• Los venezolanos podrían tener secuelas postraumáticas del evento que dejó a oscuras el país en marzo de 2019

Cinco años después del apagón eléctrico que paralizó a Venezuela desde el 7 hasta el 11 de marzo de 2019, las secuelas emocionales persisten en una parte de la población, especialmente en aquellos que experimentaron altas cuotas de miedo y estrés durante esos días.

“El impacto psicológico del apagón fue profundo y multifacético en muchísimos venezolanos, aun cuando ni siquiera estén conscientes de haber sido afectados. La oscuridad abrupta, la falta de información, la incertidumbre sobre la duración y la vulnerabilidad ante la inseguridad generaron un coctel de emociones negativas que hasta ahora pueden generar ansiedad cuando se va la luz y se reviven esos momentos”, explicó a El Diario el psicólogo Eduardo González.

La falla en el sistema eléctrico nacional que dejó sin luz a gran parte del país durante varios días generó un caos generalizado en varios aspectos: económico, social, político y personal. 

“Nunca había vivido algo así, no es lo mismo que se vaya la luz unas horas a que pase un día, dos, tres, y no se sepa si nos quedaremos a oscuras. No pude comprar comida porque no tenía efectivo y los puntos no funcionaban, las comunicaciones el primer día estaban colapsadas, fue un estrés muy grande para mí y para mi mamá que además estaba delicada de salud. Ahora cada vez que hay un bajón siento terror de que vuelva a pasar”, narró Coromoto Lorenzo, una caraqueña afectada por el apagón.

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EFE/ Henry Chirinos

El experto consultado explicó que las consecuencias del apagón en la mente del venezolano son diversas. A pesar de ello, algunas personas lograron afrontar la situación de manera asertiva y resiliente, lo que les permitió adquirir estrategias para sobrellevarla.

“A nivel personal, el afectado puede hacer uso de sus capacidades para no entrar en pánico, calmarse y enfrentar la crisis con asertividad. En cambio, la sociedad como núcleo tuvo que adaptarse a la realidad de una forma repentina, ahí surgió lo que en psicología llamamos el síndrome de ansiedad colectiva, que no es más que un grupo de individuos que comparten las mismas emociones ante una situación estresante y es más difícil de controlar”, detalló el psicólogo.

Efectos psicológicos del apagón

Para el especialista consultado, las consecuencias de la falla eléctrica aún pueden verse en las consultas. 

“Tengo pacientes que llegan con síntomas de ansiedad, depresión, angustia y no logran decir qué les ocasiona estos sentimientos. A medida que avanza la terapia, va saliendo la causa y aunque parezca mentira, el apagón es una de ellas. El estrés postraumático por esa crisis dejó secuelas psicológicas en muchos venezolanos que a pesar de no haber vivido algún episodio grave, la incertidumbre creó un daño a nivel de la psiquis”, indicó González.
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Agregó que las consecuencias más notorias del apagón en la mente de los venezolanos generaron una serie de afecciones que se pueden mantener a lo largo del tiempo: 

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– Miedo: el temor a lo desconocido, a la violencia, a la escasez de alimentos y medicinas, además la oscuridad amplifica los sonidos y crea una atmósfera de paranoia y zozobra.

– Ansiedad: la incertidumbre sobre la duración del apagón y sus consecuencias generó impotencia ante la situación y la falta de control sobre las necesidades básicas intensificaron este sentimiento.

– Estrés: las fallas en las telecomunicaciones, la búsqueda de alternativas para suplir las necesidades básicas y el miedo al futuro pusieron en alerta a las personas. 

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– Trastornos del sueño: la alteración de la rutina diaria afectaron el ciclo de sueño de muchos, provocando insomnio, pesadillas y fatiga.

– Depresión: la sensación de desamparo y desesperanza provocaron en algunos venezolanos sentimientos de tristeza y pesadumbre. 

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“Recordar los días del apagón me da taquicardia, siento un temor muy grande porque viví los peores días de mi vida. Estaba en el trabajo y para llegar a mi casa tardé 9 horas, tuve que caminar hasta que ya no podía más. No sabía qué estaba pasando, no podía comunicarme con nadie, fue una pesadilla que no quiero ni recordar. Hasta hoy siento miedo y cuando hay un bajón de luz, la ansiedad se me dispara”, dijo la docente caraqueña Cecilia Ruiz a El Diario

Estrategias para manejar el estrés y la ansiedad

De acuerdo con el psicólogo González, ante la magnitud del impacto psicológico, la sociedad venezolana desarrolló estrategias para poder poder satisfacer sus necesidades en momentos de crisis.

“El venezolano, en su mayoría, ha desarrollado una resiliencia increíble, es capaz de salir adelante individual y en grupo en las circunstancias que se le planteen. Si no hay agua, no hay luz, no hay Internet, no hay trabajo, la situación que sea, aprende a manejarla. Quienes no pueden, sucumben en una espiral peligrosa de afecciones mentales que va mermando su salud mental. Para este grupo, y también para los otros, existen estrategias que se vieron en práctica en 2019 y ayudaron a superar la crisis”, acotó el experto. 

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Estas son algunas herramientas para manejar las emociones colectivas:

– Redes de apoyo: la solidaridad y el apoyo entre vecinos, familiares y amigos son fundamentales para afrontar una crisis colectiva.

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– Humor: puede ser un mecanismo de defensa para aliviar la tensión y el estrés en grupos que afronten una situación difícil.

– Buscar información: las redes sociales y medios de comunicación veraces son importantes para combatir la incertidumbre.

– Actividades de distracción: tocar algún instrumento musical o cantar para amenizar un grupo de personas, hacer ejercicio físico con otras personas y aprovechar los juegos de mesa son herramientas para canalizar la ansiedad y el estrés colectivo.

– Ayuda profesional: en algunos casos, la asistencia psicológica es necesaria para procesar el trauma y desarrollar mecanismos de afrontamiento saludables.

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