• Los investigadores buscaban determinar qué se generaba tras el estallido de estrellas masivas en el Universo desde el año 1987

El telescopio James Webb reveló lo que había sido un secreto para los científicos desde el año 1987, cuando descubrieron la explosión de una supernova sin poder conocer el resultado del estallido. Ahora con los datos recogidos por el instrumento espacial de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) obtuvieron la respuesta: se convirtió en una estrella de neutrones. 

De acuerdo con los investigadores, las estrellas masivas acaban sus días estallando como supernovas. La denominada 1987A se detectó en febrero de ese año en la Gran Nube de Magallanes a 160.000 años luz. Es la más cercana y brillante en el cielo nocturno en 400 años, de manera que pudo observarse a simple vista durante varios meses antes de desvanecerse.

El avance obtenido con los datos del James Webb logró las evidencias concluyentes de que hay una estrella de neutrones en el remanente de la supernova, es decir, los restos que quedan después de la explosión son desechos de otras estrellas.

Hasta ahora, los científicos no habían podido detectar directamente el objeto compacto que se esperaba que se produjera durante la explosión, porque la expansión de los escombros lo ocultaban entre gas y polvo denso.

¿Qué es la supernova 1987A?

Es la segunda explosión estelar que se pudo ver a simple vista desde la supernova de Kepler, que ocurrió en el año 1604.

El telescopio espacial Webb descubrió lo que sucede tras la explosión de estrellas masivas
Foto: NASA

Teorías anteriores

Diversas evidencias anteriores sugerían que dentro de una supernova podía haber una estrella de neutrones, mientras otros señalaban que podría tratarse de un agujero negro.

Sin embargo, con el nuevo estudio donde se usaron observaciones del remanente de la supernova en longitudes de onda infrarrojas, determinaron la composición y movimientos del gas después de la explosión.

El equipo encontró líneas de emisión de gas de argón y azufre altamente ionizado cerca de donde estalló la estrella original, lo que solo puede explicarse si hay una fuente brillante de radiación ultravioleta y rayos X de una estrella de neutrones, ya sea directa o indirectamente.

“El misterio sobre si una estrella de neutrones se esconde en el polvo ha durado más de 30 años y es emocionante que lo hayamos resuelto”, señaló Mike Barlow, uno de los investigadores de la NASA.

La NASA detalló en su blog oficial que, aproximadamente dos horas antes de la primera observación en luz visible de la supernova 1987A, tres observatorios distintos vieron una explosión de neutrinos que duró solo unos segundos. 

“Los dos tipos diferentes de observaciones se vincularon al mismo evento de supernova y proporcionaron evidencia importante para informar la teoría de qué se produce tras la explosión de las estrellas masivas con el colapso del núcleo”, señaló la nota de la NASA. 

El telescopio espacial Webb descubrió lo que sucede tras la explosión de estrellas masivas
Foto: NASA

Otros descubrimientos del telescopio James Webb

En octubre de 2023, Webb detectó la presencia de dióxido de carbono (CO2) en la superficie de Europa, una de las lunas de Júpiter. Este hallazgo fue calificado por la NASA como un importante paso en la búsqueda de otro planeta habitable en el sistema solar.

Las observaciones del telescopio, realizadas en el infrarrojo, muestran que el CO2 está presente en los polos de Europa, donde se encuentra una capa de hielo. Este gas podría estar siendo liberado desde el interior de la luna, donde se cree que hay un océano líquido y salino bajo el hielo.

El CO2 es un gas esencial para la vida humana. Es utilizado por las plantas para la fotosíntesis y por los animales para respirar. Su presencia en Europa sugiere que esta luna podría albergar condiciones naturales para las personas.

Posteriormente, en noviembre, reveló la segunda y la cuarta galaxias más distantes descubiertas hasta ahora en el llamado cúmulo de Pandora. 

De acuerdo con los investigadores, una característica de estas lejanas y ancianas galaxias es su tamaño, pues son mayores que otras vistas a distancias tan extremas.

A casi 33 millardos de años luz de distancia, estas galaxias increíblemente distantes permiten comprender cómo pudieron formarse las primeras galaxias.

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