• En los últimos 12 meses, el precio del dólar aumentó un 276,9 %. Con poco más de un año de existencia, el nuevo bolívar sufrió una depreciación acelerada durante la segunda mitad de 2022, lo que ha reavivado en varios economistas el temor de un regreso a la hiperinflación

El Banco Central de Venezuela (BCV) informó que la tasa de cambio oficial para el 30 de diciembre es de 17,48 bolívares por dólar. Con este monto termina un año en el que la moneda mantuvo su tendencia a la depreciación pese a los pronósticos iniciales favorables para la economía. Por otro lado, también continuó su puja con la tasa paralela, cuyo uso pasó a ser prohibido por el régimen de Nicolás Maduro.

Esta última cotización dista bastante de los indicadores que tenía a principios de año. Para el 3 de enero, la tasa publicada por el BCV era de apenas Bs. 4,76/$. Incluso no había mucha diferencia respecto a la tasa paralela, que abrió 2022 en Bs. 4,81/$. Esto significa que, en el transcurso de estos 12 meses, la tasa de cambio oficial tuvo un incremento de Bs. 12,51, es decir, del 262,81 % de su valor inicial.

Otro elemento a recordar es que en octubre de 2021 entró en vigencia una reconversión monetaria que sustituyó el bolívar soberano por el bolívar digital (ahora llamado solamente bolívar, a secas). Para su nueva expresión, el régimen de Maduro eliminó seis ceros a la moneda, para simplificar las transacciones en plena hiperinflación. 

Así, la tasa BCV pasó de ser de Bs. 4.181.781,84 para el 30 de septiembre de ese año, a redondearse como Bs. 4,18/$. Esto da un indicio de que, lejos de mejorar, ni siquiera la reconversión ha evitado el desplome del bolívar. Actualmente se cambiaría a Bs. 17.480.000 por dólar si se hubiera mantenido la antigua expresión monetaria. Sin mencionar las reconversiones anteriores de 2018 y 2008, que juntas, han eliminado otros ocho ceros al bolívar.

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Mar en calma

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El año comenzaba tranquilo para el nuevo bolívar, que había logrado sortear sus primeros meses en circulación con más o menos estabilidad. De hecho, durante el primer trimestre de 2022 logró recuperar levemente su valor y mantenerse en un promedio de entre Bs. 4,5 y Bs. 4,6 por dólar. Para finales de febrero alcanzó un punto mínimo de Bs. 4,2/$, mientras la tasa paralela también tendía a la baja por las inyecciones de divisas al mercado por parte del BCV.

Hubo varios puntos en los que casi se alcanza una paridad total entre la tasa oficial y la paralela. Por ejemplo, a principios de febrero, cuando la del BCV fue de Bs. 4,53 y la paralela de 4,6. También el 2 de marzo, cuando fueron de Bs. 4,39 y Bs. 4,40 respectivamente. Para este momento se hizo costumbre que el BCV emitiera la misma cifra por varios días consecutivos sin variaciones, siendo uno de los lapsos más largos entre el 18 y 26 de marzo, cuando la cotización oficial se mantuvo imperturbable en Bs. 4,44/$.

Fue a partir de esa fecha cuando comenzó a notarse un paulatino incremento, no solo en la tasa paralela, sino también en la oficial, que alcanzó los Bs. 5,01/$ el 26 de mayo, cuando ya los otros indicadores marcaban los Bs. 5,34. Aun así, el BCV lentamente fue ajustando su valor hasta el 18 de julio, cuando nuevamente estuvo cerca de la paridad con Bs. 5,7 en la tasa BCV y Bs. 5,8 en la paralela. Pero al comenzar agosto, el mercado negro continuaría su alza, a pesar de que el oficial apenas presentaba cambios. No fue hasta el 19 de agosto que el dólar oficial se situó en Bs. 6,09, aunque ya su brecha respecto al paralelo era mucho mayor, pues ese día ya cotizaba en Bs. 6,95.

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Vientos de tormenta

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A finales de agosto la economía venezolana vivió una de sus semanas más volátiles, con el incremento más brusco en la tasa de cambio de todo el año. El 23 de agosto, la tasa del dólar paralelo estuvo en Bs.7,04/$, pero en tan solo tres días subió repentinamente a Bs. 9,33/$. El dólar del BCV también se vio afectado por esto, pasando de Bs. 6,24 a Bs. 7,8 en el mismo lapso. Aunque el paralelo posteriormente bajó, ahora había una brecha considerable entre ambas tasas. 

Esta depreciación drástica generó inquietud en compradores y comerciantes. Los primeros por el golpe que representa para su poder adquisitivo; los segundos, por la reducción en las ventas y las pérdidas que podría provocar al reponer mercancía. Por su parte, el régimen de Maduro advirtió que sancionaría a todos los establecimientos que usaran la tasa paralela para marcar sus precios. Aunque, por otro lado, el BCV inyectaba más divisas de sus reservas para frenar la subida del dólar.

La medida se cumplió por parte de los comerciantes sin mayores quejas. Principalmente porque, a pesar de la diferencia ya notoria entre la tasa oficial y la paralela, todavía no era tan significativa como para afectar sus ventas. Pero mientras la tasa oficial subía lentamente, la insostenibilidad del modelo del BCV para atender la demanda de divisas hacía que la tasa paralela siguiera un ritmo más acelerado. Así, para el 8 de noviembre, mientras el BCV todavía cotizaba a Bs. 8,73/$, en el mercado paralelo ya iba por los Bs. 10/$.

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En los últimos dos meses del año fue cuando se perdió la poca estabilidad que le quedaba al bolívar. Hechos como el pago de aguinaldos y las compras navideñas dispararon la demanda de dólares, lo que se sintió tanto en los indicadores del BCV como en los extraoficiales.

El 11 de noviembre, el dólar oficial alcanzó los Bs. 9,02. A partir de allí comenzaría a subir más rápidamente, a razón de una o dos décimas en cada publicación. En 12 días ya se había incrementado en un 13,41 %, al llegar a los Bs. 10,23/$ el 25 de noviembre. A partir de allí seguiría creciendo, alcanzando los Bs. 11,08 apenas ocho días después. 

Durante diciembre esta tendencia se mantuvo, aunque la brecha entre el dólar oficial y el paralelo era cada vez mayor. Entre el 6 y 9 de diciembre el paralelo dio su segundo mayor salto, al pasar de Bs. 14,72 a Bs. 18,26. Esto mientras la tasa BCV apenas pasaba de Bs. 11,54 a Bs. 13,59. Esto produjo el mayor desfase entre ambos mercados, con hasta Bs. 4,67 de diferencia para el 9 de diciembre. 

Por estas fechas, el 12 de diciembre, Nicolás Maduro ordenó a su equipo económico tomar medidas para combatir lo que llamó “el dólar criminal”, al que culpó por la devaluación del bolívar. Al mismo tiempo, instó a seguir promoviendo el uso de la tasa BCV, la cual a partir de ese momento comenzó a subir para emparejarse con la tasa paralela, que se quedó estable en el orden de los Bs. 17/$.

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No fue sino hasta después de la Navidad que las dos tasas volverían a distanciarse. Por un lado, la oficial se mantuvo congelada en Bs. 16,56 por cinco días consecutivos, y no fue sino hasta el 29 de diciembre que subió a Bs. 17,11. Por el otro, la tasa paralela no paró de subir durante las fiestas, pasando de Bs. 17,82 a Bs. 19,24 en el mismo periodo.

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Varios expertos ya han notado la subida acelerada que ha tenido el dólar en los últimos meses en ambas tasas, y las consecuencias que podría tener en el futuro para la economía. Uno de ellos es el economista José Guerra, quien el 28 de diciembre publicó un video en su cuenta de Twitter en el que advirtió que Venezuela cierra el año en una situación crítica. 

Señaló que, entre el 30 de noviembre y el 28 de diciembre, el bolívar sufrió una depreciación del 55 % de su valor frente al dólar. Este porcentaje es aún mayor si se compara con su situación en noviembre de 2021, siendo de 272 % la depreciación. Acotó que esto afecta gravemente a los venezolanos, pues sus ingresos se ven disminuidos ante el necesario aumento de precios que acarrea este problema.

“Corremos el peligro inminente de que vuelva el proceso de hiperinflación a lo largo del año 2023. El BCV está incapacitado para estabilizar la tasa de cambio. No tiene reservas ni credibilidad. Y ha sido el mismo BCV el que ha destruido la moneda con las políticas inflacionarias que ha aplicado”, dijo.

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