• Todo el mundo se esfuerza en dejar de usar tanto sus teléfonos, pero algunas familias ya han tenido suficiente. Foto: Emma Kumer / The Washington Post

Esta es una traducción hecha por El Diario de la nota Baby boomers can’t stop staring at their phones, original de The Washignton Post.

Estar demasiado tiempo frente a una pantalla es algo que solemos asociar con los niños. Pensamos en niños pequeños que pasan horas viendo CoComelon en iPads, o en adolescentes que, en lugar de hablar sobre cómo fue su día, prefieren estar metidos de lleno en videojuegos o en YouTube.

Pero hay otro grupo demográfico al que le cuesta dejar de usar sus dispositivos: los adultos mayores o, específicaente, los baby boomers (generación de Estados Unidos que nació entre 1946 y 1964). Los smartphones llegaron tarde a sus vidas, pero rápidamente fueron conquistados por esos dispositivos. 

Ahora, sus hijos dicen que están enganchados, mirando sus pantallas constantemente, incluso cuando deberían estar prestándole atención a sus propios nietos. Dos tercios de los boomers poseen un smartphone y aproximadamente 6 de cada 10 están en redes sociales, según una encuesta del Pew Research Center de 2019.

“Mi madre se ha encariñado mucho con su teléfono durante los últimos cinco años. Siempre que estamos juntas, a menudo ella está en su teléfono, generalmente navegando por redes sociales”, confiesa Angela, de 37 años de edad, quien se negó a usar su apellido para evitar herir los sentimientos de sus padres. 

“En realidad, solo me molesta cuando mis hijos están cerca porque a menudo intentan llamar su atención y ella no se da cuenta de que están tratando de llamar su atención porque está hablando por teléfono”.

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Le preguntamos a más de 100 millennials y de la generación X sobre los hábitos telefónicos de sus padres. Alrededor de la mitad indicó que sus padres no pasan demasiado rato con sus teléfonos (y están presente en los momentos para compartir) debido a que no son expertos en tecnología o todavía usan teléfonos plegables.

El resto, sin embargo, está absorto en sus dispositivos. Están jugando Words with Friends, Candy Crush y juegos de cartas, a menudo con el volumen alto. Asimismo, ven las noticias, comprueban los resultados deportivos, navegan por Facebook y envian mensajes de texto. Algunos incluso los están usando como teléfonos reales y duran bastante tiempo conversando con algún conocido.

“Las llamadas telefónicas son lo peor”, confiesa Richard Husk, padre de dos hijos. “Atienden una llamada telefónica de más de 45 minutos con un compañero de golf cualquiera mientras yo estoy con los niños tratando de visitarlos”.

Tyler McClure dijo que su madre está constantemente en Facebook y no puede hacer nada sin su teléfono, mientras que su padre “busca en Google las cosas que ve en la televisión mientras ve la televisión”. Ambos padres son propensos a mirar sus teléfonos en lugar de a sus nietos.

“Mi padre, un veterano de la Guerra de Vietnam y de 75 años de edad, que una vez llamó a los teléfonos inteligentes ‘una pérdida de tiempo’ en 2009, hoy tiene su audífono Bluetooth conectado a su teléfono y a su camión”, detalla McClure, quien vive en Tennessee con su familia. “Honestamente, su iPhone bien podría ser un implante tipo borg por la forma en que vive con él como un adolescente”.

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Puede haber una buena razón 

No todo el tiempo frente a la pantalla es igual. A veces, los minutos adicionales que pasan observando son para descubrir el teléfono en sí. El padre de Angela es mejor con su tiempo frente a la pantalla que su madre, pero aun así le toma 10 minutos escribir cada mensaje de texto. (Él los firma a todos con “XO”, que en español significa “abrazos y besos”).

“Pasan más tiempo simplemente mirando su teléfono y averiguando qué es lo que realmente están viendo”, explica Abbie Richie, fundadora y directora ejecutiva de la empresa de soporte técnico Senior Savvy. “Durante los primeros segundos, un adulto mayor realmente necesita descubrir lo que está viendo. Tienen que procesarlo. Su tiempo en el dispositivo es más largo debido al procesamiento requerido”.

El teléfono también es una herramienta para que los abuelos se conecten con las personas en sus vidas. Muchas personas con las que hablamos dijeron que sus padres disfrutan leer cosas en voz alta desde sus teléfonos, contarles a sus familias o a cualquier persona cercana sobre el clima, los titulares o las historias virales que pueden o no ser ciertas.

Muchos abuelos pueden tener dificultades para mantenerse al día físicamente o hablar con sus nietos. Emily Lakdawalla dice que sus padres son bastante buenos en no usar sus teléfonos en situaciones familiares, pero su padre todavía no interactúa mucho con los dos nietos, de 13 y 16 años de edad.

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El padre de Alex Ebens usa su teléfono para ayudar a establecer una conexión. “Físicamente, no es capaz de seguir el ritmo de los niños, así que los lleva por las madrigueras de conejos de YouTube, por mucho que yole pida que no lo haga”, dice Ebens.

Los niños, por supuesto, pueden encontrar las pantallas más interesantes que sus parientes mayores. Hacer cosas juntos en esos dispositivos es una forma de estar vinculados.

Lo aprendieron de sus propios hijos

Todo el mundo se esfuerza por mirar demasiado tiempo sus teléfonos. Es probable que los abuelos adquirieran algunos de sus hábitos de sus propios hijos y de sus nietos.

La realidad un tanto vergonzosa es que son mucho mejores para no distraerse con sus dispositivos que mi pareja y yo”, dice Lucas Mitchell, padre de dos hijos de Vancouver. Sus padres usan sus iPhones y iPads con frecuencia, pero son buenos para concentrarse en compartir con la familia.

“Tienes que modelar el comportamiento que quieres que tengan”, dice Richie. “Es casi como si un boomer estuviera usando su teléfono como si fuera un niño de 12 años de edad que recibió su celular por primera vez y es un screenager (nativo digital)”.

Conversa con ellos, cómprales un reloj inteligente

Además de dar un buen ejemplo, hay otras formas en que los miembros de la familia pueden hacer que sus padres cuelguen el teléfono. Tener una conversación, sin teléfonos, es una buena forma de empezar, pero no siempre es fácil.

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“Es un tema incómodo”, dice Richie. “Por lo general, no tienes que pensar en criar a los abuelos”.

Tener las conversaciones puede ser un buen ejemplo para sus propios hijos, mostrándoles cómo pedir la atención que necesitan. (Si tú mismo usas mucho tu propio teléfono, esto podría ser contraproducente).

Dependiendo de tu presupuesto, comprarles un reloj inteligente como el Apple Watch es otra opción. Este le permite a los usuarios ver los mensajes entrantes y las alertas de noticias sin el peligro de distraerse con otras aplicaciones del teléfono. Puedes mostrarles cómo usar las herramientas de tiempo de pantalla en sus dispositivos. Si no son conscientes del problema, un informe semanal que explique cuántas horas pasaron navegando por el móvil podría ser una llamada de atención.

También puedes enseñarles a usar los modos “No molestar” para que cuando jueguen con niños, ya sea pateando una pelota o viendo videos de YouTube de profesionales pateando pelotas, no se distraigan.

Los padres también han confiado en sus familiares más jóvenes y tiernos para aplicar un toque de culpa. Le pedirán al abuelo que deje su dispositivo por un tiempo, o al menos que lo comparta.

“Mi hija ha aprendido a entretenerse sola cuando está de visita”, señala Andrea Button-Schnick, cuya madrastra está trabajando o intercambiando chismes sobre su pequeño pueblo en su teléfono. “Pero ella hace cumplir la regla de que la hora de la cena es la hora de la abuela sin teléfono”.

Traducido por José Silva

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