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- Especialistas consideran que la demanda de The New York Times a OpenAI por plagio podría abrir puertas a nuevas regulaciones | Foto: iStock.
Entre la innovación tecnológica y la protección de la propiedad intelectual surge un conflicto entre la inteligencia artificial (IA) y los derechos de autor. La relación entre ambas llegó a un punto de inflexión, con consecuencias legales que podrían cambiar el panorama de la creación y la propiedad intelectual.
El dilema alcanzó un nuevo capítulo con la reciente demanda presentada por The New York Times contra OpenAI, una de las principales empresas de investigación en inteligencia artificial. La capacidad de esta tecnología para generar contenido original revivió debates sobre quién tiene el derecho a reclamar la autoría y cómo se deben proteger esos derechos.
La demanda, presentada el 27 de diciembre de 2023, acusa a OpenAI y Microsoft de violar derechos de autor al utilizar algoritmos de lenguaje natural para generar contenido que, según el diario, es idéntico a artículos publicados por ellos anteriormente.
Si bien las leyes actuales están diseñadas para proteger la propiedad intelectual humana, la llegada de algoritmos capaces de producir contenido original plantea nuevos desafíos.
¿Cómo se retroalimentan estas herramientas?
De acuerdo con datos de diversas plataformas educativas relacionadas con tecnología, las herramientas de IA como ChatGPT o Google Bard se retroalimentan a través de un proceso conocido como aprendizaje automático o machine learning.
El desarrollo de estas herramientas implica la utilización de grandes cantidades de datos para entrenar y mejorar el rendimiento del modelo.
Inicialmente, se requiere un conjunto de datos de entrenamiento. Estos pueden consistir en ejemplos de entrada y salida que se utilizan para enseñar al modelo cómo realizar tareas específicas.
Mientras que para OpenAI, creadora de ChatGPT: “Los derechos de autor cubren hoy prácticamente todo tipo de expresión humana”.
Después de obtener los datos de entrenamiento, se procede a capacitar un modelo inicial. En el caso de ChatGPT y Google Bard, implica la exposición al modelo de una amplia variedad de interacciones lingüísticas, preguntas y respuestas, con el objetivo de que aprenda patrones y estructuras del lenguaje.
Otros elementos del desarrollo de la IA son:
-Retroalimentación de los usuarios: las herramientas como ChatGPT se ponen a disposición de los usuarios para su interacción. Los usuarios proporcionan entradas al sistema y el modelo genera respuestas con base en su entrenamiento inicial.
-Captura de datos de usuario: durante la interacción, se recopilan datos sobre cómo los usuarios interactúan con el sistema, qué tipo de consultas realizan y cómo responden a las salidas del modelo.
-Actualización del modelo: los datos recopilados durante la interacción se utilizan para actualizar y mejorar el modelo. Este proceso puede implicar ajustar los pesos y parámetros del modelo para que se adapte mejor a los patrones y comportamientos observados en los datos del usuario.
Este proceso de retroalimentación y actualización del modelo es iterativo. A medida que más usuarios interactúan con la herramienta de IA, se recopilan más datos, lo que permite ajustar y mejorar constantemente el modelo para hacerlo más preciso y eficiente.
El acelerado crecimiento de la IA ha hecho que organismos como la Unión Europea establezcan nuevas reglas para la protección del usuario y el uso de estas tecnologías.
¿Cómo se define la autoría cuando la creación proviene de una máquina?
Los defensores de la IA argumentan que estas tecnologías son herramientas colaborativas que amplían la creatividad humana y que la verdadera autoría recae en aquellos que diseñan y entrenan los algoritmos.
Por otro lado, los críticos sostienen que las obras generadas por IA no deben considerarse automáticamente como propiedad de quienes crearon los algoritmos, debido a que la máquina tiene un papel activo en el proceso creativo.
El caso de The New York Times contra OpenAI podría sentar un precedente crucial en la resolución de esta disputa. Si el tribunal falla a favor del diario podrían establecerse límites más claros sobre la utilización de IA en la creación de contenido. OpenAI alegó que es complejo no violar derechos de autor.
Sobre el uso no autorizado a través de la AI, el cantante puertorriqueño Bad Bunny expresó su molestia en las redes sociales luego de que la cuenta de TikTok FlowGPT, por medio del uso de la inteligencia artificial, creó la canción NostalgIA con la voz del artista. La canción, que se viralizó rápidamente en las plataformas, contó con casi 1 millón de reproducciones en Spotify, plataforma donde sigue disponible la canción.
Mientras que en Hollywood, durante la huelga del sindicato de actores en 2023, miembros de la industria se expresaron en contra del uso de voces de actores generadas con estas herramientas.
