- Los internacionalistas Iván Rojas, Eloy Torres, Luis Peche y Luis Angarita hicieron para El Diario una lista de tres líderes o grupos políticos, respectivamente, que peor se desempeñaron durante este año
2021 fue un año difícil para muchas democracias del mundo. Desde Asia y Medio Oriente, hasta Latinoamérica, varios líderes y grupos políticos socavaron las instituciones del Estado o se vieron superados por la crisis económica y del covid-19. En otros países, en cambio, varias dictaduras se aferraron al poder gracias a otra oleada de represión, encarcelamientos y violaciones de derechos humanos. Todos ellos fueron los peores líderes y perdedores que dejó la política internacional durante este año.
En entrevista con El Diario, los internacionalistas Iván Rojas, Eloy Torres, Luis Peche y Luis Angarita hicieron una lista de tres líderes o grupos políticos, respectivamente, que peor se desempeñaron durante este año. Estos son los resultados:
1. Iván Rojas:
Narendra Modi
El primer ministro de India, Narendra Modi, tiene amplio apoyo popular y su partido domina el Parlamento, lo que le ha permitido gobernar con comodidad y hace aún más grave la cantidad de frentes que el líder nacionalista tiene en llamas.
Durante 2021 tuvo que darle vuelta atrás a su controversial reforma agraria, después de meses de protestas por parte de grupos campesinos. Su también controversial cambio de estatus a la región de Cachemira en 2019 siguió siendo un tema contencioso en 2021 y sus reuniones con la alianza política de la región no fueron efectivas.
Pero el mayor fracaso del gobernante indio este año ha sido su continuada mala respuesta a la pandemia del covid-19. Tanto en el frente económico como en el de salud India ha tenido un estrepitoso fracaso, con más de 450 mil fallecidos y una insuficiente recuperación económica respecto a lo que era necesario para poner la economía en movimiento después de 2020.
Boyko Borisov
El ahora ex primer ministro de Bulgaria no duró hasta la mitad del año, y a pesar de que el Estado del este de Europa ha tenido dos elecciones más, no pudo volver al poder. Con la peor reacción frente al covid-19 en toda la Unión Europea, con el porcentaje más alto de muertes con relación a la población, y la tasa de vacunación más baja, el gobierno búlgaro ha fallado estrepitosamente en comunicar a los ciudadanos la importancia de las vacunas, dejando su mensaje perderse en un mar de desinformación y desconfianza hacia las autoridades.
Por si no fuese suficiente, una vez fuera del poder, el nuevo gobierno (que no duró tampoco todo el año) desenterró muchas irregularidades y potenciales casos de corrupción en el gobierno de Borisov. En este contexto tan negativo la táctica electoral con la cual el ex primer ministro trató (y falló) en recuperar el poder, fue hacer declaraciones cada vez más incendiarias, dudar de la integridad del sistema electoral y en general manchar aún más su ya golpeado legado.
Alberto Fernández
La economía argentina por momentos parece una máquina del tiempo para venezolanos, reflejando muchos males con los que Venezuela está íntimamente relacionada, como un mercado negro de divisas, alta inflación y crecimiento de la burocracia en detrimento de las libertades económicas y empresariales.
En medio de este panorama interno, Fernández ha conducido a su vez una política exterior desorientada, huérfana de objetivos claros y que no ha ayudado al Estado a navegar las inciertas aguas de los últimos dos años, además de buscarse dentro y fuera del país controversias innecesarias con declaraciones y comentarios fuera de lugar, que ni siquiera pueden achacarse a alguna estrategia de consolidación de bases como las que le funcionaron a presidentes como Jair Bolsonaro o Donald Trump.
Para rematar, al presidente de Argentina se lo ve inefectivo como líder político también desde lo partidista. A pesar de ser la supuesta cabeza de un movimiento político histórico como el peronismo, no lo comanda, no lo organiza ni lo inspira. En 2021 el peronismo perdió por primera vez el control del Senado desde el inicio de la era democrática hace casi 40 años, además de perder también el control de la Cámara de Diputados.
2. Eloy Torres Román:
Kim Jong Un
Un individuo que resulta de la axiología asiática, mezclada con las enseñanzas de su padre y su abuelo (ambos tiranos despiadados). Es una vergüenza lo que el mundo experimenta cuando se observa, en pleno siglo XXI, que nos topamos con la más clara expresión del despotismo asiático, anclado en una mentalidad feudal, mezclada con retazos de una mala interpretación de textos, supuestamente marxistas. Una familia que se ha apoderado de los destinos de un pueblo que sufre, sufrió y seguirá sufriendo, mientras dure en el poder ese clan familiar, el cual se esconde en la geopolítica (china y rusa) para usufructuar del poder.
Es un heredero de su padre y abuelo; es un despiadado espécimen que detenta el poder para validar una visión occidental. Sus aliados, justamente, son los actores internacionales que promueven la feudalización de las relaciones internacionales. Ellos no aceptan la realidad construida por Occidente de ser garantes en el respeto de los derechos humanos, por ejemplo, porque ellos consideran que son soberanos y que nadie puede inmiscuirse en sus asuntos internos. Es una prédica que abrazan todos los gobiernos dictatoriales y autoritarios.
En el caso coreano es mucho más grave, pues actúan con una desfachatez que raya en lo absurdo. Nadie está a salvo de las garras internas de este déspota asiático. En consecuencia es el peor de todos los actores internacionales que se mueven al compás de la música autoritaria.
Miguel Díaz Canel
Es un mal heredero de la envejecida, como corrupta nomenclatura comunista y militar de Cuba. Sin el carisma, inteligencia y cultura del dictador Fidel Castro, como tampoco sin la capacidad organizativa de Raúl, hermano del anterior.
Miguel Díaz Canel es un hombre a quien no le cierra la guayabera, como escribió la periodista cubana Yohani Sanchez, pero que tampoco puede cerrar las esperanzas del pueblo cubano. Durante la crisis frente a los manifestantes opositores, mostró su escasa calidad humana. Esa crisis que sacudió a Cuba, estalló por su mal manejo de la realidad. Son más de 62 años de sacrificio, hambre y miserias.
Como líder emergente, en lugar de introducir cambios, aunque fueran “gattopardianos”, se lanzó a disfrutar de las mieles del poder, para lo cual articuló (¿o le articularon?) un discurso que garantizara continuidad a esos 62 años de miseria y hambre de la revolución cubana. Él le niega al cubano de a pie su derecho a protestar. Tratamos de imaginar qué pensarán Roberto Robaina, Carlos Lage y Felipe Pérez Roque, quienes fueron dirigentes formados e inteligentes, y hoy se encuentran fuera del escenario principal y quienes sí supieron demostrar cómo y por dónde “le entra el agua al coco”.
Una vergüenza ver a los hijos, nietos de estos miembros de la élite dirigente, la cual todo estos años embaucaron a una sociedad y al mundo entero, con el cuento del “David contra Goliat”, del “bloqueo” y tantas míticas expresiones con las cuales adormecieron a los cubanos y otros tantos miles de no cubanos, mientras disfrutaban de una escandalosa riqueza. Este es un gobernante de lo peor y más bajo, como dicen en Perú.
Daniel Ortega
Un hombre que vino a Venezuela a insultar a los venezolanos no puede ser tratado con respeto; por el contrario, debe ser calificado como el peor de los presidentes del hemisferio. Sus últimas actuaciones reflejan estar, seguramente, impregnadas por los efluvios etílicos.
Si Kim Jong Un es peor que su abuelo y que su padre: y Díaz Canel es peor que Fulgencio Batista, que Fidel y Raúl; Ortega es peor que Somoza. Lo superó en la violencia contra los opositores, incluso de aquellos que fueron militantes del movimiento sandinista que derrocó al sátrapa. No es casual que en Managua se diga: ¡Ortega y Somoza es la misma cosa!
Los tres son el epítome del movimiento que se esparce por el mundo, en este caso, por América Latina y por nuestro país, para validar los valores antioccidentales de desprecio por la democracia y el respeto a los derechos humanos. Está planteada que la valoración de los hombres en el poder se debe efectuar a partir de respeto a los valores que se estimularon durante el Siglo de las Luces. Aquellos gobiernos que no respeten los derechos humanos y la democracia son los peores gobiernos de este 2021 y los que seguirán también.
3. Luis Peche
El conservadurismo occidental
Fue un año fatal para los defensores del conservadurismo en Occidente. Iniciando con los lamentables hechos impulsados por Donald Trump en su toma del capitolio comenzando el año, pasando por las duras derrotas de Keiko Fujimori en Perú, del Partido Socialcristiano alemán y el más reciente revés de José Antonio Kast en Chile, los movimientos conservaduristas se vieron completamente superados como opciones de poder para los votantes del hemisferio.
Pese a que hay claras diferencias en las coyunturas específicas de cada país, sí es cierto que parece haber una tendencia al rechazo de los movimientos conservadores en los votantes que decidieron las elecciones de este año. Bien sea el Partido Demócrata, los socialdemócratas alemanes, el frente izquierdista peruano o chileno, quienes defienden esta corriente política deben revisar las razones de sus derrotas para reajustar sus estrategias futuras. Este no fue su año.
Los procesos democráticos emergentes
Seis golpes de Estado se ejecutaron en el continente africano en 2021. Sudán, Malí, Guinea y Chad son los cuatro países que hoy tienen flamantes gobiernos dictatoriales provenientes de ataques contra las autoridades establecidas en estos países. Dos intentonas, una previa al golpe exitoso en Sudán y otro en Níger, muestran el convulso estado de este continente que se ha agravado por los problemas asociados a la pandemia.
António Guterres llegó a calificar esta situación como una “epidemia”, y la verdad es que el Secretario General de la ONU parece tener razón. Mientras en África se desarrollaba la situación descrita, en Birmania vimos a principios de año como una junta militar que defenestraba a la ganadora del Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi y se instalaba en el poder.
No en vano el prestigioso Instituto V-Dem de la Universidad de Gotemburgo decidió titular su informe anual de democracia bajo la premisa “La autocratización se vuelve viral”. En su estudio, los académicos muestran el claro declive de las democracias en muchas regiones del mundo, tendencia que se mantuvo a lo largo de 2021.
Alberto Fernández
El mandatario argentino no pareció aprovechar la llamada “ola rosa” de la región. En medio de escándalos por su manejo de la crisis sanitaria ocasionada por la pandemia y de la deteriorada situación económica del país, Fernández obtuvo el peor resultado para el peronismo en un proceso de elecciones parlamentarias desde el comienzo de la era democrática.
Con este resultado adverso, el mandatario quedó “en jaque” a lo interno del Frente de Todos, con una Cristina Fernández que lo obligó a hacer cambios profundos en su gabinete.
Mucho tendrá que cambiar Alberto Fernández para revertir este adverso panorama que enfrenta, tomando en cuenta la popularidad de sus opciones opositoras, desde la plataforma moderada Juntos por el Cambio hasta las nuevas tendencias más radicales representadas por Javier Milei y su nuevo partido político “La Libertad Avanza”.
4. Luis Angarita:
Nayib Bukele
En el transcurso de su mandato, el presidente salvadoreño ha venido enfrentando luchas políticas internas que ponen a prueba su talante y su respeto por las instituciones democráticas de su país. Medidas en contra de los medios de comunicación, en contra del Parlamento y, por último, el control del sistema judicial, han puesto las alarmas en todo el mundo sobre las derivas autoritarias que representan estas medidas.
Los señalamientos de los distintos líderes mundiales no se han hecho esperar y han sido contestados de una manera muy sarcástica escribiendo a través de sus redes sociales “Bukele: el dictador más cool del mundo”.
Más allá de las medidas de modernización como incluir el bitcoin como moneda de circulación, o su dinamismo en redes sociales, este líder centroamericano está recorriendo el camino que socava las bases de cualquier sistema democrático, como los son la separación de poderes y la libertad de prensa.
El talibán
Este grupo extremista retoma el poder de una manera y con una velocidad que ha sorprendido a todo el mundo. Si bien una de las cosas que más puede impresionar es que, después de más de 20 años de presencia de fuerzas de paz en territorio afgano no se haya podido establecer las bases mínimas para el establecimiento de un gobierno que reúna las distintas corrientes políticas del país, la verdad es que Afganistán ha perdurado en los últimos 40 años como un territorio ingobernable.
Con la retirada de las fuerzas militares de Estados Unidos de país del centro de Asia, se deja casi a la suerte a toda la población multiétnica afgana, y pasa a ser dominada por el grupo más conservador de los sunitas, que, en su interpretación de las escrituras, pretenden volver a criterios medievales, lejanos del respeto a los derechos humanos o del rol de la mujer en sociedad.
Lo cierto es que el fin de la guerra civil impone un grupo radical, que es incómodo a la sociedad internacional, que dista de los criterios de un Estado moderno con separación de poderes y Estado de derecho, y que hunde a su sociedad en un oscurantismo religioso con graves amenazas a los derechos fundamentales de las personas, desde el derecho a la educación hasta el derecho a la vida.
Kyrie Irving
A pesar de no ser una figura predominantemente política, la capacidad de influencia y las posturas públicas de este destacado basquetbolista norteamericano han llenado de titulares los principales medios de comunicación en todo el mundo.
Y es que la estrella de los Brooklyn Nets, de la NBA, ha dado de qué hablar al negarse a aplicarse vacunas, por ser un destacado miembro del movimiento antivacunas y de otras teorías conspirativas como los llamados “terraplanistas”, a pesar de cualquier evidencia científica.
El carácter de líder negativo en Irving se destaca al ser, a su vez, vicepresidente del sindicato de jugadores de la NBA y un referente para generaciones de jóvenes que ven en los deportistas destacados como el mismo Irving, un ejemplo a seguir.