• A pocas horas de la detención de su esposo, Verónica Noya relató para El Diario cómo conoció la noticia y otros detalles del trabajo que venía realizando el oficial

Desde hace cuatro días Verónica Noya no tenía noticias de su esposo, el capitán de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), Antonio José Sequea Torres, quien participó en el intento de alzamiento militar en la base aérea de La Carlota en 2019 y que actualmente lideraba la Operación Gedeón para lograr la salida del poder de Nicolás Maduro. 

Un año de planificación. De acuerdo con ABC, durante un año el grupo de militares se distribuyó en unas 17 células para trabajar en la Operación Gedeón. La mayoría eran integrantes de la Guardia Nacional.n

Fue a través de un mensaje publicado en Twitter que la mujer finalmente logró conocer detalles sobre el paradero de su esposo: había sido capturado este 4 de mayo junto a otras siete personas en Chuao, un pueblo costero ubicado en el estado Aragua. 

Las imágenes de la captura inmediatamente comenzaron a replicarse en redes sociales y medios de comunicación. A Verónica “el mundo se le vino encima”, mientras trataba de asimilar la situación, el temor por lo que estaba por venir la embargó. También sintió orgullo porque Sequea Torres no se doblegó. Un cúmulo de sentimientos encontrados que —afirma— ni ella misma logra explicar. 

El viacrucis que comienza a vivir la esposa del capitán Antonio Sequea
Foto: Twitter

A pocas horas de aquel instante, la esposa del capitán de la GNB accedió a hablar con El Diario sobre la situación de Antonio Sequea y el difícil camino que apenas comienzan a recorrer tras ser detenido por fuerzas de seguridad del Estado.

Un año atrás 

La cotidianidad en la familia Sequea Noya se vio alterada mucho antes de este 4 de mayo de 2020. Fue hace más de un año, específicamente el 30 de abril de 2019, durante el intento de alzamiento militar, cuando en casa todo cambió. 

Tras el fallido plan, Sequea Torres emprendió un trabajo desde el anonimato para lograr la salida de Nicolás Maduro. Por su parte, Verónica se quedó junto a sus tres hijos, recibiendo llamadas esporádicas para conocer su estado de salud. El oficial nunca compartió con ella sobre detalles de las operaciones que estaba planificando ni de supuestas incursiones.

La madrugada del domingo 3 de mayo sus alarmas se encendieron con la captura de 10 sujetos en Macuto, una zona costera de La Guaira. A ellos se les acusaba de planes conspirativos contra el régimen venezolano. 

Noya se alarmó con la noticia y desde entonces supo que lo peor podría estar por venir. El sentimiento de incertidumbre poco le duró. Este 4 de mayo su esposo fue detenido junto a otros acusados de formar parte de la Operación Gedeón. 

Entre los detenidos también se encontraban el capitán Víctor Pimienta y Adolfo Baduel, hijo del general Raúl Isaías Baduel, quien lleva casi 12 años detenido. Dos ciudadanos estadounidenses también fueron aprehendidos. 

Apenas lo asimilo, apenas vi la imagen sentí que se me venía el mundo encima. Tengo que tener fortaleza porque tengo tres hijos que tienen que ver que somos fuertes y valientes. Que se sienten orgullosos de su papá”, expresa.

Verónica Noya define como una persona reservada que “jamás” llevaba esos temas a casa. Por esa razón, ella, como muchos venezolanos, despertó sorprendida la madrugada del 30 de abril de 2019 con el alzamiento militar. 

Nunca supo que él estaba involucrado pero si lo respaldó y no recriminó sus decisiones. Lo mismo sucedió esta vez. 

Ahora solo aboga porque a su esposo y a todos los detenidos se les respete su derecho a la defensa y también no se violenten sus derechos humanos. Verónica recuerda con insistencia que en la imagen de la detención se observa al capitán en perfectas condiciones. Espera que así se mantenga y no sea torturado.

Noya solo sabe lo que pudo conocer a través de medios de comunicación. No  tiene información del paradero de Sequea, mucho menos el sitio donde podría ser recluido. Lo que comenzó a hacer es recibir asesoría para asignarle abogados a su defensa. 

¿Cuándo cambió todo?

En casa Verónica y su esposo, el capitán Antonio Sequea Torres, tenían como norma no hablar de política. No dejaban que la situación del país se acomodará en sus conversaciones en la sala o mientras comían en la mesa. 

Por ese trato de ambos, Noya nunca pudo detectar cuándo su marido sintió tanta indignación que lo llevó a unir fuerzas con otros efectivos para sublevarse contra el régimen.

Recapitulando aquellos días, no se la hace muy difícil imaginar cuál fue el detonante que lo hizo radicalizar su postura. 

No había que hacerse el ciego, tan solo voltear en la calle y ver niños comiendo de la basura, ver a la gente que no le alcanza el sueldo, que no encontraban medicinas. No hacía falta que yo le dijera nada, él lo veía”, afirma.

Para Noya esta situación es difícil de sobrellevar y genera mucha zozobra, pero no lamenta el accionar de su esposo a quien califica como “valiente” y “justo”.

“Antonio siempre es fiel a defender las causas justas, es un hombre muy justo y siempre se ha declarado un patriota y defensor de la Constitución. Siempre me dijo que iba a defender su país y su patria”, revela la mujer, quien aún trabaja en cómo decirle a sus dos hijos más pequeños que su padre fue detenido. 

Detenidos

10

personas en Macuto (La Guaira) el 2 de mayo

8

Chuao (Aragua) este 4 de mayo

2

nuevos implicados en Parque Cruz (La Guaira)

La esposa del capitán conoce la historia de muchos presos políticos, sabe que el camino que apenas comienza a transitar es difícil, requiere de mucha fortaleza y especialmente de no dejar de levantar la voz exigiendo que se cumplan los derechos de Sequea. 

“La fortaleza la tienes que sacar cuando ves tantas injusticias y tratos inhumanos,  tienes que ser fuerte para transmitir fortaleza a ellos (los detenidos)”, expresa Noya.

Sus 14 años de matrimonio son suficientes para que no dude al asegurar que su esposo no está arrepentido de su acciones. A su juicio, no cambiaría nada. 

“Él seguiría fiel a sus ideales. Yo nunca le reproché nada, siempre respetaba sus ideales yo estuve allí al lado de él firme y segura de que iba a tomar buenas decisiones siempre”, dice. 

Con el mismo aplomo, Verónica Noya asegura que el cambio por el que muchos venezolanos reclaman va a terminar llegando. 

“Yo sé que se va a lograr el cometido, Venezuela tiene que ser libre”, enfatiza la esposa del capitán. 

Para Noya la labor de seguir manteniendo intacta la imagen de su esposo para sus hijos se transformó en la nueva batalla a librar desde casa, mientras espera saber cuál es el destino de Sequea para luchar sin descanso por hacer valer sus derechos. En este momento la incertidumbre es la protagonista de esta parte de su vida.

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