La invasión de Rusia a Ucrania cumple dos meses desde que inició (en febrero) y las consecuencias se han sentido a nivel global, no solo por el flagelo que representa la guerra para la construcción de sociedades pacíficas y resilientes; sino además por las consecuencias económicas y políticas que conllevan, entre ellos el aumento del barril del petróleo y el trigo; así como acercamientos políticos inéditos, el caso más ilustrativo es la reunión de Nicolás Maduro con la Administración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

Pero esta situación también ha generado la mayor crisis de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Como los recursos son escasos en este tipo de crisis y considerando el eurocentrismo existente en muchas agencias internacionales, resulta muy probable que esto represente menos financiamiento en la práctica para otras crisis, entre ellas la de migrantes y refugiados venezolanos.

Invasión de Rusia a Ucrania: las posibles consecuencias para la crisis de refugiados venezolanos
Refugiados ucranianos. Foto: Referencial

Repasemos el contexto para entender mejor. Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), solo para marzo, más de 3,5 millones de refugiados ucranianos habían cruzado a países vecinos, incluidos más de 186.000 nacionales de terceros países. Casi 6,5 millones de personas son desplazadas internas. 

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En función del rápido crecimiento del desplazamiento, ya se han lanzado dos llamamientos de emergencia coordinados por la ONU, que piden 1.700 millones de dólares para ayudar a las personas en Ucrania. Según se explica, se utilizaría USD $1.100 millones para satisfacer las crecientes necesidades humanitarias de más de seis millones de personas dentro de Ucrania. Mientras que, fuera del país, se utilizarían USD $551 millones para ayudar a los ucranianos que han huido a través de las fronteras, principalmente a Polonia, Hungría, Rumania y Moldavia.

De hecho, ya está disponible el Fondo Humanitario de Ucrania donde cualquier personas puede donar:  https://crisisrelief.un.org/ukraine-crisis. Solo para mediados de marzo, existan más de USD 3 millones en donaciones recibidas provenientes de personas en más de 140 países.

En la otra cara de la moneda, está la crisis de refugiados y migrantes venezolanos, que siguen sin recibir suficiente financiamiento. Ya para el pasado año de 2021, se indicaba como por cada refugiado sirio se gastaba en promedio USD 3.150 anuales y solo USD 265 dólares por cada refugiado venezolano. Con una nueva crisis que, todo parece indicar que será de largo aliento para la comunidad global, la ya desfinanciada crisis de los venezolanos puede tener condiciones más adversas.

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Ante este panorama, resulta primordial que las agencias internacionales y las organizaciones de la sociedad civil que trabajan el tema migratorio en América Latina y el Caribe busquen otras fuentes de financiamiento, que permitan compensar la posible escasez de recursos. Para ello, se sugiere al menos tres caminos:

Primero: Exigir mayor financiamiento por parte de Estados Unidos. Hasta el momento, la Administración de Biden ha priorizado el financiamiento sobre temas migratorios hacia Centroamérica y Haití (USD 654 millones). Sin embargo, el crecimiento del flujo de venezolanos en las fronteras con EE UU-México debería ser un indicador, que también se requiere poner foco a esta crisis, ya que muchos de los migrantes venezolanos que llegan a Estados Unidos vienen de un tercer país en la región, donde por las condiciones económicas o la falta de políticas de integración de ese país decidieron marcharse. 

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Segundo, mirar más allá de la Unión Europea. Resulta importante que las organizaciones de la sociedad civil e inclusive los gobiernos de la región inicien una búsqueda más ágil de financiamiento en países como Suecia, Japón, China o Corea del Sur. Se trata de países que cuentan con grandes agencias de cooperación internacional y  con el planteamiento de una buena propuesta humanitaria, serviría para cubrir las necesidades más urgentes. También, a través de propuestas que justifiquen como el financiamiento de la crisis venezolana ayuda a preservar la estabilidad económica de la región es algo que puede interesar a países como China, que es el mayor socio comercial de Latinoamérica. 

Tercero, impulsar un pacto interamericano por la migración y los refugiados venezolanos. No hay lugar a duda, que si se busca más financiamiento, hay que comprometer a los Estados de la región y una forma de hacerlo es proponer un pacto que pueda implicar la creación de un fondo de cooperación, donde se pueda obtener más recursos para atender nuestra crisis regional. Esto requiere del compromiso político y es aquí donde las organizaciones de la sociedad civil tienen un papel que jugar, a través de una fuerte incidencia. Un espacio que se debería aprovechar para ello es la próxima IX Cumbre de las Américas en el mes de junio de 2021, donde los presidentes de toda la región se reunirán.

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Así como nadie tenía previsto una pandemia de las proporciones que tenemos, nadie previó esta guerra, y mucho menos que tuviese consecuencias para la presente crisis de refugiados y migrantes venezolanos. Será un año difícil para los millones de migrantes en la región, no hay espacio para la inacción; sino para la cooperación y todos podemos colaborar en esa tarea. 

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