- El equipo de El Diario conversó con Elienny Caiazzo, periodista venezolana, sobre su carrera y sus motivaciones, tanto personales como profesionales. Además, nos explicó el camino de su investigación que la llevó a recibir un premio Emmy
Elienny Caiazzo tuvo que emigrar, como cientos de venezolanos, por una persecución política anclada a su oficio. Desde muy pequeña sintió una atracción especial por el periodismo. “Parecía una forma bastante útil de educar a la gente”, comenta en exclusiva para El Diario. Nunca quiso dejar su país, tampoco el amanecer en su Vargas entrañable, donde las olas del mar suenan cual despertador, pero las circunstancias la llevaron a Estados Unidos, junto a su pareja. Luego de muchos años en distintos trabajos, esperanzada por encontrar, nuevamente, una oportunidad tras el escenario del acontecer mundial, encontró un lugar en el canal Mundo Hispánico, ubicado en Atlanta, Georgia. El 13 de septiembre su perseverancia y talento fue recompensado con un premio Emmy en la categoría Talento en cámara/Reportera de investigación, por el reportaje La misteriosa muerte de Danna Forero.
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La muerte de Forero ocurrió ocurrió el 27 de febrero de 2016. Meses después Elienny comenzaría el reportaje que le valió su premio Emmy. Ella estaba muy ocupada para ese momento y la primera nota, enfocada en la información inmediata de la muerte, estaba en manos de otro periodista de Mundo Hispánico. Luego, con el pasar de los meses, las informaciones sobre la investigación dejaban una serie de sospechas, de pistas sueltas, que no encontraban cohesión. Esto llamó la atención de la periodista venezolana y decidió comenzar a investigar. Comenta, con cierto tono reflexivo, que ese trabajo solo podía ser tratado por un equipo capaz de encontrar información en las nimiedades, en las pequeñas dudas y, sobre todo, en los testimonios que nadie más había buscado.
La noche de su desaparición, Danna salió con algunos amigos. Nunca intuyó que jamás volvería a su casa. A las 4:00 am un conductor de la empresa Uber comunicó a la policía de Atlanta, Georgia, sobre un cuerpo tirado a las orillas de la autopista interestatal 285. Angélica Ramos, madre de la víctima, expone sus dudas y su dolor antes las preguntas realizadas por Elienny. Hasta la fecha no han dado con las respuestas del caso.
Para Elienny, desde su área reporteril, existen muchas interrogantes ante la aparición del cuerpo en las zonas aledañas a la autopista. Es un arroyo rodeado de maleza y hojas muertas, entonces, cualquier persona que pase por ese camino se llevará consigo algunos restos de la tierra, barro u hojas. El detective lo confirmó, pero, según la autopsia del cuerpo, Danna no tenía ningún rastro o vestigio de haber pasado esa noche por ahí.
Su reportaje sobre el caso, razón de su premio, también fue un nuevo espacio para la investigación y, sobre todo, para darle una voz a la madre que todavía espera por la resolución sobre la muerte de su hija. Elienny espera seguir con la investigación. Lograr, por otro lado, una cohesión de las pruebas concluyentes para darle una resolución cohesiva a un suceso que despertó muchas preguntas en la comunidad hispana de Atlanta.
La noticia del Emmy: un reconocimiento al esfuerzo
Todo comenzó a finales de mayo y principios de junio de 2020. La rutina laboral de Elienny había cambiado, como en el resto del mundo, por la aparición de la pandemia por covid-19. Además, cuando comenzó el trabajo desde casa, ella tenía cuatro meses de embarazo. Recibió un correo electrónico donde se notificaba su nominación. Sintió una satisfacción muy grande porque su camino como migrante no ha sido sencillo.
Llegó a Estados Unidos hace cuatro años. Sus razones fueron, en un principio, la persecución política que sufrió en su ciudad natal por ser la jefe de prensa del partido Voluntad Popular y del presidente interino, Juan Guaidó, en ese momento candidato a diputado de la Asamblea Nacional. Un día fue perseguida por un grupo sin identificación. Le quitaron su cámara fotográfica y la amenazaron para que dejara su trabajo en el partido político. La sensación de zozobra que se cernía sobre ella la llevó a tomar la decisión de viajar a Estados Unidos. No era para siempre. Era, simplemente, mientras la situación política en Venezuela se calmara. Cosa que nunca ocurrió. Por ende, tanto ella como su esposo tuvieron que luchar día a día contra la incertidumbre económica en un nuevo país y contra la nostalgia que se mantiene, como un latido, presente en ella.
Los primeros años fueron difíciles porque se tuvo que alejar de su trabajo periodístico, aunque se mantenía en el área a través de sus redes sociales o con pequeñas colaboraciones en algunos medios latinoamericanos. Su primera ciudad fue Florida, pero comenta que fueron años muy duros a nivel económico y emocional. Nada parecía ser como antes, cuando logró, incluso, fundar una agencia de comunicaciones en Venezuela. Extrañaba su vida, su familia, sus recuerdos en un país que mucho ha cambiado. Por estas razones deciden mudarse a Atlanta, en Georgia.
Claro está, el proceso laboral en el periodismo norteamericano es distinto. Las entrevistas van antecedidas por las máximas de grandes compañías de telecomunicaciones. Mundo Hispánico era así, pero fue vendido a un grupo independiente. Esto permitió, agrega ella, que los empleadores fueran más abiertos a nuevos periodistas. Ella comenzó como corresponsal. Recibía un pago por cada nota, pero luego fue aceptada en el medio. En los primeros meses aprendió de forma voraz sobre las distintas áreas del oficio. “En Venezuela si uno era redactor, solo redactaba, pero aquí el periodista debe escribir, grabar, editar, manejar redes, entre muchas otras cosas”, agrega.
Además, logró ver que el consumo de noticias en Estados Unidos es mucho menor que en Venezuela. La gente siempre está muy ocupada y pocas veces tiene el chance suficiente para sentarse a ver lo que ocurre día a día. El público principal del canal es la comunidad hispana que tiene, a su vez, una serie de características. Son, en su mayoría, migrantes. Muchos de ellos ilegales, que buscan conocer lo esencial para su vida en el país.
La ceremonia de los premios Emmy estuvo marcada por la pandemia, como toda historia de este 2020. En casa de Elienny sus seres más allegados se prepararon para la premiación. Se vistieron, brindaron, comieron y disfrutaron junto a ella un galardón que brinda un ápice de satisfacción luego de mucho tiempo de dificultad.
Además, se siente agradecida con las muestras de afecto genuino que ha recibido desde Venezuela en los últimos días. Más allá del amor familiar que disfruta este logro, como si de ellos mismos se tratase, ha sentido el cariño de sus pares laborales, de los estudiantes de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), alma mater que lleva consigo y de muchos otros venezolanos. Este premio es, al mismo tiempo, un recuerdo para el país de la excelencia y la búsqueda incansable por las metas.
“La nostalgia por Venezuela y por La Guaira no creo que se me acabe nunca”
Julio Cortázar en su cuento Conservación de los recuerdos expone a ese elemento de la memoria como un ente vivo, que se mueve entre las paredes de la casa y sigue a la persona en sus caminatas diarias. Para Elienny sus recuerdos de Venezuela y de La Guaira van con ella todos los días. No se van ni se olvidan en la vorágine de la vida actual. Desea volver en algún momento para ayudar en la reconstrucción del país y utilizar todos los conocimientos que ha adquirido en Estados Unidos para cambiar y modificar las malas prácticas del oficio.
En este momento está de reposo por el nacimiento de su hija. En la conversación se cuelan algunas risas y lamentos escuetos. Ella pide una disculpa entre risas porque se trata de su bebé. Esta semana volverá a su lugar de trabajo, desde casa. Se considera una persona intensa con el trabajo y, aunque fue complicado conformar un equipo estable en la cuarentena, pudo hacerlo. Ahora seguirá desde Mundo Hispánico para informar con la veracidad necesaria lo que ocurre en los límites de Atlanta. Su deseo de escuchar, nuevamente, las olas del mar en su litoral se mantendrá durante mucho tiempo.
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