Durante el mes de junio se celebró el Día Mundial del Orgullo LGBTI, fecha en la que siempre hay revolución por parte de las marcas que apoyan este movimiento social y político, el cual es identificado con los colores del arcoíris, pero ¿por qué las marcas hacen tanto ruido sobre este tema?

En la evolución del mercadeo podemos ver que hace unos años atrás las marcas o los productos eran los que llevaban el poder y guiaban a los consumidores; pero actualmente la ecuación es inversa. La pauta la tiene la audiencia; esto va muy de la mano con la frase“el cliente siempre tiene la razón”. Es por ello que las marcas requieren empatizar con sus consumidores.

¿Cómo empatizar? 

Tan sencillo como ser parte de ellos y con humanizar las marcas, mostrar y escuchar lo que nos dicen para crear estrategias afines a los consumidores. También hay otro punto a destacar, que el mundo en este momento se encuentra hiperconectado y sin frontera gracias a los beneficios de la tecnología; por lo que las marcas deben hacerse presentes con los temas de actualidad y crear campañas de venta creadas desde la emoción. Como por ejemplo con las campañas navideñas, Día de los Enamorados, Día de Las Madres, Día del Niño, entre otros.

¿Por qué la comunidad LGBT?

La comunidad LGBTI es inmensa y activamente consumista, tal y como lo afirma LGBT Capital, compañía especializada en asesorar a empresas que quieran incursionar en el mercado LGBTI+. Realizaron un informe basado en información gubernamental y de empresas privadas en el que señalaron que en Madrid, España, solo esta comunidad representa 200.000.000 de euros e indicaron que el Producto Interno Bruto (PIB) de la comunidad LGBTI+, basado en su capacidad de compra, fue de 3.6 billones de dólares en 2018. Asimismo, añaden que la cantidad de personas que conformaban la comunidad LGTBI en ese año ascendió a 496.000.000 en todo el mundo. En tal sentido, si comparamos la comunidad LGBTI con un país, su economía sería tres veces más grande que la de México. 

Igualmente, el diario de noticias independiente El Informador, en México, señala que la economía de la comunidad LGBTI+ no solo supera a la de ese país, también está por arriba de la de países como Reino Unido, Francia, Italia o Canadá, por lo cual no es una población que se deba desatender. 

Por lo antes descrito, esta es una de las comunidades más importantes y atractivas para cualquier sector, económicamente hablando. Y si el marketing es el encargado de crear comunicaciones que empaticen para vender, ¿que más que el marketing para buscar la forma de conectar y atraerlos para las compras?

No olvidemos que el fin real del marketing es vender, dejar conectados a las marcas con los consumidores y hacer que todo el proceso de venta sea rentable para la empresa a través de múltiples estrategias; por lo que no se pueden dejar de lado estas oportunidades y crear campañas para atraer ese capital hacia ellas. 

Por su parte, también se conoce otra variedad de estrategias políticas que están dirigidas para empatizar con el público, como la denominada pinkwhashing. Esta tiene como punto de referencia de origen las campañas contra el cáncer de mama. Como se puede ver, lo que se busca es un fin económico, debido a que esta comunidad también es de alto consumo.

En este sentido marcas como Calvin Klein, Doritos, Tifanny, Nike, Unilever, PayPal, Pepsi, Oreo, Mc Donalds’s, Google, Facebook, Coca-Cola, Toyota, entre muchos otras, han apoyado a la comunidad LGBTI+ en el mundo. Sentimos que comunicacionalmente se encuentran haciendo mucho más ruido, pero esto se debe a la globalización y al fin de las barreras gracias a las comunicaciones. 

En definitiva, la comunidad LGBTI es una comunidad consumista que no se puede desatender como cualquiera otra. Hace ver a las marcas y sus productos más cercanos, además de dejarse ver como progresistas, globalizados e inclusivos. Básicamente es un nicho más que hay que trabajar y no solo en el mes de junio.

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