• La banca nacional comenzó a reactivar con cautela las tarjetas de crédito que habían quedado inutilizadas por efecto de la hiperinflación y el elevado aumento del encaje legal. Los bajos montos aprobados este 2022 le otorgan al plástico, en la práctica, un carácter casi de tarjeta de débito, según coinciden usuarios

La fuerte depreciación del bolívar en relación con el dólar estadounidense en el mercado paralelo, entre el 12 y 26 de agosto, representó un duro golpe para la capacidad de compra de los venezolanos.

Aunque se aceleró durante la última semana de agosto, en el periodo comprendido de 15 días, la tasa de cambio se ubicó en Bs 8,56 el viernes 26 en contraste con los Bs 6,16 por dólar en los que cerró el viernes 12. Es decir, un salto de 39 %.

Esto ocurre a solo cuatro meses de que la banca comenzara a reactivar el crédito al consumo. En abril y tras el aumento del salario mínimo de marzo a Bs 130 (equivalente a 29 dólares en ese entonces), y la imparable dolarización que se ha instalado en el país de maneja informal, el sistema bancario reactivó tarjetas de crédito que habían quedado en Bs 1, tras la reconversión monetaria de octubre de 2021, cuando se eliminaron seis ceros al bolívar.

“En mayo me encontré con un límite de Bs 200 en mi tarjeta de crédito. No es mucho lo que se puede comprar con ese monto, y ahora menos cuando el tipo de cambio supera los Bs 8”, dijo en entrevista para El Diario, Jessica Cabrera, una enfermera.

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El encaje legal bancario que llegó a ubicarse en 100 % y la hiperinflación acabaron con el crédito bancario en Venezuela. Es casi inexistente desde 2019, cuando el régimen de Nicolás Maduro apostó por secar la liquidez en la banca para contener el alza del dólar en el mercado paralelo y con ello la inflación.

¿Las tarjetas de crédito funcionan casi como las de débito en Venezuela?
Foto: EFE

El mercado

En diciembre de 2021, el monto en el sistema bancario correspondiente a tarjetas de crédito (TDC) era de Bs 21.766.616, apenas 2,30 % del total de la cartera de créditos de la banca nacional. Los estatales Banco de Venezuela, Bicentenario y Banco del Tesoro concentraban 63,67 % de los montos otorgados a través de TDC, de acuerdo con la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban).

Para junio, el monto era 4,2 veces mayor (Bs 91.763.057), pero la porción de las tarjetas seguía siendo pequeña (3,25 %) en comparación con la torta completa.

Ya en julio, las TDC abarcaban 3,34 % del total de la cartera de créditos. El Banco de Venezuela continuaba al frente, pero Banesco (banco privado) se coló en el segundo lugar desplazando al Bicentenario. Clientes consultados indicaron que los topes aprobados a partir de marzo por la banca no exceden los Bs 300, unos 35 dólares al tipo de cambio paralelo del 30 de agosto, pero equivalentes a 50 dólares el 29 de julio, último día hábil de ese mes.

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La Canasta Alimentaria Familiar (CAF), calculada para cinco integrantes, se ubicó en julio en $470,44, de acuerdo con el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), por lo que una TDC con límite de Bs 300 cubría poco más del 10 % de la cesta.

De acuerdo con el Estudio comparativo de tarjetas de crédito y débito de abril de 2022 –el más reciente disponible en la página del BCV a la fecha de publicación de este texto– la tasa de interés máxima permitida para el financiamiento a través de las TDC es de 60 % anual.

¿Tiempos que no volverán?

Antes las tarjetas de crédito eran un instrumento útil de financiamiento. “Hasta antes de 2017 normalmente empleaba las tarjetas de crédito para hacer mercado o comprar medicamentos. Desde finales de 2017, cuando empezó la hiperinflación, y hasta 2018, el monto límite apenas alcanzaba para completar una compra en el mercado o en la farmacia. Pero finalmente apenas cubría el costo de un pan”, dice con resignación Isabel Mirabal, una comunicadora social, de 50 años de edad, que trabaja desde su casa.

Ella cobra por honorarios, con la desventaja que no tiene fecha fija para recibir el pago por los servicios que presta. Afirma que aún conserva las tres tarjetas de crédito de una misma entidad con monto límite de Bs 1. Ya por efectos de la hiperinflación no las utilizaba desde 2018.

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En mejores tiempos de la economía venezolana, con las tarjetas de crédito se financiaban viajes, remodelaciones parciales de apartamentos, la compra de muebles y artículos costosos. Eran realmente una opción de crédito que tenían los venezolanos.

Ahora, las tarjetas de crédito sirven para cubrir gasto corriente. En muchos casos, quedan para pagar el pico en bolívares restante en una compra hecha con divisas en efectivo.

Con cautela

No a todos los tarjetahabientes se les reactivó el crédito. La banca aún actúa con cautela ante una ligera mejora de los ingresos de la clientela. En el pasado, un profesional medio podía contar hasta con cinco plásticos de varias entidades bancarias y distintas franquicias.

“Ya ni las miro. No sirven para nada. Antes me resolvían la vida. Me sacaron de muchos apuros. Pagaba emergencias médicas, hacía mercado, podía ir a restaurantes. Cubría los gastos de mis hijos. Las usaba tanto que regularmente los bancos me aumentaban la línea de crédito”, comentó para El Diario, María Fromtem, ama de casa.

¿Se puede esperar un pronto ajuste en los montos límites a las tarjetas de crédito? “Se van a ir incrementando en la medida de la devaluación de la moneda, ya que el cálculo se hace en función del Índice de Inversión (IDI), desarrollado por el Banco Central de Venezuela para que las entidades bancarias hagan sus correcciones. Pero un aumento no dependerá exclusivamente del IDI, sino de la liquidez que tengan los bancos”, dijo una fuente del sector que prefirió reservar su identidad.

En la actualidad, el encaje legal es –desde febrero- de 73 % sobre las captaciones “y eso nos deja un margen para actuar (prestar) de entre 27 % y un máximo de 32 % de lo que captamos. ¿Por qué es un poco más de 27 % de lo que se libera? Porque nosotros encajamos dos semanas después de los depósitos de hoy –ejemplifica– y ese lapso da entre 2 % y 5 % más de lo que se captó inicialmente. Es la liquidez lo que nos da algo de oxígeno para llevarlo del crédito al consumo”, señaló la fuente.

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Gerardo Tachón, ejecutivo de ventas, no es muy optimista en cuanto a la frecuencia con la que se elevará el límite a las tarjetas de crédito. “La mía fue reactivada con Bs 300, muy poco para lo que se puede adquirir con ese monto. Si te pones a ver por los límites disponibles, las tarjetas de crédito pasaron a funcionar casi como una tarjeta de débito”, dijo para El Diario, opinión con la que concuerda Irene Ballesteros, personal de contabilidad de una empresa de repuestos de vehículos.

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