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  • El cantante acaba de estrenar el disco Sanz, un autorretrato en el que celebra el camino recorrido, un regreso a los sonidos de los comienzos, pero con cabida a las posibilidades del presente. El Diario estuvo en un encuentro con medios de la región. Foto: EFE

Sabía que la música lo sacaría del lodo, como si fuera el anillo que busca ese tipo que lo llaman Frodo, así mismo canta Alejandro Sanz en las primeras líneas del disco que acaba de publicar, un álbum que representa para el autor español transitar por los sonidos que evocan esos comienzos de su carrera, un volver al pasado, pero con la sabiduría del trecho andado.

La primera canción se llama “Bio”, y tal cual como sugiere el título, es una declaración de vida, en la que el hijo de María y de Jesús, la de Alcalá y el de Algeciras, evoca esos años en el barrio de Moratalaz, en esas calles de juventud, de los primeros amores, la casa en la que escribió esas primeras canciones.

“Es increíble. Las cosas que nos obliga hacer todo esto. Hacer una conferencia de prensa telemática. Increíble”, dice Alejandro Sanz por Zoom, quien a veces se come algunas consonantes. Su todo es to’.

El cantante ha vuelto a su ciudad, y más a esas aceras y edificios que tenía tiempo sin pisar, a ese barrio en el que se formó con mucho, donde empezó a detallar el mundo, desde el zapatero que veía en la entrada del edificio con cada uno de sus utensilios para que alguien pudiera dar los pasos adecuados, hasta las fantasías en las que mezclaba su mundo con los anhelos; ese amante de la poesía, el flamenco y su bujío, como bien canta en esos primeros minutos de Sanz, como se titula el disco.

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Fue increíble regresar al piso de Moratalaz donde compuse mis primeras canciones, viví mis primeros amores. Fíjate que cuando regresé al barrio, las avenidas se habían hecho más pequeñas, pero había más coches. Cuando era chico me parecía mucho más grande porque venía de un barrio más pequeño. Ahora me di cuenta del tamaño real de todo, pero seguía existiendo algo de mi esencia”.

En esas calles, los muchachos de la edad de Alejandro Sanz se la pasaban mucho tiempo. No eran los años de las videoconsolas, así que las esquinas eran los rincones para los juegos, los planes, las estrategias de las travesuras. 

“Al ser el músico de la pandilla tenía una especie de salvoconducto. Tenía la guitarra y cantaba. Así me libraba de lo que hay en el barrio. Pero sí existía su punto conflictivo. Todos los barrios lo han tenido. Me intentaba mantener un poco al margen. Sí eramos muy de pintar los nombres de las chicas que no gustaban en los portales, que le sentaba fatal a porteros y vecinos. Luego cantábamos por la noche hasta tan tarde y venía la policía a echarnos. Tampoco hemos cometido tantas travesuras como otros muchos más adultos. (Ríe)”, comenta sobre esos recuerdos que impulsaron estas nuevas piezas de Sanz.

Alejandro Sanz
Foto: EFE

Como anuncia la portada, el nuevo disco es un autorretrato sobre la vida confirmada y el presente asumido, una carrera exitosa, una voz que forma parte de la vida de muchos, letras que acompaña con esos sonidos orgánicos que también le dan la bienvenida a lo que brinda la tecnología. 

Sanz es un álbum que se vincula con temas como “Pisando fuerte”, de ese álbum debut como Alejandro Sanz llamado Viviendo de prisa, publicado hace tres décadas, pero también es un disco que a pesar de su evocación y su revisión de esas raíces, tampoco es prisionero del pasado. 

La obra que presenta es de esas creaciones que surgieron durante la cuarentena por la pandemia, el arte del confinamiento, de esos momentos de incertidumbre. 

“He podido aprovechar este tiempo para hacer el disco que había soñado desde hace tiempo. Cuidar los detalles, la calidad de cada uno de los arreglos. Por ese lado muy bien. No puedo estar más contento”, comenta en el encuentro en el que estuvo El Diario. 

Alejandro Sanz es amable. Saluda por su nombre a cada uno de los periodistas que le hacen preguntas, identificados todos en la sesión de Zoom. “Después de mucho tiempo y años de carrera, te das cuenta de que cuando hay más raíces, tienes más alas. Cuando quieres ser más internacional, más local debes ser. No es que regresé a mi barrio, porque en realidad nunca me fui. Pero después de hacer presentaciones en sitios de nombre y rimbombantes, volver al lugar donde toqué por primera vez, y mostrar ahí mi nuevo trabajo, me parece un acto de poesía, de valentía poética”.

Desde este año Alejandro Sanz tiene su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. También realizó una gira por Estados Unidos. Recuerda que fue en Bogotá, Colombia, donde la pandemia se hizo inevitable. Tenía dos conciertos pautados en el país, pero tuvieron que ser suspendidos. “Tenemos ganas de volver el año que entra y por fin subirnos a esos escenarios. Significa que terminó una etapa muy oscura para todos”.

Pero poco después de eso, se fue a Miami, donde junto con Juanes dio una muestra de lo que se haría costumbre en los meses siguientes: un concierto vía streaming en el que interpretaron canciones de ambos.

A pesar de ese ímpetu, hubo momentos en los que fue difícil seguir. “Lo que más me costó fue ponerme a escribir de nuevo las letras. Hubo una etapa en la que estábamos informándonos demasiado, pendientes de las noticias sobre la pandemia. No estábamos conectados con nosotros mismos. Dejé de leer. Entonces me puse a reconectar, a volver a mis escritores favoritos de los inicios. A partir de entonces comencé a escribir. No sabes lo que es enfrentarse muchas veces a tener la melodía de una canción y tener que ponerle letra”.

Alejandro estrella de la fama
Foto: EFE

Volver a los conciertos

En octubre de este año, cuando Alejandro Sanz retomó los escenarios en Chicago, la primera parada del tour, estaba nervioso. “No sabía si me acordaba cómo se hacía eso de subirse al escenario. Tampoco sabía si el público iba a estar ahí todavía. Fue increíble el reencuentro. Me gusta en lo que me he convertido cuando me miro al espejo”, asegura.

Hay que aclarar que Sanz no levanta la desacertada bandera de que todo pasado fue mejor. Tampoco es que las letras manifiesten la idea, pero musicalmente, el autor español lo deja claro en canciones como “Yo no quiero suerte” o “Iba”, que conviven con otras más afianzadas a sus raíces como “La rosa”.

Es bueno llevarse siempre bien con los recuerdos. Perdonar, olvidar determinadas cosas. No sirve de nada trasladar eso al presente y mucho menos al futuro. La nostalgia no es mala. Creo que lo realmente peligroso es la melancolía, cuando te quedas anclado y no puedes salir de esa sensación. Es muy importante saber de dónde venimos para saber qué somos y hacia dónde queremos viajar, sin permitir que afecte a tu toma de decisiones importantes, especialmente en el presente, que es el tiempo real que existe definitivamente”, dice Alejandro Sanz.

Y detalla: “La pandemia me ha dado la oportunidad de sentarme y perder, entre comillas, todo el tiempo del mundo para hacer el disco que quería, cuidando los detalles, los sonidos, que todas las canciones tengan una sola voz, que los sonidos analógicos y digitales formen una comunión, y que todo ese diga algo al final. Esa es la consecuencia de lo que he ido aprendiendo en este tiempo”.

Se sorprende que después de 30 años, todavía viva experiencias inimaginables, como la estrella en el Paseo de la Fama. “Efectivamente en la vida no se regala nada, pero en la vida todo es posible. Han sido 30 años de muchísimo trabajo. En mis inicios no parábamos. Claro estaba la energía de tener 20 años. Era increíble la capacidad de trabajo, viajar por toda América y Europa, seguir con la misma ilusión. La ilusión y la pasión son los motores de la vida”.

Canción del reencuentro

En Sanz, el cantante comparte créditos autorales con Paco de Lucía y Manuel Alejandro. “Primera vez que grabo una canción que no es mía. Me refiero a la de Manuel Alejandro. Porque la de Paco es a medias, digamos. Manuel Alejandro es mi padrino de nacimiento, y no lo veía desde el bautizo. Hace dos años nos reencontramos. Es uno de los escritores en lengua hispana más grandes. La verdad me dio esta canción, que es una belleza y fue como regalo para nuestro encuentro. No pude menos que meterla en el disco. La ocasión lo merece”, indica sobre “Ya ya te quería”, con la que cierra el álbum. 

“La rosa” es la que comparte créditos con Paco de Lucía, quien falleció en 2014. Solo existía el estribillo y Alejandro Sanz se encargó de sumar estrofas para terminarla. 

El artista repasa las virtudes de la música, que es inagotable. Dice con orgullo que se está haciendo música con las mismas notas desde hace siglos, pero todavía continúa la indagación por experimentar, por darle la vuelta a todo para adentrarse en más. 

“Siempre he intentado hacer algo que sorprenda. Muchos discos han sido controversiales como No es lo mismo o El tren de los momentos. Mucha gente no comprendió que los hiciera, pero creo que son necesarios en la carrera”. 

Alejandro Sanz pide ganarle al miedo, proceso para avanzar y tomar las riendas hacia lo propuesta. “Los sueños pueden ser lo que cada uno quiera. Hay que soñar en grande y siempre soñar con la esperanza de que se cumplirán, pero también son importantes las herramientas. La pasión es el primer aliado que tendrás en la vida para conseguir lo que deseas, luego el esfuerzo. El amor a lo que hagas. Con esas tres cosas y un poquito de suerte, creo que se puede negar absolutamente todo”, remata el cantante.

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