• El comisionado del gobierno interino de Juan Guaidó ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), conversó en exclusiva con El Diario luego de la publicación del informe de la Misión Internacional Independiente. “Mientras que sea Nicolás Maduro y ese régimen el que tenga el control territorial y el control político del poder, la puerta giratoria es una garantía”, dijo. Foto: Cortesía

Miguel Pizarro no lo toma como un logro personal. A pesar de que desde septiembre de 2019 es el comisionado del gobierno interino de Juan Guaidó ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dice que el mérito del nuevo informe de la Misión Internacional Independiente, que se publicó este miércoles 16 de septiembre, es de las víctimas, de la sociedad civil, de las ONG. Un paso más, pues, de quienes se oponen al régimen de Nicolás Maduro. No es para menos. Por primera vez, un documento de un organismo multilateral establece que hay motivos para responsabilizar a Maduro y otros funcionarios de su régimen por delitos de lesa humanidad desde el año 2014. “Este es el informe más importante que ha ocurrido en el último año”, afirma el comisionado en exclusiva para El Diario.

No obstante, reconoce que aún hay camino por recorrer. No promete fechas ni menciona medidas concretas en un futuro cercano, pero se apoya en el informe: todo esto da pie a pruebas más sólidas a las denuncias contra el régimen de Maduro en la Corte Penal Internacional (CPI). También admite que es un “sinsentido” que, luego de la publicación de este documento, Venezuela siga formando parte del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Disminuir el peso en esta instancia es el próximo reto, asegura.

Sobre el futuro político venezolano es cauteloso. Rehúye a hablar de Henrique Capriles, de Primero Justicia y de las negociaciones con el chavismo para las elecciones del 6 de diciembre. “Creo que es claro que no tenemos condiciones electorales mínimas para llamar lo de diciembre como una elección. La Unión Europea y la ONU han sido claros en estos tiempos y, en estas condiciones, no hay forma de observar y acompañar”, se limitó a responder.

Valoración del informe

—El informe de la Misión de la ONU concluyó, por primera vez, que hay “motivos razonables para creer” en la responsabilidad de Nicolás Maduro, algunos de sus ministros y otros funcionarios del régimen por delitos de lesa humanidad. También recomendó a países miembros de esa organización que “consideren la posibilidad de iniciar acciones legales” contra estas personas. ¿Es este el informe más importante que se ha emitido hasta el momento con respecto a la vulneración de derechos humanos en Venezuela?

—Efectivamente, en nuestra valoración. Este es el informe más importante que ha ocurrido en el último año dentro de los organismos multilaterales. Es un informe que no solamente da una radiografía muy nítida de lo que está pasando, sino que además permite determinar patrones de conducta, responsabilidades individuales, cadenas de mando y, sobre todo, dibuja cómo la violación de derechos humanos y el uso de la coerción, la desaparición, el asesinato y la tortura son una política de Estado ordenada desde su más alto nivel. No son hechos aislados de organismos de seguridad, no son abusos individuales de funcionarios de estos cuerpos. Todo esto son decisiones gubernamentales y prácticas que forman parte de un diseño y una conducta habitual y recurrente del Estado venezolano y de la dictadura de Maduro.

—Pero la población espera medidas concretas, comisionado. ¿Qué nos haría pensar que algo cambiará en Venezuela a raíz de esa publicación? ¿Qué podemos esperar de ahora en adelante para que los responsables paguen, para resarcir a las víctimas, y para evitar que estas cosas sigan pasando? Le pido acciones concretas en el ámbito nacional e internacional.

—Estos informes, en sí mismos, implican un conjunto de recomendaciones y tienen consigo un conjunto de acciones que están derivadas de ahí. Una de las recomendaciones más importantes, lo decías tú en la primera pregunta, es que se inicien acciones legales contra los individuos responsables por las violaciones y los delitos señalados en el informe. También hace la recomendación a la Corte Penal Internacional de tener en cuenta que la justicia es solo justicia cuando es oportuna y cuando tiene celeridad, y que por ello es la importancia de que se sustancie el caso y que el examen preliminar en el caso de Venezuela pueda evolucionar.

Esto lo que permite es que, por primera vez, dentro de los Estados miembros y de los organismos haya determinación de las responsabilidades individuales, cadenas de mando y, por ende, la base fundamental de acciones legales y penales que permitan conseguir justicia más allá de nuestras fronteras y más allá de los organismos jurisdiccionales internos.

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La CPI

—El informe de la Misión Independiente de Determinación de Hechos de la ONU no es “vinculante” para la Fiscalía de la Corte Penal Internacional. Pero, ¿cuánto peso podría tener a la hora de establecer medidas claras contra los responsables de los delitos de lesa humanidad?

—Son instancias diferentes. La CPI no forma parte del sistema del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. La principal variación es que esto hace que no sea la denuncia de una ONG, la denuncia de alguna víctima, de alguna agrupación política o movimiento civil, incluso no es la denuncia de algún gobierno o Estado particular contra Maduro y sus violaciones de derechos humanos. Es el mandato, la determinación, el resultado final de una investigación de una misión especial seleccionada de un organismo multilateral como es la ONU, donde hacen vida no solo países que se oponen al régimen de Nicolás Maduro, sino países que lo apoyan. 

Es un organismo multilateral que permite darle un piso de certeza, de legitimidad y de realidad a una denuncia que durante mucho tiempo fue solo de las víctimas, de los familiares, o de alguna parcialidad interna. Ya no es una parte involucrada, sino una misión independiente que, en sustancia, recomienda y además exhorta a los países, a los Estados y a la justicia universal a que actúe en consecuencia de lo que está planteado en ese informe.   

Prácticas continuarán

—El documento cita a la ONG Foro Penal, que habla de “puerta giratoria”. Es decir, al tiempo que se liberan presos, se detienen a otros. Recientemente se produjeron liberaciones de algunos presos políticos. ¿Podemos esperar, entonces, una nueva ola de detenciones que cumpla con esa premisa que denuncia la oficina independiente?

—La afirmación que hace el Foro Penal —y que han hecho otras organizaciones como Provea y otras de derechos humanos—, de las puertas giratorias, es absolutamente real. Venezuela mientras que viva bajo un régimen dictatorial, mientras que sea Nicolás Maduro y ese régimen el que tenga el control territorial y el control político del poder, la puerta giratoria es una garantía. No existe tal cosa como una apertura democrática o un cambio de la forma en la que Maduro y el régimen entienden el uso del poder en las instituciones. Creo que este informe narra con mucha claridad cómo es una política de Estado y cómo tiene un objetivo claro de acallar y de destruir cualquier forma de disidencia u organización. Y mientras ellos estén en el poder, la puerta giratoria va a seguir existiendo y va a seguir siendo un riesgo cualquier tipo de disidencia, de protesta o de acción política. Decía hace algún buen tiempo (David) Smolansky, y varios lo hemos repetido, que todos tenemos un número, y solo varía cuando sale ese número.

Contradicción en la ONU

—Pero a pesar de este informe, y de otros que ha emitido la Alta Comisionada Michelle Bachelet, Venezuela sigue formando parte del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. ¿Esto no es contradictorio? ¿Deberían expulsar a Venezuela del pleno?

—Sin duda alguna es un sinsentido que, en el sistema de las Naciones Unidas, países como Corea del Norte, Irán, y regímenes como el de Maduro, y ahora próximamente se está candidateando Cuba o Rusia, ocupen sillas dentro del Consejo de Derechos Humanos. Habla de la debilidad interna del sistema. Un sistema que tiene a China dentro de la valoración de sociedad civil cuando es un régimen que no permite disidencia; un sistema que tiene a Irán dentro de varios comités, cuando es una dictadura del peor tipo, además de ortodoxa en términos religiosos, peligrosa para el resto del mundo por sus vínculos terroristas. Claramente hay contradicciones de esta como Venezuela.

Una cosa importante, a efectos de la pedagogía, es que Venezuela no llega ahí porque la ONU lo decide y compone sus organismos subalternos como quiera; eso es producto de votaciones y de apoyos de países. Recordemos que el año pasado, con el apoyo de los países no alineados y el endoso de Cuba, Venezuela compitió por esa silla y lamentablemente se hizo con el puesto. Es parte de nuestro reto dentro del sistema disminuir al mínimo su reconocimiento y su apoyo para poder irlos sacando de cada uno de esos espacios.

Méritos

—¿Cuán responsable es Miguel Pizarro de que se emitiera este y otros informes? ¿Lo toma, de cierta manera, como un logro personal?

—Esta es mi tarea, y parte de mi labor es seguir siendo útil ahora en esta nueva condición en el exilio, en este mandato del trabajo de Naciones Unidas y los esfuerzos humanitarios. Yo creo que este reporte se debe a la valentía de las víctimas, se le debe a la organización de la sociedad civil venezolana, se le debe a la insistencia de la documentación, al registro y a la denuncia. Y, sobre todo, se le debe a la disciplina de entender que, aunque a nosotros nos parezca redundante, aunque a nosotros nos parezca obvio, aunque nos parezca que todo el mundo ya sabe lo que ocurre en Venezuela, la insistencia de seguir explicando, de seguir visibilizando y de seguir exigiendo que el mundo se pronuncie y se manifieste, ha permitido que lleguemos a donde estamos el día de hoy.

A mí no me gustan los créditos individuales porque al final nada de lo que ocurre en Venezuela y nada de lo que nosotros hagamos ocurrirá porque alguien individualmente haga algo. Es el esfuerzo colectivo y la capacidad de actuar cohesionados y unidos lo que permite que las cosas avancen.

El cambio más claro que implica el rol que cada uno pueda jugar dentro del sistema, es la visibilización dentro del mismo. Es poder pelear y poder utilizar los organismos. El propio ejercicio reglamentario, el propio funcionamiento del sistema, para determinar, dibujar y dejar muy claro que Maduro y el régimen están muy lejos de la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA). Que están muy lejos de la carta de las Naciones Unidas y lejos de las prácticas que deberían tener en temas de derechos humanos y de ayuda humanitaria, por ejemplo. Es haber entrado y, desde allí, confrontarse con el último reducto de diplomacia que le quedaba al régimen de Nicolás Maduro.

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