- Todos oriundos de Barquisimeto, estado Lara y expertos en la fabricación de cuatro venezolano. En plena pandemia de covid-19, decidieron crear su propio negocio en territorio peruano. El emprendimiento mantiene vigente una tradición familiar en otras fronteras y promueve la unión entre ambos países
Luis Alexander Mujica tiene 55 años de edad y desde los 13 se dedica a la fabricación de instrumentos musicales, como parte de una tradición familiar que inició con su abuelo, el reconocido don Eladio Pérez Chirinos en Barquisimeto, estado Lara (Venezuela).
En Barquisimeto Luis tenía su fábrica de instrumentos musicales, pero la situación socioeconómica complicó el acceso a los materiales y a las herramientas, incluso fue víctima de la delincuencia y le robaron el vehículo con el que trasladaba la mercancía. Además sus problemas con el corazón lo obligaron a migrar junto a su esposa a Lima, ciudad en la que ya estaban viviendo sus dos hijos.
Luis contó que cuando llegó a Lima, en octubre de 2018, visitó y recorrió varias tiendas de venta de instrumentos musicales preguntando si tenían cuatro venezolano y cuál era su costo, pero fue en vano su búsqueda. En las tiendas más populares los encargados le respondían que no conocían el instrumento de cuerda llamado cuatro y al explicarle de qué se trataba tampoco sabían. Entonces se dio cuenta de que era un mercado que no existía en Perú.
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¿Cómo demostrar que se tiene experiencia en un oficio, cuando no existe la oportunidad para hacerlo?
Como todo migrante, al llegar a Lima le fue difícil encontrar un empleo similar al que tenía en Venezuela y pese a estar dispuesto a realizar cualquier oficio que estuviese legalmente permitido, las puertas se le cerraron en más de una ocasión.
Su edad y problemas del corazón, que le provocaron hasta un infarto, parecían ser los principales obstáculos para obtener ingresos estables en la capital peruana. Nadie lo quiso contratar, no creían que era luthier (persona que se dedica profesionalmente a fabricar y reparar instrumentos musicales de cuerda), ni que tuviera experiencia y mucho menos el talento que desarrolló por más de 40 años en su natal: Barquisimeto. Tampoco le dieron la oportunidad de demostrarlo.
Además, pagó las consecuencias de un grupo de personas que actúo mal y mancharon negativamente la nacionalidad venezolana en tierras incas, pues el empleador peruano prefería no arriesgarse a contratar a venezolanos y aseguraban que era mejor prevenir una mala experiencia que le hiciera perder tiempo y dinero.
Entonces junto a su esposa se vio obligado a recoger envases y materiales de plástico en las calles, para cambiarlos por unas cuantas monedas. Luis confiesa que la situación lo llevó a caer en una profunda tristeza e incluso llegó a sentirse arrepentido de haber dejado el país en el que nació. Además, no lo hacía sentir bien que su familia que quedó en Venezuela se enterara de lo que hacía para mantenerse.
Crear las oportunidades
Mientras cumplía con la cuarentena decretada por la pandemia de covid-19 y demás medidas restrictivas anunciadas por el gobierno peruano y que lo obligaban a estar en su casa, decidió convertir sus días en tiempo productivo y empezó a fabricar un cuatro venezolano con las herramientas y materiales que tenía en su hogar.
“Yo tengo que salir adelante, tengo un talento en las manos, he aprendido durante muchos años y es una tradición familiar. Yo quiero sacar este proyecto y quiero ayudar a otros a que sigan su vida en el mundo musical y mantengan la identidad venezolana en cualquier rincón del mundo”, contó Luis en entrevista para El Diario.
Fue así como en septiembre de 2020 junto a sus hijos, comenzó a diseñar un modelo utilizando una caja de cartón, la cual le sirvió para realizar los primeros patrones del instrumento. Con trozos de madera, que había estado recogiendo en las calles, pudo fabricar su primer cuatro venezolano en Lima.
Sus años de experiencia en la fabricación de instrumentos musicales le dieron la facilidad de crear moldes, reglas y patrones pese a la precariedad y escasez de materiales, pues no tenía ni siquiera las herramientas básicas, sin embargo, las ganas, el talento y una gran imaginación fueron suficiente para iniciar este proyecto con el que promueve la cultura venezolana en el extranjero.
Emprender en pandemia
Con la ayuda de sus hijos compartieron las fotos del primer cuatro venezolano en las redes sociales, publicación con la que dio a conocer su emprendimiento en el mundo musical y con la que iniciaron las primeras ventas. Con el tiempo su trabajo se empezó a popularizar en especial entre la comunidad venezolana que vive en Perú, no solo los que están en Lima, si no en otras ciudades como Trujillo, Ayacucho, Puerto Maldonado y Arequipa a las que ha enviado el instrumento musical.
En el taller que tenía en Venezuela fabricó diferentes instrumentos de cuerda como cuatros, guitarras acústicas, guitarras eléctricas, arpas, bandola, mandolina, violín, incluso instrumentos árabes y guitarras y mandolina tipo española. Ahora en Perú se dedica a la fabricación de cuatro de 14 y 15 trastes (que sería un modelo básico parrandero) y de semiconcierto en diferentes colores y de guitarras acústicas.
En ocho días puede fabricar seis piezas de cuatro del modelo básico, pero también elabora otros más sofisticados y con mejores acabados, según las demanda de sus clientes. Cada semana tiene pedidos y en los próximos meses espera fabricar cuatros eléctricos y maracas, instrumentos que los interesados podrán solicitar en su cuenta de Instagram @instrumentosjlmujica
Luis siente que su trabajo también contribuye al desarrollo de otras culturas, y en este caso por vivir en Perú siente que la receptividad con su emprendimiento musical ha sido buena. Según su experiencia a los peruanos le gusta mucho la música de cuerda, entre los instrumentos que son parte de su música típica está el charango y el ukulele; el cuatro sería familia del ukulele.
Los frutos del esfuerzo y sacrificio
Hace ocho meses con cartones y madera que recogía en las calles, empezó fabricando en plena pandemia los instrumentos musicales en el piso de la casa que alquila. Hoy gracias a su esfuerzo y el apoyo de su esposa e hijos ya realiza alianza con destacados artistas plásticos para crear cuatros personalizados y también coordina envíos internacionales para los venezolanos que desde Bolivia, Ecuador, Chile, México, Estados Unidos y España le han hecho pedidos.
Su proyecto es terminar de enseñar a la perfección a sus hijos para que ellos sean quienes estén al frente del negocio y sigan adelante con la tradición familiar en Venezuela o fuera del país, ya que en su natal Barquisimeto su familia ya no fabrica instrumentos musicales por el alto costo del material y de las herramientas, incluso algunas no se consiguen y, según señaló, el gobierno ha limitado el acceso a la madera.
Por ahora la fabricación y venta de instrumentos musicales le permite pagar el alquiler, cumplir el costoso tratamiento para cuidar de su salud y comprar alimentos. Luis manifestó que todos los días se esfuerzan para que su emprendimiento siga creciendo y así poder tener un taller de producción masiva de instrumentos musicales, especializado en la elaboración de cuatro, con el que pueda establecer un negocio cumpliendo con la legislación peruana que se requiere para que este tipo de fábrica funcione con normalidad en el país.
En cada cuatro venezolano hay un poco de Luis, parte de su talento y años de experiencia, en cada instrumento musical que él fabrica está la marca de esa tradición familiar que hoy a pesar de las adversidades, lleva a otras fronteras para mantener con orgullo la identidad venezolana.