Email
- Además de las bibliotecas, diferentes iniciativas, como fundaciones y organizaciones públicas y privadas, buscan incentivar en jóvenes y adultos el valor del libro como objeto para el desarrollo. El Diario enlistó algunos de los más conocidos en la ciudad, y las actividades que realizan
La lectura es un ejercicio que permite ampliar el universo interior de cada persona. Con cada libro abierto, se exploran nuevos mundos que pueden enriquecer a sus lectores bien sea con nuevos conocimientos o la simple distracción de una historia atrapante. Si bien es importante en todas las edades, es en la infancia y los primeros años de formación cuando resulta clave para el desarrollo de los niños y niñas.
La promoción de la lectura y la escritura no debe estar reducida solamente al ámbito escolar. Su función normalmente debe ir más allá de las aulas y estar abierta a todas las personas, cumpliendo una función social que permita llegar a cada individuo, y en especial a aquellos que usualmente no pueden permitirse la adquisición de libros. De allí el valor que tienen espacios como las bibliotecas en sus diferentes versiones, fijas o móviles, para democratizar el acceso a la literatura.
En Caracas, espacios como la Biblioteca Nacional en algún momento fueron reconocidos centros de promoción de la lectura, labor que en los últimos años se ha descentralizado a través de bibliotecas municipales, fundaciones e iniciativas privadas que buscan llegar más directamente a las comunidades.
El Diario hizo un recorrido por algunos espacios de promoción de la lectura y la escritura en el Área Metropolitana de Caracas:
El Banco del Libro
La asociación civil Banco del Libro nació el 14 de julio de 1960 como un proyecto de canje de libros escolares para familias de bajos recursos. De acuerdo con Olga González, gerente de proyectos de esta institución, con la naciente democracia la construcción de nuevas escuelas coincidió con la agudización del éxodo del campo a la ciudad, por lo que la idea era que los jóvenes pudieran llevar sus textos al finalizar el año escolar y cambiarlos gratuitamente por los del curso siguiente.
“El Banco del Libro es una escuela que nos invita a ver qué leemos, por qué leemos, cómo leemos. A seleccionar libros y lectura según la población a la que va dirigida”, afirmó González en entrevista para El Diario.
Con los años el proyecto creció y se asoció con la Organización Internacional para el Libro Juvenil para convertirse en una de las instituciones más antiguas del país dedicada no solo a la promoción de la lectura, sino también al estudio e investigación en el campo de la literatura infantil y juvenil. Su sede queda en la avenida del Ávila del municipio Chacao, estado Miranda.
Su edificio, que durante décadas ha albergado diferentes eventos culturales, luce aún algunas cicatrices producto de las protestas que hace años tenían como epicentro la zona de Altamira, así como de algunos actos de vandalismo e intentos de robo. Sin embargo, actualmente se encuentra plenamente operativo, tanto para investigadores como para interesados en la lectura.
Servicios y actividades del Banco del Libro
En entrevista para El Diario, González señaló que, en sus 63 años de existencia, el Banco del Libro se ha dedicado a crear servicios, proyectos y programas con impacto social. Además de promover la formación permanente de entornos lectores. “Creemos en el poder transformador de la lectura. Formar no solo lectores comprensivos y críticos, sino también creativos, reflexivos y ciudadanos”, explica.
Indicó que sus instalaciones cuentan con una librería especializada en literatura infantil y juvenil, que abre de lunes a viernes, entre 8:00 am y 4:00 pm. La mayoría de sus libros son de Ediciones Ekaré, que nació originalmente como parte del banco y actualmente es una de las editoriales más importantes de su tipo en Latinoamérica. También intentan mantenerse actualizados con las pocas novedades editoriales que se producen o llegan al país.
También cuentan con un Club de Cuentos y Novelas, que se dota con compras y aportes de editoriales, aunque principalmente de donaciones de particulares. Explicó que funciona con el mismo principio de los antiguos videoclubs: tras pagar una suscripción, los usuarios pueden alquilar libremente libros y devolverlos para cambiarlos por otros. Actualmente su sala está en remodelación, por lo que se atiende por una taquilla en su entrada.
En esta misma taquilla funciona su servicio de canje y donaciones, el mismo por el cual se creó la organización y que sigue funcionando. Reciben libros de todos los géneros, los cuales se clasifican y se guardan en el club de cuentos, o se donan a niños en hospitales, escuelas y universidades, programas de formación de otras instituciones y a comunidades.
Finalmente, González destaca entre sus actividades La Hora del cuento. “Es un entorno familiar, permanente, que nos reunimos todos los sábados de 11:00 am a 12:00 pm”. Acotó que el último sábado de cada mes realizan también un evento llamado 1, 2, 3, este sábado es, el cual es como La Hora del cuento, pero más grande, cuentacuentos, jornadas de lectura en voz alta y talleres para narradores.
Extramuros
A lo largo de su historia, el Banco del Libro ha desarrollado varios proyectos de formación y movilización en pro de la lectura. Uno de los más recordados es el Biliobús, una biblioteca móvil que ofrecía préstamos de libros en sectores populares. También el proyecto Leer para vivir, que en 1999 brindó acompañamiento a las familias afectadas por el Deslave de Vargas.
De allí derivó luego otro plan de formación para maestros y líderes comunitarios en los barrios de La Guaira, donde se realizaban sesiones de biblioterapia para ayudar a las personas, en especial niños, a sobrellevar las secuelas psicológicas de la tragedia. “Las mamás sacaban un cartelito que decía ‘Ya es hora de leer’, y los niños y familias se reunían en ese espacio comunitario, en una casa, protegidos, a compartir sus miedos, incertidumbres y seguir cohesionados”, recordó González.
En el campo escolar, desarrollaron iniciativas como Palabras por y para la No Violencia, la cual ganó en 2012 el Premio Hamdan-Unesco para proyectos innovadores en la función docente. Actualmente poseen un proyecto similar, llamado Cine y Literatura, dos miradas, enfocado en la erradicación de la violencia contra la mujer y en brindar herramientas a los jóvenes para desarrollar una comunicación asertiva. La gerente agregó que se ejecuta en seis escuelas de la fundación Fe y Alegría.
Sin embargo, uno de los servicios emblemáticos de la institución es su programa de formación de promotores de la lectura. A través de talleres presenciales y en línea, brindan herramientas no solo a escritores, docentes o activistas, sino también a padres y personas que deseen crear entornos de lectura en sus hogares y comunidades. “Se trata de formar, que cada uno a su medida, y conociendo las realidades, pueda aportar en los cambios que todos necesitamos”, acotó.
Bibliotecas
Las bibliotecas son los espacios por excelencia para el encuentro con la lectura. Algunos como la Biblioteca de Los Palos Grandes, en el municipio Chacao, se han convertido en referentes de la ciudad no solo por su catálogo de títulos, sino también por promover actividades gratuitas casi todos los fines de semana como cuentacuentos, talleres literarios e incluso charlas de escritores.
Otro fenómeno que ha cobrado fuerza en la ciudad en los últimos años son las minibibliotecas. Constan de cabinas o rincones ubicados en espacios públicos con libros que las personas pueden tomar libremente. La idea no solo es poder sentarse a leer en una banca, sino también crear redes ciudadanas de intercambio, en la que los propios vecinos puedan dejar e intercambiar libros de sus propias bibliotecas.
Algunas de las más conocidas son las bibliotecas de bolsillo ubicadas en el parque Vizcaya del municipio Baruta, o la plaza Bolívar de El Hatillo. Estas fueron creadas por sus respectivas alcaldías, aunque también existen varias construidas por iniciativa ciudadana, como la mini biblioteca ecológica del parque La Fila, en la urbanización San Luis de El Cafetal, creada en 2022 por el activista José Manuel Reyes.
También el proyecto Remo, fundado por el escritor y diplomático Oscar Hernández Bernalette. Tras la muerte de un amigo, el exembajador recibió cientos de libros de su biblioteca, que decidió repartir por la ciudad creando espacios de promoción de la lectura a través del concepto de las bibliotecas de bolsillo.
Hasta el momento, su fundación ha instalado estas cabinas en parques de las urbanizaciones Los Chorros, La Carlota, Miranda y Terrazas de Guaicoco. Hernández también inauguró una en el casco central de Puerto Cabello, estado Carabobo, y tiene planes de abrir más en Chacao, Los Dos Caminos y Petare.
Casa Andrés Bello
A un costado del Ministerio de Educación, en el centro de Caracas, está la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello. Se ubica en el lugar donde alguna vez vivió el célebre académico y maestro de Simón Bolívar, aunque erigido en un moderno edificio construido en 1973 durante el gobierno de Rafael Caldera.
Al igual que el Banco del Libro, fue concebida como un ente promotor de la lectura y la escritura, además de estudiar la vida y obra de Andrés Bello. Sin embargo, en la actualidad sus actividades se limitan a realizar foros, conferencias y talleres tanto en sus instalaciones, como en escuelas y comunidades.
Yuraima Salazar, directora de promoción y eventos del organismo, comentó en entrevista para El Diario que disponen de talleres de escritura creativa, narrativa, ensayo y poesía, así como de redacción y ortografía. Igualmente, cada viernes organizan recitales poéticos y musicales en los que participan diferentes grupos y colectivos culturales de la ciudad.
La casa cuenta con una biblioteca especializada con el archivo de Andrés Bello. Está enfocada principalmente para investigadores, historiadores y estudiosos de su obra, aunque actualmente está cerrada por falta de personal. Igualmente, aunque no cuentan con salas de lectura, afirmó que entre los miembros de los talleres muchas veces se forman círculos que se reúnen a leer allí como complemento a sus clases.
“La gente se puede acercar a leer, pues los espacios están abiertos para todo el que quiera entrar. Es una plaza cubierta y silenciosa, donde se puede leer tranquilamente”, resaltó.
Fundación MFM
En 2019, la asesora financiera Mariana Flores Melo convirtió su pasión por la lectura en una vocación social. Comenzó a recolectar libros para donarlos a jóvenes y niños de bajos recursos, aunque pronto articuló una red de intercambio y donación de libros de todo tipo con el fin de promover el uso de los libros físicos como objetos de valor educativo y cultural.
En una entrevista para el portal El Estímulo, Flores Melo relató que inicialmente se reunía con siete amigas en un club de lectura semanal donde hacían diferentes actividades y performance. Sin embargo, la idea creció y se convirtió en la Fundación por la Lectura Mariana Flores Melo (MFM), un club de lectura que organiza encuentros en varias partes de la ciudad.
La fundación se especializa en la adopción y donación de libros. Originalmente prestaban este servicio a través de su cuenta de Instagram, aunque luego adquirieron un depósito que se convirtió en su sede, ubicada en el club de la urbanización Santa Paula, en El Cafetal (Baruta). Allí las personas pueden acudir a leer o adoptar libros. Previo acuerdo, también realizan actividades con cuentacuentos para escuelas y organizaciones.
De igual forma, la fundación MFM ha participado en los últimos años en gran parte de las ferias del libro que se han organizado en Caracas, además de realizar las suyas propias en universidades, casas de la cultura y eventos de otro tipo.
