En los deportes, en la milicia, en los juegos de táctica es muy común escuchar las palabras defensiva y ofensiva. Pero resulta que en esta cuarentena se nos pueden presentar como dos opciones de caminos que  podemos tomar. 

El primero defenderse de otros, de la situación o podemos ser ofensivos donde nos movamos, generemos acción y tengamos iniciativa.

Tomar la decisión a simple vista es sencillo, pero resulta que va más allá, porque tenemos emociones, miedos, situaciones que inconscientemente nos pueden jugar en contra. Sin embargo, les tengo buenas noticias, podemos usar a nuestra favor estas estrategias:

Lo primero es que debemos entender es que todos somos diferentes y algunos contamos con mentes flexibles –capaces de avanzar y retroceder sin inconveniente, suelen modificarse, caerse y levantarse, revisar  y dudar sin conflicto, además de tener la capacidad de escuchar criticas como de autocriticarse- mientras que las mentes rígidas no se permiten dudar de sí mismas, aborrecen las críticas, no son capaces de autocriticarse.

Esto es un ingrediente importante para tomar decisiones en función de nuestro bienestar. 

Lo bueno es que el cerebro es un músculo que podemos entrenar y aquí te dejo varias herramientas para comenzar a ser un poco más flexibles.

La defensiva

Estar a la defensiva es sencillo de entender, simplemente se sienten amenazados y necesitan defenderse; lo cumbre es que no solo se pueden defender de otros, sino de ellos mismos.

En este sentido nuestro cuerpo se pone en alerta con tensión, rigidez, gestos faciales incómodos y hay mayor velocidad al hablar. En nuestra  forma de expresarnos quizás podemos llegar a ser poco respetuosos.

Ahora hay algunas causas que nos hacen tomar el camino de la defensiva: 

Atraviesas un mal momento y te sientes herido. Tu estado de ánimo se manifiesta en tus propias reacciones ante los demás. La ira combinada con la frustración es una manifestación de dolor. Una persona puede ponerse a la defensiva cuando se siente injustamente tratada por la vida en un momento determinado como consecuencia de una herida. 

Te has sentido cuestionado durante mucho tiempo. Ya sea en tu vida personal o en el plano profesional, has vivido un periodo en el que una persona ha observado con lupa tus acciones y te ha corregido de forma recurrente. En este contexto, esta reacción se convierte en un mecanismo de defensa frente a esa actitud de un agente externo que te juzga.

Inseguridad. En realidad, sabes que la otra persona tiene razón en aquello que te sugiere con buena intención, sin embargo, por alguna razón, te niegas a observar la realidad de esa afirmación y te pones a la defensiva porque esa verdad exterior confronta la imagen de tu propia percepción. 

Sientes que los demás no te comprenden. Pero, además, tú también idealizas la vida de los otros. Estás muy pendiente de tus propias dificultades pero te olvidas de que cada persona convive con sus propios límites. Desde este rol de desigualdad, te pones a la defensiva ante aquellos que consideras que, por mucho que piensen que sí tienen empatía contigo, no pueden hacerse cargo de aquello que te está pasando.

Estás saturado de consejos y lo único que deseas es tener tu propio espacio y no recibir más información externa porque tu mente está saturada de recibir sugerencias que no has pedido.

Y para saber si estamos en él nos queda observarnos, a ver si nos exaltamos con facilidad, sientes que tienes que justificarte, te comportas como si tuvieses una coraza puesta y piensas demasiado. 

Una salida en movimiento

Pero así como se puede jugar a la defensiva, también se puede jugar a la ofensiva, en este punto no es que es malo o bueno, simplemente es otro camino, que te permite bajar los niveles de estrés, te dará mayor bienestar y te permitirá tomar decisiones con mayor información y una mente más clara.

Se lee bonito, pero hay acciones que debemos tomar, pues la clave de entrar en este camino es el movimiento y la iniciativa.

Y aquí debemos pensar en nuestro futuro chequear nuestra prioridades -tema que desarrollé en el articulo anterior– y se los dejo aquí además de revisar nuestras metas.

Pero cuando hablamos de nuestras metas, que son las que nos permiten accionar en una dirección que escogemos, la cosa se complica en estos momentos de aislamiento por el Covid-19, debido a que creemos que no podemos lograr eso que nos planteamos, pues todo ha cambiado.

Y ahora les presento la primera clave para ser ofensivos: detenernos a ver ese sueño, meta u  objetivo que te planteaste de una manera diferente. Y para hacerlo te dejo un ejercicio:

Toma algún objeto que tengas cerca y obsérvalo, luego voltéalo a la derecha. En ese punto pregúntate ¿estoy viendo lo mismo? Luego voltéalo a la izquierda y hazte la misma pregunta, luego el lado que te falta, y les aseguro que la respuesta será que cada lado se ve diferente. 

Esos ángulos los tienen tus metas o eso que quieres lograr, así que en primera obsérvalas desde lados diferentes y chequea que puedes avanzar mientras estés en casa.

En ese punto es momento de tomar decisiones y quizás replantearte la meta, aquí el tema suele ser desmotivarte, porque el método más famoso para escribirlas es el SMART, que dice que debe ser realista, alcanzable, específica e indicar tiempo, y al no contar con muchas de esas claves solemos dejarlo de lado.

Pero hay un sistema de hábitos que te enfoca en acciones diarias y pequeñas y no en el final, la verdad es el que estoy usando actualmente y me esta manteniendo enfocada en los pequeños pasos que doy. Para conocer de que se trata y como usarlos haz click aquí.

Así la idea es hacer, para eso estoy usando una metodología de planificación semanal y listas, que apoya la rutina diaria –la cual es importante para mantener nuestra mente activa y que cuando termine el periodo de confinamiento no tengamos estrés postcuarentena-. 

Mi sistema es generar objetivos pequeños y sencillos que pueda cumplir semanalmente desde casa y que me permitan estar más cerca de mi meta, planteado eso diariamente hago una lista de acciones.

Esa lista no es gigantesca, no más de 10 acciones diarias, y las subdivido por  periodos, cuatro en la mañana, cuatro en la tarde y dos en la noche.

La clave es hacer una lista realista y que no sea grande porque sino se cumple te vas a frustrar.

Así que da pasos pequeños en mantener tu mente flexible, con acciones sencillas que te ayuden a estar enfocado en tu cuidado y en lograr lo que deseas.

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