- La iniciativa, llamada taller NEO, busca frenar la contaminación y propone un círculo alternativo para lograr la reutilización de desechos en la ciudad capital
Gabriel Santana y Alberto Alfonzo crearon un centro de reciclaje para el colegio donde estudiaron cuando tenían entre 11 y 12 años de edad. El proyecto tuvo mucho auge, pero sus caminos se separaron una vez se graduaron de bachillerato. 12 años después, luego de una casualidad, son los creadores de una red para generar una cultura vinculada al reciclaje de basura en Venezuela.
Este es el caso del Taller NEO, un proyecto que nació con el objetivo de convertir los plásticos de un solo uso en objetos de valor.
El emprendimiento tiene como misión aliviar la contaminación que se genera por los plásticos en la ciudad de Caracas para contribuir al cuidado del ambiente. Se trata de un programa que promueve una práctica circular, en la que la sociedad tenga conocimiento sobre a dónde llevar sus desechos plásticos y estos puedan tener una segunda vida útil.
¿Por qué macetas recicladas?
La iniciativa comenzó con la idea de elaborar lentes fabricados a partir del plástico azul con el cual se comercializan los discos de Blu-ray. Se inspiraron en emprendimientos similares que funcionan en otras partes del mundo y, para lograrlo, invirtieron un capital personal. Fabricaron los primeros prototipos de lentes, pero para que el negocio fuera sustentable debían buscar nuevas fuentes de ingreso para financiar la producción.
Fue así como surgió la idea de fabricar materos reciclando envases de plástico. La mayoría de los productos plásticos tienen un triángulo con un número que indica el tipo de plástico que es. En el caso del taller NEO, ellos trabajan con los plásticos número 2 y 5, el cual se puede identificar normalmente en la parte de abajo de cada recipiente.
Este plástico es el que se utiliza para la fabricación industrial de envases de mantequilla, recipientes transparentes, así como yogures o natillas, entre otros tipos de productos. Este material se debe limpiar para luego pasar al proceso de trituración. El plástico es desmenuzado para facilitar la fase de unificación que se realiza una vez que el material se derrite.
El plástico derretido cae sobre un molde para darle forma al matero. Gabriel Santana explica que cada matero es único y diferente, pues el patrón de colores cambia en la fabricación de cada pieza.
Santana comenta que la propuesta de elaborar materos se viralizó en muy poco tiempo. El equipo abrió una cuenta de TikTok para difundir la iniciativa y en solo dos meses alcanzaron 40 mil seguidores y 244 mil me gustas en esta red social.
Con este empuje de las redes sociales, Santana menciona que.su objetivo es ampliar la producción próximamente. Desde el inicio del proyecto han procesado entre 200 y 300 kilos de plástico. Ambos emprendedores venezolanos se sienten muy felices de materializar la idea luego de varios altibajos.
“El taller comenzó hace poco, pero nosotros pasamos muchos meses aprendiendo a utilizar las máquinas. Tuvimos muchos tropiezos hasta lograr lo que es hoy el programa y nos sentimos contentos de que haya mucha gente interesada en apoyar la cultura del reciclaje”, indicó Santana.
La cantidad de basura que generan los habitantes de un país o región refleja las condiciones de producción y consumo de la sociedad. En este contexto, cambiar las prácticas de consumo no es una invitación, es una urgencia.
El valor de las alianzas para multiplicar el alcance del proyecto
El taller tiene varios ejes u objetivos para atender o sobrellevar la problemática del consumo de plástico. Uno de ellos es promocionar la cultura del reciclaje de plásticos resaltando el valor del cuidado del medio ambiente. El otro, fomentar una idea de negocio sostenible y que tenga impacto social: la idea es que el proyecto se pueda replicar en comunidades o universidades con la meta de generar una fuente de ingreso.
Otro propósito es reducir la generación de residuos, mediante la promoción del manejo consciente de los plásticos. El taller propone pasar de una economía lineal de producción, consumo, descarte, a otra en la que los desechos de un ciclo sean valorizados por el consumidor. Pero, a juicio de los fundadores del taller NEO, nada de eso es posible sin las alianzas.
Alberto Alfonzo, cofundador del taller NEO, refiere que el programa comenzó apoyándose en las donaciones de plástico, pero la idea de negocio no resultó sostenible con el tiempo. Comenta que fue necesario establecer alianzas con empresas privadas que se dedican al reciclaje industrial en Caracas. De allí adquieren tapas de plástico, envases y material de colores específicos indispensables para la elaboración de los materos.
Y es que darle una segunda vida a un objeto, a juicio de Alfonzo, comprende un proceso complejo que requiere inversión, tiempo, equipos y experiencia.
Esto ocurre debido a que existen deficiencias en cuanto a la infraestructura, logística y comercialización de materiales reciclados que dificultan el reaprovechamiento de materiales. A esto se le suman motivos económicos (en muchos casos, los materiales reciclados tienen un precio similar a los materiales vírgenes), y un alto grado de informalización en la actividad de reciclado.
Para sobrellevar estos retos, desde el taller NEO apuestan que la sociedad y las empresas privadas se unan para trabajar en conjunto a favor del medio ambiente. Comprar, usar, tirar y de nuevo comprar es un ciclo que se repite infinitamente y tiene impactos ambientales nocivos para el planeta. Al reutilizar el plástico, las personas contribuyen con el consumo responsable y necesario para frenar este ciclo de contaminación.
Un proyecto para todos
Santana explica que, gracias al trabajo de concientización en algunas zonas de Caracas, muchos vecinos se han acercado a la sede del taller NEO, en Los Chorros, para entregar artículos de plástico para que pueda ser reciclado.
El programa está abierto para cualquier persona que desee apoyar, ya sea con plástico reciclado, o que tenga el interés de aprender el manejo y las prácticas para realizar el reciclado. En los objetivos también está previsto que la sede del programa se transforme en un punto de recolección de plásticos de manera permanente en la ciudad. Esto debido a que existe mucha desinformación o desconocimiento en cuánto a cómo hacer reciclaje y a dónde llevarlo.
Además de valorizar los residuos reciclables y el trabajo de los recolectores, Abuela Naturaleza y cooperativas como Nueva Mente buscan educar a la sociedad, en particular a las futuras generaciones, para reformular su relación con la basura y los reciclables.
“Creemos que esta actividad es para todo el mundo. El reciclaje puede abrir muchas puertas y es una fuente de trabajo que puede servir de ingreso para los venezolanos. Es momento de darle el valor al desecho, y que sepan que de eso pueden surgir oficios para toda la vida que los enriquezcan no solo a ellos, sino también al mundo”, concluyó Santana.