Capítulo 1: Amor de un solo coronazo

***Música de Soledad Bravo***

***Toma abierta de la sabana y el ganado corriendo***

***La garzas rompen los espejo de agua***

VOZ EN OFF (Llamar a César Miguel Rondón a ver si acepta):

Manuelita Saénz estaba casada cuando se enredó con Bolívar.
No estaba dispuesta a ser una mujer postiza. 

MANUELA

“Dígame usted: ¿Quién puede juzgarnos por amor? Todos confabulan y se unen para impedir que dos seres se unan; pero atados a convencionalismos y llenos de hipocresía. ¿Debo entonces seguir sacrificándome porque cometí el error de creer que amaré siempre a la persona con quien me casé?”.

CÉSAR MIGUEL RONDÓN:

Ella, patriota ecuatoriana, vistió uniforme militar, aprendió a usar armas, desarrolló tácticas de espionaje y se enamoró del jefe. Y él la correspondió a sabiendas de que la factura moral les saldría cara con la iglesia y la sociedad colonial. Se entregaron al juego.

Bolívar en las cartas le buscaba pleito para cortejarla, como cantante de reggaetón fanfarrón. 

SIMÓN (tres tomas distintas):

-“Lo que me dices de tu marido es doloroso y gracioso a la vez. Deseo verte libre, pero inocente juntamente; porque no puedo soportar la idea de ser el robador de un corazón que fue virtuoso”.

-“Sé que no está bien insistir en tu viaje acá, pues faltarías a las obligaciones para con tu marido”.

-“En el futuro, tú estarás sola aunque al lado de tu marido; yo estaré solo en medio del mundo”.

CÉSAR MIGUEL RONDÓN:

Manuela ya había desafiado a la autoridad religiosa en su adolescencia, cuando se escapó del convento por un enamorado que le prometió otro credo. Pero la adolescencia se le acabó. A los 22 años de edad, Manuelita se casó (matrimonio arreglado por su padre) con el comerciante inglés James Thorne, quien le doblaba la edad. 

Tiempo después, renunció a la infelicidad, salió de la celda que representaba un matrimonio a conveniencia. Así se lo hizo saber a Thorne antes de irse a vivir con el protagonista masculino de esta historia con dejos de culebrón:

(Carta de Manuela Saenz a su marido antes irse tras Bolívar)

***Violines tensos y agudos***

Toma 1. Acción.

“¿Y cree usted que yo, después de ser la predilecta de este general (Bolívar) por siete años y con la seguridad de poseer su corazón, prefiera ser la mujer del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, o de la Santísima Trinidad?”.

“¿Me cree usted más o menos honrada por ser él mi amante y no mi esposo? ¡Ah! Yo no vivo de las preocupaciones sociales inventadas para atormentarme mutuamente”.

“En el cielo nos volveremos a casar, pero en la tierra no”.

“Formalmente y sin reírme, con toda la seriedad, verdad y pureza de una inglesa, digo «que no me juntaré más con usted». Usted anglicano y yo atea, es el más fuerte impedimento religioso; el que estoy amando a otro, es mayor y más fuerte”. 

CÉSAR MIGUEL RONDÓN:

¡BAM! Primer plano de la reacción del viejo Thorne y vamos a cortes comerciales. 

Bolívar recibió una copia de esta carta con la siguiente nota: 

SIMÓN:

“Hay que advertir que mi marido es católico y yo jamás atea; sólo el deseo de estar separada de él me hacía hablar así”.

CÉSAR MIGUEL RONDÓN:

Y continuaron su amor idealizado, el que se vive admirando la belleza que despierta el otro en nuestros ojos. El noviazgo con efecto Alka Seltzer. Espuma y luego calma. Al rato se aburren o no aguantan la convivencia.

El carácter de ambos los hizo amarse en casas separadas. Una historia de amor vivida desde la clandestinidad y a distancia. Ausencia física y silencios largos, de semanas, o lo que sea que se tarde el trayecto entre enviar la carta y recibir la respuesta del ser amado. Eso es lo malo del amor epistolar, que las cartas no se pueden mandar con caballos alados y tampoco borrar el mensaje después de enviado.  

Separados por los viajes de El Libertador, Manuelita estuvo centrada en consolidar la independencia de Ecuador, el país en el que se conocieron el 16 de junio de 1822,  cuando Bolívar visitaba Quito por primera vez. Manuelita estuvo en modo fan enamorada de un rockstar que visita tu pueblo:

Aunque la escena es bastante parecida a la de Aladdin entrando a Agrabah:

MANUELA:

“En las iglesias resuenan las campanadas alegres, la pólvora alborota más la algarabía y la ansiedad de las gentes, por mirar y tocar a los héroes, iba en aumento, en un frenesí de locos”.

“Emocionante fue el momento en que se avistaron los cuerpos de la banda de guerra, tocando su compás redoblado de tambores”.

“La caravana de los héroes entró a las ocho y media de la mañana por la calle principal”.

“Qué emocionante conocer a este señor, a quien llaman el «Mesías Americano», y del que tanto he oído hablar”.

CÉSAR MIGUEL RONDÓN:

Todo esto lo escribió Manuelita en su diario, en el que están los detalles de cómo fue ese encontronazo que empezó con un golpe en el pecho.  

MANUELITA:

“Cuando se acercaba al paso de nuestro balcón, tomé la corona de rosas y ramitas de laureles y la arrojé para que cayera al frente del caballo de su excelencia; pero con tal suerte que fue a parar con toda la fuerza de la caída, a la casaca, justo en el pecho de su excelencia”.

CÉSAR MIGUEL RONDÓN:

Silencio durante par de segundos. Tensión en el ambiente. No sabemos si mató al hombre:

MANUELITA:

“Me ruboricé de la vergüenza, pues El Libertador alzó su mirada y me descubrió aún con los brazos estirados de tal acto; pero se sonrió y me hizo un saludo con el sombrero pavonado que traía a la mano, y justo esto fue la envidia de todos, familiares y amigos, y para mí, el delirio y la alegría de que S.E. me distinguiera de entre todas, que casi me desmayo”. 

CÉSAR MIGUEL RONDÓN:

Con aquella candela en la mirada de ambos comenzó la aventura que acompañó a Bolívar hasta su muerte.

***Insertar clips de lo que pasará, como un tráiler del futuro pero sin contexto***

Ya no los separaba la altura de un balcón, estaban frente a frente. Antes de la fiesta de recibimiento, Simón y Manuela confirmaron que el corrientazo de la primera vez era la fuerza del amor despertando del hielo. 

*Plano de Manuelita escribiendo en el diario*

MANUELITA:

“Mi corazón palpitaba al estallarme cuando de don Juan Larrea escuché: «Su Excelencia es para mí halagador presentarle a la señora Manuela Sáenz de Thorne.» Su Excelencia Bolívar me miró fijamente con sus ojos negros, que querían descubrirlo todo, y sonrió”.

*Suenan violines y vuelan palomas detrás de la toma*

BOLÍVAR

«Mi estimada señora, ¡Si es usted la bella dama que ha incendiado mi corazón al tocar mi pecho con su corona! Si todos mis soldados tuvieran esa puntería, yo habría ganado todas las batallas».

***Brillan ojos los ojos de Manuela como comiquita china***

FIN.

PROMO SIGUIENTE EPISODIO:

MAITE DELGADO:

Este fue el capítulo piloto de “Manuelita y Simón: la comedia romántica colonial”.

Si el capítulo tiene rating, nos vemos el próximo domingo con el episodio de “El día que Manuelita casi mata a Simón porque le encontró un zarcillo de otra en la cama” (historia real).

¿Qué pasará? ¡Qué angustia! Lo descubriremos el próximo domingo. Chao, chao. 

CRÉDITOS:

MANUELA SAÉNZ: Astrid Carolina Herrera

BOLÍVAR: Édgar Ramírez

Texto y pelones de tipeo: Iván Zambrano

Edición: Florantonia Singer

*Extractos del libro: “Las más Hermosas cartas de Amor entre Manuela y Simón acompañadas de los Diarios de Quito y Paita, así como de otros documentos”.

ESCENA POSTCRÉDITOS:

MANUELA:

“Conozco al viento, conozco los caminos para llegar a mi Simón”

BOLÍVAR:

“Si no tengo a mi Manuela, ¡No tengo nada!”

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