estaba Rayan.

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El portavoz del gobierno de Marruecos, Mustafa Baitas, anunció el 3 de febrero una fuerte movilización para tomar las medidas necesarias. Con excavadores y demás maquinaria pesada comenzaron rápidamente a remover la tierra. Cada día bajaban también oxígeno, comida y agua, aunque no había forma de saber si llegó a consumirlos. Finalmente, cuando llegaron a la profundidad adecuada, los funcionarios se abrieron paso horizontalmente hasta dar con el niño, al que sacaron en una camilla.

El interés que generó el caso tanto en Marruecos como en el resto del mundo atrajo a cientos de personas que acamparon en los alrededores de la excavación. Bien fuera para colaborar en los trabajos, o simplemente a ver. Al momento en que vieron el cuerpo del niño salir, estallaron cientos de aplausos y cánticos, mientras otros exclamaban “Al lahu-akbar (Dios es grande)”. No obstante, no se pudo verificar el verdadero estado de salud de Rayan hasta llegar a la ambulancia. Allí fue cuando se dieron cuenta de que ya no respiraba. 

Sin agua

El caso de Rayan, más allá de la conmoción mundial por el trágico accidente, también visibilizó una cruda realidad de las zonas rurales del norte de Marruecos. A pesar de estar cerca del mediterráneo, la cordillera del Rif, habitada por pueblos de origen bereberes, es una región muy desfavorecida.

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El último adiós a Rayan, el niño marroquí que murió tras caer en un pozo sin agua
Foto: EFE

Una de las principales carencias que sufren sus habitantes es el acceso al agua potable. Un vecino de nombre Said indicó a EFE que el pozo donde cayó Rayan había sido abierto por su padre hace siete años con la esperanza de encontrar una fuente de suministro. “Solo en nuestro terreno se han perforado 13 pozos, se han invertido 51.000 euros y solo dos han dado agua”, afirmó.

El pozo del padre de Rayan fue uno de los que no tuvo suerte, a pesar de invertir en él cerca de 4.000 euros. Originalmente tenía unos 60 metros de profundidad, pero con el tiempo los deslizamientos de tierra lo redujeron a 32. “Su sueño era tener agua y al final su hijo ha muerto ahí”, agregó Said.

El último adiós a Rayan, el niño marroquí que murió tras caer en un pozo sin agua
Foto: EFE

El hombre completó que además del agua, en la zona son frecuentes los cortes eléctricos, especialmente entre los meses de mayo y noviembre. La situación les impide utilizar los motores de las bombas para el riego de sus cultivos, que son su principal fuente de ingresos y sustento. Igualmente, aprovecha para denunciar que en invierno las carreteras se vuelven intransitables, lo que les deja incomunicados y sin posibilidad de ir al hospital más cercano, ubicado a 100 kilómetros.

Futuro truncado

La escuela más cercana a Ighran también está lejos, a casi 10 kilómetros, en la ciudad de Tamorot. Apenas unas semanas antes del accidente, Rayan había sido inscrito por su padre en la guardería. Fadla, tía del pequeño, contó que ya le habían comprado su morral. “Estaba muy orgulloso y pedía a todo el mundo que le trataran de sidi (señor)”, relató entre sollozos.

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El último adiós a Rayan, el niño marroquí que murió tras caer en un pozo sin agua
Foto: EFE

No obstante, la agencia española reseña que en los pueblos del Rif las posibilidades de completar la escuela son bastante bajas. Loubna, una de las hermanas de Rayan, abandonó los estudios a los 13 años de edad. Como ella, otros jóvenes, especialmente los hombres, también han cambiado las aulas por el trabajo en el campo. Entre las razones de este problema están las dificultades para trasladarse diariamente a la escuela en Tamorot, y el alto costo de los libros y útiles escolares. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Marruecos es uno de los países árabes con mayor tasa de analfabetismo, siendo el 26,25 % de su población en 2018. De esa cifra, más del 65 % son mujeres.

El último adiós a Rayan, el niño marroquí que murió tras caer en un pozo sin agua
Foto: EFE

Los familiares de Rayan destacan que le gustaba estar afuera jugando al fútbol y las canicas. Le atraían más los paseos en bicicleta que los teléfonos celulares, y no le gustaban las fotos. Frente a su casa aún permanecen las máquinas excavadoras, mientras lentamente se desmontan los campamentos de curiosos y el #SaveRayan se disipa entre la marea de Internet. Y el pozo ahora se ve tapado con rocas, sin agua, pero como un amargo recordatorio.

Con información de EFE

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