- La ópera prima del director Jorge Zambrano promete marcar precedentes en la historia del cine animado venezolano, además de agrupar a varios talentos de la actuación y el doblaje. En entrevista para El Diario explicó cómo ha sido el proceso de producción y los retos que ha enfrentado en el camino
Cuando era niño, Jorge Zambrano quedó maravillado cuando vio por la televisión el programa Mejías y sus globos de colores, por la entonces Cadena Venezolana de Televisión (CVTV). Allí, el presentador explicaba cómo era el proceso para crear una caricatura, y la idea de poder darle vida y movimiento a sus dibujos le fascinó tanto, que se convirtió en su mayor sueño al crecer.
Décadas después, luego de construir toda una trayectoria trabajando en el rubro de la animación, Zambrano ahora está cerca de cumplir aquello con lo que fantaseaba al ver la pantalla: estrenar su propia película animada, agrupando a varios talentos venezolanos en el proceso. José Gregorio Hernández, la historia de un milagro es el nombre de la cinta que actualmente está terminando su fase de producción, y que contará la vida del popular médico y beato. Tendrá con un elenco de voces entre los que figuran actores como Antonio Delli, Claudia Nieto o Miguel Ángel Landa.
En entrevista con El Diario, el director indicó que para mediados de junio, la película presenta un avance de entre el 50 % y 60 % en la animación y ya completó la grabación de las voces. Toda la producción se realiza desde Estados Unidos, país en el que reside Zambrano, y Venezuela, así como algunos procesos en Chile, Perú, España e Inglaterra. El proyecto se desarrolla de forma prácticamente autogestionada, sin grandes estudios o presupuestos millonarios, pero con la convicción de completar su gran objetivo.
En dos tiempos
No es la primera vez que la vida de José Gregorio Hernández es llevada a la pantalla. Durante la década de los sesenta el actor Américo Montero interpretó al médico de los pobres en varios especiales y unitarios para Radio Caracas Televisión (RCTV), incluyendo una película coproducida con España llamada El Siervo de Dios (1968). Más adelante, otros actores como Mariano Álvares y Flavio Caballero también lo encarnaron durante los años noventa.
Sin embargo, esta es la primera vez que el candidato a santo llega al formato animado. Zambrano cuenta que en un principio se había propuesto la idea de hacer un cortometraje biográfico sobre algún personaje reconocido. Se decantó entonces por José Gregorio Hernández, a quien considera el venezolano más popular del siglo XX. También influyó un libro que le regaló su hermana, quien trabajaba en la causa de su beatificación, lo que permitió que el animador conociera aquellos detalles que desconocía sobre su vida.
Indicó que el proceso de investigación y escritura del guion le tomó un año, y así en 2021 pudo iniciar con la producción, ahora decidido a hacer un largometraje. Acotó que la historia se desarrolla en dos épocas, con partes que transcurren en la actualidad, con Marlene (interpretada por Claudia Nieto), una doctora que investiga sobre la vida y los milagros de José Gregorio Hernández (interpretado por Antonio Delli), mientras se muestran pasajes completos del pasado.
El cambio entre estas dos épocas no solo está presente con fines narrativos, sino también en la propuesta estética, con cambios en el estilo de animación. “Para enmarcar esos dos ambientes, la parte de José Gregorio Hernández tiene un estilo un poco más dibujado, y las partes del presente tienen un estilo un poco más recto y menos texturizado, un poco más liso. Entonces, marcó la diferencia entre una época y otra con ese estilo gráfico”, dice.
Estilo de animación
Zambrano es egresado en Artes, mención Cinematografía, de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y desde su juventud ha estado involucrado en el mundo de la animación. Fue discípulo del dibujante y animador Félix Nakamura, quien fue el autor de comerciales icónicos como el del limpiador de pocetas MAS. Zambrano trabajó más adelante para RCTV, haciendo las animaciones de diferentes segmentos para el noticiero El Observador o Un Ángel en la cocina, de Ángel Lozano. Desde hace 20 años vive en Estados Unidos, donde se ha dedicado a la publicidad y a producir cortometrajes.
Actualmente el director señala que la industria de la animación está dividida en dos caminos. El primero, enfocado en la animación 3D y con un diseños bastante complejos, que prevalece en las grandes casas como Disney y Pixar o Dreamworks. El segundo, empleado por los estudios independientes y la televisión, que tiene más hacia figuras más simples y geométricas. Zambrano acotó que para su película, escogió un tercer camino, híbrido entre ambas tendencias, y que ha estado de moda en la actualidad.
“Yo quería desarrollar un estilo en el medio, más ilustración hecha a mano, con muchísimos detalles. Entonces en eso nos enfocamos. Los personajes, los que se mueven, son más o menos simplificados, pero los fondos y los elementos que los rodean abundan los detalles y la colorización”, indicó.
Agregó que utilizó un software vectorial con estructura de huesos, bastante común en día en la industria, y que permite precisamente convertir a los personajes en “marionetas”, que a pesar de tener un estilo 2D, imitan ciertos elementos de la tridimensionalidad que le dan mayor fluidez a su movimiento. “Eso ayuda muchísimo, pues se anima mucho más rápido y la calidad es fabulosa”, comenta.
Trabajo duro
Uno de los principales desafíos que Zambrano ha enfrentado a lo largo de la creación de su película ha sido el financiamiento. Producir una película animada suele ser algo costoso, y bajo el contexto de la pandemia de covid-19 que afectó al mundo en 2020, desde las grandes productoras como Disney, hasta a los estudios más pequeños y artesanales.
“Ha sido una cosa constante que se ha superado poco a poco. Quizás si hubiese contado con los recursos desde un principio, la película hubiese salido más pronto, pero es una realidad que me ha tomado tiempo conseguir los recursos y voy paso a paso”, reconoce.
Aun así, aclara que ha podido sortear estos problemas gracias al avance de la tecnología y el uso de softwares de licencia libre, los cuales destaca que cada vez son más desarrollados. También el apoyo que ha recibido de las personas involucradas en la producción, muchos conocidos de RCTV o de la Escuela de Artes de la UCV.
Durante años, Venezuela fue una potencia regional de la industria del doblaje, con grandes exponentes como Framk Maneiro o Rubén León, quienes participan en esta película. Esto facilitó mucho el trabajo de voces, el cual se hace primero para que la animación de las bocas coincida con la modulación de cada palabra. El director explica además que un equipo de arquitectos en Inglaterra trabaja en el modelado 3D de los edificios de la época, mientras Yoncarlos Medina, reconocido por la musicalización de La casa del fin de los tiempos (2013), se encarga de la banda sonora.
En la gran pantalla
Zambrano aún no tiene una fecha exacta para terminar José Gregorio Hernández, historia de un milagro. Estima que si todos los lapsos se cumplen correctamente, la cinta podría estrenarse en las salas de cine de Venezuela en diciembre de 2024. Señala que ya está en conversaciones con varios distribuidores para hacerlo posible no solo en su país, sino también con algunas proyecciones en Estados Unidos, Chile y las islas Canarias (España).
De Venezuela
Otro de los obstáculos que Zambrano debió encarar fue la poca experiencia que existe en Venezuela respecto a la animación. Aunque en el pasado han habido propuestas para cortometrajes y largometrajes de este tipo, la ausencia de un mercado consolidado fue uno de los principales factores de miedo por parte de los inversionistas con los que conversaba. Una situación que, afirma, cambió cuando subió a Internet el primer trailer de la película
—¿Actualmente cómo está viendo la industria de la animación en el país?
—Yo lo veo bastante bien, a pesar de las circunstancias. De pronto hay carencias de algunas cosas, pero en otras hay grandes saltos de talento gracias a la tecnología. El año pasado fui invitado a ser jurado del festival El Ojo Iluso, en Táchira, y ahí tuve la oportunidad de ver algunos materiales de venezolanos y de también de otras partes del extranjero, pero básicamente venezolanos, y el nivel de calidad era extraordinario.
Entonces te das cuenta que mucho en parte es por la tecnología y en parte por estas personas que tienen una habilidad natural para estas cosas y que se dedican ahora de lleno a eso, gracias a que ahora tienen estas tecnologías a su alcance y hay mucha más información, más cursos gratuitos o academias donde uno puede estudiar esto. La gente ha ido desarrollando estos talentos, yo creo que en general para el continente viene una época muy bonita de animación.