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¡La guerra comenzó! La noticia está en todos lados. Y no es para menos.
Las constantes amenazas desde Rusia se materializaron este jueves 24 de febrero con un primer bombardeo de sus fuerzas militares en Kiev, la capital de Ucrania.
El escenario es alarmante y el pánico está sobre la mesa. Esta misma tensión e incertidumbre son las que se han vivido en los mercados mundiales, incluyendo el de las criptomonedas.
Después de un mes de constantes caídas en su precio, bitcoin, la principal criptomoneda, ha vuelto a recibir un duro golpe tras la ofensiva rusa en territorio ucraniano.
¿La razón? La tensión frente a lo que muchos ya vaticinan como una tercera guerra mundial ha llevado a que los inversionistas muevan sus capitales hacia metales preciosos como el oro para resguardar su valor.
El rey oro
De hecho, mientras los mercados accionarios en Estados Unidos y Europa abrieron a la baja este jueves, el oro llegó a cotizarse a más de 1.900 dólares la onza, el máximo nivel registrado desde 2020, en plena pandemia.
Aunque muchos hemos asegurado que bitcoin es el nuevo “oro digital”, su comportamiento actual frente a las crisis mundiales aún está lejos del principal metal precioso, que sigue siendo el refugio de valor por excelencia.
Esto demuestra que la mayoría de los inversionistas siguen viendo a la criptomoneda madre más como un activo especulativo y de alto riesgo que como un instrumento para preservar el capital.
¿Por qué? Porque ante escenarios de incertidumbre mundial, los grandes poseedores de bitcoin prefieren vender sus unidades y llevar su dinero a oro, donde se sienten más seguros.
Por esta razón, el bautizado “oro digital” sigue perdiendo la batalla frente a su predecesor físico. Mientras el primero exhibe día tras día una gran volatilidad, el segundo ha mantenido un crecimiento constante en su precio en los últimos años, independientemente de las tensiones globales.
Hoy bitcoin se comporta más como un activo institucional (acciones). El criptoactivo ha reaccionado varias veces de la misma forma que lo han hecho estos activos de renta variable en medio de crisis mundiales.
Sin embargo, que bitcoin hoy no sea visto como un activo de refugio de valor no quiere decir que no pueda funcionar como tal en un futuro.
Cuestión de tiempo
Para que un activo sea considerado como refugio o reserva de valor, debe cumplir con características como una menor probabilidad de impago, una elevada liquidez y un comportamiento más predecible en comparación con otros activos.
Esta última cualidad es todavía un tema pendiente para bitcoin, cuyo mercado es tan joven y aún tan chico que sigue estando expuesto a variaciones bruscas en su precio.
Sin embargo, bitcoin cumple muy bien con otras cualidades de un activo de refugio de valor, como lo son la oferta limitada, un bajo costo de almacenamiento y una fácil transmisión.
Recuerda que la criptomoneda madre es el primer activo digital escaso (tiene un número finito de unidades) y se puede transferir en cuestión de minutos directamente entre personas de todo el mundo con solo tener conexión a internet.
Aunque bitcoin no figure hoy como el activo de refugio de valor preferido por inversionistas en medio de la guerra que acaba de iniciar en Europa, es cuestión de tiempo para que empiece a serlo.
Bitcoin es apenas un adolescente de 13 años compitiendo frente a un milenario de la economía como lo es el oro. La comparación es demasiado prematura.
Pero a su corta edad, ya la criptomoneda de Satoshi Nakamoto puede alardear ser un activo que ha dejado grandes rentabilidades tras varias años de espera y mostrar argumentos sólidos para convertirse en el refugio preferido por las futuras generaciones.
Quizás a los actuales inversionistas les cueste todavía ver a bitcoin como oro. Pero, ¿te imaginas a nuestros hijos y nietos, generaciones puramente digital, guardando en sus casas onzas de oro?
Hoy Bitcoin ya es muy valioso y, en unos años, será oro, de verdad, a los ojos de cualquier persona.
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