- Al teatro también le cayó el diluvio del Covid-19 en sus tablas. Ha tenido que agarrar el salvavidas de Zoom para continuar con su noble labor de entretener y de continuar puliendo las obras a través de ensayos digitales desde casa
Se acerca la hora del ensayo, ya no toca desplazarse al teatro, ahora se trata de buscar el ID y la contraseña de la reunión que agendó el productor por Zoom. También toca rezar con que la conexión de Internet se mantenga estable durante el tiempo pautado.
Poco a poco comienza a entrar el elenco de “Corazones de hielo” del Grupo de Teatro Colibrí al ensayo digital. Su director, José Manuel Ascensao, los saluda y les anuncia que la próxima semana culminará el periodo de ensayos digitales que iniciaron debido al Covid-19.
Ascensao contó en entrevista para El Diario tuvo que tomar esta medida para no perder el arduo trabajo que estuvieron haciendo meses atrás. “Corazones de hielo” se iba a estrenar el 14 de marzo en el teatro Escena 8, pero el Estado venezolano anunció que iba a implementar la cuarentena como medida de prevención contra la pandemia.
La obra está inspirada en la película de Disney, Frozen II. En las tablas se contará como la reina Elsa y su hermana Anna descubren más secretos sobre su familia.
Desde entonces, el fichaje artístico ha estado ensayando a través de Zoom. Esta obra está conformada por un elenco infantil compuesto por niños y adolescentes y varios actores invitados. El Grupo de Teatro Colibrí imparte talleres para formar actores y actrices desde muy pequeños, donde se les enseña las herramientas de actuación, canto y baile para luego llevar a cabo un montaje escénico.
“Corazones de hielo” tiene cinco elencos, 15 actores por presentación. En cada sesión de Zoom, Ascensao, junto a su asistente Jhonathan Romero, repasan durante una hora y media de tres a cuatro escenas con el fichaje que se convocó.
La aplicación de Zoom desde una laptop o computador de escritorio se divide en pequeñas pantallas, donde cada uno tiene la cámara encendida, y con el micrófono en silencio mientras el director da las indicaciones. Ascensao anuncia las escenas que ensayarán, y el asistente de dirección previene a los actores que deberán entrar en acción en las tablas digitales.
“1, 2, 3, ¡Acción!”, es la señal para arrancar con el ensayo.
Las escenas se pudieron desenvolver con fluidez, porque la conexión a Internet se mantuvo estable. Cuando el personaje entraba en acción, su recuadro se coloreaba de amarillo y verde, que luego saltaba a la siguiente casilla por el micrófono abierto del otro.
Antes de comenzar los ensayos digitales, Ascensao le dijo a su joven elenco que debían recitar sus textos observando la cámara, que el rostro debía estar visible en el espacio, para que pudieran ver cómo iban cambiando sus facciones a medida que interpretaban sus personajes. Ya que en lugar de tener un público de carne y hueso, les tocaría tener el lente de un computador o un celular como espectador directo.
Así lo hicieron, siguieron las instrucciones del director. Se sabían el libreto de memoria, los niños y jóvenes se metían en sus personajes y no le perdían trazo a la cámara para que el ensayo fluyera.
Si el Internet les jugaba una trastada, salía Jonathan y el mismo Ascensao a tomar los roles de los actores que se habían desconectado de la sesión, para que el ensayo pudiera continuar.
También ayudó Isabella García-Ramos, una de las actrices invitadas. Ella se unió a Colibrí cuando tenía 12 años, ahora con 22 años, se ha presentado en más de diez obras, ha escrito tres y dos han sido montadas: “Prohibidos”, dirigida por Ascensao con el taller juvenil de Colibrí y “Knoche: El doctor que venció la muerte”, con la Asociación Cultural Humboldt bajo la dirección de Vilma Ramia y con las actuaciones de Gerardo Soto, Sandra Yajure, Silvia De Abreu y Edisson Spinetti.
La actriz jamás se imaginó que en algún momento de su carrera le tocaría ensayar de esa manera. Nunca pensó que Zoom serviría como una herramienta para enseñar actuación.
En ese punto también coincide José Manuel Ascensao, quien tampoco pensó verse sumergido en esas aguas digitales, pero ha visto cómo esta plataforma ha ayudado en el desempeño de sus estudiantes.
Ha visto este proceso muy fructífero, “hemos tenido la oportunidad de poder trabajar de manera más personalizada con cada uno y de mejorar sus habilidades(…) también se ha podido cultivar mejor la disciplina, generando más concentración en el momento de actuar”.
Ascensao ha visto los beneficios que le ha traído Zoom, lo considera un sistema interesante para dar clases y también una manera de internacionalizar el trabajo del Grupo de Teatro Colibrí. Sin embargo, “nuestro objetivo es regresar al teatro”.
Por eso, el director reveló que el teatro Escena 8 se encuentra en proceso de reestructuración de la sede para acondicionarla con las medidas necesarias para que tanto el público como el equipo artístico puedan asistir . La idea es que siga experimentando la magia del teatro.
Adaptar la magia para el lente de una cámara
Un espectáculo de magia, como una obra de teatro, tiene como ingrediente indispensable al público. Así como el resto de las artes escénicas ha tenido que reinventarse durante la pandemia, los magos también se sumaron a ese reto digital.
Rafael Gorrochotegui es mago y es el campeón latinoamericano de magia. A los 14 años comenzó su formación como mago en el McBride & Mistery School en Las Vegas, Estados Unidos. También es actor de teatro y con eso ha logrado combinar esas disciplinas artísticas para sacar lo mejor de ambas. Su participación más reciente en las tablas fue en la adaptación de Macbeth, del dramaturgo William Shakespeare, en la Asociación Cultural Humboldt y en el Festival de Jóvenes Directores del Trasnocho Cultural en la obra “Las Sillas”.
Marzo era el mes de Gorrochotegui para arrancar nuevamente sus presentaciones como mago, pero el Covid-19 cambió sus planes.
¿Cómo ha sido adaptar tu rutina al formato digital?
—Ha sido complejo, porque la magia como arte escénica no está destinada a ser digital.
El mago argumentó que a pesar de que la sociedad esté acostumbrada a ver programas de TV o series donde aparece la magia, existe un pequeño detalle: a través de la pantalla vemos la reacción de la persona por el acto, no se vive de manera directa, todo lo observamos mediante la cámara.
Antes de la pandemia, ya las redes sociales eran utilizadas como la tarjeta de presentación de muchos artistas, pero Gorrochotegui reconoció que ha sido un poco tímido para mostrar su talento a través de esta herramienta.
Si se busca en YouTube, el buscador arrojará pocos videos del mago, en Instagram son contados las publicaciones que subió y en la plataforma TikTok solo cuenta con un video publicado. Pero el joven explicó la razón de la aparición leve en el mundo digital: “cuando la gente ve la magia a través de un video es como un rompecabezas, porque tienen la opción de rebobinarlo y así enfocarse nada más en el método que se utilizó y eso rompe la magia”.
El reto que tuvo el artista para entrar al mundo digital con éxito fue saber elegir dentro de su repertorio qué podía ser interactivo dentro de la plataforma de Zoom, siempre que el público entendiera lo que estaba pasando.
—La clave estuvo en comprender que me estaba relacionado con el público a través de la cámara, con el único espectador que tenía en frente.
Para la creación de su espectáculo digital tuvo la ventaja de ser comunicador social, las nociones sobre el manejo de los planos en TV como cine le sirvieron para seleccionar los actos que podían migrar a Zoom.
El artista explicó que no todas las rutinas eran aptas para una plataforma digital, habló sobre el caso de la magia de las cartas, que es “muy complicada hacerla a través de una cámara, porque es un elemento que está destinado a ser horizontal”.
Así pudo llegar “Encuentro con el gran misterio”, su primer espectáculo digital, que fue estrenada el 9 y 10 de mayo, pero que volverá el 31 de mayo y 7 de junio por Zoom. El mago confesó que al principio del show se sintió un poco extraño porque no tenía a nadie enfrente, solo el lente de una cámara.
—El principal feedback de las artes escénicas está en el público. Tú les envías energía y ellos te la remiten. Se da como una ola que va y viene, que puedes hasta sentirla aunque los espectadores no estén aplaudiendo, puedes percibir que tienes su atención.
Fue una sensación extraña para el mago no poder ver la reacción inmediata del público, ya que algunos tenían problemas con la conexión de Internet. Sin embargo, se encargó de configurar que todos los micrófonos de sus espectadores fueran silenciados y para identificar los aplausos le pidió al público que escribieran en el chat el número 13. Si querían prender la cámara debían agitar las manos.
De por sí la dinámica de la magia implica conexión con los espectadores, y en el mundo digital requería de más energía para mantener la atención de todos. El mago dijo que trabajar para ese público fue conocer a un target distinto: “son personas que están adoptando una manera diferente de consumir entretenimiento”.
Los considera como los “adaptadores iniciales” de cómo será la nueva realidad que tendrán los artistas para presentarse. Para él, Zoom llegó para quedarse en las tablas como un recurso más dentro de las artes escénicas.
Este artículo de El Diario fue editado por: Genésis Herrera| José Gregorio Silva.