• Expertos en el agro consultados por El Diario estiman que el déficit en producción nacional de maíz llegará a casi 90% y en arroz en un 80% lo que se traducirá en más hambre y desnutrición

El régimen de Nicolás Maduro anunció recientemente que reanudó hasta el 31 de enero de 2021 el cobro de 20% de arancel a las importaciones de arroz y maíz en todas sus presentaciones, pero la catástrofe que las políticas chavistas provocaron en el campo venezolano no se resuelven con esta medida.

Empresarios dedicados al campo nacional como Aquiles Hopkins, presidente de Fedeagro, consideran que por eso 2020 será el año número 12 de caída sostenida en la producción y el más catastrófico de los últimos 50 años. 

Durante una entrevista para El Diario, Hopkins afirmó que la superficie sembrada este año en maíz blanco y amarillo es de 150.000 hectáreas, apenas un 20% de la producción ordinaria. En arroz, sumado el ciclo invierno–verano, es de 59.000 hectáreas al año y, para autoabastecerse, el país debe cosechar unas 220.000 hectáreas.

En caña solo se sembraron 60.000 hectáreas, un tercio de las 180.000 hectáreas que se llegaron a producir años atrás.

Se implementó un arancel de 20% al arroz y maíz en todas las presentaciones que entran al país, pero ¿qué está sucediendo? Si yo necesito un tractor, ese instrumento de trabajo paga impuesto y aranceles; si necesito una camioneta o camión diésel, ese camión paga impuesto y aranceles y todo lo que necesitas para producir también tiene aranceles”, apuntó Hopkins.

El presidente de Fedeagro explicó que no hay mayor escasez “porque la caída de la demanda ha sido mayor que la oferta y el Estado ha permitido la importación indiscriminada de productos terminados que hoy están inundados el mercado. Por ejemplo, la azúcar brasileña, el arroz de distintos orígenes, importación de granos”, afirma

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Menos calorías

El economista especialista en temas agrícolas, Wilfredo Briceño, advierte que este 2020 la demanda siguió contrayéndose.  

Consultado por El Diario explica que los venezolanos, en promedio, están consumiendo unas 1.600 kilocalorías por habitante al día, cuando deberían ser 2.300.

“Esa pronunciada diferencia significa hambre y desnutrición. Las importaciones agrícolas cayeron también. En 2014, por citar el año que comenzó a descender la economía, se ubicaron en 10 millardos de dólares; este año, estarán por debajo de los $3 (millardos)”, apunta Briceño, quien es profesor en la Universidad Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora (Unellez).

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Hopkins dijo que la crisis del combustible es un atenuante de la caída en la producción y abastecimiento de hortalizas. Reiteró que en la región de la frontera no llega gasolina y es difícil conseguir el diésel, lo que ha mermado la siembra y  cosecha, y genera retrasos en la llegada de estos productos a los centros de consumo como Caracas. 

Desde los andes salían 150 camiones a la semana, hoy salen unos 30, la cosecha es un quinto de lo que era. Por eso en los automercados no se ven la misma cantidad de hortalizas de antes”, apuntó el presidente de Fedeagro.

Aseguró que el litro de gasolina en la frontera cuesta entre $3 y $5. Los productores deben pasar hasta 15 días en cola para poder abastecerse.  

Contrabando va y viene

El contrabando no se detiene y se amplía a rubros agrícolas como la papa y la cebolla que entra sin controles ni aranceles desde Colombia, afectando a los productores nacionales. El economista Wilfredo Briceño reitera que el delito sucede por la escasez y desniveles pronunciados de precios. En ese sentido, señala que el contrabando de bovinos hacia Colombia paró luego de que se recuperó el precio del ganado. 

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“El gobierno dejó de fijar el precio unilateralmente. Dejó que lo fijará la oferta y la demanda. Pero se estima que salieron del país unos 4.000.000 de cabezas”, afirma el economista.

Así, Venezuela apenas tiene 9.000.000 de cabezas de ganado bovino, según Fedenaga. El procesor de la Unellez detalla que para que el país pueda autoabastecerse deberíamos producir 19.200.000 cabezas.

“El déficit es de 54%. No tenemos capacidad para exportar. Ni siquiera para satisfacer la demanda normativa que se ubica en 18 kilogramos por habitantes al año”, agregó.

Briceño afirmó que para reconstruir al sector se debe redefinir el marco legal, instituir la propiedad privada para el factor tierra, darle seguridad personal y patrimonial al hombre del campo; rentabilidad; inversiones en agrosoporte físico (esto es saneamiento de tierras), nivelación de suelos donde se siembra, vialidad, riego; además exonerar de pago de impuestos a las importaciones de bienes de capital agrícola; financiamiento a largo plazo para construir las infraestructuras a nivel de finca; y reconversión tecnológica. 

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En ese sentido, Fedeagro propone un plan de inversión de 6 millardos de dólares para alcanzar un nivel de producción que abastezca el 70% u 80% del consumo que tenía Venezuela, pero el presidente del gremio asegura que lamentablemente por la debacle económica  e hiperinflación que vive el país, la banca nacional no está en capacidad de financiar al campo. 

Toda la liquidez monetaria en el sistema es de 500.000.000 de dólares. La cartera del sector agrícola no llega ni a 20.000.000 millones, cuando en el pasado era de 1.500.000.000 de dólares. ¿De dónde tendrían que venir eso 6 mil millones que necesita el sector agroindustria? Tendría que venir de la banca internacional y multilateral, a través de un programa ordenado y un paquete de ayuda para Venezuela”, detalla Aquiles Hopkins.

Por ello, califica la reciente Ley Antibloqueo como inadecuada, y sin sentido, porque asegura que si la intensión es privatizar empresas del Estado, no se necesita dicho instrumento. “Existe la Ley de Licitaciones. Si la intención es devolver tierras a sus propietarios, solo aplicas el ordenamiento jurídico existente”, sentencia Hopkins.

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