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  • En el contexto de la migración venezolana, el Día del Padre adquiere nuevos matices y significados. El equipo de El Diario documentó los testimonios de padres separados de sus hijos para conocer cómo esta situación ha transformado la manera en que se vive y conmemora esta fecha

El Día del Padre, que se celebra cada tercer domingo de junio en Venezuela y en varios países, es un momento en el que padres e hijos experimentan realidades distintas como la separación causada por la migración. En un recorrido realizado por el equipo de El Diario, en Caracas, para consultar lo que desean los padres para esta fecha, la mayoría coincidió en que lo material pierde importancia cuando un ser querido no está cerca. 

En las palabras de quienes han vivido esta experiencia, se percibe una profunda reflexión sobre la esencia de la celebración. Aunque todavía hay personas que desean regalos o detalles físicos, el sentimiento general converge en valorar el tiempo en familia, algo que algunos ya no pueden disfrutar debido a la migración.

¿Por qué se celebra el Día del Padre?

La propuesta original se le atribuye a Sonora Smart Dodd, una mujer estadounidense que quería honrar a su padre viudo. La primera celebración oficial fue en 1910. En 1972, se convirtió en una festividad nacional en EE UU que se conmemora cada tercer domingo de junio. En la actualidad la tradición se mantiene en muchos países como una ocasión para visibilizar la lucha de aquellos que deciden involucrarse en el núcleo familiar.

En los países del sur de Europa tradicionalmente católicos, como España, Italia y Portugal, el Día del Padre coincide con el Día de San José (19 de marzo).

César Aguey: “Mi regalo sería una llamada”

César Aguey relató que vive solo en Caracas desde que su esposa viajó a Estados Unidos para tratarse un tipo de cáncer en el brazo. Su estado de salud se agravó al contraer covid-19 en 2021 y falleció poco tiempo después. Los hijos de César acompañaron a su madre en su enfermedad y vivieron el proceso del duelo lejos de su papá. Por eso, su mensaje del Día del Padre va dirigido hacia ellos. 

El hombre, de 69 años de edad, espera una llamada. Contó que sería un regalo que apreciaría porque, a su juicio, ya no basta con un mensaje. Aguey confesó que le hace falta una conversación para volver a contar aunque sea con apoyo verbal.

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Más allá de los regalos: ¿qué desean los padres venezolanos en su día? 
César Aguey. Foto: José Daniel Ramos
Yo quisiera que mi regalo fuera mayor comunicación. A veces me mandan mensajes, de vez en cuando, pero las llamadas son muy importantes. Por eso quisiera una llamada y que deseen hablar conmigo”, expresó Aguey.

Él lamentó que hoy estén distantes, pero independientemente de las decisiones que tomen, aseguró que siempre seguirá amando a sus hijos.

Pedro Oropeza: “Anhelo poder bailar el vals con mi nieta”

Pedro Oropeza tiene un deseo para el Día del Padre y es que la vida le otorgue suficiente salud para bailar el vals cuando su nieta cumpla los 15 años de edad. El hombre tiene 76 años de edad y lo que más desea es vivir hasta ese momento porque, para él, las posesiones materiales pasan a un segundo plano cuando comienza a hablar del significado de la familia.

Oropeza explicó que actualmente su nieta tiene 8 años de edad, pero ya sueña con su gran fiesta de 15 años. Debido a que espera estar presente, no solo ha pedido este deseo para el Día del Padre, sino también en Navidad y Nochebuena.

Más allá de los regalos: ¿qué desean los padres venezolanos en su día? 
Pedro Oropeza. Foto: José Daniel Ramos
Lo que más quisiera es bailar con ella. Ya lo tengo todo. Una esposa que me acompañó toda la vida y dos hijos profesionales. Solo me faltaría cumplir ese deseo que anhelo tanto”, dijo el hombre.

También expresó que no desea nada material y que se siente satisfecho con la vida que pudo construir debido a que valora más los momentos compartidos con sus seres queridos que cualquier posesión material.

Miguelángel Cemborain: “Quisiera viajar para reencontrarme con mi hija”

Miguelángel Cemborain ansía conocer a sus nietas, a quienes solo las ha podido ver detrás de una pantalla. Están en Argentina, por lo que su mayor ambición es viajar y reencontrarse con su hija, quien se fue del país hace cinco años.

Cemborain, de 49 años de edad, manifestó que aunque siempre ha estado en sus planes, su deseo todavía no se ha cumplido, pero no pierde la esperanza de que pronto pudiera volverse realidad. 

Me gustaría volver a abrazarla. He pensado mucho en poder viajar y finalmente reencontrarme con ella”, sostuvo Cemborain. 

Desde su perspectiva, la separación por la migración es una realidad para muchos padres y madres en Venezuela. Para él, esta realidad es un sacrificio por el bienestar familiar y la búsqueda de oportunidades. Por último, contó que aunque estén lejos, el amor permanece fuerte, superando la distancia física.

José Luna: “Pido que nunca me falte amor y cariño”

José Luna despidió a su hija hace más de 30 años cuando dejó Venezuela en busca de mejores oportunidades. Y hace apenas dos años, en 2022, vivió otra despedida, cuando su hijo emigró a España.

Luna, de 70 años de edad, no desea nada material, sino que nunca le falte el amor y cariño ofrecido por sus seres queridos. 

“Lamentablemente al padre no es al que más quieren, porque yo, como hombre, pienso que la madre es la que más cuida. Pero queda de nosotros ser parte de este rol y compartir ese amor y cariño que es invaluable en la vida”, indicó Luna.

Más allá de los regalos: ¿qué desean los padres venezolanos en su día? 
José Luna. Foto: José Daniel Ramos

El hombre dijo que valora más el vínculo familiar que cualquier cosa material. Reza para que nunca les falte nada, especialmente en términos de salud. Por último, mencionó un dicho popular que sugiere que cualquiera puede ser padre, pero discrepa con esta idea y enfatiza su admiración por aquellos que se sacrifican por su familia, como considera que debería ser.

Los testimonios de cada uno de los ciudadanos ofrecen una perspectiva sobre cómo la migración ha cambiado el semblante del Día del Padre en el contexto venezolano. Estas historias reflejan la fortaleza de aquellos padres que, a pesar de las circunstancias, han aprendido a nutrirse de un amor que si bien está lejos, los ayuda a seguir avanzando, incluso en las instancias más desafiantes. 

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