- Expertos aseguraron que el consumo de contenidos sexuales en menores de edad favorece a la desinformación en cuestión de la sexualidad | Foto: EFE
El consumo de pornografía por parte de los niños y adolescentes puede provocar desde el aumento de conductas sexuales de riesgo, hasta la normalización y la práctica de violencias sexuales. Además, podría inducir a problemas en el rendimiento académico, la soledad o el aislamiento, de acuerdo con el Colegio Oficial de Psicología de Madrid y la Agencia Española de Protección de Datos.
“La pornografía como fuente de aprendizaje favorece la desinformación en cuestión de sexualidad”, subraya la institución en un comunicado publicado el lunes 30 de septiembre.
Apuntan que el consumo de estos contenidos en adolescentes se relaciona con un aumento de estereotipos de género, la normalización del sexismo y la imitación de prácticas, creencias y actitudes violentas en la sexualidad.
Asimismo, el colegio aseveró que también se relaciona con el abuso físico y verbal en relaciones de pareja, un mayor uso irresponsable del preservativo, la búsqueda de relaciones sexuales bajo los efectos de sustancias y el consumo de prostitución.
Otros riesgos
La institución adviertió que, por otro lado, la pornografía tambíen tiene impacto en la recolección de datos personales, los cuales tienen valor “para quien quiere localizar menores, acceder a ellos, conocer sus debilidades, volverlos adictos y manipularlos”.
En cuanto a las relaciones de pareja, los investigadores relacionan la pornografía con una sexualidad menos íntima y más impersonal, lo que favorece problemas sexuales en la excitación, el deseo y el orgasmo.
“Daña la autoestima sexual y se relaciona con un sexo menos placentero en la edad adulta”, apunta la investigación.Mencionaron que también es común el “deterioro a nivel neurobiológico”, con afecciones en la corteza prefrontal, el sistema de recompensa, neuronas espejo y diferentes áreas en relación con el control de los impulsos y la toma de decisiones.
En cuanto al rendimiento académico, este se ve afectado ante el uso frecuente de pornografía, ya que se relaciona con un deterioro en la capacidad de atención, memoria procedimental y en la capacidad de organización y planificación.
Por último, el informe hace énfasis en el hecho de que el uso esporádico de los contenidos pornográficos puede convertirse en un “comportamiento adictivo”, caracterizado por tolerancia, dependencia, falta de control, abstinencia, regulación disfuncional de las emociones con la pornografía, conflictos en diferentes áreas de la vida y necesidad de consumo frecuente.
Datos previos sobre la exposición de niños y adolescentes a la pornografía
Desde hace varios años, diversos organización en el mundo han alertado sobre el consumo de pornografía en niños y adolescentes. El Ministerio de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes de España publicó en su página web que 7 de cada 10 adolescentes consumen pornografía de forma regular en ese país.
Precisó que 53,8% de los adolescentes entre 12 y 15 años afirmaron haber visto pornografía por primera vez entre los 6 y 12 años de edad.
En 2023, el Centro Reina Sofía de Fad Juventu en España publicó un estudio en el que reveló al menor 25 % de menores entre 8 y 11 años de edad veían pornografía y 6,5 % antes de los 8 años.
En 2020, otra investigación publicada por la organización Internacional Save The Children reveló que muchos adolescentes en España vieron pornografía por primera vez a los 12 años de edad. De 1.753 de los menores de edad encuestados (entre 13 y 17 años de edad), 68,2 % consumían estos contenidos sexuales de forma frecuente.
Asimismo, 93,9 % confesó que estos materiales los veían en la intimidad a través del teléfono móvil, y que 98,5 % los encontraban de forma gratuita en Internet.